Después de un fatídico error, un asesino se enfrenta a sus jefes y a sí mismo en una persecución internacional que, según él, no es personal.
La nueva película de David Fincher, The Killer, recuerda su adaptación de "Fight Club", permitiendo al público participar en el monólogo interno de un personaje principal anónimo. En franca voz en off, el asesino titular (Michael Fassbender), relaciona pensamientos que van desde citas para vivir (algunas con atribución, otras con autores olvidados) hasta tácticas centradas en el trabajo y el mantra que mantiene su concentración a lo asignado. "Apegarse al plan. No confíes en nadie. Anticípate, no improvises. Pelea sólo la batalla por la que te pagan”. Habla de lo que llama “el vacío de la vida” y de cómo su capacidad para reconocerlo lo distingue: no entre muchos, sino entre unos pocos.
Sin embargo, a su manera aparentemente intocable, es parte de un grupo aún más exclusivo: es el único, y algo en eso siempre está listo para ser agrietado y roto por el destino. "The Killer" es un increíble regreso para Fincher, quien ha hecho de este tipo de historias en el pasado, pero con esta película, deja al descubierto de manera experta cómo la intocabilidad es desmantelada por la emoción, y cómo eso puede forzar incluso a los más calculados a una búsqueda de una especie de absolución, incluso sangrienta.
El personaje de Fassbender es resueltamente bueno en su trabajo, preciso en todos los aspectos que harían a cualquiera capaz de la compartimentación emocional necesaria para ser un asesino de primer nivel. A pesar de ser un destructor de mundos, el asesino es, al menos, sincero en sus pensamientos y permite que el público lo apoye como un protagonista complicado. Lo encontramos vigilando meticulosamente, haciendo yoga al estilo Patrick Bateman en un escondite abandonado disfrazado de WeWork parisino. Cuando una tarea común y corriente sale mal, se ve obligado a ajustar sus métodos, elaborar un plan para salvarse a sí mismo y obtener una venganza satisfactoria de la única manera que sabe.
El guión de Andrew Kevin Walker, basado en la serie de novelas gráficas francesas de Alexis “Matz” Nolent, logra el tono adecuado, dándole al asesino tanto interioridad como un deseo imperioso de mantener el control de sus circunstancias. El trabajo de Walker incluso aporta un sentido de humanidad al personaje con pequeños relatos dentro de los monólogos del asesino: pequeños momentos en los que vemos que su vida emocional es tan rica como la nuestra.
Fassbender es inteligente y elegante en el papel, brindándonos una actuación silenciosa pero importante que se apoya en las necesidades del lobo solitario de esta perversa línea de trabajo. Por momentos, parece alguien a quien podríamos encontrar simpático si lo encontráramos en la calle; en otros momentos, su brutalidad despiadada está a la vista. Tilda Swinton tiene un pequeño papel en la película, pero no obstante es fundamental, y encarna perfectamente las cualidades de una persona sabia y experimentada pero resignada; es un placer verla aparecer en esta historia, aunque sea solo en una escena. Otra aparición breve pero dulce en The Killer proviene de una fuente menos probable: la periodista de la BBC Fiona Bruce, un casting interesante pero bueno. Su actuación es natural y matizada durante los pocos minutos que pasamos con ella.
Naturalmente, la película está llena de asesinatos, pero cuando los asesinatos aumentan (y lo hacen, precisamente en Florida), la escena de la gran pelea es una alegría. Puede sonar morboso, pero la escena está impecablemente coreografiada, cortada y editada, hasta el punto en que es imposible verla. La violencia es cautivadora, lo que podría decir mucho sobre la sociedad, pero Fincher capitaliza nuestras inclinaciones, incluso las sangrientas, de manera similar a como lo hizo en Fight Club.
Al final de la grandilocuente odisea de Fincher, el asesino nos admite algo. Si nosotros también podemos ver el vacío, entonces tal vez todos seamos en realidad sólo uno de los muchos, y tal vez, sólo tal vez, seamos como él. Es un momento final conmovedor y una inversión de su filosofía original que nos dice algo crucial sobre este personaje: en última instancia, siempre quiso ser uno de los muchos, una de las personas que pueden deshacerse de la piel en la que viven y encontrar algún tipo de paz dentro de ese vacío. Con el final que Fincher y Walker le dan al asesino titular, lleno de satisfacción y una calma profética después de la tormenta, parece que pudo haber cumplido su deseo. ¿En cuanto a nosotros? Nos quedamos repitiendo sus mantras, analizando su trabajo y, al menos en mi caso, con ganas de presionar la repetición de todo el maldito asunto.
La duodécima película del legendario director David Fincher, The Killer, es un regreso a la forma que deja al descubierto cómo las emociones pueden estropear la intocabilidad y convertirla en un impulso fundamental de venganza. Combinando un guión ajustado y efectivo de Andrew Kevin Walker, interpretaciones inteligentes de Michael Fassbender y Tilda Swinton y una edición ingeniosa, esta odisea de asesinos es algo que querrás ver una y otra vez.
Título en español: El Asesino
Ficha técnica
Dirección: David Fincher
Producción: William Doyle, Peter Mavromates, Ceán Chaffin
Guion: Andrew Kevin Walker
Basada en The Killer de Alexis Nolent y Luc Jacamon
Música: Trent Reznor, Atticus Ross
Cinematografía: Erik Messerschmidt
Montaje: Kirk Baxter
Reparto: Michael Fassbender, Arliss Howard, Charles Parnell, Kerry O'Malley, Sala Baker, Sophie Charlotte, Tilda Swinton
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