martes, 30 de julio de 2019

Crítica Cinéfila: Crawl

Una mujer (Kaya Scodelario) lucha por salvar a su padre cuando se produce en Florida un huracán de categoria 5. Sin embargo, mientras ambos tratan de huir, la tormenta les deja encerrados detro de una casa que se inunda y en la que tendrán que hacer frente a una legión de salvajes depredadores.



Por más monstruos que se inventen en las películas de fantasía y ciencia ficción, no habrá uno que aterrorice más que los que ya existen en nuestro mundo: los verdaderos depredadores. El cine ya se ha empapado lo suficiente sobre estas criaturas, desde pirañas hasta tiburones gigantescos, pero es difícil que sorprendan con una buena película de este tipo. Difícil... pero no imposible. De vez en cuando lo logran. Como la sorpresa de este mes.

Crawl de Alexandre Aja es más que una película sobre una joven atrapada en una casa donde las tuberías le han permitido a varios caimanes asentuarse en medio de un huracán: es un grito de gloriosa desesperación existencial. Tanto sale mal para el protagonista en el transcurso de esta película de terror que eleva la película por encima de sus orígenes de género y la transforma en un drama familiar psicológico y sobrevivencia.

La película es protagonizada por Kaya Scodelario como Haley, un estudiante universitaria y nadadora competitivo cuyo padre ha desaparecido en el inicio de un huracán de categoría 5. Haley se adentra en la tormenta, solo para encontrar a su padre Dave (Barry Pepper) en las alcantarillas debajo de su casa con una gigantesca mordida en su hombro.

Cuando Haley intenta arrastrar a su padre a un lugar seguro, y cuando los vientos se levantan y los niveles de agua suben a su alrededor, es atacada por un cocodrilo, que bloquea por completo su escape. Se necesita todo el esfuerzo y la creatividad que puedan reunir para encontrar una forma de evitar a la bestia, pero tan pronto como lo hacen, descubren que es toda una manada de cocodrilos, mientras todo el pueblo se inunda.


Aun así, es una premisa tan increíblemente delgada que es casi difícil imaginar que haya suficiente material para una película completa, pero Aja, trabajando a partir de un hábil guión de Michael & Shawn Rasmussen, encuentra una enorme cantidad de formas de hacer Crawl más complicado en cada vuelta. No pasa nada en el transcurso de esta película que salga bien, y cada vez que Haley y Dave pueden cambiar de posición, pedir ayuda o comunicarse con sus teléfonos celulares, sucede algo completamente inesperado y horrible, y hace que su situación ya sea imposible.

El hecho de hacerlo en medio de un huracán y dentro de un único escenario hace que el terror se retenga, y aunque parecería simplista, en realidad logra ese miedo de que uno no está a salvo ni dentro de su propia casa. Pero mientras más avanza la película, también uno se da cuenta de que las complicaciones aumentan a medida que se le limita las soluciones  a los protagonistas.

Crawl evoca la misma sensación de desesperanza que las mejores películas de Sam Raimi, así que tiene sentido que él también sea el productor de la película. El mismo suspenso enloquecedor que se construyó hasta que finalmente volvió loco a Ash Williams en The Evil Dead 2 se puede sentir en la última película de Aja. No será tan violentamente sorprendente, pero tiene el mismo sentido del humor retorcido, como si los cineastas se rieran cada vez que se les ocurrió una nueva forma de arruinar los planes de Haley y Dave.

Por supuesto, para hacer espacio para esa intensidad cruda y nerviosa de la risa, los cineastas también quitaron la grasa narrativa de Crawl hasta que, francamente, no quedaba mucho. El conflicto entre Haley y Dave es increíblemente frágil y fácil de resolver, pero si esta película estuviera llena de subtramas y matices, entonces el sensacionalismo probablemente no se hubiera encontrado. Es un ejemplo interesante de un "defecto" de narración aparentemente obvio que en realidad mejora toda la experiencia.


Barry Pepper ofrece un excelente y noble desempeño como un fallido esposo y padre que, francamente, ni siquiera siente que valga la pena salvarlo. Pero esta es la película de Kaya Scodelario, captando la atención de la audiencia y nunca la abandona. Es una intérprete magnética por naturaleza, y una vez que se siente atraída por su interpretación carismática y creíble, ella adquiere sutileza y determinación de profundidades inesperadas. En el papel, su personaje parece simplista, pero Scodelario convierte a Haley en un héroe de terror inspirador. Haley es fantástica porque no solo lucha contra los elementos, y no solo lucha contra las bestias devoradoras de hombres, sino porque lucha contra un mundo entero que quiere destruirla activamente.

Ver Crawl es como ver a alguien luchar contra la personificación de la muerte en las películas de Final Destination. Las probabilidades son espectacularmente contra ellos y, sin embargo, de alguna manera, a través de su fuerza de convicción, por lo menos, creemos que Haley podría tener una oportunidad.

Crawl no es solo una película fantástica. Si lo miras de la manera correcta, es realmente inspirador. Pero al final, sea cual sea el significado, puedes rastrearlo, Crawl es innegablemente también una película de caimán asesina con ambiciones muy modestas. Es una de las películas de género más inesperadas y satisfactorias del año.


viernes, 26 de julio de 2019

Crítica Cinéfila: Yesterday

Un músico que lucha por abrirse camino se da cuenta de que es la única persona en el mundo capaz de recordar a los Beatles.



¿Les ha pasado que a veces hablan de cosas que ustedes saben que son reales, pero los demás actúan como si eso no existiese? Para Jack, despertarse un día y enterarse de que los Beatles nunca existieron es un sueño hecho realidad y una tortura interna a la vez. 

No importa si creciste con su música o no, un mundo sin los Beatles suena a un mundo sin sol ni cielos soleados. Son una base tan firme en la música occidental como Beethoven o Mozart. Por eso, la premisa de Yesterday podría ser una especie de pesadilla distópica: un día después de que se corta el poder en todo el mundo, un músico que lucha por darse a conocer en la industria se da cuenta de que es la única persona que recuerda a los Beatles. 

Esta película, dirigida por Danny Boyle y el guionista Richard Curtis, parece una especie de sueño efervescente que podría ocurrir en una playa con demasiado vino y Abbey Road en rotación, un agradable homenaje a la impronta cultural de los Beatles, y una celebración de John, Paul, George y Ringo, cuando en realidad es una comedia romántica.

Jack Malik (Himesh Patel) es un cantante y compositor que no ha logrado tener ese gran éxito musical, teniendo que aguantar gigs tan bajos como niños en un festival de verano en las costas inglesas, mientras su mejor amiga Ellie (Lily James) hace papel de su manager para conseguirle una que otra presentación en bares de baja muerte, aunque solo hace esto para pasar más tiempo junto a Jack, de quien ha estado enamorado desde que lo conoce.


Sin embargo, incluso el optimismo de Jack tiene sus límites. Afortunadamente, el mismo día que deja de ser músico, también se encuentra en una desagradable colisión con un autobús mientras viajaba en bicicleta. Pero para ser justos con ese conductor, la electricidad de todo el mundo se había apagado literalmente en ese momento, desde Nueva York hasta Tokio. Liverpool parece haber sido el más afectado, pues cuando Jack se despierta, descubre que nadie recuerda a los Beatles ni ha escuchado nada de su música. Incluso sus discos en su colección de viniles se han desvanecido en el aire.

Divertidamente, este es uno de los elementos básicos de la cultura pop que aprendemos a lo largo de la película que se han borrado, pero son los Beatles los que serán más útiles para Jack, ya que rápidamente se da cuenta de la idea de que puede hacer pasar sus canciones como propias. Pronto está en un ascenso fortuito a la fama, la fortuna y la amistad con personas como Ed Sheeran, incluso cuando esta popularidad lo aleja de su vida en la pequeña ciudad y de Ellie, la mujer que se da cuenta de que podría amar después de que ella decide quedarse y tener una relación con el productor de un pequeño estudio de grabación.

El énfasis de la educación es importante en Yesterday. En la superficie, hay un contraste de valores intrigante entre el mundo llamativo y codicioso del Estados Unidos corporativo al que Jack se enfrenta una vez llega a Los Ángeles. Pero el tema subraya la potencia en el toque ligero de Boyle: su película es un curso acelerado para recordar la importancia del legado de los Beatles.

Puede parecer trivial, pero la película encuentra una forma mucho más creativa y sincera de honrar un acto de estrella del pop que la miríada de biografías musicales con la cabeza vacía con las que nos hemos inundado durante décadas. A diferencia de Bohemian Rhapsody o cualquier otra versión de la historia de Dewey Cox, Boyle y Curtis descubren un camino desconocido que todavía disfruta de la musicalidad de los Beatles al estudiar el tipo de agujero que dejaría su ausencia. Por lo tanto, cuando Jack comienza a llenarlo, todavía está actuando como el buen maestro al pasar la historia de los Beatles a una nueva generación, y eso también se dirige al público que se ve obligado a reconsiderar la poesía y la potencia de las composiciones de Lennon, McCartney y Harrison.


Como conducto para transmitir eso, Patel demuestra su talento en el papel de Jack. Se revela lentamente en un giro estelar como un protagonista carismático que no solo hace justicia a los álbumes de los Beatles, una versión a la vez, pero también puede llevar la película a menudo por encima de su trama estereotípica.

Si bien es una sincera carta de amor al acto pop más trascendente de los años sesenta, como narración depende de la química de Patel y James para demostrar el romance que crece entre ellos en cada escena. Sufriendo de un conflicto bastante forzado de que Jack y Ellie solo pueden expresar sus sentimientos cuando están en diferentes continentes, James continúa siendo una artista natural, elevando el material a un lugar más cercano a su nivel, tal como lo hizo con Mamma Mia, precuela en la que Curtis también contribuyó a la historia. También se complementa bien con Patel y un dinamismo visual de Boyle que intenta evocar las etiquetas discográficas de los Beatles y los gráficos de arte pop en general de los años 60, enterrando así las convenciones bajo un exceso creativo.

Funciona principalmente, incluyendo el final que algunos considerarán fuera de lo común, pero termina siendo una gran sorpresa para el tipo de historia que esta representa, así como por el hecho de que la película ignora en gran medida cuán diferente sería la música pop si los Beatles nunca existiesen, incluyendo otros detalles que parecen desaparecer con el apagón, como los cigarrillos, la coca-cola y la banda Oasis. 

Entre la actuación secundaria de Ed Sheeran como quien "descubriría" a Jack, hasta la aparición casi fantasmagórica de un John Lennon envejecido (interpretado por Robert Carlyle), todos estos elementos apuntan la misión principal de Yesterday de rendir culto al cuarteto de Liverpool. El homenaje está bien merecido y se ejecuta con tanto entusiasmo en un paquete tan atractivo que tiene todas las marcas del éxito nocturno del verano. Para cuando Patel toma su guitarra, parece que han pasado años.


Crítica Cinéfila: The Lion King

Tras el asesinato de su padre, Simba abandona su reino para descubrir el auténtico significado de la responsabilidad y de la valentía. Remake de "El Rey León" (1994).



Sin importar a qué generación perteneces, seguro has visto en más de una ocasión la película El Rey León (1994), una de los clásicos de Disney, no solo por sus memorables canciones, sino por su temática y sus personajes tan específicos. Año tras año ha seguido uniendo más familias a su fanaticada que se extiende desde los más pequeños hasta los más adultos que vivieron su estreno. Pero en esta época de los avances de CGI y adaptaciones de clásicos, el director Jon Favreau, quien también adaptó The Jungle Book en 2016, trae a Mufasa y toda la manada en una nueva versión casi sacada de Discovery Channel.

Tal y como su versión original, el pequeño Simba (JD McCrary) es el hijo de Mufasa (James Earl Jones) y heredero a ser el rey de la sabana donde ellos habitan junto a sus súbditos. Mientras más crece el pequeño león, más se emociona de la idea de llegar a ser como su padre, quien a diario le enseña el significado del círculo de la vida; sin embargo, los celos de Scar (Chiwetel Ejiofor), el hermano de Mufasa, se mantienen latentes con la idea de llegar al trono, y cuando ve la posibilidad de ser el siguiente en la línea para gobernar, decide asesinar a Mufasa y culpar a Simba del hecho. Simba escapa, y termina en tierras desconocidas donde conoce a Timón (Billy Eichner) y Pumba (Seth Rogen), quienes le dan un nuevo estilo de vida, enseñándole el significado de la frase Hakuna Matata.


Años después, Nala (Beyonce) decide salir de la sabana, ahora completamente destruida por los ataques constantes de las hienas. Su plan es conseguir ayuda y lo que menos se espera es que se reencontraría con Simba (Donald Glover) quien está feliz de ver a su mejor amiga, pero se niega a volver a dar la cara, todavía lleno de culpa por la muerte de su padre; sin embargo, esta no es su decisión, pues tal como le enseñó su padre, el círculo de la vida se enfoca a seguir adelante y lograr nuestros objetivos, sin importar cuantos obstáculos hayan de por medio.

Jon Favreau ha sido un reconocido director, actor y productor, quien ha demostrado su don tanto fuera como dentro de la pantalla grande. Después de su trabajo en The Jungle Book, no cabía duda de que The Lion King sería revivir la original; sin embargo, su plan no era mejorar la versión, pues siendo honestos, eso es misión imposible. Su verdadero objetivo era dar una visión realista a este clásico, con la ayuda de las nuevas tecnologías que han logrado revivir otras películas. En esta ocasión, el CGI parece más bien escenas de un documental de Discovery Channel: la interacción de los animales e incluso sus actuaciones parecen más bien una recolección de escenas realizados a la fauna de Africa. 

Técnicamente hablando, la película es una maravilla. Posee todos los detalles inmersivos y la inmediatez táctil de un documental de naturaleza inusualmente bueno. Nos transporta a sentir el pelaje de estos animales, y queremos alejarnos de sus atronadores talones mientras la cámara se acerca hacia cada uno de los escenarios de la selva y el desierto. Es difícil imaginar que todo esto se haya creado en un estudio y que casi nada de eso sea real. Sería un gran momento para cuestionar cómo lo hicieron, excepto que lo hicieron tan bien que no queremos la explicación. Y esa es la buena noticia. 


La mala noticia es que, después de haber entrado en el reino fotorrealista, el estado de ánimo del Rey León también ha cambiado. De repente, esa icónica escena de apertura, con todos los animales reunidos para inclinarse ante el recién nacido cachorro Simba, sostenido como una especie de cetro de poder absoluto, no se siente triunfante o conmovedor, como lo hizo en su fantástico entorno animado. Pero, por supuesto, los cineastas lo reconocen. Así que ahora, cuando el viejo rey Mufasa lle muestra al joven Simba el alcance de su dominio, ahora tenemos un diálogo adicional sobre cómo no es realmente el suyo: "No le pertenece a nadie, pero será tuyo para protegerlo". 

Pero, en general, este nuevo Rey León se asemeja bastante al Rey León animado, a veces incluso replicando las mismas tomas y parámetros de edición que el original, haciendo una recreación de escena por escena, pero utilizando imágenes de animales de la vida real. No ayuda que los personajes en algunos casos hayan sido representados con tal realismo que hayan perdido toda expresión humana en sus rostros. A menos que no se siga el sentimiento en las voces de sus actores, es difícil seguir las reacciones y expresiones de los animales, que en escenas emblemáticas, como la muerte de Mufasa, no demuestran la tristeza y melancolía que amerita. Tal vez esa sea la idea: permanecer enraizados en la autenticidad zoológica sin querer dar sentimientos humanos. Pero todavía están hablando y cantando, solo que ahora sus caras son inexpresivas; es una extraña desconexión.

Eso crea una jerarquía desafortunada entre los actores, permitiendo que algunos brillen mientras que otros se desvíen. Como Scar, el tío intrigante y amargado que mata a Mufasa y reclama el trono para sí mismo, Chiwetel Ejiofor trae el tipo de energía aullante y gruñona que esperarías de un verdadero Shakespeare; se conecta a las furiosas pasiones de la historia. Cada vez que está "en pantalla", la película tiene un poder genuino.


Como el adulto Simba, Donald Glover se mantiene demasiado por encima de la refriega. Normalmente es un buen actor, pero aquí sentimos una distancia entre su personaje y su voz. Como Nala, Beyoncé sufre un destino similar. El león que habla puede parecer realista, pero cuando escuchamos su diálogo, todo lo que vemos es a Beyoncé en una cabina de grabación, leyendo líneas. Pero esto no ocurre con Seth Rogen y Billy Eichner, quienes son encantadores como el jabalí Pumba y el suricato Timón, robándose casi toda la magia de la película.

El nuevo remake de acción en vivo de Disney de Favreau, The Jungle Book, era una obra maestra. Cada vez que El Rey León se apega a ese enfoque, funciona de maravilla. Cuando Simba da su último paseo solitario para aceptar su destino real, su supuesto momento de triunfo, podemos sentir su vacilación. Del mismo modo, la actuación nocturna de Scar de "Be Prepared" hace un eco burlón de la escena de apertura del "Círculo de la Vida": en lugar de hacer que toda la sabana se doblegue ante su heredero a la luz de la mañana, Scar reúne su fantasmal reunión de carroñeros, mientras salta burlonamente y cantando, furioso, despectivo y orgulloso.

Mientras que números como "Be Prepared" y la interpretación de Timon y Pumba de "Hakuna Matata" conservan su encanto, las canciones también son desiguales en este nuevo Rey León . El dueto de Glover y Beyoncé de "Can You Feel the Love Tonight" es, como una pieza de audio, absolutamente glorioso, y sin embargo tiene poco impacto en la pantalla, porque ni Simba ni Nala han aparecido como personajes intrigantes. Las dos nuevas piezas que se han agregado también parecen estar fuera de lugar, pero eso podría deberse a que las viejas canciones son muy familiares en este momento. 

The Lion King es un recordatorio conmovedor de lo que se puede lograr con todo el talento y dinero en el mundo, así como una historia de advertencia de lo que puede suceder cuando no hay una visión para unirlo todo. Sin embargo, no deja de ser impresionante y hermosamente concebida en cada una de sus escenas.


Crítica Cinéfila: Once Upon a Time in Hollywood

Un actor de televisión y su doble se embarcan en una odisea para hacerse un nombre en la industria del cine por la época de los asesinatos de Charles Manson en 1969, en Los Ángeles.



¿Qué pasaría si Sharon Tate y Roman Polanski hubiesen sido vecinos de Rick Dalton, y la familia Manson hubiese decidido atacar primero a Dalton antes de entrar a la casa de los Polanski? Quentin Tarantino responde esta pregunta con su nueva película Once Upon a Time in Hollywood, una historia que se presenta como una carta de amor para el Hollywood de los 60, el cual se veía impactado por un cambio importante en la industria del entretenimiento, pero también era el escenario donde una de las comunidades más peligrosas realizaba sus cultos sangrientos.

La historia inicia en los primeros meses de 1969, en Los Angeles, y los protagonistas son Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) y su doble Cliff Booth (Brad Pitt), quienes están siendo víctimas de los cambios drásticos de las producciones de Hollywood. Mientras que a Booth se le ha hecho difícil encontrar nuevos trabajos debido a las acusaciones en su contra de ser el culpable del asesinato de su esposa, Dalton se ve estancado en los mismos tipos de roles casi considerando la propuesta de su agente Marvin Shwarz de irse a Italia donde conseguiría mejores roles protagonísticos en el cine western europeo. El haber trabajado tantos años juntos le permite a Dalton y Booth tener la mejor de las amistades, aunque en momentos pareciese más una relación de jefe y empleado, cuando Dalton tiene a Booth haciéndole quehaceres y recogiéndolo del set cuando su jornada de rodaje termina. Sin embargo, es una relación que a ambos les funciona.

Al mismo tiempo, Sharon Tate (Margot Robbie) es una actriz que ha ido avanzando en el cine hollywoodense. Aunque haberse casado con Roman Polanski le ha dado cierta posición y reconocimiento, ella misma se ha ganado su propio reflector, tras aparecer en algunas películas de la época. Lo que menos se imagina es que vivir en aquella casa de Cielo Drive se convertiría en una de sus peores pesadillas en el momento en que Charles Manson decidiese asesinar aquellos que vivían en "la casa de Terry Melcher". Sin embargo, si esperan seguir el trágico evento en que Tate fue asesinada junto a sus amigos, Tarantino decide sorprender a su audiencia con un twist totalmente inesperado.


La novena película de Tarantino le recuerda a la audiencia tres aspectos muy específicos del cine de este director: el uso de la comedia negra en cada uno de los diálogos y acciones de los personajes, su constante necesidad de hacerle tributo al cine western, y su contraste de la realidad de la época con personajes ficticios y/o inspirados en celebridades de Hollywood. Al igual que sus anteriores guiones, Tarantino no es provocado ni tentado a reflejar la realidad tal cual, sino que decide crearse su propio universo en las calles más emblemáticas de la ciudad de Los Angeles, adentrándose en los estudios donde se grababan series de televisión y películas en aquel entonces, y revelando las situaciones por las que muchas personalidades del cine estaban viviendo debido a los grandes cambios de la industria. 

A pesar de no ser personajes reales, Dalton y Booth están basados en las relaciones más famosas entre actores y dobles, y cómo aún son una de las relaciones más importantes que pueden verse en los sets de rodaje, casi pudiendo ser comparado con un bromance difícil de violentar, aun siquiera por las diferencias de estilos de vida o la fama de cada uno. Las historias de los personajes parecen ir desarrollándose de manera independiente, creando la sensación de que se están viendo más de una película, pero esto es a propósito, pues a la llegada del desenlace, todos estarán juntos en una misma calle. 

DiCaprio y Pitt se la lucen, presentando una de las mejores actuaciones de su carrera, no tanto por la química de sus personajes, sino por el trabajo individual que logran, enfocados en su conflicto personal pero que al final del día, cuando ambos tienen el mismo desenlace, demuestran las actitudes tan diferentes que tienen sus personajes hacia la misma situación y cómo ellos reaccionan al confrontamiento final. No obstante, Margot Robbie como Sharon Tate es un personaje secundario, no con un conflicto tan importante como el de Leo y Brad, lo cual le disminuye los momentos de pantalla; sin embargo, las intenciones de Tarantino para esto son obvias. El quiere hacernos entender los diferentes tipos de actores de aquel entonces: los viejos, los nuevos y los que se desconocen aunque están ahí, casi haciéndole honor a uno de los westerns más famosos de la historia del cine, "the good, the bad and the ugly" (1966).


La familia Manson, por su lado, tiene un pequeño momento de protagonismo, al igual que el mismísimo Charles Manson. Sin necesidad de ser evocados como los antagonistas principales de la historia, Tarantino les otorga un momento en pantalla para enseñar lo que eran como comunidad, sus visiones y la manera en que interactuaban con personas que no pertenecían a su grupo, haciéndose ver como hippies, pero en realidad siendo poseídos por un culto hacia la idea de matar por no ser respetados por lo que creen. 

Otro de los aspectos fijos de Tarantino es poseer una narrativa específica de tercera persona que vaya guiando a la audiencia a lo largo de la película, ya sea frases en pantalla, la voz de un narrador o titulación de los capítulos de la historia. Pero el hecho de que él lo utilice no significa que la historia siempre lo necesitará. En esta ocasión, su película pudo haber fluído perfectamente sin este elemento, pues al final la trama se informa sola con lo que es, sin necesidad de una tercera voz que fuese diciendo qué pasaba y por qué pasaba. 

Su fotografía también resulta similar, pues trabaja una vez más con Robert Richardson, su cinematógrafo desde Kill Bill 1, y uno de los únicos tres directores de fotografía vivos que se han ganado el Oscar a Mejor Cinematografía tres veces. Junto a Richardson, regresan los zooms repentinos, los planos secuencia a distancia, los cortes que casi van al mismo compás de la música como una coreografía y las tomas largas de los escenarios, destacando el excelente trabajo de producción de diseño para que la época se hiciese sentir en cada rincón de la ciudad de Los Angeles. 


Por supuesto, la música emblemática de los 60 juega un papel importantísimo en esta película, siendo el hilo conductor de las emociones y conflictos de los personajes, y un indicador fijo de sus propias historias, casi una voz para poder identificar quien era el protagonista de una determinada secuencia. Y no se puede dejar de mencionar el montaje de la película en sí, otro de los grandes fuertes de este director, quien se guía de la música para que se hiciese sentir como un album musical de esta época.

A pesar de no contener ese elemento fundamental del estilo Tarantiniano, Leonardo DiCaprio y Brad Pitt sostienen la historia con su carisma y sus personalidades, haciéndole a la audiencia recorrerse la trama con mucha tranquilidad sin imaginarse el final tan retorcido que les espera. Es una película que le hace honor a Hollywood y a sus conflictos de poderes, a los cambios que ha tenido y cómo afecta a sus rostros más importantes, pero más importante, es un festín de referencias a clásicos de los 60, en cine, en música y en historias de amistades entrañables que siempre nos recuerdan que nadie llega al éxito sin un hombro del que apoyarse.


viernes, 19 de julio de 2019

Crítica Cinéfila: Midsommar

Dani (Florence Pugh) y Christian (Jack Reynor) atraviesan una dura crisis de pareja que ha dejado realmente tocada su relación amorosa. Sin embargo, ambos deciden darse una oportunidad, y junto con el resto de sus amigos, se embarcan en un prometedor viaje a un festival de verano que se celebra una vez cada 90 años en una remota aldea de Suecia. 



Ari Aster hizo su debut en la pantalla grande el año pasado con la película Hereditary, una trama que a muchos impresionó, excepto a mi. Mi mayor queja fue que, a pesar de una premisa interesante y un trailer que prometía salir del cine aterrorizado, me pareció lenta y con carencia de elementos del cine de terror. Un año después, mi opinión se mantiene, mas no la curiosidad de entender a este cineasta. Y después de ver sus cortometrajes The Strange Thing About the Johnsons (2011) y Munchausen (2013), y Midsommar, la sensación de terror de este verano, me atrevo a decir que finalmente he sido atrapada por la narrativa de Aster.

Dani es una estudiante de psicología que pasa por uno de los momentos más difíciles de su vida. Después de que su hermana se suicidara, matando también a sus padres, se ve a la vez atrapada de una relación amorosa tóxica donde no ve ningún interés en su novio Christian por querer sacar la relación adelante. Christian, quien desde hace meses le ha expresado a sus amigos lo problemática que es su relación con Dani, no termina de coger valentía y salir de ella por el simple hecho de que se ha acostumbrado a sus problemas de pareja. Pero cuando es invitado a Suecia con sus amigos, el miedo a mentirle a Dani lo obliga a invitarla a último momento para que asista a un evento de verano que su amigo Pelle (Vilhelm Blomgren) les ha motivado a asistir, un festival que solo ocurre cada 90 años y que su comunidad, los Hårga, permanece recluída en una zona escondida de Suecia. 


Pero entre bebidas alucinógenas y algunos rituales fuera de lo común, Dani se va alejando del grupo y va experimentando el duelo por la pérdida de su familia, sino también encuentra hombros para llorar una relación que nunca le ha sumado y que solo parece ser un dolor en el pecho.

Ari Aster es un cineasta que tiene un estilo e incluso una narrativa cinematográfica muy particular: cada momento tiene un significado y una razón de ser dentro de la misma película, y hay escenas claves que son las que desatarán no solo el conflicto principal, sino también catálisis que representan un desgarre de emociones para los personajes. Su enfoque siempre ha sido las relaciones y la familia, pero en esta ocasión se encuadra en las etapas que una relación amorosa pasa antes del rompimiento, por eso, cada "escena de terror" realmente es una metáfora de cómo la relación de Dani y Christian está siendo encaminada hacia la separación.

Del mismo modo, Aster deja a un lado el típico horror para darle momentum al terror psicológico, causado por la tensión del "qué pasará" con una paciencia que solo está creando las expectativas de un final desastroso. Cada personaje tiene sus propias pesadillas.


Dani no solo está de duelo. Ella se siente profundamente sola. Su familia se ha ido. Su novio parece haber perdido interés en ella. Y a veces a los ojos de Dani, este pueblo sueco parece ofrecerle lo que más necesita: una comunidad humanitaria y profundamente íntima. Ella no esta equivocada. A pesar de todos los horrores que esconden los residentes de la aldea, se preocupan profundamente por los que están en los pliegues de la comunidad, incluso si ese amor se manifiesta de una manera seriamente retorcida. La película nos recuerda que las comunidades cerradas pueden tener una cultura de apoyo. Pero la historia también advierte que cuando formamos parte de una comunidad así, corremos el riesgo de comprar valores que puedan ser casi incestuosamente distorsionados.

En cuanto a Christian, él no la deja en su momento de mayor vulnerabilidad, pero la invita a Suecia, lo que parece un buen gesto. Es como un niño pequeño que arrastra los pies limpiando su habitación: al menos la limpia. Sin embargo, su mayor reto será ignorar la infidelidad a la que está siendo motivado a cometer, y se apoya en el dicho "me obligaron", cuando entre polvos alucinógenos y drogas en té lo llevan a una ceremonia de impregnación.

A nadie que haya visto The Wicker Man (1973), o películas de terror folclóricas similares, no se sorprenderá con ninguno de los giros de esta trama. Desde el principio, no hay duda de que los rituales paganos en el centro de la película marcarán la fatalidad para el grupo de amigos que visitan la Suecia rural en un intento casi antropológico de observar el festival del solsticio de verano de un culto, y que cada escritura o cada dibujo marcan el destino de sus personajes. Pero estos son elementos que ya se han visto en la cinematografía de Aster. Desde el juego en la casa de muñecas, hasta las tomas de secuencia a lo largo de grandes espacios para establecer premoniciones son parte de su estilo narrativo utilizado para avisar que el gran ritual se acerca.


Así mismo, los colores y las flores son aspectos importantes que hacen contraste con las emociones de los personajes. En todo momento, la cámara y la arquitectura de la escenografía están sincronizados de forma casi inusual con la psique del espectador, respondiendo y manipulando nuestra atención con composiciones sutilmente inquietantes y movimientos precisos de la cámara. La película cambia entre tomas increíblemente inmóviles, observando silenciosamente la disposición de las viviendas y las estructuras oscuras en la colonia de culto, y movimientos grandiosos de la cámara, como en la toma de grúa que se extiende por encima del automóvil cuando el grupo sale de Stolkholm y termina al alza. La transición entre la quietud y el movimiento es perfecta, llegando en el preciso momento en que uno quiere acercarse a las cosas, anticipando lo terrible que sabemos que vamos a ver.

Aunque es metódico en su enfoque de ritmo y estructura, Aster está interesado en las extremidades (visual, física y emocionalmente) y sabe cuándo debe desplegar una para mejorar la otra. Midsommar tiene tramos sangrientos, y sus imágenes de muerte violenta son más que sorprendentes, ya que pretenden dejarnos con una impresión persistente de los sentimientos de dolor, separación y pérdida de una mujer. La película encuentra el escenario perfecto para la confrontación de Dani con sus propios recuerdos perturbadores a la luz diurna de un verano sueco. Pero es la construcción de esta comunidad lo que hace de Aster un genio sobre el desarrollo de universos, que desde pasteles con bellos púbicos para encantamientos de amor, hasta el sacrificio de ancianos que pasan de 72 años, se demuestra lo cuidadósamente específico que es con sus historias.


Crítica Cinéfila: El Proyeccionista

Un hombre solitario que se encarga de un proyector se consuela con una mujer que ve en un rollo de celuloide. Cuando el rollo se pierde, el hombre decide ir a buscar a la mujer por los lugares más deprimidos de República Dominicana. 



La septima película de José María Cabral traslada a la audiencia al sur profundo de la República Dominicana, un área que ha escondido secretos desde hace años mientras que su población encuentra entretenimiento gracias a un proyeccionista ambulante con películas en celuloide. Pero desde los ojos de Eliseo, él sabe que transporta magia en rollos, la cual es proyectada con mucha pasión, cobrándole 50 pesos a quienes se animen a ser parte del espectáculo, mientras tiene la misión de encontrar una mujer que lo enamora a través de las viejas películas que su padre resguardaba antes de morir.

Eliseo es un hombre amargado: todo le molesta y no se quiere adaptar a los cambios tecnológicos. Esto va más enfocado a su terca necesidad de todavía querer proyectar películas en celuloides cuando ya existían proyectores digitales y DVDs. Haber quedado huérfano tan jóven ha sido un golpe duro y es muy notorio, pero lo que parece ser su único alivio son pequeños cortes de películas que muestran a una mujer, donde ella posa frente a la cámara en diferentes escenarios: dentro del río, la ducha, en el comedor, la cama. Después de una tormenta de rayos, las películas de su amor platónico se queman y la frustración de Eliseo es tan grande que asume una aventura por encontrar finalmente quien es esta mujer.

Después de siete películas ya es importante cuestionar cuál es el fin del cineasta cuando crea: ¿demuestra su tipo de temática mientras cuenta una historia? ¿hace algún reflejo de la sociedad entre sus personajes? ¿muestra su punto de vista sobre situaciones de la vida? o ¿simplemente hace las películas por el mero hecho de hacer películas? La verdad es que todavía queda la gran interrogante de quién realmente es José María Cabral y qué lo motiva a hacer cine. No cabe duda que, de materia de cinematografía, él sabe desarrollar una temática y proyecta sus conocimientos sobre montaje e historia del cine con cada toma que plasma, pero esto no significa que se puede reconocer su visión, o aún más importante una evolución en su narrativa.


En El Proyeccionista se encuentran errores que ya se han visto anteriormente: un final apresurado, personajes que parecen más personalidades que seres humanos, y una historia con interrogantes sin contestar. A pesar de ser una propuesta sumamente interesante, el resultado final es un guión con fallas similares a sus grandes clásicos, el cual se pretende recostar de algunos aspectos culturales de nuestro país, como la división de clases, el viaje en carretera hacia los pueblos con nombres peculiares, y las riquezas naturales que hacen contraste con la educación de los que habitan en ella. Sin embargo, ni los planos desde el cielo ni la magia que creaba el proyector le exoneran algunos pecados narrativos que se cometieron a lo largo de la historia.

El primero es Eliseo, interpretado por el talentoso Félix Germán, quien no tiene la culpa de la rabia a veces innecesaria de su personaje. A diferencia de algunos testarudos de la pantalla grande, como Carl de la película Up (2009), donde se empatiza con el personaje y uno logra verdaderamente ponerse en su lugar, aquí la rabia de Eliseo no parece tener razón de ser, pues no se expone si es por su soledad que él mismo se la ha provocado o porque se ha pasado toda una vida obsesionado con una mujer que nunca ha conocido en persona. No logra ni valorar a Rubí, interpretada por Cindy Galán, siendo ambas una de las pocas luces milagrosas del guión, con una subtrama mucho más interesante que el conflicto principal de la película, enfocada en cómo esta mujer se acuesta únicamente con hombres mayores por un posible trauma causado con su padre.


Una de las mayores cuestionantes de la película es la ambigüedad de la época en que supone narrarse, donde solo los amantes del cine dominicano lograrán identificarlo con facilidad, pues si él proyectaba la película La Maldición del Padre Cardona significa que es el 2005, pero la carente continuidad en el diseño de producción hizo cuestionar mucho el verdadero año en que la trama tomaba lugar.

Es verdad que la fotografía y el montaje del cine dominicano ha mejorado bastante, y no cabe duda que José María ha mejorado increíblemente en ese departamento, demostrando ahí su mayor evolución desde Jaque Mate. Sin embargo, es tiempo de que su evolución se expanda a otros departamentos de la producción, pues hacer cine es más que lograr unas cuantas tomas bonitas.

Siete largometrajes y seguro una gran cantidad de cortometrajes. Esto es razón suficiente para que José María se siente con su próximo guión y uno de los tantos libros sobre estructura narrativa, y se responda a sí mismo en qué se quiere enfocar cuando cuente una película, pues cabe destacar que el talento y la pasión le sobra, pero aún es necesario trabajar en su visión y la perspectiva que él quiere plasmar en sus historias.


viernes, 5 de julio de 2019

Crítica Cinéfila: Spiderman Far From Home

Peter Parker decide irse junto a MJ, Ned y el resto de sus amigos a pasar unas vacaciones a Europa. Sin embargo, el plan de Parker por dejar de lado sus superpoderes durante unas semanas se ven truncados cuando Nick Fury contacta con él para solicitarle ayuda para frenar el ataque de unas criaturas elementales que están causando el caos en el continente. En ese momento, Parker vuelve a ponerse el traje de Spider-Man para cumplir con su labor.



Todo el que se quedó con ganas de más después de Avengers Endgame, viene a Spiderman: Far From Home con expectativas bien altas. Y para mayores sorpresas, incluyendo las mías que no soy tan fanática de ninguna de estas películas, es una trama interesantemente bien construída, haciendo tres tipos de continuidades: la continuidad después del chasquido de Thanos y cómo estos jóvenes vuelven a seguir sus vidas; la continuidad interna para Spiderman, después de la muerte de Iron Man y cómo esto le ha afectado por la presión que muchos están poniendo en sus hombros; y la continuidad después de Homecoming, para algunos personajes que no veíamos desde aquel entonces.  Aquí se centra aún más en el protagonista Peter Parker.

Sin depender de sus películas anteriores, esta es un triunfo particular, una explosión de adrenalina y emociones que les hace honor y envía la historia de MCU de maneras memorables e incluso conmovedoras.

Far From Home retoma la historia donde Endgame la dejó, tanto abordando algunas de sus preocupaciones de la historia como procesando algunas de sus grandes emociones. La muerte de Tony Stark se está sintiendo en todo el mundo, ya que los recuerdos espontáneos surgen en forma de todo, desde murales estilizados y santuarios urbanos hasta videos cursis de YouTube. Peter Parker (Tom Holland) ha sido particularmente golpeado por la muerte de su mentor y por el sentimiento de que espera no solo continuar sin él, sino también estar a la altura de su legado e incluso reemplazarlo de alguna manera en los Avengers, claramente procesando un poco de trauma por lo que pasó. Pero él está listo para tomarse un descanso de la vida de superhéroes y volver a ser un adolescente por un tiempo.


Endgame restauró a la gente que Thanos chasqueó, pero el mundo tuvo que adaptarse a su abrupta reaparición después de cinco años. Far From Home aborda las ramificaciones solo de la manera más breve y cómica, pero es claramente un telón de fondo para el mundo que Peter vuelve a entrar, donde algunas de las personas en su escuela secundaria han envejecido cinco años, mientras que otras son exactamente como eran antes del "Blip", como se le hace llamar ahora a la brecha. Afortunadamente para Peter, al parecer, todos sus seres más cercanos y queridos, incluida su tía May (Marisa Tomei), su mejor amigo Ned (Jacob Batalon) y su crush MJ (Zendaya), fueron destruidos y permanecen intactos desde su regreso a casa. Tiene la oportunidad de continuar donde lo dejó, especialmente cuando su clase de ciencias se dirige a un viaje de estudios europeo donde espera poder pasar tiempo con MJ.

Desafortunadamente para sus planes, hay un nuevo héroe en el mundo: Quentin Beck (Jake Gyllenhaal), un viajero interdimensional cuya Tierra alternativa fue destruida por misteriosos elementos furiosos. Esas criaturas ahora están apareciendo en la Tierra de Peter, y Nick Fury (Samuel L. Jackson) quiere que él ayude a Quentin (inmediatamente apodado Mysterio por los compañeros de clase de Peter) a luchar contra ellos antes de que destruyan todo. Al igual que en Homecoming, donde Peter estaba dividido entre una aproximación de una vida normal y sus grandes responsabilidades percibidas como héroe, quiere que Quentin se encargue del problema para poder tener un poco de tiempo con MJ. Pero eso resulta poco práctico por varias razones, incluido el hecho de que los elementales y su viaje de clase siguen chocando por razones cada vez más divertidas.

Cualquiera que esté familiarizado con los personajes de Spiderman tendrá alguna idea de a dónde va todo esto, pero les será más difícil anticipar el puro entusiasmo en que se desarrolla. Los escritores Chris McKenna y Erik Sommers (Spiderman: Homecoming, Ant-Man and the Wasp y The Lego Batman Movie) se inspiran directamente en algunas ideas que presentaron en Homecoming, particularmente que Tony Stark, mientras que era un héroe para el mundo, sigue siendo un villano de los ojos de otras personas. Se basan en las primeras películas de MCU para desarrollar su historia de fondo de manera que los fanáticos de MCU se emocionen con cada segundo de la trama.


La historia parecerá lígera de digerir, pero las motivaciones de sus personajes son internas y constantes. Se mueve entre las bromas de cómics y los grandes escenarios de acción. Pero aquí, el momento cómico parece particularmente agudo, con la frustración abierta de Peter, la desdicha ocasional y la ingenuidad encantadora. Gyllenhaal, de manera similar, ofrece un rendimiento agudo y conocedor, la mitad de la modestia del alma, la mitad de algo completamente distinto. Parece que otro actor con gran talento lo considera como un héroe genérico, hasta que la película le pide más, momento en el que su versatilidad entra repentinamente en juego.

Pero los ritmos de acción de Far From Home también son impresionantes, aunque las habilidades de Spiderman para balancearse desde telarañas y su superfuerza no son muy útiles contra monstruos hechos de agua o fuego. Tiene que ser creativo para luchar contra ellos, y la creatividad de las peleas se convierte en uno de los activos más entretenidos de la película. En particular, el conjunto de poder específico de Mysterio permite algunas secuencias que realmente logran rivalizar con Spider-Verse para obtener un efecto vertiginoso y creatividad visual. Las películas de MCU generalmente se mueven rápido y desafían a los espectadores a mantenerse al día, pero el director Jon Watts (Homecoming) confía en la audiencia para procesar un mundo en constante cambio que pasa a la velocidad del rayo y capta lo que es importante en un paisaje en constante cambio. Los mismos elementos de la trama que le permitieron jugar con el espacio y el ritmo también le permitieron dibujar la historia de Spiderman en estas películas, convirtiendo la película en un sistema de recompensas para los fanáticos de ojos entusiastas que recogen referencias como si fuesen huevos de Pascua.


Pero incluso para las audiencias que no vienen de ese tipo de perspectiva de MCU nivel experto, Far From Home es una película sorprendentemente efectiva y emocional. El anhelo de Peter por MJ, por una vida normal y por una oportunidad de pasar unas vacaciones tranquilas a lo largo de la película permite muchas bromas y mucha presión emocional. Pero su dolor por perder su figura paterna y su temor de que no esté a la altura del desafío de llenar las botas robóticas de Tony Stark, le da a la película su verdadera espina emocional. Es como una sesión de terapia grupal gigantesca para los fanáticos de MCU, pidiéndoles que procesen la pérdida de su superhéroe favorito después de una década de verlo alegremente abrirse camino a través de una serie de películas ganadoras. La pérdida de Peter es más personal y más profunda, pero sigue siendo los ojos de la audiencia, y el momento inevitable en el que se presenta es como una promesa solemne de que MCU no depende de un único talento.

Hay un gran momento en Far From Home donde el asistente de Tony, Happy Hogan (Jon Favreau) mira en silencio mientras Peter se acerca a uno de los antiguos fabricantes de Tony y comienza a marcar a través de los elementos holográficos del traje, luciendo un nuevo atuendo. Happy no dice nada al respecto, solo sonríe con una sonrisa pequeña y melancólica, reconociendo claramente el comportamiento y recordando al último hombre que vio hacer lo mismo. 

En pocas palabras, esta película es un reconocimiento de las pequeñas emociones en medio de grandes momentos, un recordatorio de la continuidad cada vez mayor que ha hecho que estas historias sean tan memorables y tan satisfactorias para los fanáticos, y un momento para la pena entre los ritmos de acción. Es una pequeña pausa hermosa en una película bellamente grande. Es una película sin aliento y admirablemente bien ensamblada que prueba que la fórmula de Marvel todavía no está cansada, pero también es un nuevo inicio para más de una década de crear sentimientos poderosos en torno a héroes poderosos.