jueves, 24 de agosto de 2017

Dunkerque (Dunkirk)

Año 1940, en plena II Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán, que ha invadido Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca. (FILMAFFINITY)



La Segunda Guerra Mundial siempre será un escenario con muchas historias por contar. Y mientras pasa el tiempo, más tramas salen a la luz gracias al cine. Pero debo reconocer que cada quien tendrá su estilo para contarlas, y hasta ahora, pocos superan o podrán superar la forma en que Christopher Nolan decidió escribir y proyectar a Dunkirk.

Esta película narra el momento en que soldados británicos y franceses se encontraban varados en las costas de Dunkerque (Francia), en espera de rescate, mientras los alemanes llevaban la delantera en la guerra. La historia narra lo que ocurría horas antes de que fuesen rescatados por los civiles de ciudades aledañas a Dunkerque, desde tres puntos de vista distintos. Es en ese preciso detalle que Nolan juega con el elemento cinematográfico que ha caracterizado su estilo: el tiempo. 


En vez de estar contada de una forma lineal, Dunkirk es narrada en tres tiempos distintos: una hora (los pilotos), un día (los navegantes) y una semana (los soldados), que aunque a primera vista parezca una historia sin objetivo, en realidad son tres puntos que se irán conectando y entrelazando a medida que avanza la película. Una vez más, este director británico pone en práctica nuestro nivel de atención y nos hace preguntarnos: ¿quiénes son nuestros verdaderos aliados, en situaciones de crisis? No hace falta diálogos, identificar roles protagónicos o que los personajes nos contaran las razones que los llevaron a estar en Dunkerque, lo importante era lo que ocurría en ese corto lapso de tiempo que los alineó a todos en un mismo lugar.

De una manera sencilla, pero muy bien pensada, este filme posiciona el tema bélico en un subgénero distinto, en el que no le vemos la cara al enemigo, pero sí nos mantiene en suspenso, a la espera de los bombardeos que saldrán de repente, por cielo, mar y tierra, generando una buena carga de tensión gracias a la perfecta combinación de los close-ups claustrofóbicos y una banda sonora de violines que saca a cualquiera del sillón.


Sin embargo, y a pesar de que la fotografía y la musicalización son los aspectos más aplaudidos de Dunkirk, me atrevo a decir que es la narrativa y el montaje los que se ganan todos los puntos, pues se va desarrollando de una manera poco común para lo que ya se ha visto, pero atractiva, diferente e inquietante; que no nos hace preguntarnos cuál es el pasado o el futuro, y nos mantiene en el presente de ese momento en las costas de Dunkerque.

Una vez más, Christopher Nolan y su equipo de producción, compuesto por el cinematógrafo Hoyte van Hoytema y el compositor Hans Zimmer, nos envuelven en una historia en la que el tiempo es el verdadero protagonista y que, con el sonido constante del reloj, nos obligan a quedarnos hasta el final, hasta que cada soldado haya sido rescatado.


Dunkirk
Título en español: Dunkerque

Ficha técnica

Dirección: Christopher Nolan
Producción: Emma Thomas, Christopher Nolan y Greg Silverman
Guion: Christopher Nolan
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Hoyte van Hoytema
Montaje: Lee Smith
Protagonistas: Fionn Whitehead, Cillian Murphy, Mark Rylance, Kenneth Branagh, Tom Hardy, Aneurin Barnard, Jack Lowden y Harry Styles 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario