jueves, 19 de abril de 2018

The Death of Stalin

La noche del 2 de marzo de 1953 murió un hombre. Ese hombre es Josef Stalin, dictador, tirano, carnicero y Secretario General de la URSS. Y si juegas tus cartas bien, el puesto ahora puede ser tuyo. Una sátira sobre los días previos al funeral del padre de la nación. Dos jornadas de duras peleas por el poder absoluto a través de manipulaciones, lujurias y traiciones. (FILMAFFINITY)



¿Quién diría que la muerte de un tirano podría convertirse en una sátira rentable? Al punto que la audiencia está esperando su muerte, no solo porque fue una terrible persona, sino porque sabemos que será para matarse de la risa. Armando Iannucci (Creador de Veep) le da vida a la lucha de poderes tras la muerte de Stalin.

Stalin muere y, con él, muchas de sus "estrategias políticas". Lavrentiy Beria, jefe de la policía secreta NKVD, pone en marcha un nuevo plan, desocupando la fuerza militar de sus puntos, sacando una nueva lista de "enemigos del gobierno" y decide controlar como marioneta a Georgy Malenkov, el Secretario General Adjunto, quien se supone es que legalmente hereda el mando/poder. No obstante, Nikita Khrushchev, Encargado Oficial de Partido de Moscú, reconoce que las intenciones de Beria no son las mejores, y pone en marcha un plan con Georgy Zhukov, Oficial de las Fuerzas Armadas de la URSS, para acabar con Beria.


Mientras estos problemas internos van desatando una crísis política de poderes, la Unión Soviética se va destrozando al perder al único líder que sabía "cómo manejarla". Iannucci utiliza los días de la muerte de Stalin como una ridiculización de las personalidades políticas que rodeaban a este tirano y que, a su vez, esperaban con ansías su caída para poder tomar el mando y manejar el país a su placer. Cada uno de estos personajes le dan esencia satírica a la historia y van explicando cuáles son las intenciones de cada uno, además del deseo de poder.

Un punto importante a favor de esta historia son los twists de cada personaje, pues se introducían con una determinada intención, y justo al final cambiaban totalmente, pero este era su plan original: hacerse pasar por algo que realmente no eran. Las actuaciones son impresionantes, porque las fisicalidades son bien acertadas, pero a la vez son extremadamente divertidas y dan esa curiosidad de querer investigar más sobre los personajes, incluyendo de aquellos pequeños roles en la película que aún así aportaron escenas necesarias para demostrar las ideas de cada escena. También, hay un arduo trabajo de guion, en que cada pequeño detalle introducido en la historia tendría su explicación o participación a lo largo de la película.


La fotografía y el montaje son dos puntos técnicos a resaltar, pues estaban muy bien establecidos en función de cómo introducir cada personaje y cómo ir evolucionando hacía las demás secuencias de una manera orgánica y creíble, con el uso de elementos estilísticos los cuales servirán como recordatorios para esta película.

A pesar de algunas inexactitudes históricas, está película es lo suficientemente sólida como para considerarse una de las sátiras más importantes y mejor desarrolladas de este año. Con la elocuencia de sus personajes, la descripción de lo que sucedía en Rusia en esos momentos y las puestas de escena cargadas de elegancia y sencillez, The Death of Stalin es una comedía negrísima que reprime la ética y moral de sus tiranos, e instruye sobre esa historia.



The Death of Stalin

Título en español: La Muerte de Stalin

Ficha técnica

Dirección: Armando Iannucci
Producción: Yann Zenou, Laurent Zeitoun, Nicolas Duval Adassovsky y Kevin Loader
Guion: Armando Iannucci, David Schneider, Ian Martin y Peter Fellows
Basado on La mort de Stalin de Fabien Nury y Thierry Robin
Música: Chris Willis
Fotografía: Zac Nicholson
Montaje: Peter Lambert
Reparto: Steve Buscemi, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Andrea Riseborough, Rupert Friend, Jason Isaacs, Michael Palin, Paddy Considine y Olga Kurylenko

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