viernes, 10 de agosto de 2018

Eighth Grade

Kayla, una niña de 13 años, tendrá que lidiar con los terremotos de la adolescencia suburbana en la última semana de colegio, tras un año desastroso antes de empezar el instituto. (FILMAFFINITY)



Ser adolescente es una de las peores etapas de la vida. Tener que pasar por octavo grado, los terribles cambios en el cuerpo y agregarle las nuevas tecnologías, redes sociales y competencias virtuales, es un reto para todo joven de esa edad. Sobretodo cuando es una persona tímida, que está tratando de adaptarse, pero a la velocidad que van las cosas ella no logra encajar.

Kayla Day cursa el octavo grado en su última semana de secundaria. Publica videos de motivación en YouTube sobre la confianza y la autoimagen (a pesar de que ella representa todo lo opuesto a lo que dice en sus videos), mientras lucha en la escuela para hacer amigos, y gana el premio "la Más Silenciosa" de sus compañeros de clase. Mark, su padre soltero, lucha por conectarse con ella y romper su dependencia de las redes sociales. A lo largo de la historia, Kayla se dará cuenta que, no se trata de cambiar tu personalidad para adaptarte a los cambios, sino adaptarte a los cambios y ser tu mismo a la vez.


Para ser su primera película como director, Bo Burnham logra captar los miedos que se vive en la adolescencia: la pesadilla de no encajar con los demás, ser demasiado tímida o demasiado expresivo, no tener amigos o alguien con quien compartir. Cada una de las escenas de esta película son un llamado importante a la sociedad, no solo a los adultos y cómo manejar su relación con sus hijos, sino también a los jóvenes de esta edad, quienes no solo se enfrentan a los terrores de las redes sociales, sino también a los de carne y hueso que solo quiere hacerles mal (SUPER SPOILER: Hay una escena que la protagonista está sola en un carro con un chico. Se que muchos, sobretodo los que ya tienen hijos, se sentirán incómodos y asustados por lo que le pudiese suceder a la joven).

Otro aspecto a resaltar es que te lleva a todos los escenarios modernos de los jóvenes, haciendo una perfecto retrato de lo que significa ser adolescente en el siglo XXI: la escuela, las actividades sociales, la plaza, sus habitaciones y las redes sociales. Es un recorrido a reflexionar y comparar la adolescencia de los más adultos con la que viven muchos jóvenes de esa edad ahora mismo. 


Hay una escena en "Eighth Grade" donde el personaje principal, Kayla, recibe una invitación a una fiesta en la piscina lanzada por un compañero popular y a la que asisten todos los que la tímida chica desea poder emular. La brillantez de este momento tan "random", sin embargo, es que en este punto de la película, estás tan inmerso en la torpeza de la vida de Kayla, que su caminata larga y tímida desde el baño de invitados en su traje de baño a la piscina casi te hace sudar con ansiedad. Claro, solo son adolescentes. Pero al ver a la secundaria tomar su lugar en un pequeño rincón de la escena social activa, te preguntas si Kayla casi preferiría estudiar desde casa.

El personaje de Kayla es uno de los más interesantes de este año, debido al contraste que ella presenta entre la imagen digital que ha creado para poder obtener atención de personas online, a la incomodidad frenética, particularmente cuando entabla conversaciones con niños de su edad, que están demasiado consumidos con su propia ambivalencia para darse cuenta de que Kayla está tratando muy duro de tener amigos. Gran parte de su diálogo en la película se entrega directamente a la cámara mientras Kayla filma videos de YouTube en primera persona y autoayuda destinados a otros niños de su edad. Poco visto, los videos terminan siendo una crónica de un adolescente que le da a los demás el consejo que deseaba saber cómo poner en acción.


A su vez, Josh Hamilton, quien interpreta al padre de Kayla, hace un gran trabajo por encarnar la vida de un padre que trata día tras día de tener la mejor relación con su hija, quien desprecia sus intentos de acercarse y tener una conversación "normal", pero al final se da cuenta cuan orgulloso está de que sea su hija.

Por otro lado, el estilo cinematográfico empleado en esta historia parece ser expresado como un punto de vista, donde la audiencia está en las gradas tratando de apoyar a Kayla, pero está tan lejos que solo su voz interna es lo que puede escuchar. A su vez, traslada a la audiencia con un ritmo lento para ayudarle a entender cada etapa y el significado de cada momento en la historia.

Elsie Fisher hace un excelente retrato a la angustia diaria de los Millenials y otorga uno de los filmes más memorables del 2018, pues es dolorosamente real y empático con todo tipo de público que se atreva a sumergirse en los terrores de esta etapa.


Eighth Grade
Ficha técnica

Dirección: Bo Burnham
Producción: Scott Rudin, Eli Bush, Christopher Storer, Lila Yacoub
Guion: Bo Burnham
Música: Anna Meredith
Fotografía: Andrew Wehde
Montaje: Jennifer Lilly
Reparto: Elsie Fisher, Josh Hamilton, Emily Robinson, Jake Ryan, Fred Hechinger

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