Este thriller gira en torno a las entrelazadas vidas de tres desconocidos: una chica de la alta sociedad, un teniente solitario y un drag queen / artista de cabaret. La singular fusión acontece en vísperas de un huracán tras la misteriosa muerte de un joven poeta y traficante de drogas.
Cuando una película, independientemente de su género, su origen o su trama, logra entrarse en tu piel y tensarte a un nivel que caminar molesta después de verla, significa que el resultado que has visto funciona muy bien. Te has sentado en el sillón del cine, relajado y pensando si te gustará o no, y concluyes con la carga emocional y conflictiva de toda la historia y sus personajes. Eso es el resultado de una muy buena película.
Candela me dejó tensa. Después de los 88 minutos (un tiempo relativamente normal para una película de largometraje), sentía la ansiedad y el mal vivir de los personajes encima de mi, como un virus en el aire de la sala que solo te deja reflexionando sobre tu vida, tus relaciones y sobre el lado bueno y malo de cómo habitas en esta sociedad. Ese es cargando con el conflicto interno del tema y los personajes de esta trama, dirigida por Andrés Farías y basado en la novela de Rey Andújar.
La trama está dividida en tres capítulos: Sera, enfocado en una joven de la alta sociedad de Santo Domingo, quien se va a casar con un hombre al que ella no quiere como pareja, quizás porque este no podría encajar en su estilo de vida de fiestas, drogas y fetiches extraños; Pérez, que sigue al oficial asignado a investigar la muerte de una persona quien supuestamente entró a la casa de Sera para asaltarla y terminó lanzándose por la ventana; y Tiznao, que muestra un artista drag con quien la persona muerte tenía una relación y que busca a como de lugar respuestas a su muerte pues esto no solo le ha dejado la responsabilidad de cargar con la abuela de su difunto novio sino también con una depresión emocional de entender cómo llegó a ese apartamento. Estas tres historias van ocurriendo durante el anuncio de una tormenta ciclónica que afectará toda la isla y pide a los habitantes que no se expongan y se refugien en zonas alejadas de los cañaverales y ríos.
Hace 6 años, Andrés Farías presentó el cortometraje Tiznao, que presentaba el fragmento narrativo de este personaje, donde se tiene la oportunidad de apreciar el estilo narrativo y estético del director a la hora de proyectar una historia que ahora es considerada Caribe Pop, un movimiento artístico (desarrollado por Farías, Rey Andujar, y otros) donde explora las típicas situaciones sociales que viven los hijos del Caribe, como el padre ausente, las marginaciones sociales, la pobreza de clase, y demás. Y aunque aquí no necesariamente plantea todo lo que Caribe Pop indica, es una manera muy interesante de proyectar las necesidades sociales y emocionales que todo ser humano confronta, independientemente el tipo de cuna en la que creció; el planteamiento más duro que desarrolla Candela es que la vida, no importa tu clase social, siempre tendrá un lado de mierda, y ese lado te tocará aunque tengas todo el dinero del mundo. La exploración de las dificultades de vida de estos personajes fueron realistas y a su vez humanizadas, donde no pesa empatizar y acompañarlos en su camino de vida, por más pesado que este pudiese llegar a ser.
Pero la magia de Candela no solo yace en una trama que tiene dedicación y pasión bajo sus páginas de guión (se nota que aquí hubo años de trabajo para lograrse a la perfección), también convive en la estética de la película. El uso de los colores y las texturas está muy bien pensado acorde a quienes se sigue en ese momento. Cada personaje tiene una escenografía muy específica de quién ella o él es en la historia, destacando no solo los espacios limpios, sino también las suciedades sociales que habitan alrededor de ellos. La iluminación de los escenarios fue un aspecto clave para lograr que la decoración de set se sintiese tan acorde y que creara una armonía visual muy importante para no afectar el ritmo cinematográfico de las tramas. Del mismo modo, cada escena es inteligentemente acompañada por una banda sonora compuesta por el maestro Ezel Feliz (La Gunguna) y el compositor cubano Jorge Aragón.
Candela aprovecha su tiempo. Utiliza la tormenta tropical de fondo para acercarnos aún más a casa a quienes crecimos con noticias casi mensuales similares, pero esto es solo un elemento narrativo para crear pautas que conecten de manera externa la línea temporal de los personajes. Al final del día, es la historia de un hombre que estaba en el lugar equivocado y que su muerte une a tres personas que quizás en una situación más regular también se hubiesen encontrado a sí mismos. Esta es una película para analizar las dificultades que agobian al ser humano y que se mantienen arraigadas en uno, latentes, esperando a que se brote como una ola de tensión inescapable. Es verdad que cada clase tiene su magnitud de problemas y que las maneja acorde a sus facilidades de vida, pero aún así, no deja de resaltar que nadie está libre de pecado de las situaciones de vida, y que estas te pueden atar a quienes menos tú esperas.
Ficha técnica
Dirección: Andrés Farías
Producción: Carlos Germán, Pablo Lozano
Guion: Laura Conyedo, Andrés Farías
Música: Ezel Feliz y Jorge Aragón
Cinematografía: Saurabh Monga
Montaje: Juanjo Cid
Reparto: Félix Germán, Sarah Jorge León, Judith Rodriguez Perez, Cesar Domínguez, Richarson Díaz, Ruth Emeterio
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