sábado, 21 de mayo de 2022

Crítica Cinéfila: Vals de Santo Domingo

Narra la historia de los únicos tres varones en una clase de ballet de 20 adolescentes que enfrentan los prejuicios de la sociedad machista dominicana.



A pesar del siglo en que estamos, los avances sociales que se han hecho y los reclamos que se han exigido, hay prejuicios que se predican y persisten de una manera muy latente y aterradora. Mientras que a las mujeres se les trata y las limitan a posiciones y pensamientos por el hecho de ser mujer, los hombres también son maltratados y forzados a demostrar que tan "hombres" son. Parecería que, al tratarse de temas de género, la sociedad sigue en la era colonial y algunos puntos artísticos, como la danza clásica, persisten siendo primordialmente para mujeres. Es por este último punto que la obra de Tatiana Fernández, Vals de Santo Domingo, es un audiovisual propio para interpretar cómo piensan y actúan los hombres que sí se animan a ser parte del ballet clásico, desde el punto de vista de tres niños con sueños muy distintos.

El documental, que recibió Mención Honorífica en el Festival Internacional de cine de Guadalajara, es una exploración que sigue la vida de tres niños: Raymundo (quien quiere dedicarse profesionalmente a la danza), Víctor (quien aspira a ser cantante) y Ángel (quien se siente él más alejado de un objetivo como tal, sobretodo en el ámbito artístico). Mientras la audiencia se adentra en sus distintas metas narrativas, los encuentra en un salón donde la autora les motiva a realizar ejercicios mentales donde los tres analizan su pasión por el baile en contraste con lo que la sociedad piensa de esto. 

Raymundo se prepara para una competencia donde debe presentar una pieza clásica y otra moderna, compitiendo tanto contra los pocos varones que se presenten como las docenas de jóvenes féminas que forman parte de distintas academias de baile de Santo Domingo. El mismo reflexiona cómo, aunque no sean muchos los niños que están compitiendo y sabe que tiene una técnica destacable, no se puede comparar a los esfuerzos físicos que una bailarina debe tener en sí misma a la hora de bailar, haciendo mención al control de las puntas y la fortaleza que deben tener para ejecutar sus movimientos, minimizando en reflexiones la agilidad que sí tiene. 

Mientras tanto Víctor se prepara para lanzarse como cantante, en un proceso que va desde la grabación de un sencillo, los cambios de looks, ensayos en escenarios y una primera presentación musical con un público selectivo. Aunque es un apasionado por la danza, su inseguridad se destaca aún más en el mundo de la música, donde se autocritica así mismo desde la forma cómo se ve hasta el estilo como canta, corrigiéndose a sí mismo cuando suena muy afeminado. 

En el caso de Ángel, su historia comienza con mucho impulso, mostrándole cómo grita a todo pulmón entre su familia y amigos que él ya tiene una carrera como bailarín, y haciendo contraste a su afición por los juegos de pelota callejero y las corridas en el barrio, pasa a un segundo plano en la historia cuando la cámara solo lo sigue en las entrevistas junto a Víctor y Raymundo, o en momentos de ensayo para alguna presentación de la escuela. Hay que reconocer que con este personaje, Tatiana quiso mostrar una perspectiva diferente que busca romper con los estereotipos ya establecidos sobre los bailarines de ballet clásico (está bien claro que Ángel es el más tosco y muchos dirán que es el más varonil), pero hubiese sido un buen balance seguirlo más allá así como se siente que se sigue a sus dos compañeros.

Sin duda alguna, Tatiana ha logrado algo que muchos otros temen experimentar: enfocarse en un factor cultural que se convierte en machismo alrededor del pensamiento artístico, y cómo busca romper con las barreras que los bailarines masculinos enfrentan a diario. Esto se luce en la creación de una atmósfera de contraste que inicia con unos planos de hombres queriendo ser hombres en medio de una multitud mientras se suben unos encima de otros para alcanzar un salami en un poste de luz, y cortando a una clase de ballet con tres niños en posición de arabesque. El contraste es aún mayor y empático cuando se narran las diferentes situaciones familiares que viven estos niños y cómo esto ha afectado su desarrollo en el ballet. Aunque los tres son bailarines y con mucho talento desinhibido, se establece por momentos la continuación artística que cada uno quiere darle a su carrera de bailarín.

Las técnicas de fotoperiodismo de su cineasta se destacan aún más en los momentos más orgánicos, donde retrata las opiniones de estos niños (uno de los mejores fue cuando analizaban el rol de los hombres en los distintos tipos de danza y cómo el rol del hombre, y así mismo el machismo, varía de acuerdo a cada una) y lo complementa con sus vidas en un rejuego de cámara en mano que parecería una coreografía insertada dentro de sus bailes. La escena más clave de su cinematografía viene justo al final donde se sigue a los tres personajes principales en las calles de sus vecindarios mientras bailan a la par con un ritmo criollo. La música juega un elemento muy clave en este documental, balanceando entre lo clásico, contemporáneo y folklórico.

Tatiana ya tuvo un excelente debut en el ámbito cinematográfico con "Nana" en el 2015, donde mostraba la realidad de las señoras de servicio que dejan sus familias para cuidar de otras familias; por lo que no es una sorpresa el increíble producto concebido en "Vals de Santo Domingo", un momento de 76 minutos que desnuda los prejuicios locales con relación a la postura masculina en el mundo de la danza. Además de mostrar la vida de estos tres jóvenes y adentrar ala audiencia a sus sentimientos y pensamientos, es un golpe de las realidades que ellos enfrentan cuando estudian ballet y una mirada a la disciplina y dedicación que se requiere para crear arte, así como un homenaje a las personas que estudian, enseñan y dedican su vida a la danza.


Vals de Santo Domingo

Ficha técnica

Dirección: Tatiana Fernández Geara
Producción: Fernando Santos Díaz, Tatiana Fernández Geara
Guión: Juanjo Cid, Tatiana Fernández Geara
Música: Rafael Bullumba Landestoy, Laura Pimentel, Felle Vega
Cinematografía: Tatiana Fernández Geara
Montaje: Juanjo Cid
Reparto: Laura Abreu, Sofía Isabel Almonte, Stephanie Bauger, Víctor De Jesús, Laura De Los Santos, Guillermina Féliz, Angel Pascual, Raymundo Rodríguez Roa, Lermagd Álvarez

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