viernes, 18 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: Judy

Durante el invierno de 1968, treinta años después del estreno de 'El mago de Oz', la leyenda Judy Garland llega a Londres para dar una serie de conciertos. Las entradas se agotan en cuestión de días a pesar de haber visto su voz y su fuerza mermadas. Mientras Judy se prepara para subir al escenario vuelven a ella los fantasmas que la atormentaron durante su juventud en Hollywood. A sus 47 años, se enfrenta en este viaje a las inseguridades que la acompañaron desde su debut, pero esta vez vislumbra una meta firme: regresar a casa con su familia para encontrar el equilibrio.




El cine siempre ha tenido su lista de las mejores actrices por generación, pero a pesar de todas las mujeres talentosas que cada década se agregan a la lista, hay algunas que siempre estarán en el top. Y una de esas es Judy Garland. La talentosa actriz que interpretó a Dorothy en El Mago de Oz, recibió un Academy Award, un Golden Globe Award y un Special Tony Award. También recibió un Grammy Award a Mejor Album del año, convirtiéndose en la primera mujer en ganar en esa categoría. Es considerada una de las actrices más atractivas de todos los tiempos, y una de las más talentosas, por lo que llenar sus zapatos, incluso si solo es un biopic de sus últimos meses de vida, puede resultar una tarea difícil, para no decir muy complicada. Y quizás por eso Liza Minnelli no aprueba la elección de esta ocasión, pero yo considero Renée Zellweger ha hecho un excelente trabajo.

En Judy, Renée interpreta a la icónica actriz y cantante a sus 47 años de edad, pasando por dificultades financieras. Mientras sufre de una insomnia que la ha acosado desde sus años de juventud y primeras experiencias en Hollywood, y sin hogar estable donde vivir, se la pasa dando pequeños conciertos que les permitan seguir manteniendo a sus hijos. Cuando pierden el único hospedaje seguro que antes tenían, y deben recurrir a uno de sus tantos ex-esposos, Judy se obliga a sí misma a tener que hacer una serie de conciertos en Londres, para así volver a tener la custodia total de sus hijos y poder pagar sus deudas. 

Pero una vez llega a Londres, vuelve la insomnia y la inseguridad, y los fantasmas de su pasado comienza a acosarle otra vez, revelando muchos de los problemas que sufrió en su joven fama, como el acoso sexual, la anorexia provocada y la adicción a medicamentos que le evitaran poder dormir.


Renée es reconocida por su forma tan versátil de traer a la luz a personajes increíbles. Ya ha sido nominada en más de una ocasión a los Academy Awards, una de esas veces por mi favorita Bridget Jones, pero debo confesarles que Judy me dejó con las lágrimas derramadas. A pesar de desconocer en su totalidad la historia de esta reconocida actriz, es necesario destacar como Renée trae con mucha altura la imagen de Judy Garland, no solo para mostrar sus grandes debilidades e inseguridades, sino también para mostrar sus grandes virtudes y su devoción por sus hijos. Si hay algo que quiso resaltar la película fue la lealtad y amor materno que sintió Judy hacia cada uno de sus hijos hasta sus últimos días. La preparación física y emocional de Renée para encarnar a este personaje son bien obvias, pero lo que no deja de impresionarme son las interpretaciones de las canciones más icónicas. 

Zellweger ofrece una actuación de la estrella mientras canta, baila y colapsa en su punto más bajo físico y psicológico: es un trabajo valiente en el que no se puede dejar de mirar, pero podría no cautivar a aquellos que evalúan los giros biográficos como olímpicas hazañas de mimetismo técnico. Con la ayuda de algunos expertos en maquillaje, peinado y vestimenta, su encarnación de Garland es persuasiva sin ser exhaustiva; es una hazaña muy diferente de la canalización misteriosa y brillante que Judy Davis logró con un efecto ganador del Emmy en la miniserie de 2003 "Life With Judy Garland: Me and My Shadows".


Eso no es malo. Aquí casi ni se siente la presencia de Zellweger, más bien las expresiones y gestos distintivos y entrañables de Garland, y es porque Judy parece buscar la autenticidad a través de la empatía en lugar de la simple imitación. Tres años después de que "Bridget Jones 'Baby" le diera una pausa de seis años en la carrera actoral de Zellweger, Judy la vuelve a traer a la pantalla grande con grandes posibilidades de nominaciones importantes. Y aunque la película de Goold es un vehículo estrella de la variedad más devota y generosa, el guión lúcido y reflexivo del escritor Tom Edge sostiene su parte del trato. Alejándose del espeluznante cliché de los ángeles caídos, recontextualiza la historia de Garland para una audiencia posterior a #MeToo, consciente de las mujeres abusadas y desautorizadas por la industria. Pero a pesar de los múltiples antagonistas que la historia quiere presentar, el principal es Judy misma, quien sabe clavarse el cuchillo sin necesidad de la ayuda de otro participante.

El aclamado director, que se ajusta mucho mejor trabajo del que hizo con su debut de 2015 "True Story", también garantiza destellos de celebración y deslumbramiento teatral. Hay números sostenidos donde la presencia escénica de Garland se incendia repentinamente a través de una síntesis brillante del lente de Bratt Birkeland, el vestuario de Jany Temime y, por supuesto, la actuación pura y desafiante de Zellweger. No es necesario decir que la estrella no es rival para Garland; sin embargo, ninguno de los dos era Garland al final de la línea, y los interludios más conmovedores de "Judy" la ven tratando de encontrar otras formas de compensar la diferencia y conectarse con su público.

Ha sido casi imposible imaginar a la actriz en este papel. Casi dos décadas después, el reparto tiene un sentido agridulce: una antigua novia estadounidense que renunció al pesado título interpreta a Garland, con un afecto y un sentimiento palpables, como una que ha pasado por encima del arcoíris y ha vuelto.


Judy


Ficha técnica

Dirección: Rupert Goold
Producción: David Livingstone
Guión: Tom Edge
Basada en End of the Rainbow de Peter Quilter
Música: Gabriel Yared
Fotografía: Ole Bratt Birkeland
Montaje: Melanie Ann Oliver
Reparto: Renée Zellweger, Finn Wittrock, Jessie Buckley, Rufus Sewell, Michael Gambon

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