sábado, 28 de noviembre de 2020

Crítica Cinéfila: Hillbilly Elegy

J.D. Vance (Gabriel Basso), un ex-marine del sur de Ohio y actual estudiante de derecho de Yale, está a punto de conseguir el trabajo de sus sueños cuando una crisis familiar le obliga a volver a la casa que ha intentado olvidar. J.D. debe navegar por las complejas dinámicas de su familia Apalache, incluyendo su inestable relación con su madre Bev (Amy Adams), que está luchando contra la adicción. 



Bev (Amy Adams) es un parásito, una adicta, narcisista y desesperada de los demás, en particular de su propia familia. En una palabra, ella es un desastre. Su hijo, JD (Gabriel Basso), asiste a la Facultad de Derecho de Yale y está en medio de una audición para una pasantía de verano, pero ahora tiene que volver a Middletown, Ohio, de donde proviene, y regatear para ingresar su madre en rehabilitación. Paga la factura de una estadía de una semana con cuatro tarjetas de crédito, solo para descubrir que Bev no tiene interés en ir a rehabilitación. Una ex enfermera que destrozó su carrera, se inyecta heroína y parece estar bajando rápido. Ella no quiere ayuda; ella preferiría drogarse en su jugo tóxico de rabia y autocompasión. Pero no, esto no empezó con ella. 

"Hillbilly Elegy", una adaptación de las memorias de JD Vance de 2016, trata sobre una familia extensa sumida en la disfunción, pero la historia va más allá de la mera disfunción. Bev Vance y su familia provienen del condado de Breathitt, Kentucky, y el libro fue una inmersión profunda en la mística de los Apalaches: los valores de la tradición y la lealtad del interior del país, pero también la pobreza, la violencia y la adicción, el abuso y la desintegración social que han sido aceptados con demasiada facilidad como parte de ese legado. 

"Hillbilly Elegy" - la película - es uno de esos dramas hechos por Ron Howard que se siente atraído, al menos en teoría, por material vanguardista. Beber en exceso, violencia doméstica, suicidio, maldad en todos los sentidos. La película es una telenovela sureña gótica estadounidense, construida para mostrar la extravagancia maldita de personajes como Mamaw (Glenn Close), la abuela malhablada y mezquina, y Bev, quien es su adicta básica de la clase trabajadora y perdedora que se odia a sí misma, una mujer que lleva su desesperación en su rostro pálido e hinchado. Podría decirlo de otra manera pero es la descripción perfecta, sobretodo por el hecho de que Glenn Close y Amy Adams serían facilmente consideradas a nominaciones en los Oscars por estos personajes pues es la escuela de actuación a través de la transformación fisiológica humana. Excepto que las actrices, en este caso, tocan notas verdaderas. Comunican la agonía interior de lo que se siente al ser "ellas".

Ron Howard sabe cómo coquetear con el filo, pero se siente atraído, por su temperamento, a la curación y la gracia, a la urgencia de las personas que tienen buenas intenciones. Adaptada por la guionista Vanessa Taylor, quien coescribió "The Shape of Water", "Hillbilly Elegy" mira a sus personajes jodidos y tontos de afuera hacia adentro, pero es más cómodo viajar junto con JD, quien simplemente aparece como un trozo de buenas intenciones: un joven que tiene el alma de la decencia atrapado en un televisor hecho para la televisión. Quizás si hubiesen revivido el JD del libro con sus traumas psicológicos y emocionales hubiese sido un personaje más completo. Ya al final es que realmente vemos ese ser tridimensional que siempre necesitamos.

¿Cómo se abrió camino JD de Middletown a Yale? No estamos del todo seguros, aunque sabemos que llegó allí, y que tiene una novia india profundamente inteligente, Usha (Freida Pinto), que se dedica a él, por lo que no hay mucho suspenso sobre si descubrió cómo trascender su pasado. La película sigue recordando a JD cuando era un adolescente a mediados de los 90, donde Owen Asztalos lo interpreta como un geek. Pero estas partes de la película tienen un didacticismo de cuaderno de bocetos. Se sugiere que JD se pierde porque su madre revolotea de un hombre a otro; cuando ella se casa por capricho, él termina con un hermanastro delincuente drogadicto. Una escena o dos después, él mismo ha caído en la delincuencia, una transformación que es menos que convincente, aunque enraiza la parte redentora de la película de amigos, cuando JD se muda con Mamaw.

Ella se convierte en su entrenador de vida de amor duro/mentora renegada, y su misión es aclarar al chico. Puede que sea una vieja y desagradable abuelita que se viste con suéteres que la hacen parecer como si estuviera tejida directamente en ellos, pero tiene disciplina. Sin mencionar una línea colorida y desagradable para cada ocasión. El mensaje es que de un corazón tan duro surge un amor lo suficientemente severo como para sanar.

Mientras Close esté actuando como una tormenta digna de premios (su interpretación es en realidad bastante meticulosa), "Hillbilly Elegy" nunca está menos que viva. Adams hace su propia actuación, pero por muy hábil que sea su actuación, nunca consigue que miremos a Bev con lástima y terror. El JD de Gabriel Basso, por otro lado, es tan agradable que el destino de su alma nunca parece estar en juego. Su gente puede ser perseguida por los demonios de sus ancestros emocionales, pero él parece un yoda cuya vida se ha reducido a: ¿Se interpondrán esos demonios en el camino de mi carrera? Si él no los deja, ellos no lo harán. Eso no es un drama, es una terapia para sentirse bien.


Hillbilly Elegy

Ficha técnica

Dirección: Ron Howard
Producción: Molly Hughes
Guion: Vanessa Taylor
Basada en Hillbilly Elegy de J. D. Vance
Música: David Fleming - Hans Zimmer
Cinematografía: Maryse Alberti
Montaje: James D. Wilcox
Protagonistas: Amy Adams, Glenn Close, Gabriel Basso

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