jueves, 25 de junio de 2020

Crítica Cinéfila: The Vast of Night

Años 50. Nuevo México, Estados Unidos. Dos jóvenes, un locutor y una teleoperadora, descubren una frecuencia que podría cambiar su vida y la de toda la humanidad para siempre. 



En los años 50, ¿qué se sabía de las abducciones extraterrestres? ¿Creían en los alienígenas y en la vida interestelar? Quizás estos pensamientos eran ajenos a la sociedad de aquel entonces, mientras estaban ocupados con otros temas banales y hasta insignificantes en comparación a los verdaderos problemas que afectaban a la minoría del grupo. En The Vast of Night, la opera prima del director Andrew Patterson, la audiencia es trasladada a ese sentimiento desesperante sobre la confrontación de realidades que la sociedad se niega a aceptar aún cuando está frente a sus propios ojos.

Durante una noche de verano, el pequeño pueblo de Cayuga se prepara para un partido importante de baloncesto que convoca a casi toda la población. Mientras el equipo de transmisión concluye los preparativos para el torneo, los jóvenes Fay (Sierra McCormick) y Everett (Jake Horowitz) caminan fuera de la cancha mientras prueban una nueva grabadora de cassette de Fay. En el camino, las luces parpadean producto de alguna frecuencia atravesando la zona, pero ambos están tan distraídos en sus conversaciones sobre gadgets del futuro, como el GPS, los smartphones y trenes tan veloces como el Amtrak que parecen imposibles de creer para la época en que ellos están.

De repente, mientras están en sus respectivos trabajos, la frecuencia vuelve a interferir, y al Fay darse cuenta, ella rápidamente se lo menciona a Everett para que lo transmita en vivo y encontrar a alguien que posiblemente sepa de donde proviene. Sus trabajos se vuelven irrelevantes cuando la investigación los obliga a salir de las cabinas de radio y telecomunicación para encontrar mayores respuestas a un sonido que, aunque solo sonará como una simple onda frecuencial, se convertirá en un mensaje intergaláctico de seres más allá de los límites psicológicos de la población, confrontando no solo el misterioso secreto detrás del sonido, sino también ideologías sociales que obligaron a los que sabían de este a quedarse callados y sufrir con su silencio.

A principios, the Vast of Night parece un episodio de The Twilight Zone, ocasionalmente cambiando su formato de cinematografía a uno retro para dar esa sensación del cambio de época. La fotografía de M. I. Littin-Menz era variante: de momentos saltaba de un viaje en dron alrededor de la ciudad a un aspecto granulado de antigüedad, con la perspectiva de un viejo televisor con la sensación de estar viendo un episodio de misterio de nuestro programa favorito de aquellos tiempos. Es una aventura de colores, oscuridad y luces para resaltar un viaje ficticio sin necesidad de efectos visuales sorprendentes.

Pero esto no solo afectó positivamente el estilo cinematográfico, sino que ocasionó un cambio en lo tradicional cómo se aprecia el cine: es una exposición a lo clásico manteniendo una serie de sonidos y conversaciones grabadas como los verdaderos protagonistas de la historia, mientras que McCormick y Horowitz acompañaban la película con sus conflictos tanto emocionales como su interés por encontrarle un significado y origen a la misteriosa frecuencia que parece aparecer de la nada a lo largo de la noche. En un mundo típico dentro de las apreciaciones cinéfilas de misterio, esto significaría que los aspectos técnicos hubiesen sido primordiales sobre la misma trama. Sin embargo, este no es el caso.

Así como los sonidos tuvieron un valor narrativo que eran parte importante del enfoque de la historia, Fay y Everett jugaron un rol muy importante en darle vida e atracción emocional al misterio. Eran los ojos curiosos de un sinnúmero de personas en la audiencia que solo quieren creer lo que nadie se atreve a decir que es real. Pero separándonos un poco de los detalles de suspenso que tuvieron que confrontar las actuaciones de McCormick y Horowitz, su verdadero talento se resalta con la representación del comportamiento de los jóvenes en esta época, no solo para llamar la atención con sus palabras peculiares, el acento adquirido y sus formas de actuar en la sociedad, sino por el constante llamado de superioridad de un grupo social y los problemas que afrontaban aún la nueva generación, como el machismo y el racismo. 

La transformación de McCormick y Horowitz también es gracias al excelente trabajo de maquillaje y vestuario de Jamie Reed, quienes le dieron un cambio radical de generación y los teletransportaron a un tiempo diferente con la vestimenta adecuada. Así mismo se resalta todo el trabajo de diseño de producción que se enfocaron en los detalles que verdaderamente trasladan a la audiencia a una determinada época en la sociedad, desde el uso de los audífonos en las telecomunicadoras hasta las grabadoras más "modernas" de ese año.

Pero dejando a un lado todos estos aspectos, el verdadero llamativo de la historia es su trama y cómo su género es elevado de una manera tal que crea ansiedad con tan solo unos segundo de silencio. La simpleza de su conflicto hace de la aventura más emocionante y dolorosa, con un final que solo le cabe a un capítulo prime de The Twilight Zone. Si se aleja de la temática de ciencia ficción, la calidez y frialdad humana así como los traumas de cada uno de los personajes son los que recrean con facilidad ese suspenso y miedo a lo inevitable. Allí Patterson (quien usa el pseudónimo de James Montague) destaca su talento como guionista, aprovechando los tiempos pasivos para traer a la luz otros temas que igualmente se tratan de resaltar en esta historia, como los misterios de los casos militares y el escepticismo a la vida alienígena.

The Vast of Night es una opera prima asombrosa y sin desperdicios de principio a final.  Es rara e intrigante, con un material simple de producción excelente y con estilo. Consigue ser inquietante e interesante a pesar de desarrollarse a través de una serie de conversaciones y diálogos, pero es esa convencionalidad lo que le otorga corazón y sinceridad, y esa honestidad lo que hace que sea tan atractiva. 


The Vast of Night

Ficha técnica

Dirección: Andrew Patterson
Producción: James Montague, Melissa Kirkendall, Adam Dietrich
Guión: James Montague, Craig W. Sanger
Música: Erick Alexander, Jared Bulmer
Cinematografía: M.I. Littin-Menz
Montaje: Junius Tully
Protagonistas: Sierra McCormick, Jake Horowitz

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