Dos jóvenes conspiranoicos secuestran a la poderosa presidenta de una gran compañía, convencidos de que se trata en realidad de una extraterrestre decidida a destruir el planeta Tierra.
Emma Stone y Yorgos Lanthimos ya tienen una relación de trabajo: han rodado cuatro largometrajes y un cortometraje, lo que demuestra que ambos comparten un mismo nivel creativo. Lo que hace tan interesante su colaboración constante es el esfuerzo por definir cuál es ese nivel. El último fruto de esta dupla, que nos trajo "The Favourite", "Kinds of Kindness" y "Poor Things", es "Bugonia", una sátira magistralmente macabra sobre el síndrome de las supersticiones en el internet, que narra la historia de una joven y ambiciosa directora ejecutiva de una farmacéutica (Stone) que es secuestrada por uno de sus empleados de menor rango.
Este pobre y atormentado personaje, interpretado por Jesse Plemons, compañero de reparto de Stone en "Kinds of Kindness", es Teddy, un repartidor y apicultor a tiempo parcial. Está convencido, tanto por conversaciones en línea como por sus propias deducciones en el sótano, de que su jefa es en realidad una emperatriz alienígena disfrazada. Su plan es secuestrarla y mantenerla prisionera en su sótano hasta que esta amenaza extraterrestre salve la vida de su madre (Alicia Silverstone), quien se encuentra en un hospicio con una enfermedad terminal que Teddy cree que forma parte de un gran experimento interplanetario. Después de eso, va a acompañarla de vuelta a la nave nodriza y negociar la retirada de su raza de la Tierra. En esencia, es una historia un tanto descabellada (además de ser una adaptación de una película coreana, algo que no es común en el cine de Yorgos), pero el director y su elenco la han expandido hasta convertirla en una alocada epopeya canina de proporciones épicas, digna de los Baskerville.
El único compañero de Teddy en su causa es su primo Don, fácilmente influenciable, interpretado magistralmente por Aidan Delbis. Tras adoptar una existencia monástica moderna —«nada de videojuegos, nada de vapear, nada de masturbarse», advierte Plemons con severidad—, los dos secuestran a Stone frente a su mansión modernista en una secuencia hilarantemente seca que Lanthimos dirige como Jacques Tati al estilo de John Wick. (Aquí y en otras escenas, la fotografía de Robbie Ryan es una delicia: por momentos sensual y severa, con un brillo decadente y lujoso propio del Hollywood de los 70).
Los lectores atentos se habrán dado cuenta de que aquí hay dos posibilidades, y "Bugonia" los mantiene en vela. O bien Plemons es un lunático peligroso, radicalizado por sus incursiones en laberintos de teorías conspirativas en internet (hay una viñeta recurrente muy divertida de la Tierra en la que el planeta se vuelve progresivamente más plano), o bien… no lo es. Ambas opciones son sombrías, aunque por razones totalmente distintas; y a medida que la situación se torna cada vez más frenética y macabra, Lanthimos exprime con maestría la máxima tensión cómica de los fantasmas de ambas. En esto, Stone y Plemons demuestran ser los cómplices ideales, con interpretaciones cuidadosamente equilibradas que les permiten alternar entre héroe y villano sin llegar a aniquilar por completo nuestra simpatía ni ganárnosla del todo.
A la película le encanta contrastar la elegancia del entorno de trabajo de Michelle con el desorden rústico de la cabaña de Teddy; es alternativamente elegante y grunge, lo que permite al compositor Jerskin Fendrix (nominado al Oscar por "Poor Things") pasar de su característico minimalismo peculiar a una grandilocuencia orquestal a gran escala para acompañar los diversos ataques de pánico de todos los involucrados. Y no se equivoquen, los ataques de pánico se vuelven cada vez más espeluznantes y descabellados, con un secuestro educado que deriva en tortura (mala, pero ni de lejos tan perturbadora como en la película original coreana), disparos de escopeta y vestidos de fiesta empapados de sangre, como corresponde a una extravagancia de terror de ciencia ficción a gran escala. Mientras tanto, cada vez que una explicación lógica (o incluso ilógica) parece inminente, Lanthimos desmiente las expectativas de su público.
En cierto modo, da igual qué desenlace elija finalmente la película: la esencia de "Bugonia" reside en los retorcidos y agónicos giros de la narración. Pero tiene que terminar en algún sitio, y quizá algunos espectadores encuentren el desenlace exasperante, mientras que otros simplemente se desharán en elogios ante la pura virtuosismo y malicia que se despliega. En cualquier caso, ¡que relajo de película!



