Clark Olofsson es un traficante de drogas y ladrón de bancos declarado culpable que reflexiona sobre sus pasadas correrías criminales.
El que ha escuchado del Síndrome de Estocolmo, no imaginará nunca su origen. Tampoco se imaginarán que su origen se debe a uno de los criminales más famosos de Suecia, quien pasó más de la mitad de su vida en la cárcel y aún así siguió hasta que no tenía más energía de hacerlo. Es cierto que no hacen falta series biográficas sobre criminales famosos. Recientemente este año estrenó Inventing Anna, que abrió un mundo de historias sensacionales. Sin embargo, la serie limitada de Netflix Clark apenas ha sido susurrada (no ha recibido la promoción que otras series de menor consideración reciben). Esta serie de tan solo seis episodios es una riqueza cinematográfica y narrativa de alta calidad que no debe ignorarse en absoluto.
En respuesta a la primera referencia de esta crítica, el término "Síndrome de Estocolmo" se acuñó a cómo un atracador logró crear un vínculo afectivo con sus rehénes en un famoso banco, haciendo que estos hasta lo defendieran, un famoso atraco ocurrido en agosto de 1973 y protagonizado por Clark Olofsson, también conocido como el "gángster famoso"; sus víctimas sentían empatía y apego por este hombre, y en la serie se explica muy bien el por qué. La serie en sueco detalla su vida, articulando sus muchas caídas y ascensos, y un punto de vista que también muestra como Clark veía el mundo que lo rodeaba.
No cabe duda que este es un intento serio y exitoso de dar vida al criminal. Si en la vida real era un personaje muy interesante a analizar, en una serie se convierte en un centro de atención dotado y cargado. En cada episodio, se analiza una etapa en la vida de Clark: su familia disfuncional (en gran parte culpable de sus decisiones criminales), el amor hacia su madre y cómo esto influye en su actitud hacia las mujeres, el tacto de cómo manejaba sus crímenes y cómo siempre se salía "con la suya", las relaciones que tuvo y lo que cada una le dejó (él era un hombre enamoradizo, que se acostaba con todo el que le animaba), y las amistades relacionadas a sus delitos, los que eran delincuentes como él y los que fueron motivados a la delincuencia por él.
El primer crimen que cometió Clark Olofsson podría ser descrito como inofensivo. Después de crecer en una familia marcada por el abandono de su padre y las enfermedades mentales de su madre, Clark y sus dos hermanas menores fueron llevadas a un hogar adoptivo. Agobiado por la situación, el joven sueco falsificó la firma de su madre y se liberó de la custodia para inscribirse en una escuela de marineros.
Con tan solo 14 años, Olofsson había engañado al sistema de justicia de su país y se había salido con la suya. Clark Olofsson tenía solo 19 años cuando participó en un robo en el que su amigo mató a tiros a un policía. Robo de bancos, intento de asesinato, toma de rehenes y tráfico de drogas son solo algunos de los delitos en los que se ha visto envuelto Clark Olofsson. Eso fue la constante en su vida, incluyendo el secuestro que inspiró una de las reacciones psicológicas más extrañas: el Síndrome de Estocolmo. Ha pasado gran parte de su vida en prisión, de la que también ha escapado en varias ocasiones (en la serie enfatizan que se escapó 17 veces de prisión). Ha sido la persona más buscada y perseguida de Suecia y la policía lo ha descrito como el criminal más peligroso del país. Ya desde un punto de vista, es un personaje que amerita más que una serie limitada por la complejidad y trasfondo de su historia, lo cual sería de mucho uso narrativo para una serie de streaming.
Aún así, los seis episodios que sí nos dieron están ricos en producción, cultura y tono, trayendo una historia que quiere llegar a la raíz del criminal. Es transparente desde el primer episodio, donde recopila la personalidad del gángster y convencerá a la audiencia de su aura, incluso hará que algunos se pongan de su lado y simpaticen con sus decisiones. Bill Skarsgård interpreta a Clark Olofsson, estafando a una figura tipo muchacho, listo para hacer del mundo un circo. Sus referencias a It están muy presentes, pero es también gran responsable que Clark sea tan complejo. Lo hace sentir real.
La riqueza de la historia es también evidente en la duración de los episodios, la mayoría de los cuales superan los 60 minutos. Clark no intenta atajos en su formato de serie limitada de 6 capítulos y da vida al hombre en su totalidad. La serie ofrece una vista de círculo completo, que muestra por qué era un interés público... sin embargo, es casi como si le faltara. El último episodio crea la sensación de la posibilidad de una segunda temporada, pues a pesar de la carga narrativa que sostiene la serie en su totalidad, el cierre es tan transparente que dejan ese sabor de querer más.
No se puede argumentar que Clark es una experiencia tranquila. Ciertamente no es una de esas series que te puedes ver en un solo día, pero vale la pena la inversión. Definitivamente es el modelo de series limitadas que Netflix debería seguir haciendo, porque saben cómo elegirlas y realizarlas.