viernes, 29 de mayo de 2020

Crónica Cinéfila: 8 consejos para escribir una película de terror


Escribir guiones es un proceso creativo bien extenso. No solo depende del tipo de historia que quieres contar o el estilo que quieres utilizar, sino también el género que vas a emplear, pues aunque todas las películas tienen una estructura madre, hay reglas muy particulares en cada género. En lo particular, el cine de terror lo considero uno de los más difíciles. Es fácil de confundirse con otros géneros si no hay suficientes elementos que lo justifiquen, pero a su vez debe de tener un terror lo suficientemente inteligente y creíble para verdaderamente asustar. 

Por suerte, para los que aspiramos a escribir sobre este género, siempre tendremos guionistas que sepan guiar. Los siguientes ocho consejos son una recopilación de sugerencias que algunos guionistas del cine de terror consideran necesarias de profundizar para poder crear tramas originales y escalofriantes.

1. Si quieres asustar, cuida de los personajes.
Los personajes son la parte más importante de la historia. Si nos preocupamos por ellos, nos asustaremos por ellos. Escribe personajes interesantes y agradables; preferiblemente ambos. La clave para escribir horror es la empatía que uno siente hacia los protagonistas. Cuanto más nos preocupemos y nos gusten, más asustados estaremos tanto por ellos como por nosotros mismos. Cuanto más nos desagrada un personaje, más hipnotizante se sentirá el horror, como si fuese el mismo karma cayéndoles encima. Stephen King es un genio al tratarse de crear empatía con sus personajes, desde las injusticias que sufre Carrie hasta lo tolerante que se ha convertido el equipo de los perdedores.

2. Escribe lo que te asusta.
Si los payasos te asustan, escribe payasos. Si perder un ser querido te asusta, escriba sobre eso. Lo que te asusta, asusta a los demás, porque siempre mostrarás la razón del susto. Su miedo auténtico se siente genuino para una audiencia. A Eli Roth, el director de Hostel (2005-2011) y Last Exorcism (2010) le aterran los fanatismos políticos, religiosos y de cualquier tipo.

3. Asegúrese de que ocurra algo aterrador cada diez páginas más o menos.
Si lo haces en menos páginas, ya no tendrá mucho impacto a la siguiente vez. Y si duras mucho tiempo en presentarlo, el público olvida que están en una película de terror. Cada latido de miedo necesita sentirse genuino. Un "susto de salto" es sorprendente y solo es efectivo en la primera vista, por lo que el verdadero horror debe ser auténtico y memorable, y no simplemente susto de salto. Cargill, el escritor de Sinister (2012) y Sinister 2 (2015) da margen de maniobra al primer acto mientras establece los personajes, pues si una película de terror no tiene sensaciones terroríficas en cada secuencia, la audiencia se aburre.

4. Sé divertido si y cuando puedas.
No es tanto que sea una comedia, sino que se usa como un desahogo de tensión, el público se reiniciará y estará listo para volver a asustarse. El humor del personaje a menudo funciona mejor en momentos bien específicos y en categorías de terror bien específicas. La comedia no significa necesariamente burlona, a menos que se haga realmente bien, como en Evil Dead II (1987). El horror y la comedia son primos cercanos. Ambos tienen que ver con la fórmula y el desenlace. Es simplemente la recompensa lo que es diferente.

5. Tu protagonista debe evolucionar.
Si los protagonistas no cambian por su exposición al terror, ese debería ser el punto central del personaje. Se nos dice que los personajes están destinados a cambiar, sin importar el género. Y las películas de terror introducen un elemento mortal o sobrenatural a los personajes, por lo que su supervivencia depende de que cambien su status quo. Pero, ¿qué sucede cuando un personaje NO cambia a la fuerza horrible? Es muy posible que mueran... como ocurre en The Strangers (2008) de Bryan Bertino.

6. Conoce las expectativas de tu audiencia.
Si se trata de horror mezclado con ciencia ficción, el público esperará que todo tenga sentido lógico. Si el horror es de origen fantasioso o sobrenatural, te darán mucho más margen de maniobra. El público es más exigente cuando se trata de películas como Alien (1979) porque sus horrores se basan en la ciencia ficción. El elemento de la ciencia nos hace desear una explicación lógica, a veces artificial, de las criaturas que nos persiguen. Sin embargo, los horrores de fantasía tienen poderes impenetrables. La magia podría significar muchos elementos incontrolables como fantasmas, criaturas cósmicas o los poderes del infierno. Solo mira cuántas cosas han sido poseídas a lo largo de la historia del cine: personas, muñecas, vehículos, cintas de video, camas, la mano de Ash. El mundo de la magia es inexplicable y no está basado en la ciencia, lo que significa que el escritor puede salirse con una explicación más abierta. 

7. Las elecciones del personaje deben tener sentido.
Imagina todas las formas posibles en que tu personaje podría escapar de cualquier situación mortal, porque el público seguramente lo hará. Los personajes deberían tomar la decisión más lógica, porque sino serán insultados por la misma audiencia. Esto tiene mucho que ver con hacer que tu protagonista sea interesante. Nos gustan las personas inteligentes. Nos gustan los sobrevivientes. Entonces nuestros sobrevivientes deben tomar decisiones inteligentes. Es uno de los mayores errores que se ven en Jeepers Creepers (2001) de Victor Salva.

8. El horror tiende a ser breve.
A menos que sea necesaria una construcción profunda de personajes, una buena película de terror no debe ser más de 100 páginas. La regla de "una página es un minuto de tiempo de pantalla" no se aplica realmente en terror porque la acción de suspenso tiende a tomar más tiempo en la narrativa. Y si eres Ari Aster (Hereditary - 2018, Midsommar - 2019), probablemente no te importe el recuento de páginas de todos modos. Pero si quieres entrar en la industria con un guión de terror, debe ser breve. Pero esto no es solo porque la audiencia moderna no espera ver dos horas siendo aterrorizados. También se trata porque menos páginas significa un presupuesto más bajo. Y un presupuesto más bajo es más atractivo para las productoras.

También es importante considerar que lo que hace a una película terrorífica no es cuanta sangre se derrame en escena, sino cuánta tensión sepa generar en la audiencia, y cuanto terror psicológico sabe sembrar. A veces, lo más intenso puede llegar a hacer la expectativa de lo que puede ser, aun cuando no nos deja ver nada. Un buen ejemplo es The Blair Witch Project (1999).

jueves, 28 de mayo de 2020

Crítica Cinéfila: The Lovebirds

A punto de separarse, una pareja se enreda involuntariamente en un extraño, divertido y misterioso asesinato. A medida que se acercan al momento de limpiar sus nombres y resolver el caso, necesitan descubrir cómo ellos y su relación pueden sobrevivir a esa noche.



Después de su primera cita juntos, Jibran (Kumail Nanjiani) y Leilani (Issa Rae) sabían que la química era lo suficientemente fuerte como para mantenerla viva por varias citas hasta lograr formalizarlo. Pero como toda relación amorosa de cuatro años, llegaron al punto de que no solo cuestionan su futuro juntos sino también si podrán seguir llevándola aunque se queden estancados con el mismo título mutuo en la costumbre de su compañía. Uno más uno ocasionalmente puede ser demasiado.

La nueva comedia de persecución de Netflix "Lovebirds", presenta a Rae, una mujer amante de la diversión, es mejor conocida por crear y protagonizar la fabulosa serie de HBO "Insecure", y Nanjiani, torpemente observador, quien coescribió y protagonizó "The Big Sick", nominada al Oscar. Ambos son geniales, y en "The Lovebirds" resultan un buen partido.

Mientras que en la película, son una pareja en New Orleans que después de estar juntos por cuatro años, ya no se soportan. En el auto camino a una fiesta, rompen dramáticamente, cuando de repente su auto es secuestrado para cometer un asesinato. Pareciendo culpables como el infierno, los dos huyen del área y pasan el resto de la película tratando de descubrir quién fue el responsable y limpiar sus nombres. 


Hay tantas películas sobre adultos profesionales aburridos que son atrapados en una noche de crimen. "Date Night", con Steve Carell y Tina Fey, y "Fun Mom Dinner" saltan a la mente. Pocos de ellos son buenos, pero un destacado reciente fue la Game Night de 2018. Con pocos detalles nuevos para agregar al patrón, "The Lovebirds" funciona como una bandeja para Nanjiani y Rae, que hay que reconocer tienen exhibiciones mucho mejores. Es verdad que no todas las comedias deben destruir el terreno con agallas e innovación, pero el fracaso parcial aquí es pura credibilidad. La mayoría de sus escenas aparecen como rutinas de duelo de bajo riesgo. Sin embargo, con un guión estrictamente estructurado y las estridentes pero raras interpretaciones, The Lovebirds puede también resultar un paseo encantador e inesperado.

Lo que ayuda a que la película se destaque es su modernización de la fórmula de Judd Apatow que ha llegado a caracterizar la mayoría de las comedias de estudio. Dirigida por Michael Showalter (The Big Sick) con un guión de Aaron Abrams y Brendan Gall, Lovebirds confía en su audiencia y en sus protagonistas, lo suficiente como para evitar abrumarnos con demasiadas tonterías, dejando un amplio espacio para ritmos de comedia romántica silenciosamente reflexivos. El equilibrio bien calibrado de estos diferentes tonos y notas es lo que hace que la película funcione por momentos. Resulta que un misterio de asesinato absurdo proporciona el telón de fondo adecuado para explorar por qué las relaciones a largo plazo pueden fracasar, y por qué hacer el trabajo necesario para mantenerlas puede valer la pena.

Showalter tiene la intención de garantizar que el humor sea lo que impulse la película, sin enviarla por completo por un acantilado; él confía en la coreografía de configuraciones bien tramadas, recompensas bien ganadas y la proporción justa de bromas físicas a chistes verbales.


Nanjiani y Rae brillan. Showalter simplifica la cinematografía con primeros planos medianos de los dos sentados en automóviles, en mesas de restaurantes o en lugares íntimos; estas escenas forman el corazón de la película. Incluso si no siempre compras a estas personas como pareja, su comedia de payasadas da en el blanco; es difícil no apoyar a este par de ingenuos.

Una de las sorpresas agradables de The Lovebirds es que no busca resaltar al extremo ni ignorar ciegamente el hecho de que sus protagonistas son asiáticos y negros. Este no es un caso de casting inclusivo para obtener puntos de "diversidad" superficiales; Showalter se adhiere a los principios de la buena cinematografía, inclinándose hacia el subtexto sin ahogarnos en momentos de enseñanza dignos de vergüenza.

Algunos de los toques más divertidos tienen su origen en comentarios sociopolíticos divertidos porque es cierto. Al mismo tiempo, los elementos técnicos, incluida una puntuación inesperada de neo-soul, son sólidos y están sincronizados, lo que ayuda a la película a cambiar las bromas de las comedias románticas (sobre la futilidad del matrimonio, la frecuencia del sexo, etc.) a travesuras más oscuras con una facilidad impresionante.

The Lovebirds es esa rara comedia tonta inteligente que no solo espera que la audiencia entienda por qué una mujer negra y un hombre musulmán estadounidense asumirían lo peor de la policía, sino que también saben aprovechar esa verdad para reír. La película ofrece más pruebas de que a veces el mejor tipo de comentario político es ningún comentario. Ofrecer personajes interesantes, imperfectos y bien redondeados destinados a leerse como negros y marrones en una comedia que es corriente, accesible y ampliamente atractiva es en realidad todo el comentario que necesitamos.


Crítica Cinéfila: Capone

Tras pasar 10 años en prisión, el gánster Al Capone, de 47 años, comienza a sufrir de demencia y su mente comienza a ser acosada por los recuerdos de su violento pasado.



Todos los villanos tienen un punto débil o un desenlace que los humaniza. En el caso de Al Capone, un famoso gángster estadounidense entre los años 20 y 30, su caída fue rápida y sin previo aviso. Pasó de una mente calculadora a estar postrado por demencia desarrollada por una sífilis sin tratar. De Alcatraz fue enviado a su casa de Miami, y allí duró poco hasta que la muerte le llegó, pero antes de eso, su consciencia le torturaba con lo que había hecho, lo que aún persistía y lo que nunca pudo terminar de hacer. En todo eso se enfoca Capone, protagonizada por Tom Hardy, en busca de un lado más empático hacia una de las figuras criminales más importantes de Brooklyn, aún con todos los crímenes cometidos años antes.

La historia inicia con un Capone (Tom Hardy) debilitado por el más reciente infarto, pero aún ágil de perseguir a todos los niños de la familia en un juego de escondite. Sus riquezas han bajado y para evitar perder el único hogar donde puede compartir con sus seres queridos, se decide que venderán algunas de las escúlturas de Capone. Este cambio llega con alucinaciones de un niño con un globo dorado y de un amigo que ya no está presente. Pero en medio de los delirios, Capone está consciente de que ha dejado una gran riqueza escondida en algún lugar; el gran misterio es dónde podría estar. 

Martin Scorsese no es el único director que recientemente exploró temas de arrepentimiento al final de una vida de crimen, pero la elegante moderación de "The Irishman" de Scorsese no se encuentra en ninguna parte en "Capone" de Josh Trank. En cambio, el director se recuperó de un punto bajo en su carrera ("Fantastic Four" de 2015) al preparar una recreación sangrienta y alocada del último año de Al Capone, presentando otra actuación en la que Tom Hardy se ríe ante las nociones convencionales del bien vs. mala.


Tom Hardy interpreta al antihéroe con una encarnación casi contraria a todos sus personajes anteriores. Si alguna vez Capone tuvo un paso y velocidad fuerte, aquí Hardy mostró que la enfermedad es engañosa, y que se convierte en un veneno para el alma y para todos los que habitan en el exterior de su organismo. Aunque reconocible por momentos, Hardy tiene una transformación física increible y grotesca en ocasiones. Su Capone es un hombre con ojos poseídos, voz confusa y un tabaco eterno en su boca hasta sin fumarlo. Su acento italiano es cuestionable, pero sí causa impresión al darle credibilidad en sus elocuencias. 

Pero es necesario desligar la intensidad de cualquier biopic anterior de Capone en cuanto a este. Por más tiros y cuchillazos que ocurrieron en su vida activa, Capone se enfoca en la caída del criminal, y cómo su salud y su imagen de poder fue deplorando en sus últimos meses. Este es un drama de suspenso que solo busca una mirada empática a su persona que va al mismo paso que su protagonista, lenta y confundida, con una visión borrosa de lo que es real y lo que es solo producto de todos sus crímenes físicos y psicológicos. 

Hardy es acompañado por una Linda Cardellini como Mae Capone, una vez más reencarnando la esposa de un italoamericano (anteriormente la vimos en Green Book), pero a diferencia de roles anteriores, su personaje es justo con lo que la marea le trae. Se reviste de paciencia cuando Capone hace sus regueros pero no le falta impulso de pegarle una bofetada cuando se lo merece. Es justa y benévola, que aunque reconoce el pasado de su marido, otorga el perdón aún en aspectos como la existencia de amantes e hijos bastardos. Así mismo, Matt Dillon interpreta a Johnny, uno de los amigos cercanos de Capone y al único que le confiesa la existencia del dinero en algún lugar. Es una pena que estos dos personajes pasan a un plano por debajo de lo secundario, dándole mayor importancia al pasado de Capone y no a lo seguro en su futuro.


Uno de los aspectos más interesantes de la historia es la intensidad de las alucinaciones y el cuestionamiento eterno de lo que es real y lo que no. Las secuencias más intensas y sangrientas son más tarde reveladas, pero siempre dejando un rastro de que tiene ciertos puntos de veracidad. La gran cuestionante que se queda es de parte de quién seguimos las alucinaciones; la respuesta obvia parecerá ser Capone, sin embargo existen momentos muy confusos en la trama que buscan establecer una realidad para resultar mentiras que el guionista le está brindando a la audiencia. La subtrama de los agentes federales que investigan a Capone para recuperar los US$10MM que esconde en algún punto de Estados Unidos resulta interesante en concepto pero pobre en ejecución. Si se entrelaza con la demencia de Capone, quien piensa que está alucinando la presencia de estos espías, pero no obtiene suficiente material narrativo para seguirle un hilo lógico, y su conclusión resulta olvidable con facilidad.

Capone es un drama lento que se sale de las tradicionales historias de gangsters vinculadas al nombre, y solo refleja la caída de su legado y cómo este se consumía en sus desafíos físicos y mentales. Hardy se sale de los arquetipos que ha seguido por años y se aumenta su edad con un carácter de locura y enfadado. No se puede ignorar esos momentos blandos en los que la empatía se convertía en odio precipitado, pero eso era rescatado por otros más activos que juegan con la mente de hasta de sus demás personajes. Aún con algunos chistes innecesarios y los momentos apagados, su cinematografía es imposible de ignorar manteniendo el ritmo de la historia, su sintonía con una banda sonora de suspenso solo anticipa lo poco predecible, y sus momentos rescatables son importante de reconocer.


sábado, 23 de mayo de 2020

Crítica Cinéfila: Dead to Me

Recogiendo las consecuencias de la sangrienta revelación del patio trasero, la incontrolable pareja luchará de nuevo por mantener sus secretos enterrados. Con la llegada a la ciudad de un sorprendente visitante y el Detective Pérez pisándoles los talones, Jen y Judy tomarán medidas drásticas para proteger a sus seres queridos y la una a la otra. No importa a qué precio.



El año pasado, la actriz cómica Christina Applegate nos mostró su lado serio con la primera temporada de Dead to Me de Netflix, una comedia negra sobre una amistad amenazada por un terrible secreto. Era una trama emocionante con una persona divertida que exploraba facetas sombrías de sí misma mientras aún manejaba su ingenio lacerante habitual.

Ahora, Applegate está volviendo a ese pozo de malos sentimientos para la segunda temporada de Dead to Me (8 de mayo). Es un placer tenerla de vuelta. Pero las cosas se han desmoronado considerablemente desde que conocimos a la agente de bienes raíces del sur de California, aunque ya no estaban muy enloquecidas: el episodio piloto se abrió a raíz de la muerte del esposo de Jen, asesinado en un "hit and run" sin resolver. Dead to Me comenzó como un espectáculo sobre el envenenado pensamiento mágico de la pérdida, y luego rápidamente se convirtió en un pequeño thriller tenso, un género en el que la segunda temporada se apoya con más vigor. 

Dead to Me, de la escritora Liz Feldman, presenta una de las amistades más desafiadas rutinariamente en la televisión. La temporada pasada, supimos que Judy (Cardellini) fue responsable de la muerte del esposo de Jen. En el final, (spoiler aquí) Jen esencialmente respondió matando al cruel prometido de Judy, Steve (James Marsden), mientras estaba en un ataque de rabia. La segunda temporada del programa trata sobre el encubrimiento de ese crimen, poniendo un vínculo ya tenso y peculiar entre dos mujeres desesperadas con lo que uno tendría que imaginar que es la prueba definitiva.


Esto debería ser irritante, una frustración de "no hay forma posible de que sean amigas" con una presunción televisiva que es, bueno, eso: un dispositivo narrativo ante las fuerzas de la realidad. Applegate y Cardellini (y Feldman y sus escritores) continúan vendiendo su extraña unión. El espectáculo es bueno de una manera sombreada y delicada; la segunda temporada encuentra un balance excéntrico, un orden donde no debería haber ninguno. Según todos los relatos, Jen y Judy deberían ser enemigas mortales que se transportan al recinto. Pero al compartir una aventura mórbida, han forjado un sistema de apoyo, un tipo de destrucción amorosa asegurada mutuamente, que tal vez les ha faltado en sus experiencias con los hombres.

¿Dead to Me es una alegoría lésbica? Bueno, la alegoría implicaría la ausencia de rareza en el texto real del programa. Eso definitivamente no es cierto para la serie, especialmente en la segunda temporada. Sin embargo, no es exactamente entre Jen y Judy, aunque esa tensión siempre está ahí, generalmente en momentos de risa rápida, sino en un nuevo personaje cuya relación con el retorcimiento central de la historia es mejor dejar intacta. Como es el caso de otro enredo romántico que representa el espectáculo en su forma más tensa, aunque Applegate lo trata de controlar.

La diversión de la segunda temporada de Dead to Me está en esos giros demasiado fáciles de estropear. Cada episodio termina con un botón perturbador, exigiendo la observación inmediata del siguiente hasta que ya no nos quede más. La serie se mueve con prontitud, haciendo una pausa para un tirón emocional o dos en cada episodio antes de pasar a la siguiente locura. Pero no es difícil seguir moviéndose con Jen y Judy, porque mantienen el ritmo muy bien. Si en esta nueva serie de episodios se pierde parte del mapeo de personajes más paciente de la primera temporada, y su representación satírica del rico malestar de SoCal, eso se compensa con una avalancha de encanto propulsor. 

Con ese fin, Applegate y Cardellini podrían estar haciendo dos de los trabajos más difíciles en la transmisión, interpretando personajes que son a la vez tristes y ventosos, sardónicos y sinceros sin aliento. Lo que ofrecen son dos retratos convincentes de ansiedad, del tipo que disminuye los momentos raros y tenues de quietud antes de volver corriendo. Puede ser agotador ver a estas mujeres, especialmente a Jen, mantener esa tristeza por el resto de su vida. Pero también es una maravilla moverse en los rieles de la montaña rusa del programa, sabiendo que las damas saben lo que están haciendo.

Dead to Me es a menudo un espectáculo muy divertido, en estallidos de escritura picantes. Ya sea que la serie sea realmente improvisada o no, Applegate a menudo le da lecturas de línea que brillan libremente, como si estallara repentinamente con furia o cayera en una comprensión horrible junto a Jen. Su brio cómico hace las cosas más duras que pronto siguen a ese desarme mucho más.

Hacia el final de la segunda temporada, Jen tiene una crisis cargada de culpa que resulta uno de los momentos más catárticos que se puede haber visto en televisión durante esta primavera aterradora. Se siente bien ver a alguien perderlo, verla elegir el colapso porque el peso de mantener la compostura se ha vuelto insoportable. Applegate realmente se suelta, y es como si la fiebre se hubiera esparcido, o, para una comparación menos tensa, como si una tormenta finalmente hubiese estallado, haciendo que el aire sea refrescante.

La segunda temporada de Dead to Me se consume fácilmente para pasar muy bien una tarde. Este es el tipo de refrigerio gourmet que Netflix debería hacer más: felizmente adictivo y bien organizado por profesionales talentosos, específicamente por actores de jugadores de apoyo como Applegate. Ella claramente disfruta de la oportunidad holística de interpretar a una mujer al borde de tantas cosas a la vez. Applegate una vez más se encuentra con el material y luego le da un atractivo extra, ahora exclusivo. Las cosas pueden desmoronarse, pero es una alegría ver a Jen intentar y fracasar, mantener todo junto.


jueves, 21 de mayo de 2020

Crítica Cinéfila: Scoob!

Scooby y la pandilla enfrentan su misterio más complicado: un complot para liberar al perro fantasma Cerbero contra el mundo. Mientras corren para detener el apocalipsis perruno, el grupo descubre que Scooby tiene un épico destino que nadie sospechó nunca.



Poco más de 50 años después de su debut en la televisión del sábado por la mañana en Scooby-Doo, Where Are You!, los cuatro detectives adolescentes de Mystery Inc. y su compañero canino gran danés regresan con otra misión llena de acción para combatir el crimen. Scoob!, recientemente renovado con animación digital, reinicia la propiedad venerable al expandir su universo cinematográfico, uniendo una variedad de caricaturas de la extensa biblioteca Hanna-Barbera, ahora propiedad de Warner Bros.

La decisión del estudio de cambiar el lanzamiento de la película de los cines con pandemia cerrada a video premium puede representar en parte una estrategia para capitalizar el deseo del público confinado en el hogar de nuevos contenidos con una franquicia familiar. Cualquiera que sea el cálculo, Scoob! ofrece una distracción atractiva para las familias que todavía están atrapadas en el hogar (aunque algunas de las escenas pueden ser un poco intensas para los más pequeños), incluso cuando plantea otra prueba para la resistencia de las ventanas teatrales.

Después de innumerables episodios de dibujos animados, casi tres docenas de películas directas en DVD y dos películas de acción en vivo, los orígenes de la amistad entre el comelón Norville "Shaggy" Rogers (Will Forte) y su mejor amigo canino Scooby-Doo (Frank Welker) pueden haberse vuelto un poco confusos. De modo que este último reinicio ofrece una breve recapitulación, retrocediendo cuando el cachorro perdido Scooby apenas escapa de un roce con la ley después de robar comida de un café de Venice Beach, California.


Afortunadamente, encuentra al joven Shaggy, lo que desencadena una amistad de por vida basada en gran parte en su apetito compartido sin fondo. Un encuentro de Halloween más tarde esa noche con Fred (Zac Efron), Daphne (Amanda Seyfried) y Velma (Gina Rodríguez) presenta a los amigos recién unidos la emoción de la investigación después de descubrir una casa supuestamente embrujada que es solo el frente de un ladrón del vecindario (director Tony Cervone en un breve cameo). Su éxito inicial motiva a los niños a crear Mystery Inc. y lanzar sus carreras como detectives aficionados.

Las breves escenas iniciales enseñan una especie de retroceso a algunos de sus casos más populares, las primeras caricaturas de Hanna-Barbera Scooby-Doo, que a menudo presentan a los niños como investigadores paranormales, luego de sus improbables hazañas que desacreditan una variedad de engaños sobrenaturales perpetrados por delincuentes menores. Gran parte de la comedia era situacional, derivada de estas circunstancias a menudo tensas, así como los rasgos de personalidad específicos del equipo: la respuesta confiablemente cobarde de Shaggy y Scooby a cualquier amenaza percibida, los pasos en falso al peligro de Daphne o el análisis demasiado intelectual de Velma sobre sus adversarios. Sin embargo, en episodios posteriores, las historias se centraron cada vez más en apuestas más altas y villanos más amenazantes, confiando en gran medida en el humor verbal en lugar del físico para conducir la trama.

Scoob! se ajusta a este último patrón, que rápidamente se hace evidente a medida que los miembros de Mystery Inc. se reúnen para considerar convertirse en profesionales después de casi 10 años de investigación. Afortunadamente, la siempre ingeniosa Velma ha identificado a un posible inversionista: el empresario Simon Cowell. Parece que Simon tiene una alta opinión de los talentos del grupo, con la excepción de Shaggy y Scooby, a quienes insiste en cortar el trato, obligándolos a separarse de sus socios de toda la vida.


Sin embargo, no pasa mucho tiempo antes de que sean recogidos por otro equipo de lucha contra el crimen cuando su ídolo de larga vida, el Halcón Azul (Mark Wahlberg) los arroja a bordo de su impresionante aeronave, apenas salvándolos de un enjambre de robots escorpiones malvados. Los peligrosos drones están al servicio del archi villano Dick Dastardly (Jason Isaacs), le explican el piloto de Falcon Fury Dee Dee (Kiersey Clemons) y el sabueso cibernético Dynomutt (Ken Jeong), quien también revela que su líder de superhéroes es en realidad Brian, el hijo del Halcón Azul original, ahora retirado. La tripulación recluta ansiosamente a Shaggy y Scooby para ayudarlos en una misión para evitar que Dastardly resucite el espíritu de Cerberus, el sabueso de tres cabezas que custodia el inframundo y obtener el legendario tesoro perdido de Alejandro Magno.

Fusionando hábilmente la historia de origen de la película con una aventura típicamente orientada a la acción, su guión incluye previsiblemente la característica con un exceso de incidentes. El poco tiempo de inactividad restante se dedica al conflicto de personajes que lucha por el humor, particularmente a expensas de Shaggy, Fred y el Halcón Azul. Sin embargo, la dinámica entre los miembros del equipo de Mystery Inc. permanece bastante intacta, y los roles femeninos en particular se registran con mayor claridad y confianza que en las interacciones pasadas. En parte, eso se debe a la creación de secuencias de comandos más dimensionales, así como a las actuaciones puntuales del elenco de voces, con Rodríguez sacudiendo la geek sin complejos de Velma y Seyfried encarnando a una Daphne suavemente genial. Como resultado, los chicos terminan pareciendo un poco cojos en comparación, particularmente considerando la interpretación bastante genérica de Zac Efron como Fred. Aunque Forte se apega a la caracterización clásica de Shaggy, incluso a su chillona vocalización, falta una cierta energía maníaca en la actuación. Como el único miembro del reparto que regresa de las entregas anteriores, Welker definitivamente cumple al evocar sin esfuerzo la lealtad y (des)confianza de Scooby-Doo, incluso si su enunciado a veces confuso puede ser difícil de seguir.

Como siempre, y recuperando la típica temática de "qué tan duradera es una amistad de infancia", Scoob! revive esos viejos sentimientos de niñez y se adaptan a nuestros tiempos. Es divertida, nostálgica e inteligente. Sirve para traer personajes añorados con la misma calidad, y demostrándonos que no todas las secuelas son innecesarias. Esta supo valorar cada segundo invertido. 


Crítica Cinéfila: The Assistant

Sigue un día en la vida de Jane (Julia Garner), asistente de un poderoso ejecutivo del entretenimiento, exponiéndose a los abusos y sacrificios que vienen con el cargo.



Todos los que se han graduado de la universidad, han pasado por esa posición de entrada: ser asistente. Y sin importar la carrera, los requerimientos y habilidades son las mismas. La única gran diferencia es el tipo de jefe que le toque a cada uno. 

Jane (Julia Garner), es una recién graduada universitaria y aspirante a productora de cine que consigue un trabajo aparentemente ideal como asistente de un poderoso ejecutivo de la industria del entretenimiento. Su día es muy similar al de cualquier otro asistente: preparar café, cambiar el papel en la fotocopiadora, ordenar el almuerzo, organizar viajes, recibir mensajes telefónicos, etc. Pero a medida que Jane sigue su rutina diaria, es cada vez más consciente del abuso que colorea insidiosamente cada aspecto de su jornada laboral, una acumulación de degradaciones contra las cuales Jane decide adoptar una posición, quizás solo para descubrir la verdadera profundidad del sistema en el que ella ha entrado.

Julia Garner es muy conocida por la facilidad en la que sus ojos expresan las emociones que todo su cuerpo quiere explotar; en tan solo segundos, delata las incomodidades de la situación, sin siquiera que una palabra salga de su boca y ya se le ha visto desde el lado completamente opuesto (Ruth Langmore -Ozark- quizás no sería una buena asistente). Aquí es donde se destaca la calidad actoral de Garner, con lo multifacética en su habilidad de desconectarse totalmente del resto de sus personajes y ponerse una piel casi completamente nueva. En el caso de Jane, ella es una joven igual de multifacética; capaz de llevar café, documentos y headshots a una sala de reuniones sin derramar una gota de desastre. Su silencio no quiere decir que sea tímida, pues siempre avanza con paso firme en cada una de las oficinas donde debe entrar a repartir informaciones y responde solicitudes claramente conociendo los detalles para evitar cometer errores, porque sabe que cualquier error le podría salir bien costoso. Entre tolerar los abusos de poder de parte de sus compañeros hasta contestar llamadas telefónicas de esposas reclamando donde están sus esposos que no contestan el celular, Jane está soldada con una armadura de paciencia y redacta correos electrónicos de disculpas por tan solo mantener una posición que en muy raras ocasiones llega a un nivel superior si se queda en esa misma empresa.


En un solo escenario, el ambiente se siente con los mismos ritmos y tensiones que mantiene una compañía de producción, y así también su población. Los personajes parecen estar divididos en grupos y Jane parece ser el punto medio, en una constante balanza de no pisar mal para no caer bajo los leones que la asechan ante cualquier fallo. Pero más que personajes, los que la acompañan parecen sus obstáculos secundarios, teniendo los ladridos de un jefe sin rostro como la confrontación más difícil de toda la trama.

La cineasta Kitty Green escribe este guión con una doble intención: la primera se enfoca en enseñar el día a día de quien trabaja en la posición de una asistente, que sin siquiera decir para que tipo de compañía trabaja es claro que hace exactamente lo que cualquier otra compañía le indicaría a una asistente hacer; la segunda es reflejando el acoso sexual en las oficinas y lo que debe sacrificar una asistente de este tipo para poder mantener su trabajo aún en acciones inmorales de sus superiores. Green, quién se ha destacado por su trabajo como documentarista, presenta su opera prima de ficción pero con una temática social de esas que les encanta narrar, pero con un enfoque en la visión femenina inferior dentro de la industria del entretenimiento.

Green vita caer en el conflicto de ver a la protagonista como la víctima principal y esta se convierte en los ojos de la audiencia, siendo la testigo principal de los abusos de poder y el acoso sexual por el que jóvenes talentos pasan para llegar a alguna posición cercana de lo que aspiran. La directora crea la empatía suficiente en Jane, incluso dándole momentos en el que la audiencia parece que cantará victoria, pero solo para aterrizarnos de que esto no es una película de finales felices sino de mostrar la realidad de estas situaciones.


Además del gran trabajo con la historia y los personajes, Green continúa su estrecha relación con el cinematógrafo Michael Latham, quien le da vida a cada uno de los oficios de Jane desde sus propios puntos de vista, con un juego de tomas y movimientos estáticos que claramente reflejan una de las subtemáticas de la historia: cómo esta posición no varía con el tiempo. Así mismo se mantiene constante la musicalización de Tamar-kali justo con los sónidos tradicionales de oficina y de la ciudad de Nueva York en medio de un inicio de invierno.

The Assistant es una película que refleja el poco cambio que ha habido dentro de las oficinas (sobretodo aquellas relacionadas al mundo del entretenimiento y producción), a pesar de todas las leyes y movimientos que se han lanzado a las calles para proteger a las mujeres en el ámbito laboral. Es un drama que llega para recordar las árduas tareas mentales por las que debe pasar una persona en este tipo de posición, quien será más afectada por su género e igualmente tratada a pesar de todo el conocimiento adjunto que pueda traer a su trabajo. Pero que quede la satisfacción de saber que nuestra protagonista no se dio por vencida, y que aunque parecería el final de su batalla, alguna guerra pudo ganar en tan solo un día.



jueves, 14 de mayo de 2020

Crítica Cinéfila: Ema

Ema, una joven bailarina, decide separarse de Gastón luego de entregar a Polo en adopción, el hijo que ambos habían adoptado y que fueron incapaces de criar. Desesperada por las calles del puerto de Valparaíso, Ema busca nuevos amores para aplacar la culpa. Sin embargo, ese no es su único objetivo, también tiene un plan secreto para recuperarlo todo.



La primera secuencia de Ema es un montaje de varios personajes. Sucesos que nos avanzan las complicaciones y el conflicto entre algunos protagonistas. Varios sentimientos de desesperación y algunos otros casi autocomplacientes para avisarnos que lo que veremos una vez la presentación de baile contemporáneo concluya no será fácil de digerir. Y una vez se mezcla la música con las tomas y la iluminación resplandeciente y cegante, esta vanguardia cinematográfica se convierte en una copilación de emociones complejas, a punto de cambiarnos de parecer en todo lo que pensabamos antes, para contradecirse con cada diálogo solo para reflejar la ansiedad que sienten al no poder tener la última palabra. 

Pablo Larraín es un artista completo. Su estilo cinematográfico no solo se enfoca en grupos marginados de la sociedad con un toque intenso de analogía, sino que utiliza movimientos, colores y música para crear emociones no solo en la audiencia que admira sus obras, sino más importante en los personajes que se ven afectados por estos elementos.

Ema (Mariana di Girolamo) es una bailarina moderna que, debido a que no puede tener hijos con su esposo, decide adoptar uno. Pero tras un accidente en que el niño ha atacado a un miembro de la familia de Ema, Gastón (Gael García Bernal) ha decidido regresar al niño al centro de adopción, dejando a la madre en una completa depresión, deambulando por las fundaciones de menores para poder obtener información de su hijo y recuperarlo. Toda esta información pasó antes de que la película comenzara, pero las genialidades de Larraín con el diálogo y las acciones de los personajes, sin necesidad de exponer y revelar a la ligera los secretos de la historia, nos dan una visión rápida de quienes son nuestros protagonistas, y de qué lado debemos apoyar.


Por un lado, Ema decide que quiere reencontrarse con su hijo, pero esto no se define como su objetivo principal mientras nos confunden con romances callejeros asociados a personas que llegan a la vida de Ema aparentemente por accidente. Nos secretean de que nada ha sido un accidente, pues todo se trata del plan ejecutado por Ema; pero a su vez pareciese que sí, que en realidad todo se trata de una mujer que busca algún tipo de consuelo en pasiones momentáneas con extraños y amigos bien cercanos, que por intensas o mínimas que sean, parecen darle algún sentido a su vida. Por otro, Gastón parece un hombre pasando por la crisis de la media edad, manteniendo una relación con una persona claramente más joven que él, pero no por no estar solo sino porque tiene sentimientos honestos hacia Ema, sin importar que sus comentarios abusivos y de menosprecio pareciesen lo contrario.

A Larraín le gusta escribir crear conflictos externos en sus personajes para permitirles un arco tridimensional a nivel interno. En el caso de Ema, a simple vista pareciese que ella está tratando simplemente de lidiar con su duelo, pero entre gestos y miradas revela poco a poco que sus intenciones son más puras de lo que parecen, que su intensidad por reclamar lo que una vez fue suyo por papel sobran una vez encienden el reggaeton de fondo y le dan un lanzallamas en medio de una urbanización en alguna ciudad de Chile. Cuando todo se revela, ya lo sabemos todo, pero no es porque ha llegado por accidente sino porque el mismo Larraín lo decide así.

Otro aspecto que hace de Ema una película tan asociable es su escenografía, dándonos esa sencillez y autoasociación de clases, recordando cómo fuese tan fácil confundirse entre países sino fuese por el mismo acento. Aquí las calles se visten de sonidos diégeticos y recreados, con la música de Nicolas Jaar que enciende nuestras caderas vistiendo uniformes coloridos y variados, andando por lugares para hacerse ver y recordarles a todos que quienes mandan no siempre son los que se hacen llamar los más poderosos.

Ema es un clamor de rebeldía a todo nivel. Habla sobre lo poco que importa las preferencias sexuales, gustos musicales y reglas sociales. Exige atención porque el mensaje va más allá de la busca incansable de una madre por recuperar a su hijo, independientemente que sea de sangre o no. Se trata de una nueva obra maestra que Larraín le regala al mundo para recordarles que los estatutos se crean para romperse y que ninguna guerra se da por terminada hasta que todas las partes ya han detenido su lucha. Ema es amor intenso por cada toma, un grito salvaje necesario para los que todavía viven confinados en los estándares de la sociedad.


Crítica Cinéfila: Delivered

Una mujer embarazada ve cómo su vida cambia drásticamente a causa de 'algo' que amenaza con robar a su bebé.



La octava película para TV de la segunda temporada de Into the Dark: Delivered (producida por Hulu y dedicada para el día de Madres) parece inspirarse de una temática que vimos hace mucho tiempo y que a los fanáticos del terror nos encantó ver. ¿Recuerdan en Misery cuando Annie cambia de una fanática fiel a una fanática loca/violenta solo porque Paul no continúa la novela tal como ella quería? Aunque enfocándose en otro tipo de meta que nuestra protagonista debe obtener para lograr su "libertad", la nueva película de Emma Tammi nos da esa misma tensión que la famosa novela de Stephen King logró generar en sus fanáticos.

Valerie (Natalie Paul) es una mujer que se prepara para la llegada de su primogénito, junto a su esposo Tom (Michael Cassidy). Aunque Tom se muestra entusiasmado por la llegada del bebé, Valerie no concilia el sueño con pesadillas extrañas y durante el día vive atemorizada de confrontar a un tal Riley de su pasado (Micah Joe Parker). Lo único que logra sacarle un poco de estrés es su clase de Namaste prenatal donde conoce a Jenny (Tina Majorino) una madre soltera a la que Valerie le toma rápido cariño. Cuando ella invita a la pareja a su rancho, no pierde tiempo antes de ejecutar su plan: eliminar a Tom y apresar a Valerie hasta que tenga el bebé que ella terminará adoptando. Si creen que les he dicho algún spoiler, les aviso que solo he confesado lo que podrán ver en el trailer, pues Delivered es mucho más que eso. Ahora Valerie debe tratar de encontrar la manera de salvar su vida y la de su bebé antes de que la locura de Jenny aumente y haga peores cosas que aparentemente ya ha hecho.


Esta nueva película de Into The Dark llega justo a tiempo por varias razones: a la serie no le ha ido muy bien con sus filmes episódicos anteriores, y ya muchos fanáticos del terror no reestudian clásicos de Stephen King a menos que estén muy curiosos. Delivered presenta características claramente inspiradas en el famoso escritor, pero evitando caer en la readaptación, enfocando el conflicto a un tema aún más sensitivo: la devotada maternidad y lo intensa que se convierte cuando existen situaciones de crisis. Claramente, Dirk Blackman estudió el famoso guión de los William Goldman, y mantuvo una estructura muy similar al filme de los 90, pero manteniendo la esencial principal de los twists y las explicaciones necesarias para justificar las acciones del antagonista.

Pero, más importante que el conflicto interno de la antagonista, es la relación entre los personajes principales, y cómo dos mujeres con objetivos muy diferentes en la vida deben luchar mano a mano (o cuchillo a chapa de madera) para reconocer quien finalmente se quedará con el bebé que una de las dos concederá. La química de gato vs. ratón les cae muy bien a Paul y Majorino, llevando esa tensión al máximo en cada momento, sin necesidad de mostrar el gore tan a la clara. El verdadero terror lo causa las batallas internas de cada una y cómo lo plasman en sus peleas una contra la otra.


La tensión es aumentada gracias a la cinematografía de Lyn Moncrief y complementada con la musicalización clásica de esta serie que nunca deja de parar los pelos de punta. Pero en esta ocasión es distinta. Aquí hubo un mayor cuidado a cómo todos estos elementos técnicos se conjugaban con la narrativa y otorgaban lo que fue la mayor inclinación que se tenía desde su origen: una serie que convirtiese cada época festiva en una escena de completo terror.

Into the Dark: Delivered se estrecha en ese instinto maternal, tanto de la futura madre como de la villana que se extruyen la maternidad como un medio para justificar sus acciones; uno hace cualquier cosa para sobrevivir mientras que la otra hace cualquier cosa en su poder para tener un bebé para sí misma. La serie Hulu ha villanizado la melancolía por un lado, mientras que desarrolla la cálida naturaleza de ser expectante por el otro. Es una combinación que funciona maravillosamente, con ambas protagonistas femeninas afinando su número opuesto, ambas tan intrigantes como la otra.

En cuanto a los horrores, el elemento de "horror" se basa en cuán aterradora es la situación para la futura madre. Into the Dark: Delivered muestra varias escenas en las que la futura madre le promete que lo sacará de este "desastre". El horror se intensifica a medida que avanza la película, jugando con la desesperación de ambos personajes. Con un tiempo de ejecución de 80 minutos, cabe en todo lo que puede. Y lo más emotivo es que es fácil crear empatía por ambos personajes de maneras únicas y diferentes.


domingo, 10 de mayo de 2020

Detrás de la magia de "Hollywood": Personajes basados en artistas reales


En su nueva serie limitada en Netflix, Ryan Murphy cuenta la historia de Hollywood. O por lo menos algo así.

En una versión más de revisión, el productor ejecutivo se enfoca en la trama de un Hollywood que podría haber sido. Murphy y su equipo de colaboradores, incluyendo a Janet Mock e Ian Brennan, exploran a Tinseltown reinventado, centrando personajes extraños, personajes de color y mujeres, así como personajes que se sientan en las intersecciones de los años 50. Esto es Hollywood.

En el centro de la narrativa de ocho episodios de Hollywood hay un puñado de personajes extraños. Aquí veamos a algunos de ellos y a las personas reales por las que se inspiraron:

Rock Hudson


Interpretado por Jake Picking, Rock Hudson fue uno de los hombres principales en Hollywood durante su tiempo. Aunque era casi omnipresente, su sexualidad era solo algo conocido por aquellos en la industria hasta su muerte. Hudson fue la primera gran celebridad en Hollywood en morir de complicaciones relacionadas con el VIH SIDA.

En "Hollywood", Hudson está al comienzo de su carrera. Se encuentra con su agente Henry Wilson, quien lo acosa en el armario y lo ayuda a calmar los rumores sobre su sexualidad. Mientras está en el programa para permitirle explorar su sexualidad, en la vida real se casó con Phyllis Gates en una unión que duró tres años.

Henry Wilson


Henry Wilson, un corredor de poder en Hollywood, era un administrador de talentos. Mantuvo un grupo de los mejores actores de Hollywood en su lista y ayudó a dar forma a sus personajes, empujándolos a ser las fortalezas de la masculinidad. Como se reveló en la serie, esto probablemente fue el resultado de la homofobia internalizada de Wilson.

Es probable que el papel sea el más malvado de Jim Parsons hasta ahora. En la serie, el guión juega con los rumores generalizados de que Wilson era un depredador sexual, obligando a los que firmó a realizar actos sexuales. Lo hizo mientras los empujaba a alturas incalculables en sus carreras. Si bien la historia y las fuerzas invisibles se representan principalmente como los antagonistas en el programa, Wilson aparece como la única encarnación de estas fuerzas. 

Anna May Wong


La industria clasifica a Anna May Wong como la primera estrella de cine chino-estadounidense de Hollywood. Ella era un ícono de la moda, una vez llamada la Mujer mejor vestida del mundo, cuyo legado perdura hasta el día de hoy. Pero no se trataba solo de películas, Wong era una estrella del escenario, la radio e incluso la televisión. En 1951 se convirtió en la primera protagonista asiático-estadounidense de un espectáculo estadounidense. Hubo rumores de que era bisexual y que la estrella nunca se casó, sino que tuvo relaciones públicas con hombres.

Michelle Krusiec interpreta a May Wong en "Hollywood". Si bien la vemos luchando contra los estereotipos en los que fue elegida en el escenario, así como su extraordinaria capacidad de actuación, su sexualidad no se explora. Dicho esto, Murphy la consideraba bisexual. "Anna May Wong, Rock Hudson y Hattie McDaniel estaban en la comunidad LGBTQ. Rock era gay y Anna May y Hattie eran bisexuales. Pensé que sería interesante darles el final feliz que merecían".

Hattie McDaniel


Aunque el papel de Hattie McDaniel en "Hollywood" es pequeño, se destaca como una madre por las historias del programa. Se convirtió en la primera persona de color en ganar un Oscar en 1940 por su papel de Mammy en Gone With the Wind. Pasó a hacer historia muchas veces y la mayoría de los historiadores están de acuerdo en que vivió su vida privada como una mujer bisexual.

Nuestra primera introducción al McDaniel de Queen Latifah la muestra, recién salida de un trío con un hombre y una mujer. Aunque eso puede parecer un poco tosco para algunos, se convierte en mentora de uno de los personajes principales de la serie, impartiendo consejos fundamentales que todos podemos seguir usando hoy.

Tallulah Bankhead


Aunque es otro personaje que no tiene el papel más importante en "Hollywood", también se rumoreaba que Tallulah Bankhead era bisexual. Mantuvo una carrera, principalmente en el escenario, pero también apareció en el bote salvavidas de Alfred Hitchcock: en 1972 fue incluida en el American Theater Hall of Fame. En su vida personal, la gente la ha conectado con McDaniel, así como con Libby Holman, Marlene Dietrich, Greta Garbo y más. Estas relaciones secretas con estas mujeres se unieron a los matrimonios con Larry Williams, James Lloyd Crawford, Howard Hickman y George Langford. 

En la serie la conocemos, interpretada por Paget Brewster, divirtiéndose un poco con el hedonismo en una fiesta nocturna y luego comprometiéndose con McDaniel.

Ernie

Mientras se llamaba Ernie en la serie, el hombre que supuestamente inspiró a este y proporcionó escoltas a Tinseltown fue Scotty Bowers. Al igual que Ernie, Bowers era indiscriminado y reclutó a personas que él conocía para ayudar. Si bien Bowers no era dueño de su estación de servicio, sí ayudaba en las fiestas, operando como camarero de alquiler con algo extra.  Bowers murió a la edad de 96 años el año pasado.

Archie


Aunque Jeremy Pope tiene un papel bastante impresionante como el guionista negro y gay que toma el trabajo como acompañante para llegar a fin de mes, no se sabe en quien su personaje se basa específicamente. En cambio, parece estar basado en lo que un hombre negro gay, podría tener que hacer para llegar a Holywood: empujar contra las palomas, participar en el trabajo sexual, encontrarse a merced de los demás. Sin duda, hay toques de Langston Hughes y Oscar Micheaux en el personaje, este último conocido como el primer director negro de los Estados Unidos, pero también hay una gran ayuda de otros. 

Richard "Dick" Samuels


Dick Samuels, como Archie, no se basa en ninguna persona en particular, sino que fue una amalgama de varias figuras detrás de escena. Sin embargo, en una entrevista con Entertainment Weekly, Murphy dijo que Samuels contiene partes de Irving Thalberg dentro de él. Thalberg fue un productor de cine llamado "Boy Wonder", ya que fue capaz de identificar y crear éxitos cinematográficos masivos a una edad temprana. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas incluso otorga un premio en su nombre, el Premio Irving G. Thalberg Memorial, periódicamente a los productores que constantemente producen películas de alta calidad.

Crítica Cinéfila: Hollywood

Ambientada en los años 40, la miniserie cuenta la historia de un grupo de aspirantes a actores y cineastas que buscan alcanzar la fama en Tinseltown cueste lo que cueste. 



Sin importar cuál es el arte que sigue, Hollywood será siempre la ciudad soñada de los artistas que llegan allí, aún más cuando se quieren introducir al mundo del entretenimiento. Desde el aumento de producciones cinematográficas en la ciudad de Los Angeles, muchos artistas llegan a Tinseltown (como también se le llama a Hollywood refiriéndose al brillo irreal que transmite la industria del cine) tratando de conseguir asociarse a grandes producciones que les puedan traer fama, riquezas y las codiciadas estatuillas. 

Hollywood, la nueva miniserie producida por Ryan Murphy y la plataforma Netflix, transmite no solo esa magia brillante que se encuentra en la famosa ciudad, sino también los sacrificios por los que debe pasar todo artista para llegar a donde quiere. La historia toma lugar después de la Segunda Guerra Mundial, en medio del racismo y homofobia que aún se vivía en la cultura estadounidense.  Mientras muchos veteranos buscaban integrarse a labores comunes, Jack Castello (David Corenswet) quiere convertirse en actor de cine, sin imaginarse el costo moral que tendrá hacia su familia y consigo mismo. 

Del mismo modo, Raymond Ainsley (Darren Chris) es un director filipino que finalmente es seleccionado para hacer su debut con una película comercial en el gran Ace Studios; su esposa Camille Washington (Laura Harrier), una actriz negra que está bajo contrato entre las actrices que entrena el estudio, junto a la hija del dueño, Claire Wood (Samara Weaving), compiten por conseguir el papel principal. Por otro lado seguimos la historia de Archie Coleman (Jeremy Pope) un escritor negro y gay que, a pesar de tener un guión escogido por Ace Studios para producción, debe mantener trabajos de solicitación en una estación de gas y allí conoce al recién llegado actor Roy Fitzgerald (Jake Picking) luego conocido como Rock Hudson después de que su agente decide cambiarle el nombre para uno más artístico.


La serie se enfoca en los puntos de vista de estos personajes más otros secundarios en posiciones de producción como el de Dick Samuels (Joe Mantello) como el productor ejecutivo de la nueva película, Ellen Kincaid (Holland Taylor) otra productora ejecutiva y mentora de aspirantes actores, Henry Wilson (Jim Parsons) como un agente abusivo de sus clientes, y Avis Amberg (Patti LuPone) como la esposa del dueño del estudio y quien se tiene que hacer cargo de este cuando su esposo cae en cama por un infarto. Esto le permite a la serie no solo explorar las experiencias de jóvenes talentos recién llegados a la ciudad, sino también unos ya establecidos con anécdotas para reflexionar de lo mucho que se lucha cuando se llega allí.

A simple vista, y por tratarse de actores de teatro, el punto débil de "Hollywood" parece ser las actuaciones casi hiperbólicas que simplemente nos recuerdan el origen de muchos de estos actores y actrices; sin embargo y dado que se trata de actores de por sí, simplemente retratan como muchos ya son: llevando el artitismo hasta en el día a día. El que más acentúa esto ni siquiera se trata de Corenswet, sino Dylan McDermott como Ernie West, el dueño de la estación de gas donde Archie y Jack iniciaron sus trabajos de solicitación para poder sobrevivir en la ciudad de estrellas. Aquí se recuerda que Ryan Murphy vuelve a reciclar muchos de sus actores favoritos de las series que ha producido, pero la verdad es que se encargan de asegurarnos por qué son los ideales para estas interpretaciones. 

Algo que se resalta mucho en todos los episodios de esta serie son las injusticias y los prejuicios en cuanto a raza, género y sexo que todavía hoy en día continúan. 'Hollywood' analiza y traslada a la pantalla las dinámicas de poder de la industria cinematográfica de hace décadas y muestra cómo sería el mundo del entretenimiento si estas dinámicas hubieran desaparecido. No solo se enfoca en cómo muchos actores luchan a diario y pasan por humillaciones y abusos para poder llegar a un papel principal, sino que también como los mismos que están arriba guardan secretos que debido a los mismos perjuicios y restricciones de la industria deben callárselos y despedir a quien sea necesario para poder sacar adelante una película.


Otro punto importante son la imagen que recrean de los procesos de producción, dando un vistazo interno de cómo funcionan los preparativos de una película, desde la misma selección ardua y recelosa de los actores principales hasta los cortes finales del filme y cómo tantas personas tienen que ver en este. Entre la musicalización, la producción de diseño y el vestuario se encargan de transportarnos a una era distinta, añadiéndole los uuuhs y ahhhs de sobreactuación que tanto sabía tener esa época en sus películas.

Hollywood puede, en algunas escenas, parecer demasiado arqueada, como si fuese un cosplay: de los actores más jóvenes, Pope y Corenswet son los dos que evocan de manera más convincente el período. E incluso su versión revisionista de esa época omite algunos pasos necesarios. Por ejemplo, todos se preocupan mucho por lo controvertido que será para una película como esta protagonizar a un actor de color, sin embargo, a nadie le preocupa la relación interracial en el centro de la historia de la película. Pero hay que admitir que eso no era lo que quería llegar Murphy con esta serie. Para él, lo más importante era mostrar lo que pudo haber sido Hollywood si otros hubiesen estado a cargo, y cómo el futuro de muchas celebridades del momento pudo haber tenido un giro mucho más distinto.

Murphy siempre ha sido mejor en las grandes ideas que en los pequeños detalles, y el sentimentalismo de la pieza, junto con la potencialidad de muchas de las actuaciones, después de un tiempo se vuelven contagiosas, lo que hace que los puntos débiles de Hollywood sean fáciles de perdonar. Al final se vuelve demasiado autocomplaciente por su propio bien, incluso si sus intenciones son admirables. Se habla a lo largo de la serie sobre cómo las películas tienen el poder de convertir los sueños en realidad. Pero de eso mismo se trata, porque lo único que te quiere dar es un final feliz, así como los que la misma industria se empeña tanto en vender desde el inicio de sus tiempos.


jueves, 7 de mayo de 2020

Crítica Cinéfila: Murder to Mercy, The Cyntoia Brown Story

Las dudas sobre su pasado y el sistema judicial cuestionan la culpabilidad de Cyntoia Brown, condenada a cadena perpetua cuando tenía 16 años.



En 2017, una serie de tweets de Rihanna y Kim Kardashian West convirtieron la campaña virtual #FreeCyntoiaBrown en un empuje suiciente para que la audiencia se diese cuenta de las injusticias del sistema criminal estadounidense. El nuevo documental de Netflix "Murder to Mercy: Cyntoia Brown Story" es la versión larga de esa narrativa y un reflejo conmovedor de lo que significa la reforma de la justicia penal en términos personales.

En 2004, a la edad de 16 años, Brown fue arrestada por disparar y matar a Johnny M. Allen en su casa en Nashville. Brown (que desde entonces se ha casado y se llama Cyntoia Brown-Long), bajo la presión de su novio y chulo, conoció al agente de bienes raíces de 43 años frente a un restaurante de comida rápida, donde estaba solicitando. Brown testificó que actuó en defensa propia cuando pensó que Allen estaba buscando un arma bajo su cama. Fue juzgada y condenada como adulta y finalmente sentenciada a cadena perpetua. En noviembre de 2017, en medio del movimiento #MeToo, una noticia de la televisión local de Nashville sobre el caso se volvió viral, llamando la atención de activistas famosos y lo que provocó que el caso fuese llevado al aquel entonces gobernador de Tennessee, Bill Haslam, quien pudo otorgar el indulto a Brown y conmutada su sentencia.

El documental, dirigida por Daniel H. Birman, es una continuación de su documental de 2011 PBS , que primero llamó la atención sobre el caso. La producción audiovisual no es una excavación sensacionalista de crímenes reales en el molde de lo que se ha convertido en su propio género de transmisión. En cambio, examina cuidadosamente cómo los avances en la comprensión médica y cultural de la salud mental, incluido el trauma hereditario, son consideraciones críticas que rara vez se extienden a convicciones. En el caso de Brown, un reexamen misericordioso permitió una segunda oportunidad.


El material más conmovedor (y perturbador) surge de entrevistas francas tomadas, en el transcurso de 15 años, con las tres mujeres que dieron forma, directa o no, a la educación de Cyntoia: la madre biológica de Brown, Georgina Mitchell, cuyo abuso de sustancias durante su embarazo adolescente le dejó a su hija con el trastorno del espectro alcohólico fetal; su abuela biológica con tendencia suicida, Joan Warren, quien permitió que Georgina fuera abusada sexualmente por un vecino desde temprana edad; y su amable madre adoptiva, Ellenette Brown, quien creía que podía proteger a su hija de tanta desgracia hereditaria y dolor psíquiatrico.

Birman y la editora Megan E. Chao recopilan estos testimonios con un efecto complementario y ocasionalmente conflictivo, sin demonizar a ningún participante. El villano en esta historia es vasto e invisible, una maraña sociopolítica de costumbres patriarcales y líneas duras autoritarias que fueron manipuladas contra Brown antes de que ella jalara un gatillo. Su historia tiene un final creciente y esperanzador: la mujer de 32 años que conocemos al cierre del documental parece de alguna manera más joven pero más sabia que la adolescente amarga encontrada en el archivo que se describe a sí misma como "vieja, cansada y preparándome para el fracaso". Aún así, su final feliz (o un comienzo más feliz, si lo prefiere) no es excesivamente sentimental.

Hacia el final del documental, el mismo ex fiscal estatal Preston Shipp considera sus pensamientos cambiantes sobre la noción de justicia. No debe tratarse de alegar violaciones de las reglas, dice, sino de tratar de lograr el resultado correcto en cada caso. En otras palabras, para todos los rigores de la ley y el orden, la verdadera justicia no es procesal: es tan cambiante y desordenada como el comportamiento humano mismo. Al rastrear los contornos y las reversiones de un desagradable asunto legal que inicialmente vio a la trabajadora sexual menor de edad Cyntoia Brown condenada a cadena perpetua por el asesinato de un depredador adulto, el documental de Daniel H. Birman es igualmente gratificante cuando se centra en las complejas complejidades humanas sobre el frío proceso judicial. Lo que comienza como aparentemente otra excavación espeluznante de crímenes reales de Netflix emerge como un testimonio considerablemente más afectivo del daño causado por generación tras generación de abuso sexual.


En esos términos, "Asesinato a la Misericordia" es lo suficientemente apasionante, si no exactamente sorprendente, incluso para los espectadores que no han seguido los titulares prominentes del caso. Pero la película entra en un territorio más desafiante a medida que su mirada se vuelve más íntima hacia adentro, para enfocarse en la historia familiar de violencia, abandono y enfermedad mental de Brown, y su intento de construir algo más constructivo a partir de ese legado infeliz.

Uno deja "Asesinato a la Misericordia" con la sensación de que muchas mujeres jóvenes de los antecedentes de Brown serán igualmente endurecidas, abusadas y castigadas en una sociedad donde todavía tienen que luchar para ser escuchadas y creídas. La historia clave del documental es urgente y finalmente desafiante. La justicia no prevalece simplemente aquí; tiene que cambiar para venir bien.