viernes, 31 de diciembre de 2021

Crónica Cinéfila: Mi top 10 de personajes inolvidables del 2021

El 2021 fue un año cinematográfico interesante. 



A pesar de que no hay muchas películas de este año que me hayan encantado o que se queden conmigo en mi Top, este año se destaca más por personajes que llevo en mi corazón y que hicieron que sus películas fueran tan inolvidables, o por lo menos para mi. Cada uno me enseñó lecciones muy importantes que han estado influyendo en mi forma de pensar desde que me encontré con ellos, tanto a modo personal como profesional.

Nota muy importante: esto es una lista muy íntima, y como hay películas que esperaba ver este año pero estrenan un poco más tarde, es muy probable que el próximo mes les estaré dando otra lista.


1. Jonathan Larson de Tick, tick... Boom!
Comienzo con Jonathan Larson de Andrew Garfield porque fue el personaje que más me marcó. Como cineasta, estoy en una constante frustración personal y miedo de que no estoy logrando lo que debo lograr mientras veo a personas de mi edad que ya tienen un buen avance en sus proyectos. Este fue el miedo mayor de Larson, sobretodo cuando llegó a los 30 y todavía no había logrado un musical en Broadway. La mayor enseñanza que me ha dejado ha sido que todo llega a su debido tiempo, y más aún que el ritmo de vida de una persona es muy particular e incomparable. Hay que aprovechar al máximo cada momento tal cual lo vivimos, sin ánimos de acelerar la vida.

2. Lucille Ball de Being the Ricardos 
Aaron Sorkin es mi modelo a seguir, pero la Lucy de Nicole Kidman es mi nuevo animal espiritual. Esta fue una mujer que en medio de ansiedades y declives, siempre siguió su intuición. No tanto me enseñó sino reforzó mis deseos por continuar haciendo las cosas a mi manera y de acuerdo cómo a mí me parezcan correctas. Ella sabía que ese intro no fluía y que la otra escena no se sentía como el tipo de comedia que su personaje ha hecho, y lo cambió hasta que estuvo satisfecha; es una lección para que uno insista siempre en lo que particularmente a uno le funciona.

3. El Profesor de La Casa de Papel
El Profesor ha sido catalogado de muchas maneras; yo personalmente he tenido un super crush desde la primera vez que lo vi. Pero en esta última parte de La Casa de Papel, lo vimos como un verdadero capitán que no abandona su tripulación. La mayor enseñanza que nos deja es a asumir nuestras responsabilidades, independientemente de lo complicadas y pesadas que se vuelvan. Así como él decidió entregarse antes de esconderse, así uno debe entregarse a los retos de la vida y tratar de vencerlos.

4. Marguerite de Carrouges de The Last Duel 
Jodie Comer fue una de las sorpresas más gratificantes de este año, y su Marguerite fue tan reconfortante: fue una demostración de que, sin importar la cultura, las reglas o las personas que nos rodean, debemos siempre expresar nuestras preocupaciones, y actuar ante ellas. Para los que no la conocen, fue una francesa que en 1386 fue llevada a juicio cuando hizo público de que fue violada por el amigo de su esposo, esto significando un duelo entre su esposo y el amigo, y si su esposo moría, ella iba a ser quemada viva. Ella es ahora sinónimo de fortaleza y dignidad, y lo que vivió es una lección de salir adelante en cualquier circunstancia de la vida.

5. Hutch Mansell de Nobody
Otra excelente sorpresa, y más aún en un género que no sigo con frecuencia. Hutch fue mi John Wick del 2021 en el cuerpo de un hombre aparentemente estándar (no, John Wick no aparenta ser normal mucho menos estándar). Bob Odenkirk es irreconocible en este personaje, pero lo más satisfactorio es la calma que transmite Hutch, aún justo después de haber matado 10 militares y explotado un garage completo. La mayor enseñanza es a no perderse en el estrés de las situaciones y siempre mantener la calma ante todo, pues todo tiene solución aún si eso significara darle una golpiza a alguien.

6. Cruella De Vil de Cruella 
A pesar de las críticas de esta película, debo confesar que me encantó Cruella, pero aún más me encantó Emma Stone como Cruella de Vil. Este personaje me recordó mucho a Cassie de Promising Young Woman, solo que irónicamente más agresiva; pero donde realmente se parecen es en lo planificadas y prevenidas que son, algo que yo trato siempre de integrar en mi vida y que lo continuaré trabajando. Su mayor lección es, independientemente la cantidad de obstáculos que la vida nos pueda lanzar, uno debe siempre prepararse para todo, hasta para las caídas.

7. Usnavi De La Vega de In The Heights
El que me conoce sabe que soy DEBIL con Lin-Manuel Miranda, y cuando anunciaron In The Heights, ya yo lloraba escuchando "Paciencia y Fé" en mi cerebro, pero lo que más me llevé de esta película fue al personaje de Usnavi, a quien de entrada le conocemos su sueñito, y que a pesar de casi alcanzarlo, supo abandonarlo para crear más sueños con las personas que más ama. Lo que más me llevo de él es su resiliencia y cómo, por más enfocado y obsesionado que uno esté con un plan, a veces hay más opciones que uno debe apreciar.

8. June de The Handmaid's Tale
Otra de mis grandes obsesiones es la novela de Margaret Atwood, The Handmaid's Tale, pero confieso que me gusta más la June de la serie y se debe a que ella inspira aún más esa sed. June está muy enfocada en objetivos buenos y no tan cuerdos: pero sobretodo sabe que hay que cerrar capítulos. Y aunque su sed se vuelve violenta y sangrienta con el tiempo, admito que es un personaje que me inspira (bear with me!). La mayor lección es que todo en la vida necesita un cierre apropiado, y el que más nos permita a nosotros entender que hay que seguir adelante en todos los aspectos (personal, laboral, romántico y otros).

9. Alexander Hamilton de Hamilton
Una vez más: Lin-Manuel Miranda. Pero en esta ocasión en una versión que nunca pensé encontraría tan atractiva como un padre fundador de los Estados Unidos. Pero lo que más me atrajo de este caballero, además de la presencia de Miranda interpretándolo, fue su continua búsqueda de sentirse satisfecho con sus logros, algo muy establecido en el estilo narrativo de los personajes de este compositor. Hamilton me enseña a que SIEMPRE uno debe buscar su propia satisfacción en cualquier aspecto de nuestras vidas y no adaptarse con lo que sea si uno puede obtener más.

10. Alex de Maid
Concluyo con Alex, porque fue otra grata sorpresa del año. En mi búsqueda constante de personajes que luchan por lo que quieren, Alex se destaca por ser víctima de violencia de género y machismo. Ella enseña una de las lecciones que hasta yo (quien a veces soy muy extremista con este tema, me pierdo en situaciones) necesito recordarme constantemente: uno debe siempre reconocer si vive en un círculo de violencia, a no cegarse ante esta y a detenerlo a tiempo. Pero además de esto, Alex nos enseña a perseverar y siempre seguir adelante; a pesar de todos los estrallones de la vida, uno debe siempre continuar avanzando para alcanzar nuestras metas de vida.


¿Cuáles fueron tus personajes favoritos del año?

jueves, 30 de diciembre de 2021

Crítica Cinéfila: The Matrix Resurrections

Neo vive una vida normal y corriente en San Francisco mientras su terapeuta le prescribe pastillas azules. Hasta que Morfeo le ofrece la pastilla roja y vuelve a abrir su mente al mundo de Matrix.



Dada la naturaleza peculiar de The Matrix Resurrections y la dependencia de la trama de muchos datos considerarán spoilers que provienen de las precuelas, parece prudente sacar algo de todo esto: si te gustan The Matrix y odiaba las secuelas (o simplemente encuentras que no cumplen con tus expectativas), vaya a ver este. Si estás en el club mucho más reducido que cree que las secuelas fueron ejemplos subestimados de creación inteligente de mitos, es posible que Resurrections te rompa el corazón: si bien no pretende que las tramas gigantes de esas dos películas no sucedieron, sí se deshace de gran parte de su importancia personal y no siente la necesidad de sorprender a los espectadores con nuevas ideas o inventos técnicos.

En otras palabras, es el tipo de secuela que más quiere Hollywood, prácticamente lo mismo que la primera, con la novedad suficiente para justificar su existencia, aunque una que crea que puede tener ambas cosas, tanto inclinándose como burlándose de la necesidad de la industria de resucitar constantemente historias familiares. Es imposible explicar esa oración sin revelar detalles de la premisa de la película, así que sigue leyendo bajo tu propio riesgo de que hay spoilers.

Independientemente de lo que le sucedió exactamente a Neo cuando pareció sacrificarse al final de la tercera película, ahora está de vuelta en la simulación digital, viviendo de nuevo como un Thomas Anderson dos décadas más adulto. Anderson se ha convertido en un exitoso diseñador de videojuegos cuya mayor creación fue una trilogía de videojuegos llamada The Matrix. Parte de Anderson sabe que estos juegos son una historia que realmente vivió, pero ha permitido que las personas a su alrededor convenzan de que es un enfermo mental: regularmente ve a un terapeuta anónimo (Neil Patrick Harris) que le da medicamentos (píldoras azules) y le ayuda a hablar sobre los episodios violentos en los que imagina que el mundo entero es una realidad simulada de la que necesita escapar.

Anderson no ha dejado atrás exactamente su lucha contra Matrix: ha escrito fragmentos de códigos "modales", en los que los personajes de la IA juegan a través de variaciones de escenas en las que no puede dejar de pensar, pero profesionalmente, es su pasado lejano. Imagínese su sorpresa cuando un asociado le dice que "nuestra querida empresa matriz, Warner Bros." ha decidido que es hora de hacer una secuela de Matrix y lo hará con o sin la participación de Anderson.

Algo como esto aparentemente sucedió en nuestro propio mundo: hace varios años, se habló de un reinicio sin Wachowski escrito por Zak Penn, posiblemente protagonizado por Michael B. Jordan. Dos años después, los planes habían cambiado, con Lana Wachowski, sin su socia original Lilly, a bordo para dirigir y coescribir.

Cualquiera que sea el significado del movimiento de ir sola de Lana, o su posible relación con el emparejamiento de la película del creador único Thomas con un socio comercial moral y creativamente sospechoso (Jonathan Groff), no hay malentendidos sobre lo que viene a continuación en la pantalla. En una secuencia larga en la que jóvenes superficiales intercambian ideas sobre el nuevo juego de Anderson para él, los realizadores se distancian de su proyecto. Se burlan de los cinéfilos que encontraron pretenciosas las ambiciones filosóficas de las secuelas, imaginando al público como idiotas que solo quieren más tiempo de balas. Y una vez que termina este interludio egoísta, eso es casi exactamente lo que les dan.

En una secuencia que recuerda intencionalmente a su contraparte en la primera película, Thomas Anderson tiene otra oportunidad de seguir a extraños misteriosos fuera de la simulación en la que vive su cerebro. Las cosas son un poco diferentes con esta extracción, pero no demasiado diferentes: como señala condescendientemente la película, un poco de nostalgia ayuda en gran medida a calmar la ansiedad en quienes pasan de una realidad a otra. Tal vez eso explique por qué Wachowski usa tantos clips de las películas anteriores, ilustrando innecesariamente los recuerdos de Neo a lo largo de esta aventura.

Finalmente, estamos con Neo en el mundo "real", donde los supervivientes de carne y hueso han aprendido a trabajar con algunas de las máquinas contra las que alguna vez lucharon. Esta comunidad, todavía atrapada muy por debajo de la superficie de la Tierra, ha experimentado altibajos desde que Neo se fue. Sin revelar nada (o señalar las preguntas sin respuesta del guión), digamos que Resurrections tiene una explicación satisfactoria de por qué Morpheus de Laurence Fishburne ha sido reemplazado por uno interpretado por Yahya Abdul-Mateen II.

Aparecerán otra cara familiar o dos, pero los compañeros de equipo más importantes de Neo son recién llegados que se inspiraron en las leyendas de sus hazañas para hacer sus propios escapes de Matrix. El principal de ellos es Bugs (Jessica Henwick), que puede patear muchos traseros simulados a pesar de usar gafas de sol.

Carrie-Anne Moss ocupa un lugar destacado en el póster de la película, pero hay que esperar un buen tiempo para finalmente ver a Trinity en acción. Ella también ha sido atrapada en el Matrix, y la vida ficticia que le dieron allí la domina. A pesar de las ametralladoras, los robots voladores y las cápsulas de sustancia viscosa, algunas de las escenas más atractivas de la imagen son aquellas en las que Neo/Thomas interactúa con Trinity en ese mundo, donde ella es una madre casada llamada Tiffany, y trata de persuadirla para que recuerde la vida que vivieron juntos.

Rescatar a Trinity se convierte en el único objetivo de la película, lo que nos permite dejar de hacer un seguimiento de todos los Oráculos, Arquitectos, Maestros clave y lo que sea que se asemeje a las secuelas. A medida que se desarrolla esa misión, reconstruimos las formas en que Wachowski ha vuelto a concebir algunas figuras de la trilogía original. Estas reinventaciones en su mayoría tienen sentido y abren nuevas posibilidades interpretativas para los fanáticos que sienten que estos éxitos de taquilla de acción merecen un análisis detenido. Pero tienden a funcionar mejor en papel que en pantalla, y no cristalizan el significado, el sonido y la imagen tan perfectamente como Hugo Weaving lo hizo como Agente Smith.

En cuanto a la acción, es muy agradable incluso si la has visto antes. Los habitantes ordinarios de Matrix a veces se transforman en un enjambre de atacantes sin sentido, no tan escalofriante como ver al Agente Smith poseer los cuerpos de otras personas, pero es bueno para algunas batallas al estilo del apocalipsis zombi. El tiempo de bala se modifica, no como una herramienta para la emoción cinematográfica, sino como una forma recrear escenas icónicas de Neo.

Resurrections deja muchas cosas sin explorar. Para una película que hace referencia tan fuerte al mundo real, su incapacidad para abordar el lugar que el simbolismo de la “píldora roja” ha encontrado en la propaganda de derecha es una leve sorpresa. Y no hay nada aquí que inspire la esperanza de que, si Warner o quienquiera que insista en más secuelas, valga la pena verlas. Pero como alguien que vio Reloaded y Revolutions más de una vez, tratando infructuosamente de creer que eran buenos, le doy una segunda oportunidad a la historia de los personajes que me hicieron creer que quizás el mundo real no lo es.


Crítica Cinéfila: Being the Ricardos

Película sobre la actriz, pionera de la televisión, Lucille Ball (1911-1989). La historia se desarrolla durante una semana concreta de la producción de la exitosa serie de la época 'I Love Lucy' cuando Lucy y su marido, Desi Arnaz, se enfrentan a una crisis que podría terminar con sus carreras y también con su matrimonio.



“The American President”, a su manera, tenía un dulce fluir. “The Social Network” fue una evocación tan flexible de la cultura tecnológica formativa como lo fue “All the President's Men” de la política mediática de los setenta. Y aunque muchos pueden estar en desacuerdo, pensé que Sorkin, en “The Trial of the Chicago 7”, hizo un trabajo notable al clavar las voces individuales de esa brigada de guerrilleros pacíficos.

Pero "Being the Ricardos", su película sobre Lucille Ball y Desi Arnaz (interpretada a la perfección por Nicole Kidman y Javier Bardem), es una porción embriagadora Sorkinese, y una hermosa ilustración de lo que esto puede hipnotizar a cualquiera. Toda la película tiene lugar en una semana de olla a presión durante el rodaje de un episodio de "I Love Lucy". Es 1952, el programa está en su segunda temporada (ha habido un total de 37 episodios) y es el programa más popular en Estados Unidos, con 60 millones de espectadores cada semana. También es un programa revolucionario: el primero en utilizar el sistema de tres cámaras que permitiría filmar en vivo las comedias de situación, en el futuro; y también una comedia de televisión convencional sobre un matrimonio transcultural, protagonizada por dos actores que, al interpretar a Lucy y Ricky Ricardo, estaban retratando una versión estilizada de sí mismos.

"Being the Ricardos" comienza con una serie breve de entrevistas documentales simuladas con versiones modernas de varios de los personajes, una técnica contundente que Sorkin toma prestada del Bob Fosse de "Star 80" y "Lenny", y utiliza simplemente con la misma eficacia. Esos fragmentos prepararon el escenario para una semana en la que sucedieron más cosas de las que nadie podría haber creído. En casa, con la irascible y astuta Lucy y el furtivo cubano Desi, el drama se desborda. Está a punto de salir una historia en la revista de chismes Confidential que detalla un engaño que hizo Desi. Pero la imagen en la portada de Desi sentado junto a una mujer sonriente fue tomada el verano anterior en un evento en el que Lucy estaba. Entonces, tal vez la historia sea pura tontería.

Justo cuando Lucy y Desi están teniendo una ronda frenéticamente entusiasta de sexo (algo que la película sugiere que sucedió bastante), un informe de radio deja caer el otro zapato: Lucy ha sido acusada, en una columna de Walter Winchell, de ser comunista. Hasta ahora, ningún periódico ha recogido la historia y Lucy, cuyo abuelo era comunista, afirma que solo firmó para complacerlo. Pero este es un momento en el que el poder de HUAC está en su punto máximo, y si la carga se mantiene, las carreras de Lucy y Desi son historia.

Además de eso, Lucy ha elegido esta semana para anunciar que está embarazada. Este, por supuesto, se convirtió en uno de los capítulos más famosos de la historia de la televisión, debido a la postura radical adoptada por Lucy y Desi. En lugar de inclinarse ante los jefes de la cadena, que querían idear una forma de "ocultar" el embarazo (como que Lucy actuara detrás de sillas o plantas gigantes), las dos estrellas insistieron en incorporar el embarazo de Lucy directamente a la historia de la comedia.

Todo lo que pasa en “Being the Ricardos” sucedió de verdad. Pero no sucedió en la misma semana, ni nada parecido, y Sorkin, al presentarlo como si sucediera en ese momento, ha creado una expresión por excelencia de la estética Sorkinese. El diálogo en "Being the Ricardos" tiene la franqueza contundente, el ingenio de la daga y las esquinas perfectamente cortadas del Sorkinese, un sonido que podría describirse como un duro tonto. Más allá de eso, sin embargo, toda la película es una pieza de compresión estilizada y emocionante. Se pone en marcha una verdadera cabeza de vapor, una energía y una ansiedad vertiginosas que se apoderan de todo lo que Lucy está sintiendo. Y lo que Lucy hace es tomar su propia ansiedad reprimida - sobre la situación de acusación comunista, pero sobre todo por la posibilidad de que Desi le esté siendo infiel - y la coloca en el episodio de esa semana de "I Love Lucy". Ella sigue asumiendo el control del set, dirigiendo más que el director, modificando las partes de la comedia, tratando de que todo funcione mejor, tratando de hacerlo más auténtico. Pero lo que también está haciendo, en cierto nivel, es tratar de hacer que los Ricardos sean lo que ella quiere que ella y Desi sean. Ella sigue preguntando: ¿Qué haría Lucy? ¿Qué no haría Lucy? Lo que realmente está preguntando es: ¿cómo vemos su visión (y su intento de apoderarse del terreno del poder masculino)? Y lo que realmente está preguntando es: ¿Qué debería hacer Lucy?

"Being the Ricardos" es una comedia de matrimonio, hábil y romántica, pero que gira en torno a una sospecha mortalmente seria que sigue carcomiendo a Lucy. También es la versión con clasificación R de una comedia de situación del lugar de trabajo como familia, con personajes que empujan y paran, pero también maldicen y dicen lo que piensan con júbilo tóxico. Es un drama de la política corporativa del mundo del espectáculo, que nos muestra cómo se hace la producción de televisión (o se hizo en los años 50). Es una película biográfica de Lucille Ball, que nos muestra la estrella de cine que era antes de que se lanzara al estrellato y terminara creando la personalidad de Lucy Ricardo. Y es un homenaje a "I Love Lucy" y todo lo que la convirtió en una piedra de toque hilarante que cambió la cultura. No todo en “Being the Ricardos” sucedió en una semana, pero se siente como si pudiera haberlo hecho.

La película está estructurada en torno a la creación del episodio de esa semana, y desde el momento en que todos se sientan en la primera lectura de la mesa, Sorkin establece un tono de malicia vivaz, en el que estos veteranos de la televisión son demasiado conversadores y exitosos como para no decir exactamente lo qué ellos piensan. JK Simmons se desvive como William Frawley, el veterano que interpretó al cascarrabias Fred Mertz, a quien Simmons gana diez veces más cascarrabias fuera de cámara; es un forajido rencoroso al que le gusta beber whisky en bares de buceo a las 10:00 a. m. y cuyo pasatiempo favorito es idear nuevas formas de insultar a su coprotagonista, Vivian Vance (Nina Arianda). Pero Simmons es tan astuto que, por supuesto, sigue despellejando al personaje. Debajo del solitario hay una reliquia nostálgica del Viejo Hollywood, un observador ingenioso y, en cierto nivel, un ser humano real.

Nina Arianda, como Vivian, es igualmente sólida. Ella nos muestra cómo la luchadora Vivian anhelaba salir de la tontería de su papel de Ethel, un personaje casado con su abuelo (como ella dice), y revela brillantemente cómo se corta a Vivian cuando la aprende. La nueva dieta está siendo monitoreada por todos en el programa, desde Lucy hacia abajo, porque se supone que no debe alejarse demasiado del ideal de la "normalidad" estadounidense.

Sin embargo, es el baile de Kidman y Bardem lo que le da a “Being the Ricardos” su magia ligera pero fundida. Como la Lucy de la comedia de situación, Kidman es la perfección, clavando los chubascos y las tomas dobles de ojos saltones, la voz estridente, todo el camino en el que Lucy Ricardo era tonta y despistada con un engaño invisible, una forma de agresión pasiva. Los momentos de la comedia, en blanco y negro, se presentan casi como sueños. Pero fuera de cámara, Kidman captura el glamour atrevido que era Lucille Ball. Hace que Lucy sea sensual y exigente, espinosa y cariñosa, con la capacidad de leer la habitación: una mujer moderna por excelencia que estaba atrapada en el papel de siempre tratar de arrastrar al resto del mundo para alcanzarla.

La película cuenta la historia de Lucy en flashbacks, que se remonta a sus días como actriz contratada por RKO, donde conoció a Desi en el set de "Too Many Girls". Y vemos el momento en que la posibilidad del estrellato parpadeó para ella. “The Big Street” (1942), en la que coprotagonizó con Henry Fonda, se convierte en un éxito de crítica y se desempeña respetablemente en la taquilla, y cuando se reúne con el jefe de producción de RKO, Charles Koerner (Brian Howe) , es una escena clásica que dice mucho sobre Hollywood de aquel entonces y ahora.

Como lo presenta "Being the Ricardos", Lucille Ball y Desi Arnaz tuvieron un matrimonio difícil en el mundo del espectáculo. Se adoraban el uno al otro, pero sus carreras los separaron desde el principio. Bardem convierte a Desi en un maestro que sabe cómo manejar su peso; es emocionante verlo empujar a los ejecutivos de la cadena y amenazarlos, como cuando se pasa por alto para apelar al presidente de la junta de Philip Morris, el patrocinador de "I Love Lucy", sobre la trama del embarazo. Pero Desi, aunque es un actor entusiasta y un emprendedor inconformista con visión de futuro, no es un marido tan avanzado. El ama a Lucy, pero lo que ese amor significa para él es que espera ser amado de cierta manera y disfrutar de ciertas libertades. Como sus salidas nocturnas, que son cada vez más voluminosas.

Hay anacronismos en esta película. También hay observaciones agudas sobre cómo funcionó la comedia de "I Love Lucy" y lo que significaba, como la escena en la que Lucy y la única guionista del programa, Madelyn Pugh (Alia Shawkat), improvisan la famosa escena de Lucy pisando uvas, rematado por Lucy perdiendo un pendiente. Lucy era una cómica que expresaba un mundo interior anticuado en el que las mujeres podían verse a sí mismas. Fuera de cámara, la Lucy de “Being the Ricardos” sigue impulsando el espectáculo para que sea mejor, y eso significa más cerca de algo real. Ella era una visionaria del entretenimiento que, sugiere Sorkin, también estaba tratando de perfeccionar su hogar lejos del hogar. Lo consiguió, quizá demasiado bien.


miércoles, 29 de diciembre de 2021

Crítica Cinéfila: Don't Look Up

Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), estudiante de posgrado de Astronomía, y su profesor, el doctor Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) hacen un descubrimiento tan asombros como terrorífico: un enorme cometa lleva un rumbo de colisión directa con la Tierra. El otro problema es... que a nadie le importa.



Las películas de Adam McKay suelen ser difíciles de digerir. “The Big Short” nos dio una bofetada cuando utilizó a una Margot Robbie desnuda para explicar qué era la crisis de las hipotecas de alto riesgo, y el sobrevalorado “Vice” contó la historia de la vida de Dick Cheney con impresiones de “Saturday Night Live”. Sin embargo, el estilo informativo del director y el oscuro sentido del humor contrastan en "Don't Look Up", una divertida sátira sobre un cometa que está a punto de chocar con el planeta Tierra. La película no es explosiva, pero la trama sí lo es.

Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence interpretan a Randall y Kate, dos astrónomos que ven una roca espacial de 10 kilómetros de ancho que se precipita hacia el mundo y determinan que tendrá un impacto en seis meses, 14 días, un evento a nivel de extinción. 

El dúo alarmado lleva sus hallazgos a la presuntuosa presidenta de los Estados Unidos (Meryl Streep), y se sorprenden al descubrir que ella se ríe de la situación. Luego, un periódico de Nueva York publica la historia, pero nadie hace clic en ella. Entonces, van a un programa de noticias parecido a “Scarborough Country” llamado “The Daily Rip”, donde un productor les dice que los presentadores (Cate Blanchett y Tyler Perry) aman los segmentos de ciencia. Pero cuando el cometa se vuelve visible a simple vista, la población finalmente cree la historia, y se forman dos hashtags en competencia: #Justlookup y #Dontlookup. Sí, el mundo ha logrado politizar su propia destrucción inminente.

Obvio, estos eventos en cascada son probablemente una metáfora de la pandemia. Pero es entretenido y divertido. 

Si hubiera categoría en los Oscars para casting, Francine Maisler sería una apuesta segura para el 2022. Porque ha reunido indiscutiblemente, el elenco más envidiable del año para Don't Look Up. Actores identificables solo por el nombre de pila: Leo, Meryl, Cate, Jonah, Timothée. El poder de atracción es tanto el director Adam McKay (The Big Short y Vice) como la premisa. Don't Look Up es esencialmente Deep Impact conoce a Armageddon. Puede que muerda más de lo que puede masticar, pero con frecuencia es un alimento para el cerebro divertido y muy ambicioso. 

Hay muchas risas y a lo largo de su viaje hay un grupo de celebridades, las mejores de las cuales se acercan de puntillas a “Dr. Strangelove”. Mark Rylance interpreta a un titán tecnológico y orador motivacional llamado Peter Isherwell con una sonrisa enyesada y la voz inquietantemente tranquila de alguien que está a punto de sufrir un colapso mental. Ariana Grande es una estrella del pop que es un riff de sí misma. Y Timothée Chalamet es un gamer evangélico de Illinois que se besa con Kate.

Si McKay elaboró ​​las partes más divertidas de su sátira con un bisturí, alguien debería haberle entregado un machete para cortar un poco el guión. La película dura casi dos horas y diez minutos, y nos agotamos cuando las sorpresas se detienen y el final se vuelve inevitable. No obstante, DiCaprio y Lawrence tienen una buena química natural.

Lawrence y DiCaprio son guías agradables y especialmente complejas a través del caos: la primera con todo el corte de pelo y la actitud de Lisbeth Salander, el segundo una bola de nervios y dolencias. La dirección de McKay a veces se mueve al ritmo de una película de desastre y en otras ocasiones se detiene para realizar montajes que representan la vida en marcha frente a la destrucción inminente (un estilo muy bien establecido por el director en sus presentaciones anteriores). Es una película sobre malestares muy modernos: cómo no asumimos la responsabilidad personal, ya sea en las relaciones o en el escenario político; cómo se socava constantemente la experiencia; y cómo muere la verdad en las noticias. Quizás están sucediendo demasiadas cosas y no todo funciona. Aún así, McKay pega el final maravillosamente, agregando una picadura asesina que ojalá no muchos esquiven gracias a los créditos cortados de la plataforma de Netflix.


viernes, 24 de diciembre de 2021

Crítica Cinéfila: Belfast

La película, un drama de madurez ambientado en los tumultos de la Irlanda del Norte de finales de los años 60, sigue al joven Buddy mientras navega por un paisaje de lucha obrera, cambios culturales radicales y violencia sectaria. Buddy sueña con un futuro glamuroso que lo aleje de los problemas, pero, mientras tanto, encuentra consuelo en su carismático padre y su madre, y en sus alegres abuelos.



Con Belfast, Kenneth Branagh cambia de sus adaptaciones de Agatha Christie a una película mucho más personal sobre su infancia en Irlanda del Norte. Ambientada en 1969 durante el apogeo de los conflictos entre protestantes y católicos, pero la película se aleja inteligentemente de la política para centrarse en el drama familiar.

Filmada en blanco y negro con algunas ráfagas de color, la imagen se abre con un tranquilo cuadro doméstico que de repente estalla en violencia. Nuestro protagonista, Buddy (Jude Hill), de 9 años, intenta entender qué está sucediendo. Hasta donde él sabe, su familia protestante siempre ha convivido con vecinos católicos, pero esta mañana de agosto lo obliga a ver el mundo de otra manera. La unidad familiar principal está formada por él, su hermano mayor (Lewis McAskie), su madre (Caitriona Balfe) y su padre (Jamie Dornan), que viaja con frecuencia a Inglaterra para realizar trabajos de construcción. Su abuela y su abuelo, interpretados por Judi Dench y Ciaran Hinds, también viven cerca. Pa quiere sacar a su familia de Irlanda del Norte por su seguridad, pero sus lazos amorosos en la comunidad hacen que esta sea una decisión extremadamente difícil. Es a partir de ahí donde la mayor parte de la historia se cuenta a través de los ojos de Buddy, y el joven Hill es un maravilloso sujeto frente a la cámara, con un núcleo emocional muy lúcido.

Un problema mayor de la película es que simplemente no proporciona antecedentes suficientes sobre los disturbios en Irlanda del Norte. Branagh utiliza algunos extractos de noticias de televisión para intentar completar el trasfondo, pero son insuficientes. Dentro de la comunidad protestante, parece haber diferentes facciones, algunas que abogan por la violencia y la disrupción y otras, como los personajes principales, que esperan tener una convivencia más plácida.

A pesar de esto, los personajes principales están tan bien dibujados y bellamente interpretados que no podemos evitar quedar atrapados en sus luchas diarias, así como en la decisión más importante que enfrentan sobre si abandonar su hogar por la perspectiva incierta de nuevos horizontes. Mudarse significará dejar atrás a los abuelos, y sentimos el vínculo de Buddy con la pareja mayor con tanta intensidad que la melancolía se intensifica. Las escenas entre Dench y Hinds se encuentran entre las representaciones más hermosas de un matrimonio a largo plazo representadas en la pantalla. También tenemos una sensación palpable del apego del joven Buddy a sus abuelos, quienes le ofrecen lecciones de vida que nunca recibe de sus padres.

Branagh, el director de fotografía Haris Zambarloukos y el diseñador de producción Jim Clay evocan el período. Los destellos de color en este universo en blanco y negro llegan cuando la familia visita el cine local, primero para ver a Raquel Welch luchar en One Million Years B.C., y luego ser cautivada por el auto volador en Chitty Chitty Bang Bang. La partitura de época, proporcionada principalmente por el cantautor irlandés Van Morrison, también nos ayuda a transportarnos al pasado. 

La película más personal de Branagh es perfectamente imperfecta, pero la emoción que genera en la sección final, cuando la familia representa un desgarrador drama universal de la emigración, es abrasadora. Momentos en los que Buddy debe despedirse de su novia de la infancia y de la abuela, a quien tal vez nunca vuelva a ver, desgarran el corazón y perduran en el recuerdo.


miércoles, 22 de diciembre de 2021

Crítica Cinéfila: The Power of the Dog

Los acaudalados hermanos Phil (Cumberbatch) y George Burbank (Plemons) son las dos caras de la misma moneda. Phil es impetuoso y cruel, mientras George es impasible y amable. Juntos son copropietarios de un enorme rancho donde tienen ganado. Cuando George se casa con una viuda del pueblo, Rose (Dunst), Phil comienza a despreciar a su nueva cuñada, que se instala en el rancho junto a su hijo, el sensible Peter (Smit-McPhee).



Contada con una modesta grandeza, una pieza de época ambientada en un lugar remoto, "The Power of the Dog" devuelve a la directora Jane Campion a la realización de ficción más de una década después de "Bright Star". La Montana rural de 1925 (aunque en realidad filmada en su Nueva Zelanda natal) presenta este drama de secretos, ambivalencia romántica y dolor machista, adaptado de la novela de Thomas Savage de 1968.

El paisaje accidentado también proporciona el primer protagonista masculino de Campion: Phil Burbank (Benedict Cumberbatch), un vaquero mezquino que estalla en las costuras con el peso de la persona que no quiere ser. Señalando una saga de lo siniestro, la partitura fibrosa de Jonny Greenwood tiñe el aire con una atmósfera misteriosa a medida que la historia comienza con Phil y su hermano George (Jesse Plemons), un hombre sensato mucho menos preocupado por representar la virilidad. La pareja acomodada también son socios comerciales a cargo de la ganadería de su finca; una toma temprana de dos de los animales chocando cabezas hacen un buen contraste de la relación de los hermanos tan agraviada.

Hay una tensión silenciosa entre los hermanos, con George distanciándose de Phil cada vez que puede. El abismo emocional que los separa solo crece cuando la propietaria de un restaurante de un pequeño pueblo, Rose (Kirsten Dunst), y su hijo adolescente de genio, Peter (Kodi Smit-McPhee), se convierten en la nueva familia de George. El primer encuentro de Peter con Phil muestra el desdén del adulto por los rasgos delicados y los gestos del niño.  

Campion se deleita con la inmensidad de los pastos en su mayoría de color ámbar, al plantear a los individuos atribulados contra la inmensidad de la tierra salvaje y las montañas que la enmarcan. Su morada grita riqueza, una casa con amplias habitaciones donde siempre hay demasiada distancia entre las personas para que alguien se conozca de verdad. Esa es una transición notable de los pequeños cuartos de Rose y Pete, una vida contenida que les funcionó bien. En el momento en que los límites de su dominio se expanden, también lo hacen sus problemas.

Con un movimiento auspicioso, la cámara flota a través de estos escenarios, obedeciendo al director de fotografía Ari Wegner para atrapar a hombres a caballo o residentes que se escabullen para esconderse o presenciar una indiscreción. La construcción, aunque permite cierta complejidad adicional, vuelve a ensamblar una serie de pensamientos inacabados. La presencia de George domina desde el principio, pero en el segundo acto su influencia en los conflictos disminuye enormemente, ya que la historia se convierte en una batalla de tres bandas silenciosas y juegos mentales entre Pete, Rose y Phil.

En líneas de diálogo aparentemente innecesarias, Campion bombea exposición a las escenas. Así es como nos enteramos de la decisión de Phil de alejarse de las actividades intelectuales (habiendo sido un estudioso del latín y el griego) para sumergirse en la hipermasculinidad y retratar la imagen del rudo ranchero estadounidense cubierto de "buena tierra", el tipo que proviene del trabajo manual bajo el sol. Apesta a sudor y olor animal, pero se niega a ducharse, tal vez convencido de que su olor rancio realza la virilidad que quiere proyectar a como de lugar (y por razones que con detalles aprendemos en la medida que avanza la historia). Mantiene alejada a la gente, a aquellos que podrían ver a través de su fachada, quién realmente es. De paso, Campion introduce un aire de erotismo en la presentación luminosa de los cuerpos masculinos en la naturaleza.

Cuando Phil finalmente entra en contacto con el agua, se niega a lavarse o pelear juguetonamente en el río como el resto de los peones desnudos. Como ocurre con la mayoría de los temas de "Dog", los deseos de Phil yacen bajo la piel, pero la interpretación de Campion del texto de Savage adorna este laberinto de afectos sin palabras con suficientes toques concretos para que uno pueda entender los matices. A pesar de ciertas elecciones estructurales que no conducen tanto al impacto de la historia, la directora pone en escena varias instancias tan intensamente cargadas de sentimientos conflictivos para recordarnos su innegable habilidad para calibrar la modulación de una escena por parte de sus actores.

Con el Pete de Smit-McPhee, Campion apuesta por su inmutable cara inanimosa; el joven actor es terriblemente notable. Mirando este prisma del macho americano desde cualquier ángulo, lo que muestra es una incapacidad para comunicar las necesidades internas. Eso también se aplica a George, quien llora de alegría pensando que la soledad ya no lo atormentará con Rose a su lado, lo que agrega otra razón por la que Phil está empeñado en destruir esta imagen de normalidad. Burlarse de las actividades musicales de Rose y burlarse del comportamiento "debilucho" de Peter le dan la ventaja para recuperar el control una vez que se han mudado.

Una formidable Dunst, que también hace su gran reingreso al cine después de unos años de ausencia, se funde en el papel de una mujer debilitada por el acoso y conducida al alcoholismo. La creciente irracionalidad y debilidad física de Rose, cuanto más tiempo pasa sola en esa casa, salen de la actriz con una fuerza silenciosa. Ella es una flor que se marchita en tiempo real. Un monólogo pronunciado entre lágrimas y risas refleja sus miedos e impotencia, ofreciendo a Dunst un momento fértil para impresionar con su sorprendente compromiso. 

Cumberbatch libra una actuación trascendental, quizás la mejor de su carrera, con una bravuconería excesiva que parece consumir a Phil desde dentro. El fuego intolerable de su verdad reprimida se manifiesta como resentimiento. Está solo en el reconfortante recuerdo de Bronco Henry, un mentor que le enseñó la caballería, trenzar cuerdas y que probablemente le transmitió la capacidad de esconderse a plena vista. No son necesarios los flashbacks, ya que romperían el hechizo de lo que no vemos pero que, no obstante, podemos leer entre líneas.

El actor manifiesta una personalidad maleable, superficialmente rígida pero más suave ante la bondad, más notablemente cuando siente la esperanza de que alguien pueda comprender su tortuosa preocupación. Está en el descubrimiento de que otra persona además de él y Bronco puede ver una figura en la sombra proyectada por formaciones rocosas distantes que él siempre ha visto. Para Phil, la revelación es trascendental y eventualmente devastadora, y Cumberbatch sabe precisamente cómo llevar a su personaje de una aparente calma al borde de un colapso con una potencia creíble.

Los momentos más gratificantes llegan al final de la película, cuando Phil decide tomar a Pete bajo su protección; supuestamente, es para librar al niño de su comportamiento afeminado, no como una figura paterna temerosa de la potencial homosexualidad de Pete, sino como alguien que se reconoce a sí mismo en su sobrino. Phil cree que lo está salvando, pero ese plan y su afecto pueden no conducir a los resultados deseados. En sus fascinantes intercambios se esconde la dinámica de un hombre condenado por sus circunstancias y un verdugo que saca a un animal de su miseria. Cuando se rompe el cuello de un conejo herido, otra vida recibe su sentencia. 

Anclado en un salmo que habla de la idea de un enemigo claro empeñado en causar daño, la última película de Campion amplía los límites de la moralidad, impidiendo que nos pongamos del lado de cualquiera de las partes involucradas. Para una película que parece detenerse y comenzar a medida que cambia su enfoque varias veces, negándonos una introspección más prolongada en su relación de hombre a hombre más magnética, "The Power of the Dog" prospera al tener actores tan sumergidos en la ficción que están creando que se siente a una realidad. Su trabajo traduce lo que no se dice en gestos fugaces pero reveladores.


Crítica Cinéfila: The Unforgivable

Tras salir de prisión después de cumplir condena por un crimen violento, Ruth Slater (Bullock) se reinserta en una sociedad que se niega a perdonar su pasado. Tras enfrentarse a las duras opiniones del lugar que una vez fue su hogar, su única esperanza de redención es encontrar a su hermana pequeña a la que tuvo que dejar detrás.



Aunque a sus fanáticos les encanta ver a Sandra Bullock en comedias románticas,  ella ha demostrado una y otra vez que también es una actriz dramática excepcional en películas que van desde Gravity a Bird Box hasta su interpretación ganadora del Oscar en The Blind Side. Pero con su último,  The Unforgivable,  va a lugares en los que no la había visto antes, y las recompensas son ricas cuando asume el papel de una mujer que acaba de salir de prisión después de 20 años por un crimen horrendo, tratando de empezar en una ciudad donde no está dispuesta a perdonar sus acciones pasadas. Basado en una miniserie británica y ahora adaptada como película independiente, The Unforgivablele brinda a Bullock un papel discreto en el que hay largos períodos en los que apenas tiene diálogo, pero en sus frecuentes y dolorosos silencios sabes exactamente quién es, si no cómo llegó allí.

Vivimos en un país que se desafía constantemente sobre los conceptos de perdón, inocencia y culpa: la obsesión por ser “cancelado” en el ámbito de la cultura pop; la cuestión de quién es condenado por ciertos delitos y quién no, y quién es asesinado por la policía y quién no; y qué tipos de castigos son apropiados para qué delitos. Todo eso es material pesado, y el último de Sandra Bullock, "The Unforgivable", le da un barniz de suspenso al estilo de los 90.

"The Unforgivable" sigue a Ruth Slater (Bullock) de 40 y tantos años, una mujer que cumplió 20 años por la muerte de un alguacil de la policía local cuando intentaba permitir que los representantes bancarios ejecutaran la hipoteca de la casa de su familia y la desalojaran a ella y a su hermana menor Katherine. El crimen todavía persigue a Ruth, colocándonos (con demasiada frecuencia) dentro de sus recuerdos sofocantes: el explosivo volumen del arma, el charco de sangre que se derrama del cuerpo del sheriff Mac Whelan (W. Earl Brown) y los ojos de su hermana menor. Pero ahora que está fuera, Ruth se obliga a seguir adelante. Planea dedicarse a la carpintería, su carrera antes de la cárcel, y encontrar a su hermana, a quien ha escrito cartas durante dos décadas sin ninguna respuesta.

Luego, la película se divide en varios carriles diferentes, siguiendo los movimientos tanto de Ruth como de quienes están cerca de ella. Para encontrar a Katherine, Ruth solicita la ayuda de un abogado compasivo (Vincent D'Onofrio), cuya esposa (Viola Davis) argumenta que Ruth no es exactamente una víctima, sino que eligió matar a un policía. En el trabajo, Ruth se vuelve más cercana a un compañero de trabajo (Jon Bernthal), pero tiene miedo de decirle quién es en realidad. En su vida como delincuente, se enfrenta a su exigente oficial de libertad condicional (Rob Morgan).

Bullock interpreta a Ruth como una mujer cuya quietud y silencio se están quitando lentamente, y cuya suavidad subyacente está en peligro por un mundo poco comprensivo, en particular por los hijos del oficial de policía (Tom Guiry y Will Pullen).

Finalmente, "The Unforgivable" también pasa tiempo con la ahora adulta Katherine (Aisling Franciosi) y su familia adoptiva, los padres (Richard Thomas y Linda Emond) que ocultaron la verdad sobre Ruth y una hermana menor, Emily (Emma Nelson), que se convierte en cada vez más curiosa acerca de los orígenes de Katherine.

"The Unforgivable" es una adaptación de la miniserie británica de 2009 "Unforgiven" y ha estado en desarrollo durante años, primero con el cineasta Christopher McQuarrie y la estrella Angelina Jolie antes de aterrizar con Bullock y la directora Nora Fingscheidt para Netflix. Los escritores Peter Craig, Hillary Seitz y Courtenay Miles hacen cambios con respecto al original, pero la trama general es muy parecida. A pesar del lanzamiento de la película más de una década después de su material original, las preguntas centrales sobre la gracia vs. la intolerancia siguen siendo relevantes. El abuso y la negligencia, la desesperación económica y la inestabilidad de la vivienda conducen al miedo y la inseguridad que pueden desencadenar un comportamiento delictivo, y cobran vida en el rostro de Bullock mientras se balancea entre la desesperación y la desconfianza y el estoicismo y la tristeza. Una vez que se siguen las reglas de la ley y el orden, y después de que alguien cumple su condena, ¿qué caminos se abren para su éxito? ¿Cómo es la reintegración? ¿O absolución?

Nada de eso es sencillo, y la película a veces tiene dificultades para considerar estas preguntas y sus respuestas extensas y en capas. La trama es inevitable, el montaje está desequilibrado y la película elude cuestiones de raza y clase que habrían complicado esta narrativa y la acercaron a la realidad. La edición exagerada de Stephan Bechinger y Joe Walker se basa demasiado en flashbacks de enfoque suave para llenar los vacíos de la narración, mientras que las composiciones de tomas espejadas del director de fotografía Guillermo Navarro dirigen a los espectadores demasiado hacia ritmos de la trama predecibles, hasta llegar a un twist bastante inesperado.

Estas elecciones funcionan horas extras para convencer a los espectadores de los mensajes importantes de la película cuando todo lo que necesitaba era lo que ya tiene: un conjunto sólido de actores que abordan el material de manera orgánica e intuitiva. El casting de Bullock contrarresta una historia que a veces se desliza hacia una coincidencia narrativa. Davis, D'Onofrio, Bernthal, Morgan, Thomas y Emond forman una hilera de asesinos de personajes destacados y actores que, con matices y desgana, ayudan a elevar el guión inconsistente de la película. A través de sus esfuerzos, la película trasciende su propia importancia personal y se convierte en una experiencia que a menudo es desafiante e inquietante.

Pero los diferentes carriles son a veces demasiado para que los maneje "The Unforgivable", y su defecto más obvio es la falta de desarrollo de Katherine y los hermanos Whelan. Su frustración más recurrente es la frecuencia con la que las escenas fluidas son interrumpidas por sacudidas que regresan al pasado. Pero Bullock siempre está ahí para guiar a los espectadores hacia adelante, y "The Unforgivable" se basa en su agradable firmeza para exponer sus puntos persistentes sobre el costo de la libertad, el peso de la infamia y la valentía de la misericordia.


Crítica Cinéfila: Spider-man - No Way Home

Por primera vez en la historia cinematográfica de Spider-Man, nuestro héroe, vecino y amigo es desenmascarado, y por tanto, ya no es capaz de separar su vida normal de los enormes riesgos que conlleva ser un superhéroe. Cuando pide ayuda al Doctor Strange, los riesgos pasan a ser aún más peligrosos, obligándole a descubrir lo que realmente significa ser él. Secuela de 'Spider-Man: Far From Home'.



Donde hay una red, hay un camino.

Ah, pero ¿hay un camino a casa cuando ya no te sientes como en casa incluso cuando ESTÁS en casa, porque de repente todo el mundo sabe tu nombre y quiere una parte de ti? Qué telaraña tan enredada ha tejido este Spidey, aun cuando en realidad nunca tuvo la intención de engañar.

Si crees que hay mucho que analizar, será mejor que te pongas el cinturón y te quedes con la innovadora, emocionante, divertida y conmovedora "Spider-Man: No Way Home", el tercer capítulo de la trilogía que comenzó con “Homecoming” en 2017 y “Far From Home” en 2019 y, los demás capítulos del Universo Cinematográfico de Marvel donde Spiderman ha estado participando. No es un spoiler decir que esta no será su última aparición, y estoy interesada por ver cómo se desarrolla todo, porque al final de este arduo y a veces complicado viaje las cosas han cambiado en un camino bastante grande aunque reconocido para los verdaderos fanáticos del comic.

Analicemos juntos mientras trato de esquivar el revoltillo de giros y vueltas geniales que se experimentan en el transcurso de la inmersión profunda de Jon Watts en 148 minutos, alternativamente ventosa y existencial, o mejor conocida como el multiverso. 

"Spider-Man: No Way Home" retoma una semana después de los eventos de "Far From Home", con el mundo de Spidey explotando después de que el villano vencido Mysterio (Jake Gyllenhaal) ha dejado un video de despedida desde más allá de la tumba: la revelación de que Spiderman es un estudiante de secundaria de 17 años llamado Peter Parker.

El mundo y, en particular, la ciudad de Nueva York se divide rápidamente en dos campos: aquellos que continúan creyendo que Spider-Man es su vecindario amigable y un héroe local, y aquellos que lo etiquetan como un justiciero que debe ser llevado ante la justicia. Alimentando los fuegos para el equipo en contra está nada menos que J. Jonah Jameson de JK Simmons de las tres películas de Sam Raimi "Spider-Man" en la década de 2000, que ha pasado de ser editor de un periódico sensacionalista a un comentarista web desvariado y delirante como Alex Jones. Con vallas publicitarias que proclaman a Spider-Man "Public Enemy # 1" y helicópteros de los medios sobrevolando cada uno de sus movimientos, Peter, su novia MJ (Zendaya) y su mejor amigo/compinche Ned (Jacob Batalon) están devastados, principalmente y porque se han hecho controversia, están siendo rechazados por una universidad tras otra, incluyendo MIT.

Ese es el gran problema en el comienzo de "No Way Home", que Peter, MJ y Ned no pueden ingresar al MIT ni a ninguna de sus escuelas de backup porque están muy polarizados. El director Watts y los escritores Chris McKenna y Erik Sommers gastan demasiado en este punto de la trama, que eventualmente se usa como un trampolín para que Peter busque a Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) en su increíble historia de múltiples historias, con la esperanza de que el doctor haga un poco de magia con la línea de tiempo y reorganice las cosas para que solo aquellos que conocían la identidad de Spider-Man antes de la revelación de Mysterio retengan ese conocimiento. De esa manera, Peter, MJ y Ned pueden ir a la universidad, y Peter puede luchar un poco contra el crimen en el área de Boston en su tiempo libre. Suena bastante simple... si tan solo fuese así de simple.

La cuestión es que, cuando se tiene en cuenta todo el asunto de los multiversos, no solo MJ, Ned, la tía May y Happy son conscientes de la verdadera identidad de Spider-Man. Gente como Norman Osborn / Green Goblin (Willem Dafoe), Otto Octavius ​​/ Doctor Octopus (Alfred Molina) y Max Dillon / Electro (Jamie Foxx) conocen a Peter/Spidey, y de repente, todos están aterrizando en ESTE universo, y sí, es emocionante ver a estos grandes actores repitiendo sus memorables papeles de años y películas pasadas. El ambicioso plan de los jóvenes se desarrolla con mucha bondad, magia alucinante, humor peculiar, un poco de angustia y varias formas ingeniosas de unir el universo Marvel más grande.

Estos villanos están asombrados más allá de la comprensión de este nuevo mundo, que contiene a un Peter Parker que no se parece en nada al Peter Parker que conocen. Esto genera algunos momentos cómicos y también una pregunta dramática verdaderamente intrigante: ¿Qué pasa si es posible que estos monstruos resucitados regresen a su ser humano en este universo? Es un acertijo intrigante y un dispositivo de trama inteligente, ya que permite a Dafoe, Molina y Foxx traer a sus personajes de regreso como algo más que mutaciones infundidas por CGI.

Las secuencias de batalla en “No Way Home” son relativamente discretas, tienen lugar en la ciudad de Nueva York y sus alrededores, y la secuencia culminante transcurre de una manera bastante turbia debido al entorno nocturno. No hay nada nuevo o particularmente memorable sobre el CGI útil y los efectos prácticos, hasta que se tiene una batalla cargada de universos paralelos, y no es contra villanos. Aunque no es mi Spidey favorito, Tom Holland ha hecho una de las mejores interpretaciones de Spiderman en mucho tiempo, y quizás el más cercano al Peter Parker del comic. Y aunque sus películas no han sido mis favoritas, han sido las que me han traído los mejores recuerdos de mi niñez.

Y a pesar de lo extenso que se vuelve esto, "No Way Home" concluye satisfactoriamente la trilogía de Watts. Claro, hubo un extraño padre malvado y un viaje de verano que salió mal, pero el núcleo de esas películas fue que Peter intentaba descubrir cómo ser un adolescente y un superhéroe al mismo tiempo, y generalmente fallaba antes de aprender una lección más profunda. Watts mantiene ese aspecto como una constante en la nueva película, por lo que basa toda la gran MCU en una universalidad identificable, incluso cuando Spidey se encuentra con el extremo comercial de los tentáculos de Doc Ock y Green Goblin le arroja sus bombas a la cabeza.

Hay muchos retornos bienvenidos en “No Way Home”, ¡la mayoría de los cuales deben ver por sí mismos! - pero ver a Dafoe deleitarse con tener otra oportunidad como el archienemigo loco de los cómics es un placer celestial, mientras que una segunda vez es sin duda el encanto para Electro de Foxx. Sin embargo, el corazón y el alma de la película, como fue el caso de las dos últimas películas, es Holland, quien en esta ocasión muestra un nuevo valor y seriedad.

"No Way Home" resulta ser también una película navideña, con una intrigante vibra de "It's a Wonderful Life" que le da una nueva perspectiva a su personaje central. Es una película de Spider-man por excelencia que rinde homenaje al pasado, marca todas las casillas de Marvel necesarias y aún se las arregla para dar un giro algo refrescante. Puntos para Marvel.


lunes, 20 de diciembre de 2021

Crítica Cinéfila: La Casa de Papel - 5ta Parte, 2do Volumen

La Banda lleva encerrada más de 100 horas en el Banco de España, han conseguido rescatar a Lisboa pero viven uno de sus peores momentos tras haber perdido a uno de los suyos. El Profesor ha sido capturado por Sierra y, por primera vez, no cuenta con un plan para escapar. Cuando parece que nada puede ir a peor, llegará un nuevo enemigo mucho más poderoso que cualquiera de los anteriores: el ejército. Se acerca el final del mayor atraco de la historia y lo que empezó siendo un robo ahora se ha transformado en una guerra.

 

El profesor, sin un Plan B, está desafiando el núcleo de La Casa De Papel, así que si los avances y el material de prelanzamiento te engañaron, culpe a los creadores. No, ya no hay más muertes ni compromisos en la quinta y última parte del drama criminal español pero todavía hay dosis de acción, giros, risas y lágrimas.

Después de llevar el gráfico emocional a las garras en la Parte 1, llegó el momento de incorporar los ingredientes restantes para la Parte 2. La pandilla se tambaleó bajo la desgarradora muerte de Tokio, pero no por mucho tiempo. Volvieron al negocio de sacar el oro del Banco de España, motivo que ahora se convirtió en un homenaje a Tokio y Nairobi. El profesor también recogió sus piezas, porque el lío inmediato creado por Alicia Sierra al huir de su guarida, tenía que ser resuelto. El coronel Tamayo empieza a estar tan perdido como esperábamos. Pero esta vez, hay más de él. Palermo vuelve a cobrar solo para demostrar por qué es el mejor hombre para el puesto. Y luego retrocedemos en el tiempo en el que él y Berlin celebraban cada vez que resolvían el más mínimo obstáculo mientras planeaban el atraco casi imposible. La parte más íntima de esta temporada fue el trasfondo de las actitudes de los personajes más queridos: mientras que la Parte 1 trataba sobre Tokio "viviendo muchas vidas", la Parte 2 ahondaba en una historia de fondo más profunda de Sergio y Andrés perdiendo a su padre.

Sabíamos que la Parte 2 está bajando el telón de la serie, por lo que se esperaba dar un cierre a varios extremos abiertos. Pasamos momentos divertidos, risas, 'Pamplona' y lágrimas de alegría cuando la pandilla canta “Bella Ciao” ​​una vez más. Denver-Estocolmo-Manila encuentran una solución. Y también lo hace la rivalidad entre El Profesor y Alicia Sierra. El profesor también le propone matrimonio a Raquel mientras la esposan y la cuelgan. Benjamin tomando el mando en la ausencia del profesor y Arteche en acción fueron algunas secuencias dignas de mención. Tenemos algunas teorías de los fanáticos que se están haciendo realidad, mientras que también algunas sorpresas. Esperaba ver más de Sagasta, Rafael y Tatiana. Pero los creadores prefirieron no perder mucho tiempo en ellos, en lugar de elegir los puntos de trama más necesarios de sus personajes. Y justo cuando los espectadores casi perdieron la esperanza de que la pandilla sobreviviera, tuvimos giros inesperados. El profesor entra en el banco. Sin embargo, lo sorprendente sigue siendo que los granos de oro finalmente dan paso al tanque de aguas pluviales.

Al igual que en temporadas anteriores, los últimos episodios de La Casa de Papel no te dejarán apartar la vista de la pantalla. El espectáculo nos ha llevado a los jipios con escenas conmovedoras y acción al borde del asiento. El estado de ánimo es el mismo y sin desperdicios.

¿Con qué frecuencia te encuentras apoyando a los malos y maldiciendo a los héroes reales? El tema básico mantuvo su promesa hasta el final y teníamos una gran sonrisa cuando la pandilla logró caminar libre, con el oro en la mano.

El motivo no era dejar a la audiencia juzgando si era una buena o mala temporada. Los escritores, al igual que nosotros, sabían que todo lo que se esperaba de ellos era unirse a los extremos abiertos, hacer un círculo completo y dar un cierre a la historia sin tomar las cosas por encima. Qué hicieron, por qué lo hicieron: las respuestas están ocultas en las cinco temporadas combinadas. Aquí, solo teníamos que buscar una visualización feliz, momentos agridulces, personajes empáticos y un espectáculo que nos mantuvo entretenidos durante los últimos años. La Casa de Papel hizo eso. Y estamos sonriendo, aunque tratando de hundirnos en la sensación de que uno de los programas más exitosos de Netflix acaba de terminar.

¡Bella Ciao para El Profesor, su pandilla y La Resistencia!


martes, 14 de diciembre de 2021

Crítica Cinéfila: Encanto

Cuenta la historia de una familia extraordinaria, los Madrigal, que viven escondidos en las montañas de Colombia, en una casa mágica situada en un enclave maravilloso llamado Encanto. La magia de Encanto ha dotado a todos los niños de la familia un don único, desde la súperfuerza hasta el poder de curar... Pero se olvidó de un miembro de la familia: Mirabel.  



Dirigida por Jared Bush y Byron Howard (el coguionista y codirector de "Zootopia"), con Charise Castro Smith como codirectora, "Encanto" ha sido visualizada con un vivaz resplandor naturalista que, por momentos, es casi psicodélico. Las canciones, de Lin-Manuel Miranda, son contagiosas, manteniendo a la película vibrando. Y la imagen completa es lo suficientemente intrincada y lograda como para hacer que la era en la que la película animada promedio de una casa de Disney estaba varios niveles por debajo de la de Pixar parezca historia antigua. Sin embargo, a pesar de todo el deslumbramiento que se exhibe, nada de eso significaría mucho si "Encanto" no presentara el conmovedor viaje de su heroína de una manera que no dejara de sorprenderlo. Esa es la clave para una animación cautivadora: se mantiene un ritmo jubiloso por delante de la audiencia.

Puede ser irónico, pero ciertamente es innegable que una fuerza clave que convirtió el poder femenino en un motor de la cultura popular fue Walt Disney Studios. Si quisieras, podrías ubicar la era del poder femenino contemporáneo en dos películas de Disney: "La Sirenita" (1989), con el personaje retro de autorrealización de su heroína principal, y luego, al año siguiente, "Pretty Woman”, que puso su sello en la era del feminismo moderno de la princesa con tanta seguridad como lo hizo“ Sex and the City ”ocho años después. Los animadores de Disney mantuvieron encendida la antorcha del poder femenino en todo, desde "Brave", pero estaba en "Frozen" que Disney forjó una epifanía del poder femenino. Elsa, la princesa que podía congelar cualquier cosa en su órbita, era una heroína dotada de poderes que ella consideraba demasiado fuertes; ella era una metáfora primordial de las dudas que una niña puede sentir acerca de dar rienda suelta a la plenitud de su propio ser.

"Encanto", aunque no es tan grandioso ni tan inquietante como "Frozen", es en gran medida una composición de seguimiento de lo que se siente para una niña al buscar habilidades que desatarán su verdadero yo. Mirabel, con ojos risueños y la vibra de una estudiante inteligente de primer año en Stanford, es amable, valiente y autosuficiente, y acepta su lugar dentro de su familia, o, al menos, trabaja muy duro para hacerlo. Pero ella es como la única mortal en un clan de X-Men, y para ella eso es desalentador.

Su madre, la cariñosa Julieta (Angie Cepeda), tiene la capacidad de curar las dolencias de las personas con su cocina, mientras que las hermanas y parientes de Mirabel tienden a ser superestrellas obsesionadas con su propia imaginación. Como, por ejemplo, su hermana Luisa (Jessica Darrow), cómica descomunal y de voz baja, que tiene superfuerza pero define su existencia enteramente a través de ese atributo; su tía Pepa (Carolina Gaitán), una especie tempestuosa que lleva una mini tormenta sobre su cabeza; su primo cambiante Camilo (Rhenzy Feliz), que sufre de una identidad débil; más prominentemente, su hermana Isa (Diane Guerrero), una princesa altiva "perfecta" que puede hacer florecer en cualquier lugar, lo que significa que nunca pierde la oportunidad de hacer alarde de su narcisismo florido.

Todos estos poderes y personalidades entrarán en juego, y hemos visto suficientes fábulas de superheroísmo para suponer que Mirabel finalmente localizará su propio destino mágico. Pero “Encanto” es más sutil que eso. La magia de los Madrigales es real, pero tiene una historia oscura (eran refugiados cuyo destino cambió por un milagro y ahora es sostenido por una vela de llama encendida). Su magia fluye hacia el pueblo, infundiendo y protegiendo a toda la comunidad de Encanto. Es una especie de utopía. Hasta que, literalmente, comienza a deshacerse por las costuras.

Cuando la vela comienza a parpadear, y la casa Madrigal comienza a romperse en fisuras y grietas. Mirabel, ahora bajo la mirada sospechosa de la matriarca de la familia, Abuela (María Cecilia Botero), se encarga de investigar y la película se convierte en una historia de detectives domésticos. Una figura clave es Bruno, el tío de Mirabel, expresado con un aplomo inseguro y ganador por John Leguizamo. Su capacidad para ver el futuro lo condenó al ostracismo, porque seguía siendo culpado por la más mínima mala noticia. Pero Bruno tiene la clave de lo que resulta ser un rompecabezas emocionalmente fascinante.

Una pista importante radica en que ella resuelva sus diferencias con su familia. Pero, ¿por qué eso resolvería algo? Esa es una de las ocho canciones originales que Miranda escribió para la película, todas buenas pero algunas inolvidables, como la fuerte Luisa rompiendo el juego de palabras estimulantemente complicado de "Surface Pressure" o el número de conjunto "We Don't Talk About Bruno", que tiene un coro lo suficientemente pegadizo. 

Toda la película tiene una vibra de forma libre y voluble, donde los personajes son obligados a encontrar antagonistas en sus propias inseguridades. ¿Hay algún villano? Por un momento, seguro que lo parece. Pero resulta que lo más vil de este astuto y conmovedor cuento de hadas es ignorar el amor que tenemos ante nuestras narices.