sábado, 28 de marzo de 2020

Crónicas de California: Carta de amor a Los Angeles


Hay una ciudad en un punto de California, protegida por montañas y billboards, donde las playas son frías y el desierto es seco y ventoso; donde cada colina está repleta de casas y condominios, las comunidades tienen más salas de cine que supermercados, y conoces más artistas que personas con oficios tradicionales.

Los Angeles es como el territorio de "Boardwalk" cuando juegas Monopoly: todos pasan cerca pero muy pocos llegan a aterrizar ahí, y los que sí llegan lo hacen con ansías de posesión, sin saber que se convertirá en una pelea de quién tiene más. Pero este no es territorio para todos los que se quieren dedicar al mundo del entretenimiento, pues no todos serán aceptados o entenderán las reglas de juego. Es un mini-universo que se siente más como un club exclusivo al que debes pagarle una membresía anual para poder pertenecer, porque la competitividad se siente en cada avenida y todos están lanzando su carrera de manera particular.

Todo esto sonará como un desaliento, pero al final del día debo admitir algo que no lo digo todo el tiempo: estoy enamorada de esta ciudad. Me enamora su constante impulso por ser mejor en lo que sea que hagas; me apasiona ese acelere cuando entras a las salas de los festivales independientes y sueñas con ver tus proyectos allí; y me enorgullece como no solo se destaca el talento que nace aquí sino también el que florece en y desde cualquier parte del mundo.

Me abrió sus puertas, tanto al nivel personal como profesional. Aquí no solo practiqué el reconocimiento de cuáles son las películas que hacen que Hollywood sea lo que es hoy en día, sino también reconocí cuáles son aquellas que, sin ser de esta industria, llegan a ser tan amadas como las películas originarias de la famosa ciudad. Pero también me enseño a apreciar más el cine como un arte y no solo como un negocio.

Sin embargo, y dejando a un lado todo el amor por el cine que se respira, ninguna experiencia laboral se comparará con el hecho de haber tenido la oportunidad de caminar sus calles, memorizarlas a un punto que, sin importar dónde esté, no necesito Google Maps para ubicarme. Sonaré como una guía turística, pero así como podría dar talleres de mi propio país, así puedo pasear esta ciudad con confianza y decirte que autopistas llevan a donde. Si te ubicas en el mismo centro de La Cienega Boulevard con Wilshire avenue, tienes una vista de 360º de Los Angeles: hacia el Este encontrándote con Downtown LA, y hacia el Oeste tropezando con Beverly Hills, mientras que al Sur está el famoso sector de Santa Monica y hacia el norte te encuentras con el codiciado letrero de Hollywood. Si caminas el Gower St hacia la colina tendrás la foto con el gran letrero de fondo, y si quieres caminar el paseo de las Estrellas, se extiende desde La Brea avenue hasta Gower St, y desde Hollywood Blvd hasta Sunset Blvd. Si quieres encontrarte con famosos, todo dependerá del sector donde los quieres encontrar, mientras que si quieres apreciar el arte de la ciudad, debes dirigirte a West Hollywood, La Brea y Vermont.

Tanto que me querían convencer de dejar de utilizar el transporte público, cuando siento que descubrí lugares gracias a que nunca dependí de un carro propio. Hoy puedo decirles a muchos que andar a pie ha sido un lujo y no un sacrificio, y que aunque nunca dejaba de preocuparme por mi seguridad, no dejaba de explorar zonas que muchos temían por no salirse del mapa turístico. Gracias a esto, puedo decir con confianza que Santa Monica no es solo el Pier y que Downtown no es solo el Staples Center; que hay muchos más mercados que el Central Market, pero que el de The Grove siempre será mi preferido; que ya no me da vergüenza montarme en un scooter ni en una bicicleta, y que ya me pueden dejar en un parque el día entero con dos libros y lo disfruto con tranquilidad.

Pero que nada de esto se confunda con obsesión ni costumbre. Te aseguro que te pasaría lo mismo si vinieses de visita, pues a pesar de ser una de las ciudades más grandes del país, hay algo muy particular en sus calles que hacen que cualquiera se sienta cómodo, como si andase en tierras conocidas.

Hay tantos lugares que voy a extrañar que me resulta difícil no hacerlo sin sacar mi librito y comenzar a hacer una lista. Pero si debo sacar mis favoritos rápidamente, extrañaré andar en la ciudad y siempre encontrarme con valles; ir a Universal City Walk porque voy al cine pero quedarme hasta la noche cuando el parque está vacío; ir a festivales, screenings o eventos a nivel general, y poder conversar con sus artistas; trotar alrededor de Burbank y solo toparme con los lotes de los estudios; o ir de pasadía al Griffith Observatory y admirar la vista Los Angeles.

Hace tres años me abrió sus puertas sin mucho esfuerzo y me dejó conocer aspectos que solo los que exploran con mayor cuidado logran entender de esta ciudad. Se convirtió en una escuela sin necesitar un salón de clases, y un libro de lecciones y experiencias diarias sin ser esperadas; se convirtió en un espacio, donde el trabajo era lo primordial y los rodajes eran casi todos los fines de semana, pero se sacaba tiempo de vez en cuando para visitar un museo o simplemente irnos de brunch hasta que cerraran el buffet.

Son tres años aquí, pero ya me puedo ir con lágrimas de nostalgia y felicidad a la vez. Pues sé que siempre puedo volver por razones de trabajo, de visita y hasta de turista, aunque ya no me sienta así.

Gracias Los Angeles. Me diste una familia, amigos, colegas de por vida, independencia y un lugar al que siempre podré llamar hogar.


Crítica Cinéfila: Wendy

Perdida en una isla misteriosa donde el envejecimiento y el tiempo se han detenido, Wendy debe luchar para salvar a su familia, su libertad y al espíritu alegre de la juventud del peligro mortal de crecer.



El capricho lírico del éxito de 2012 "Beasts of the Southern Wild" le debe cierta influencia a "Peter Pan", por lo que no es de extrañar que la clásica historia de un niño que no crezca proporciona las bases para "Wendy", la nueva película del director Benh Zeitlin. Han pasado siete años desde que él se convirtió en un fenómeno cultural sorprendente, combinando imágenes evocativas y un fondo pantanoso imaginativo con temas emocionalmente complejos. Parece que Zeitlin ha estado atrapado en Neverland propio, porque "Wendy" parece un universo donde el tiempo no existe a menos que la preocupación te invada.

El maravilloso "Pan" de Zeitlin se siente como una continuación tan natural de la experiencia de "Beasts" que prácticamente se desarrolla en el mismo universo inmersivo, con una narración pensativa combinada con explosiones abrumadoras y expresionistas, llevando esta historia inusual a lugares abstractos donde la fantasía ofrece camino a los ominosos desafíos del mundo adulto.

Como su título lo indica, "Wendy" revisa la narrativa original desde la perspectiva de la "mejor amiga" de Peter. Restringe la mayor parte de su narrativa a un puñado de actores infantiles intrigantes, comenzando con la notable Devin France en el papel principal. La chica de voz suave crece deambulando por las encimeras en un restaurante sin lujos de Luisiana, situado en el borde de las vías del tren que se cierne sobre la cúspide de un pantano fangoso, y observa cómo las vastas máquinas entran y salen por la pequeña ventana que la representa, siendo el único punto de entrada al mundo exterior. 


Un día, Wendy ve a un niño local agarrar el tren y desaparecer. A medida que pasan los años y la desaparición sigue sin resolverse, la rutina de Wendy no ha cambiado: su madre soltera (Shay Walker), una camarera hastiada con un pasado indecoroso, deja que sus tres hijos vaguen por el restaurante a su antojo, y los libera después de hora. Los dos hermanos mayores de Wendy (Gavin y Gage Naquin, también destacados) se burlan de su hermana por su curiosidad por la vida más allá de su entorno insular, pero ella no se inmuta.

La narración cambia a un equipo familiar de "Pan" una vez que "Wendy" ve una extraña sombra con forma de niño en la pared de su habitación cuando el tren nocturno pasa, y decide saltar por la ventana para subir a bordo; sus hermanos desconcertados hacen lo mismo, y el trío se encuentra cara a cara con una reinvención radical del héroe sinvergüenza más famoso de la literatura: Peter (Yashua Mack), un pequeño niño con una sonrisa traviesa, quien les da la bienvenida a sus nuevos entrantes a Neverland.

La notable apertura de la película personifica el estilo artesanal absorbente de Zeitlin: el tren resuena, la voz en off suena y el paisaje se acelera a medida que la música se expande, creando la impresión de viajar a una tierra lejana. Pero una vez Peter envía a sus nuevos reclutas a las aguas fangosas, se encuentran en medio de un mundo completamente nuevo. La jungla verde de la isla de Nunca Jamás está cargada de volcanes activos que Peter y sus Niños Perdidos parecen controlar mediante poderes telequinéticos, y Wendy pronto se da cuenta de que los niños no envejecen.

Antes de que esa lógica familiar tenga tiempo de establecerse, Zeitlin arroja una revelación mística completamente nueva: la existencia de un brillante submarino conocido solo como Madre, que parece ser la fuente de toda la magia de la isla, mientras deambula por las cuevas subterráneas con Una mirada benevolente. Madre es una creación fascinante que parece viejos trapos amontonados sobre un lagarto gigante y arrojados con luces de neón.


Mack no parece estar actuando como Peter Pan, sino que simplemente existe en este extraño escenario, retozando con una energía despreocupada que los niños abrazan rápidamente. Mientras que Louisiana sirvió como escenario para el reino de las hadas de la bañera en "Beasts", la nueva película utiliza el paisajes expansivos del Caribe para imbuir los procedimientos con una tranquilidad espiritual que perdura en cada toma. Aunque Zeitlin se va por la borda con demasiados montajes sin objetivo de niños que atraviesan el espeso follaje con alegría, es demasiado fácil instalarse en este hechizo justo a tiempo para que una realidad más peligrosa se haga cargo.

A pesar de todos los cambios que Zeitlin hace al material, no ha abandonado al Capitán Garfio, aunque la naturaleza del antagonista llega desde una dirección inesperada que habla directamente sobre los temas más profundos de la historia. Los niños se enfrentan a una amenaza aterradora: el potencial de envejecer cuando pierden la fe en los poderes en juego, y a medida que las circunstancias violentas y repentinas los obligan a entrar en un lado menos acogedor de la isla, la historia se pone aún más seria, convirtiéndose en un juego emocionante durante su climax. Con la llegada de un anciano exiliado (Lowell Landes), los niños aprenden lo que puede pasar cuando el mundo alcanza a estos niños eternos, y él no es la única víctima. La capacidad de Zeitlin para capturar personajes melancólicos que luchan con la mortalidad no tiene paralelo, y aquí presenta el proceso de envejecimiento como una búsqueda profunda para mantener un mundo al borde de la evaporación.

Por supuesto, existe un peligro inherente en representar un mundo de maravilla y decadencia con personas que vienen de los márgenes de la sociedad. La película baila alrededor de la misma crítica inevitable que persiguió a "Beasts", una vez más arriesgándose a criticar la pobreza y especialmente la apropiación racial, ya que presenta a un hombre negro en el papel de Peter. Pero ese tema se vuelve más distante a medida que la película dirige sus preocupaciones a otra parte, y los antecedentes específicos de Peter crecen indistintos en medio de una isla poblada por rostros que evocan una variedad de personas y lugares, unidos por su sensación de alienación del resto del mundo.

Mientras que "Wendy" se tambalea un poco en una trama pesada, Zeitlin a menudo rejuvenece la historia con comentarios visionarios. El clímax de la película evita la lógica y no encaja del todo, pero sin embargo hace malabares antes de regresar a un terreno familiar. Zeitlin, quien coescribió el guión con su hermana Eliza, hace un mejor trabajo al ensamblar el flujo majestuoso de la historia que darles a sus personajes un diálogo significativo. 


Zeitlin ha tomado una historia infantil sobrecargada y le ha dado una nueva identidad sin derribar las ideas centrales del original. "Wendy" termina justo donde pertenece, con un recordatorio de que no todos pueden permanecer dentro de los límites del juego de niños para siempre. Al igual que con la bañera de "Beasts", Zeitlin deja caer a su audiencia directamente a las vistas y sonidos de Neverland. Como de costumbre, el kilometraje variará cuando se trata de la estética de Zeitlin, que activa señales inspiradoras a cada paso, y a veces amenaza con convertirse en una parodia de eso mismo. 

"Wendy" es una obra más sólida que "Beasts", pero completamente similar a una parábola serpenteante y conmovedora. Ampliando el material fuente mientras solidifica los motivos propios de Zeitlin, "Wendy" ofrece el tipo de enfoque alternativo para la narración de historias de Disney, que aumenta su potencial cinematográfico con resultados delicados y a menudo convincentes.

Una vez más, la experiencia está teñida con la observación melancólica de que ninguna medida de asombro infantil puede retrasar la inevitabilidad del crecimiento. "Wendy" no toma el atractivo de "Beasts" en una nueva dirección, pero aclara sus cualidades más fuertes. Las técnicas narrativas itinerantes de Zeitlin pueden tener sus limitaciones, pero este seguimiento fascinante demuestra que todavía tienen jugo. Todos crecen, pero la fórmula todavía tiene que envejecer.


viernes, 27 de marzo de 2020

Crítica Cinéfila: The Hunt

La historia sigue a un grupo de personas que son perseguidos y cazados uno por uno por un grupo de ricos de élite por deporte, por simple diversión.



Siempre ha habido algo innatamente político en la historia corta de 1924 de Richard Connell, The Most Dangerous Game, sobre las personas que cazan a otros humanos por deporte, pero nunca la política ha jugado un papel temático tan intrínseco y motivador como en  The Hunt. 

Este melodrama de acción extremadamente violento, acusado de conspiración y culpablemente comprometido, enfrenta a dos mujeres en un combate de muerte exagerado. Originalmente programado para estrenarse en septiembre pasado, pero cancelado abruptamente debido a dos tiroteos masivos en El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, esta montaña rusa de una película empapada de acción trata de generar una marejada de violencia, pero sin duda entrega los bienes cuando se trata de sangre  e insolencia.

La matanza comienza en un avión privado y se acelera en un bosque donde el "objetivo" se encuentra amordazado. Tan rápidamente se sacrifican varios en el campo de batalla que parece poco más que una práctica de tiro para personas ricas que pueden haber pagado por el privilegio, pero obviamente también sienten que están prestando un servicio a la sociedad al eliminar algunos "deplorables".


Los personajes que acaban de ser presentados son eliminados minutos después, y está claro que los cineastas han pasado una cantidad inusual de tiempo soñando nuevas formas de mutilar, inmovilizar, engañar y, cuando llegue el momento, destruir a aquellos cuyo tiempo ha llegado. 

Pero The Hunt no sería lo que es sin su protagonista, Crystal, interpretada por Betty Gilpin (GLOW). Crystal es una de las víctimas buscadas, pero intencionada, logrando tener su antena en todo momento, nunca creyendo en la autoridad o la versión de la realidad de otra persona. Ella ha aprendido a ser brutalista, a mantener la guardia alta, y a nunca confiar. En buena medida, ella también es dura como la corteza de los árboles. Ella es la excepción dentro de los cazados.

Juego para lo que sea que el guión le arroje, Gilpin realiza sus movimientos con astucia. Crucialmente, ella tiene un lado descarado, casi loco, una alegría de ojos abiertos que puede apoderarse de toda su personalidad por un hechizo. Ella puede dar miedo, y todo se debe a un antecedente que poco a poco va delatando a medida que la historia se desarrolla. A veces esto se hace por efecto. En otras ocasiones, parece darse cuenta de lo que está haciendo. El secreto de Crystal es que nunca baja la guardia, y aunque puede hacer algo tonto de vez en cuando, nunca olvida que este es un mundo implacable, con su vida en juego en todo momento. 


Los escritores Nick Cuse (Leftovers, Lost) y Damon Lindelof (Lost, The Leftovers, Watchmen), y el director Craig Zobel (Compliance, Z for Zachariah) arrojan todo y sirven algo que, aunque ni profundo ni terriblemente sensual, hace que sus puntos se centren en un personaje principal que, de manera inspiradora, se mantiene un paso por delante de todos los chicos de la historia afiliados que también piensan muy bien de sí mismos. 

A medida que los personajes progresan en una sociedad desgarrada, Zobel mantiene al espectador fuera de balance con una serie de encuentros, algunos de los cuales se convierten en confrontaciones y otros que se vuelven mortales muy rápidamente. Los cineastas hacen todo lo posible para sorprender, para no permitir que su historia se vuelva predecible o convencional, para mantener un espíritu de audacia. Esto no funciona todo el tiempo, pero es suficiente, y cuando los creadores cambian descaradamente la cronología para proporcionar un mano a mano entre Crystal y la creadora de la caza, Athena (Hilary Swank), el resultado es prolongado en un enfrentamiento extremadamente violento entre las dos mujeres como nunca antes se había visto. Es toda una escena.

Los impulsos que llevaron a los cineastas a canalizar sus preocupaciones sobre el poder de clase y el conflicto en una vieja historia como esta derivan claramente de la ampliación de las divisiones sociales, los supuestos políticos, la crueldad del orden gobernante y el sigilo con el que este último oculta y ejerce su poder. Si estos problemas parecen demasiado pesados ​​para ser resueltos por una pelea de dos mujeres en una mansión de alta tecnología, también es cierto que, hacia el final, la actitud de los cineastas se vuelve excesivamente simplista. Es como si los creadores, después de trotar sus profundas preocupaciones sobre la dirección de la sociedad, sintieran de repente la necesidad de confesar el hecho de que, a pesar de los temas políticos, lo principal de la película es lo grotesco y sangriento que puede llegar a ser.


viernes, 20 de marzo de 2020

Crítica Cinéfila: Portrait of a Lady on Fire

Marianne, una pintora, recibe un encargo que consiste en realizar el retrato de bodas de Héloïse, una joven que acaba de dejar el convento y que tiene serias dudas respecto a su próximo matrimonio. Marianne tiene que retratarla sin su conocimiento, por lo que se dedica a investigarla a diario.



El título del último trabajo de la escritora y directora Céline Sciamma (Tomboy, Girlhood), Portrait of a Lady on Fire (Retrato de la jeune fille en feu), obviamente tiene múltiples significados. En primer lugar, se refiere a un retrato real que pinta la protagonista principal, Marianne (Noemie Merlant). Pero también denota la película en sí misma como un estudio cinematográfico de la dama en cuestión, Heloise (Adele Haenel), cuyo vestido fluido literalmente se incendia en un punto, como si el amor y el deseo que siente por Marianne han hecho que su vestido se queme espontáneamente.

Toda esa exuberante sobredeterminación es apta para una película tan intrincadamente codificada y realizada por una cineasta que está activa en sus proyectos. Al analizar su primera película de época, una historia de amor exquisitamente ejecutada que es a la vez formalmente aventurera y emocionalmente devastadora, demuestra como la audiencia puede envolverse tan intensamente en sus personajes. 

Esta última historia, atribuida únicamente a Sciamma, evoca arte y literatura romántica, tanto en el género como en el período que comenzó a florecer un poco después de 1770, el año en que se establece la acción. Sin embargo, la descripción franca pero no especialmente explícita del despertar sexual lésbico es completamente moderno.

Como sucede, no hay títulos en pantalla que anclen el lugar o la hora, y solo los espectadores muy conocedores de la época podrían adivinar el marco de tiempo basado en la decoración, vestidos con corsés de colores sólidos y peinados modestos y sin ostentación a la vista. Eso no quiere decir que Sciamma, el escenógrafo Thomas Grezaud y la diseñadora de vestuario Dorothee Guiraud no hayan hecho su tarea, sino todo lo contrario. Aclaran los detalles, por ejemplo, el hecho de que en esta era preindustrializada, cada uno de los personajes femeninos tiene solo uno o dos vestidos cada uno, con excepción de Heloise, quien tiene más sin contar el vestido de seda verde esmeralda que usa para su retrato.


Lo más importante de todo es que Sciamma y sus colaboradores han recorrido la sección de historia del arte de la biblioteca y han utilizado investigaciones sobre pintoras históricas de la época (más abundantes de lo que serían unas pocas generaciones más tarde) para crear las bases creíbles para el personaje de Marianne. Financieramente semi-independiente porque es la aprendiz de su padre pintor más aclamado y conocido (un personaje que nunca conocemos), Marianne es una retratista experta por derecho propio, que viaja a las casas para pintar sujetos por encargo.

Cuando comienza la película, llega a la casa de una condesa viuda (Valeria Golino), que quiere que Marianne pinte la imagen de su hija Heloise para que pueda enviársela al hombre milanés al que se ha comprometido sin siquiera presentarles primero, como era la costumbre de aquel entonces. La condesa recuerda que su propio retrato, pintado por el padre de Marianne, llegó al castillo antes que ella cuando era una mujer joven. Otro pintor intentó pintar a Heloise y no lo logró porque ella simplemente se negó a sentarse por él, y se deduce que su desafío se debe en parte al dolor por una hermana mayor que recientemente murió en circunstancias misteriosas. Por lo tanto, la condesa ha contratado a Marianne para que finja ser una compañera de caminata para su hija, que recientemente llegó a casa de un convento.

Decir mucho más sobre la trama, aparte del hecho de que las dos mujeres se enamoran gradualmente, estropearía la experiencia de ver cómo Sciamma retira cada velo emocional con mucha delicadeza a través de una serie de caminatas, conversaciones y miradas de largo tiempo entre las mujeres, en las que la pintura se convierte prácticamente en otro personaje de la historia, parte de un trío emocional. Hay solo algunos otros personajes aquí, como la criada Sophie (Luana Bajrami), una artista por derecho propio en lo que respecta al bordado, que gradualmente se introduce en el círculo de confianza y, a su vez, les presenta a una comunidad acogedora de mujeres sabias que enseñan las técnicas de medicina casera que existían en la época.


Con esta trama secundaria, algunos pueden sentir que Sciamma se desvía hacia el anacronismo con solo un toque, creando una visión de una utopía matriarcal idealizada y sin clases que es más una ilusión que una narración realista. Pero sigue siendo un sueño hermoso, especialmente la secuencia en la que Heloise toma la delantera en la creación de arte, convirtiéndose en colaboradora de Marianne en lugar de ser solo el objeto de su mirada. En otro lugar, el diálogo ni siquiera intenta imitar las locuciones del discurso del siglo XVIII, sino que simplemente desvía las cosas a simples expresiones y afectos, dejando el trabajo pesado a las imágenes.

Dicho esto, el sonido juega un papel crucial aquí, con solo dos piezas musicales diferentes que se muestran estratégicamente para intensificar un paisaje sonoro que consiste de otra manera completamente en ruido natural, silencio y suspiros de amantes. Una es una extraña ronda cappella cantada por las mujeres, una obra coral intensamente intensa compuesta para la película por Jean-Baptiste de Laubier y Arthur Simonini.

La otra es una explosión de Four Seasons de Vivaldi , que Marianne interpreta una vez a mitad de la película para deleite de Heloise en un clavecín, y al final se repite, combinándose con un largo disparo de seguimiento que atrae a Haenel mientras experimenta una tempestad de emociones que sigue la tormenta musical que está escuchando. 

Las contribuciones del elenco, especialmente Merlant y Haenel, son factores importantes en su éxito. Las dos tienen una química combustible, prácticamente visible, que se siente no solo en las escenas de amor, sino desde el dramático momento en que se ven por primera vez hasta las caras al final de un larga toma de seguimiento.

No se desperdicia ningún momento en Portrait of a Lady on Fire.


domingo, 15 de marzo de 2020

Crónicas de California: Hollywood, el Coronavirus y yo

¡Que tiempos tan interesantes para estar en California! 

Mientras más días pasan, más me pregunto: ¿será un plan para salir de esta ciudad tan desesperadamente? ¿o quizás se trata de una película interactiva en la que todos somos parte del elenco y el antagonista principal es un virus "mortal" que su arma más mortal es la tos seca? Sonará a forma de burla, pero así me lo he estado tomando desde el inicio. La realidad es que el asunto es peor por cómo los medios lo ponen. Es una gripe como muchas que si no te cuidas pues te mueres. Al final del día, así son todas las gripes. Pero por el otro lado, puedo reconocer que el tema es serio.

Sin embargo, y a pesar de toda la chercha y poco interés que le pongo al tema, el Coronavirus está afectando todo el mundo, muy especialmente la industria del entretenimiento. Así como muchos negocios y escuelas están cerrando sus puertas para proteger a los suyos de la pandemia, así Hollywood está teniendo que tomar medidas de precaución en contra de su voluntad emocional y económica, al punto de que ya se está volviendo personal.

Amigos me han comentado de varios rodajes que han despachado al personal a sus casas, y el problema no fue la precaución, sino la manera en que fueron despachadas con un rechazo total peor que las películas de zombie o de contagio. 

Así se han cancelado rodajes más grandes:

Disney Live-Action Shows and Films
Marvel's Disney + Shows
Vengeance
Red Notice
The Batman
Universal Live-Action Movies
The Hallmark Channel
Warner Bros. Shows
Netflix Shows
NBCUniversal Shows
CBS Shows
Official Competition
The Prom
Jeopardy! and Wheel of Fortune
The Morning Show
Bros
The Wendy Williams Show
Daytime TV
The Ellen DeGeneres Show
Tamron Hall
Late-Night TV
Survivor
Debate demócrata de CNN
Riverdale
Real Time with Bill Maher
Falcon & the Winter Soldier
Mission: Impossible 7
Blossoms 
The Amazing Race
Tong Wars 
General Hospital

Los cines estadounidenses han limitado los accesos a un 50%, mientras que en países europeos han cerrado completamente los cines. Y así se han decidido cancelar o posponer estrenos de múltiples de películas:

Big Time Adolescence
F9
Mulan
A Quiet Place Part 2
Antlers
Little Fires Everywhere
New Mutants
Kill Chain: The Cyber War on Elections
The Lovebirds
Quibi Launch Event
Peter Rabbit 2
After Truth: Disinformation and the Cost of Fake News
No Time to Die
Ozzy Osbourne
Disney+ European Press Launch
Sonic The Hedgehog Chinese Release
Swipe Night
Superman: Red Son New York Premiere
Enter the Fat Dragon
Lost in Russia 

Estar en lugares públicos se ha convertido en una situación de mal gusto, cancelando importantes festivales de cine, como:

Cualquiera que tome lugar en Francia (no ha sido anunciado pero Cannes seguro también será cancelado)
Venice Film Festival
Tribeca Film Festival
Network Upfronts
Roger Ebert’s Film Festival
Montclair Film Festival
TCM Classic Film Festival
CinemaCon
ASCAP Experience
SXSW Participants
Nickelodeon’s Kids’ Choice Awards
RuPaul’s DragCon LA
Full Frame Documentary Film Festival
PaleyFest
Prague Film Festival
Facebook F8 Developers Conference
Sun Valley Film Festival
CinemaCon 2020

Entre muchos más así también como muchos festivales (Coachella, Tomorrowland, Gay Pride Parade, WonderCon, y más).

Hace poco fui al cine, y viví como el coronavirus les afecta a todos, al generar pánico cuando alguien estornuda; que alguien entra y los empleados limpian rápidamente el piso y los stands; que en una fila del teatro todos se sientan dejando dos asientos de distancia. 

Hollywood nunca se dio cuenta, pero siempre avisó en sus películas como el mundo caería por una enfermedad, él mismo siendo uno de los grandes afectados. Lo bueno es que todos están positivos de que se recuperarán eventualmente, pero no hay una fecha estimada de cuándo eso será. 

Ha sido muy interesante estar en California con todo este caos. Más interesante aún cuando el futuro de nadie esté garantizado, por más contratos firmados, calendarios establecidos y equipos reservados. No se preocupen que yo estoy bien. Lo único que me ha afectado es el retraso de tantas películas que esperaba con ansias. Si me ponen en cuarentena pues me la paso escribiendo entonces.


viernes, 13 de marzo de 2020

Crítica Cinéfila: Onward

Ambientado en un mundo de fantasía suburbana, dos hermanos elfos adolescentes, Ian y Barley Lightfood, se embarcan en una aventura en la que se proponen descubrir si existe aún algo de magia en el mundo que les permita pasar un último día con su padre, que falleció cuando ellos eran aún muy pequeños como para poder recordarlo. 



Erase una vez, Disney jugaba con los sentimientos de su audiencia. Pero aún así la gente sentía poca originalidad. Dedicó sus últimos dos años a revivir viejas historias, trayendo Toy Story 4 , Increíbles 2 y Buscando a Dory, y de vez en cuando creando historias originales, como Coco. De repente, llegó el 2020 y consigo trajo a Onward, reviviendo la vieja pregunta confiable: ¿todavía se mantiene la magia? La respuesta es muy satisfactoria.

El escenario de Onward es un reino de criaturas míticas que viven tanto como los humanos de hoy en día: la magia se ha ido prácticamente. Los unicornios se alimentan a través de contenedores de basura suburbanos, y aunque pueden galopar a 70 mph, el policía centauro conduce un automóvil, por poco práctico que sea.

De momento ya se sabe que va a ser una película de misiones. Incluso señala cómo no está tomando la ruta directa sino el "camino del peligro". Al igual que con lo mejor de la producción de Pixar, el viaje es tanto hacia adentro como hacia afuera (o hacia adelante). Nuestros héroes son dos elfos de piel azul: Ian, inseguro y maltrecho (con la voz de Tom Holland) y su hermano mayor, el ingenio lento Barley (Chris Pratt), cuyo conocimiento enciclopédico del saber mágico arcano podría ser útil. Su padre murió antes de que Ian naciera, pero dejó a los hermanos un extraño regalo para abrir en el cumpleaños número 16 de Ian: un hechizo para traerlo de vuelta por un día. Como cualquiera que haya visto el avance lo sabrá, el hechizo solo funciona a medias: solo trae la mitad inferior de su cuerpo. Y así los hermanos deciden salir con las piernas de su padre en busca de completar el hechizo y poder pasar las siguientes 24 horas con un padre que no los vio crecer.


Así, salieron a la carretera en la furgoneta de Barley, en una carrera contra el tiempo para encontrar lo que necesitaban: arrastrando las piernas de papá detrás de ellos como una mascota torpe. Inicialmente, lo de las piernas es desagradable; pero en el punto medio de la historia, el padre proporciona un alivio cómico novedoso, especialmente cuando los hermanos crean la mitad superior improvisada. Hay sorpresas y placeres en el camino: algunos surrealmente cómicos, algunos modestamente espectaculares, otros que podrían haber sido engañados de una antigua campaña de Dungeons & Dragons. Pero Onward se revela como algo más que una simple aventura para niños.

La historia se extravía astutamente en asuntos de relaciones masculinas, tanto fraternales como paternales. Los personajes de los hermanos se profundizan considerablemente a medida que descubren y revelan fortalezas y vulnerabilidades. En medio de la inevitable acción climática, la reunión con el padre se resuelve de una manera delicada, inesperada y silenciosa. En lugar de ofrecer lecciones clichosas, Onward se siente sincera y específica, y mucho mejor por ello, Por supuesto, el escritor y director Dan Scanlon perdió a su padre cuando tenía un año y no lo recuerda, y de ahí surge suficiente inspiración para hacer esta historia aún más real y cercana.

Se podría argumentar que aquí hay poco para las niñas y las mujeres, aunque hay papeles secundarios para la madre de los niños (Julia Louis-Dreyfus) y la mantícora afectada por la crisis de Octavia Spencer (una criatura león / dragón / escorpión alada). Pero si bien este tipo de relaciones a menudo se tratan en cuentos de hadas dirigidos por mujeres, para los personajes masculinos esto todavía es un territorio relativamente poco explorado. 

Debajo de los adornos de arte de fantasía amigables con los hermanos, Onward encuentra esa vieja magia de Pixar. El fin.


jueves, 12 de marzo de 2020

Crítica Cinéfila: Emma.

Guapa, inteligente y rica, la joven Emma Woodhouse es una reina sin rival en su pequeño pueblo.



Jane Austen ha sido revivida en la gran pantalla desde hace varios años. Desde ver detalles de su propia vida contorsionados en un marco de comedia romántica en "Becoming Jane",  como ver su obra maestra más duradera invadida por los muertos vivientes en "Pride and Prejudice and Zombies", u observar la industria de comercialización y turismo artesanal que ha surgido en "Austenland", uno anhela imaginarse la frase seca que podría haber usado para describir la fragmentación y mercantilización de su propio legado. Pero salvo eso, hay algo bastante reconfortante al ver que su trabajo regresa a un hábitat más natural: sus libros ser adaptados a películas hermosas, inteligentes y poco ambiciosas como "Emma" de Autumn de Wilde.

En manos de la fotógrafa convertida en cineasta Autumn de Wilde, la guionista Eleanor Catton y un elenco estelar dirigido por la estrella en ascenso Anya Taylor-Joy, "Emma." es, una vez más, una mezcla profundamente satisfactoria de modales con propósitos cruzados y mala gestión romántica.

La última novela que Austen publicó antes de su muerte ha sido adaptada en numerosas ocasiones antes, tal vez más memorablemente cuando fue interpretada por la primera protagonista Gwyneth Paltrow en 1996, más recientemente por Romola Garai en la miniserie de la BBC de 2009, y esta siendo la más nueva.

Curiosamente, considerando la frecuencia con la que los cineastas han regresado a esta trama en particular, "Emma." siempre ha sido una novela lo suficientemente fácil de abordar, pero una bestia más difícil de capturar por completo. Es una de las obras más divertidas de Austen, y muchos de sus placeres provienen de los sutiles juegos de manos tonales que juega con el lector en todo momento. Emma Woodhouse es una presumida, a menudo cómicamente engañada, a veces casualmente cruel a pesar de sus buenas intenciones, pero la narración aparentemente objetiva en tercera persona de la novela permanece tan cuidadosamente en su rincón durante la mayor parte del libro, al punto que el lector solo reconoce el alcance total de su esnobismo como el personaje lo hace ella misma. Hacer que esto funcione en la pantalla es más complicado de lo que parece.


Por esta razón, la propia Emma no puede evitar parecer un poco cifrada a través de las etapas iniciales de esta película, interpretada por Anya Taylor-Joy con un glamuroso equilibrio y un ligero brillo. Al igual que el libro, la película se abre cuando nuestra protagonista de 20 años se está preparando para la boda de su institutriz, una pareja que ella atribuye a sus propias habilidades de "matchmaking". Contenta por pasar por su lujosa casa de campo mientras un par de criados sufrientes atienden las absurdas demandas de su padre hipocondríaco (interpretado por Bill Nighy), Emma no tiene prisa por encontrar una pareja para ella, aunque sigue las noticias con discreto interés de un soltero especialmente elegible, el siempre esquivo Frank Churchill (Callum Turner).

Mientras tanto, se ha encargado de asesorar a la adolescente Harriet Smith (Mia Goth), una estudiante de bajo perfil en un internado local cuya afición por un honorable granjero que Emma desaprueba; persiguiendo una rivalidad a fuego lento con la consumada Jane Fairfax (Amber Anderson); y manteniendo un discurso coqueto con su vecino sardónico, el Sr. Knightley (Johnny Flynn).

A pesar de todos sus antecedentes en fotografía y videos musicales, la primera vez que la directora De Wilde rara vez se desborda con ornamentación o estilo, ni ensucia los alrededores a la manera del "Orgullo y prejuicio" de Joe Wright, que buscaba recordarnos que los elegantes señores y señoras del campo de Austen probablemente estaban pisoteando pilas de estiércol y esquivando bandadas de animales de granja mientras daban una vuelta por los jardines. Aquí, los salones y los jardines están ordenados en casas de muñecas, aunque nunca excesivamente grandiosos, y con saludos ocasionales hacia el estilo precioso de Wes Anderson en el diseño; las tarjetas de título decorativas que marcan el cambio de las estaciones, y las chicas del internado con chales rojos que recorren a través de la ciudad como patitos en una sola fila, rara vez se exageran. 

La guionista Eleanor Catton hace un trabajo hábil adaptando la novela, no solo conservando todos los puntos de la trama que importan, sino también manteniendo muchos de los que no lo hacen, ya que esta es una historia que siempre debería ser capaz de acomodar tangentes dispersas, diversiones y destellos de anarquía abotonada. En cuanto a esto último, varias de las tormentas de granizo de la señora Bates sobreviven intactas, entregadas por Miranda Hart con la mezcla justa de ridiculez y dramatismo.


Las fortalezas de Taylor-Joy están en ser la anti-Gwyneth aquí: su Emma es más arrogante, inteligente y testaruda, más cercana a la heroína que Austen siempre creyó que le gustaría más que a los lectores. Por supuesto, esto hace reabrir las grietas cuando Taylor-Joy las revela ingeniosamente, sean mucho más atractivas como madurez catártica.

Mientras tanto, Flynn, su aspecto como un líder de rock incómodo mientras transmite partes iguales de diversión, atención plena y vulnerabilidad, es una revelación tan divertida como siempre ha sido ver las palabras de un esperanzador ansioso decir una cosa mientras los ojos y las acciones comunican otra cosa. Él y Taylor-Joy son maravillosamente ayudados por un elenco de apoyo que sabe cuándo la nota más alta debe ser la excentricidad y cuándo se debe vivir la tarea en cuestión, ya sea la cálida locura de Nighy o la sensibilidad de Goth o la desesperación cómica de Hart. Rupert Graves y Gemma Whelan completan el panorama general como los recién casados Sr. y Sra. Weston, Amber Anderson como la rival menos acomodada de Emma, ​​Jane Fairfax, y, como una mujer recién presentada de gracias sociales incómodas, una Tanya Reynolds perfecta. 

La cuestión de cuánto contemporizar una adaptación de Austen es siempre abierta. Por más que existan muchos planos, la interpretación de la autora probablemente se volverá cada vez más difícil a medida que la cultura Regency que ella describió se hace cada vez más pequeña en el espejo retrovisor, sus costumbres comienzan a parecerse más a fenómenos antropológicos curiosos que simples precursores formales de nuestra propia historia. Como Virginia Woolf observó una vez, Austen era la rara satírica de corte que, en el fondo, no deseaba que las cosas fueran diferentes de lo que son, por lo que para apreciar realmente una historia de Austen hay que poder reír, como lo hizo ella en la mezquindad de las disputas de sus personajes, la pequeñez de sus escándalos y las innecesarias curvas indirectas de sus romances, al tiempo que se invierte profunda y sinceramente en sus resultados.

Con los trajes intrincados y delicados de Alexandra Byrne que agregan su propia vivacidad al esplendor visual, y una partitura musical que combina hábilmente folk tradicional, fragmentos clásicos y motivos de personajes originales de Isobel Waller-Bridge (sí, la hermana de Phoebe) y David Schweitzer, los logros técnicos en exhibición son tan considerables como el manejo inteligente de De Wilde de este material tan popular y transitado. La hija del Sr. Woodhouse puede ser un caso de estudio en los peligros de jugar a ser Dios con los corazones de los demás, pero "Emma" es una prueba de que reunir un libro atemporal y un nuevo talento sigue siendo una buena forma de emparejamiento artístico.



viernes, 6 de marzo de 2020

Crítica Cinéfila: The Invisible Man

Cecilia (Elisabeth Moss) rehace su vida tras recibir la noticia de que su exnovio, un maltratador narcisista, ha fallecido. Sin embargo, su cordura comienza a tambalearse cuando empieza a tener la certeza de que él la acosa haciéndose invisible.



¿Por qué será que a nadie le gusta hablar sobre la violencia de género en el cine? ¿Será porque temen mostrarlo por lo que es o por la búsqueda empedernida de tratarlo de una manera "creativa"? La respuesta es concebida a través de The Invisible Man, una película dirigida por Leigh Whannell (Insidious 3) que expone los extremos de posesión y obsesión que un hombre puede tener hacia una mujer, al nivel de fingir su muerte y ser capaz de hacerse invisible para acosarla como quisiera.Al mismo tiempo, la película reclama un nuevo territorio de misterio y horror digno de un talento como Elisabeth Moss, que amplifica las cualidades del guión con una actuación de alto riesgo para mujeres en grave peligro. 

La jaula que aprisiona a la damisela en apuros Cecilia Kass (Moss) es una versión moderna de alta tecnología de una elegante y lujosa mansión multimillonaria adornada con arte en un sin fin de sistemas electrónicos de seguridad y vigilancia. Alprazolam ya no está haciendo el truco para mantener su ansiedad y depresión bajo control, por lo que un escape desesperado parece ser su única oportunidad de escapar de su novio Adrian (Oliver Jackson-Cohen) en una noche oscura y tormentosa.

Dirigiéndose a la cercana San Francisco, Cecilia cuenta con su hermana Emily (Harriet Dyer) para recibir apoyo y es recibida temporalmente en la casa de su viejo amigo y policía James (Aldis Hodge) y su hija adolescente Sydney (Storm Reid). Las cosas continúan mejorando después de que Adrian es declarado oficialmente muerto por aparente suicidio, y su hermano (Michael Dorman) le informa a Cecilia que le han dejado US$5MM en el testamento.


Pero todo cambia cuando Cecilia comienza a notar como muchas de sus cosas se pierden, que está intensamente somnolienta y que, a pesar de su sistema de apoyo, se siente terriblemente vulnerable. No pasa mucho tiempo antes de que la evidencia parezca incontrovertible: Adrian todavía está vivo y ha descubierto la forma de ser invisible.

Lo prometedor del hilo de Whannell en este punto es que ha pasado mucho más tiempo alentando al espectador a acercarse a Cecilia y a su pequeño grupo de apoyo que presionando los botones relacionados a la violencia de género. Moss, Hodge, Reid y Dyer son todos abiertos, invitando a actores que se ganan nuestra inversión en sus emociones y dilemas. Cuando llegan las grandes revelaciones y los momentos melodramáticos, parecen estar ligeramente fuera de su elemento en un drama que se siente más arraigado en los sentimientos y pensamientos de los personajes que en la creación de choques de intensidad variable. 

Poco a poco, sin embargo, Whannell aumenta la tensión con atención, y su principal vehículo para eso es Cecilia, cuyos momentos de lucidez e intención positiva se ven cada vez más dominados por grados de desorientación y falta de sentido general que recuerdan a algunas heroínas de Hitchcock, especialmente Ingrid Bergman en Notorious. La escritora y directora sabe cómo controlar y espaciar sus revelaciones y sacudidas, cuánto mostrar y cuánto retener, y saca una pieza muy fina de acción de Cecilia siendo atacada y arrojada de un lado a otro de la casa por un asaltante invisible. El desarrollo de este personaje se la luce aún más por esa moraleja de "nadie cree lo que no ha visto", sobretodo cuando se trata de un tema en que, aunque los tiempos siguen cambiando, las diferencias de género y la superioridad de uno sobre otro, siguen afectando la sociedad.


Como era de esperar, las cosas van de mal en peor para la protagonista ya que Adrian, obsesivo y perturbador, juzga astutamente cuándo hacer la vida difícil para alguien a quien supuestamente le importa. Cuando la película comienza a acercarse al punto de las dos horas, la sensación se establece en que tal vez Whannell está estirando su presunción un poco demasiado por su propio bien. Pero es difícil negar su ingenio y talento con los elementos del género y mantener a su audiencia en algún lugar acercándose al borde de su asiento colectivo. 

El diseñador de producción Alex Holmes y la diseñadora de vestuario Emily Seresin están expresamente atentos al estado socioeconómico de sus variados personajes, mientras que Benjamin Wallfisch hace una gran contribución con su composición musical.

The Invisible Man se hizo claramente con un presupuesto, pero cuando le das la mayor importancia al guión y a los actores, los espectadores lo sentirán y no saldrán solo recordando las partes aterradoras. Colocar a un artista tan hábil e ingenioso como Moss en el centro de las cosas le da a una pieza como esta un buen comienzo; tan estresada y angustiada, como Cecilia está la mayor parte del tiempo, Moss proporciona un núcleo de fuerza interior que invita a invertir en sus habilidades y, en última instancia, en creer en su supervivencia. 


miércoles, 4 de marzo de 2020

Crónicas de California: ¿Por qué me voy?


Hace unos meses le comentaba a una amiga que me regreso a República Dominicana muy pronto. Ya ahora es dentro de unas semanas, lo cual me llena de muchos sentimientos mezclados, pero a la vez un paso más hacia el inicio de grandes proyectos. Pero mi amiga no estaba tan emocionada como yo, porque ella dice (y la cito con todo el respeto y amor que le tengo), que "volver a República Dominicana sería un atraso". Me sentí bien mal cuando dijo esto por la sencilla razón de que, independientemente de los líos que hayan en el país, es MI país. Todo el que me conoce, aquí, allá y en cualquier parte del mundo, sabe que me desvivo hablando cursilerías de mi amada isla. Y mi gran sueño, antes de ser una gran artista en cualquier otro lugar, es poder darme grande allá, en mi propio patio. 

Lo que más me molesta de todo esto es que ella no es la única que me ha expresado su descontento por el país. Muchas personas me insisten en que no tengo que volver, que "¿para qué? Si la situación está malísima". O mi favorita: que al contrario, me irá mejor si me quedo en Los Angeles. Así que decidí hacerles esta bonita publicación a todos mis amados seguidores, que tanto les gusta que les hable de esta interesante ciudad. De nada.

Primero que todo quiero que sepan que, desde el primer momento en que llegué a Los Angeles sabía que me iba a enamorar de esta ciudad. Son muchas las razones por la que una persona de mi carrera, con mis pasiones y con mis habilidades (entiendo que las tengo), se quedaría aquí teniendo la posibilidad. Mi jefe, un productor ya establecido en esta ciudad, me insiste que con él siempre tendría trabajo si desearía quedarme o si decido volver. Y si a eso vamos, él mismo me ha dicho que podría ayudarme con el proceso de la visa de trabajo, si deseara hacerlo. Lo que más le sorprende es cada vez que le digo que, aunque le agradezco la oferta, necesito regresar a mi país, por lo menos por un tiempo. Pues así como hay muchas razones por las que me quedaría, así también hay muchas por las que decido irme.

Una de ellas es el costo de vida. Como le comenté a alguien justamente hoy: el que vive aquí, a menos que tenga un sueldo de por lo menos US$100,000 al año, está sobreviviendo, no viviendo. California es una minipotencia dentro de este país, al punto en que si decidiese convertirse en un país, sería una potencia mundial, ya teniendo establecida sus propias reglas y sus propias condiciones para poder vivir aquí. Pero así como tiene sus puntos maravillosos, Los Angeles es una de las ciudades más costosas de Estados Unidos. El salario a la hora es alto en comparación a otras ciudades, pero es porque la renta, la comida, el transporte y hasta el agua es mucho más costoso aquí. Entonces, como yo sé que no estoy ganando ese salario y que no lo ganaría por, por lo menos, 4 años más y quien sabe si más, decido irme a donde la renta no me va a costar más de US$500 y puedo comer lo que más me gusta.

La otra razón es relacionada a mi carrera. ¡Ya sé que dirán! "Pero si allá es que tu carrera se da mejor". Se da porque es la capital del cine, Hollywood. Pero ¿por cuántos años más debo estar aquí para finalmente tener mi propia serie de televisión, o mi propio estudio, o poder hacer una película como yo la quiera hacer? Señores, si no lo sabían a estas alturas, yo soy una persona ambiciosa y exigente, y aquí nada de eso es tan fácil de tener, a menos de que tengas los contactos. ¿Adivinen dónde sí los tengo?

Mi última razón, y esta es bien personal, es que quiero dar clases de cine. Vengo de una larga familia de profesores, comenzando por mis padres. Aunque educar no es mi prioridad principal para regresar, sí quiero convertirme en docente y enseñarle a los jóvenes talentos del cine lo que aprendí de Hollywood y los errores que esta industria comete a diario para que los eviten. No soy una experta, solo tengo algunas 20 producciones y 20 guiones escritos... (¿lloverán insultos por esto?), pero en mis pocos años dedicada al cine, he aprendido tanto que quiero compartirlo con más personas que le vayan a sacar provecho a esto. Si algo también puedo reconocer de mí misma, que no sé si es bueno o una condena para otros, es que me encanta hablar de lo que sé. Y que mejor manera de hacer esto que en mi propio país, donde el cine está creciendo bastante y que debe seguir haciéndolo, en todos los ámbitos de la industria.

Ay Los Angeles... Si te hubiesen dicho que no me iba a quedar para siempre, creo que nunca te lo hubieses imaginado. Pero la verdad es que lloraré más por el hecho de no estar con mis amigos -Andi evita el tema, por si se lo preguntaban-, que por el hecho de no estar aquí.

Y está no es mi carta de adiós (eso es una publicación separada con sentimentalismo y todo), porque Los Angeles ha sido más que un hogar por tres años. Se ha convertido en una de las experiencias más importantes de mi vida. Ha sido un honor ser parte de esta ciudad y esta comunidad, al punto de que dejo atrás una familia a la que puedo regresar en cualquier momento en que me necesiten, y ellos saben que se pueden tomar esto bien literal.

Pero ya es hora, ya le puse fecha de ida al calendario y no hay vuelta atrás... por ahora. Me esperan grandes proyectos en mi isla, así como muchos me esperan allá, o por lo menos eso es lo que yo quiero creer.

martes, 3 de marzo de 2020

Crítica Cinéfila: Brahms, the Boy 2

Una joven familia se muda a una mansión sin ser conscientes de la aterradora historia que ha marcado su historial durante décadas. Allí, el miembro más joven de la familia hace un nuevo amigo: un muñeco con forma humana al que llama "Brahms". 



La industria del cine debería comenzar a cuestionarse por qué hacen tantas secuelas. El caso a utilizar de ejemplo es la segunda parte de The Boy, una película que, cuando se estrenó, causó gran impresión por la revelación final que resultaba ser un drama familiar con traumas resguardados. Pero siempre deben agregar casos sobrenaturales donde no los necesitan,  ¿verdad?

"Brahms: The Boy II" toma los mejores elementos de "The Boy" e invierte el rumbo tan abruptamente que prácticamente deja huellas en la pantalla. No es solo una secuela deficiente; daña retroactivamente su primera entrega de manera violenta.

El original "The Boy" protagonizó a Lauren Cohan como una niñera contratada, para su extraña sorpresa, para cuidar de un muñeco de porcelana sola en una mansión gigante y sombría. En el transcurso de la película, se convenció de que el muñeco, llamada "Brahms", estaba realmente vivo. La película se tomó su tiempo y realmente convenció a la audiencia, sutil e inquietantemente, de que Brahms era más de lo que parecía, sin mostrar que el muñeco hacía algo específicamente sobrenatural.

La parte más inteligente de "The Boy" fue que todos los clichés de películas de terror de muñecas familiares eran espeluznantes: Spoiler Alert, pero "The Boy II" supone que ya lo sabes desde el principio. El muñeco nunca estaba vivo, era solo una representación de la persona real que nuestro héroe estaba cuidando: un maníaco homicida que vivía todo el tiempo dentro de las paredes de la casa.

La secuela toma esa historia inteligente y sorprendente y la patea hasta la acera, contando una nueva historia sobre cómo, en realidad, ese muñeco fue sobrenatural todo el tiempo. Está claro desde muy temprano en "Brahms: The Boy II" que el ídolo de porcelana se mueve solo, justo en frente de la cámara, lo que hace que el concepto de negación plausible sea completamente discutible. El suspenso está muerto, la inteligencia se ha desvanecido y el ingenio del género original se subvierte por completo.


"Brahms: The Boy II" está protagonizada por Katie Holmes como Liza, cuya idílica vida hogareña se hizo añicos durante una impactante y aleatoria invasión de la casa, de la que su hijo Jude (Christopher Convery) fue testigo. Meses después, Liza sufre pesadillas, y Jude no ha dicho ni una palabra desde el incidente, por lo que junto con su esposo Sean (Owain Yeoman), se mudan al campo, a la casa de huéspedes detrás de la mansión de la película original.

Jude solo tarda unos minutos en descubrir a Brahms, enterrado en el bosque, y declarar (a través de un cuaderno) que lo llevarán a casa. El muñeco espeluznante asusta a Liza y Sean porque los muñecos espeluznantes son espeluznantes, pero rápidamente se convencen de que Brahms es un mecanismo de defensa para Jude que podría llevarlo de vuelta a la salud mental. No importa que Brahms se mueva solo, o que su hijo esté empezando a vestirse como él, o que el cuaderno de Jude ahora esté lleno de dibujos de sus padres que yacen muertos en sus camas. Excepto, por supuesto, que a Liza le importa mucho. 

"Brahms: The Boy II" se trata aparentemente de lidiar con el trauma y observar a las personas que le importan lidiar con el trauma. Liza quiere que Jude mejore, pero también está impaciente con todo el escenario de Brahms. No ayuda que su propio estrés postraumático esté siendo tratado completamente a través de libros de autoayuda, que no parecen ser de ninguna ayuda. Sean no cree en las sospechas de Liza de que Brahms es un muñeco espeluznante tanto como Liza no cree en Jude, y todos tienen una valiosa lección que aprender sobre la validación de los sentimientos y la escucha de los demás sin dejar que las ideas preconcebidas estropeen su juicio.

Pero mientras que una película como "Hereditary" profundizó en el trauma psicológico de una familia que se tambalea por la tragedia, "Brahms: The Boy II" ni siquiera puede hacer que una discusión sobre un muñeco sobrenatural parezca estresante. El guión de Stacey Menear (quien también escribió el original) no parece ansioso por profundizar en cuán adoloridos están todos y cómo están contribuyendo a las ansiedades e infelicidad de los demás.


Katie Holmes, quien infunde su papel en "The Boy II" con todo el matiz y la profundidad que cualquier actor podría reunir, realmente es lo mejor de la película. Ella es tan experta en mirar escépticamente fuera de cámara que debería tener su propia serie de detectives. Holmes encuentra la realidad dentro de un thriller de terror formidable y monótono y ofrece una actuación que pertenece a una película superior. La única vez que incluso rompe el personaje de forma remota es durante el clímax inestable de la película.

Es fácil criticar "Brahms: The Boy II" porque, durante gran parte de la película, no hay mucho más que hacer. El director Bell revela que Brahms es realmente sobrenatural prácticamente de inmediato, y la mayor parte del tiempo de ejecución se pasa esperando a que los protagonistas se pongan al día. El único valor de entretenimiento que obtenemos es reírnos de ridículos montajes históricos llenos de Photoshop poco convincentes, o líneas incrédulas como: "¿Entonces estás diciendo que arrancó páginas de su libro?" lo que implica que nadie ha eliminado páginas de un bloc de notas antes en toda la historia de la civilización humana.

Todo esto sería perdonado si "Brahms: The Boy II" fuera divertido, aterrador o interesante. Pero en realidad la película no tiene suspenso, ingenio o valor de choque; está demasiado lenta para provocar un susto de salto adecuado, y no es lo suficientemente perspicaz como para meterse debajo de la piel. Lo único interesante de este decepcionante seguimiento es cómo lleva consigo la película original, perjudicando retroactivamente las posibilidades de que "The Boy" se convierta en un clásico de culto. Creo que lo mejor que uno debería hacer es tratar de olvidar que esta película alguna vez existió.