En agosto de 1989, los hermanos Lyle y Erik Menéndez, asesinaron a tiros a sus padres, José y Mary Louise 'Kitty' Menéndez. Mientras que la acusación alegó que buscaban heredar la fortuna familiar, los hermanos afirmaron -y siguen afirmándolo hoy en día, mientras cumplen cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional- que sus actos se debieron al miedo que sentían tras toda una vida de abusos físicos, emocionales y sexuales a manos de sus padres.
Estamos en 1989. Los hermanos se dirigen al funeral de sus padres, José y Kitty Menéndez. La policía sigue investigando sus asesinatos y la prensa especula que podrían ser un asesinato de la mafia. Erik empieza a desmoronarse en la parte trasera de la limusina, pero su hermano mayor, Lyle, habla de abrir una cadena de restaurantes de alitas de pollo y quiere que el conductor de la limusina apague el jazz suave. Atraviesan la puerta a pesar de la multitud de periodistas, porque Lyle quiere reiterar la teoría de la mafia. Luego, durante el funeral, Lyle hace sonar una canción de Milli Vanilli sobre una presentación de diapositivas de sus padres.
Dos meses después, la policía sigue investigando los asesinatos y Erik no puede escapar de las pesadillas que sigue teniendo sobre la noche en que asesinaron a sus padres. Entra en el estudio, donde estaban sus cuerpos ensangrentados, y comienzan las visiones. Al final de todas las pesadillas, Erik se pone una escopeta en la barbilla y aprieta el gatillo. Está tan atormentado que llama a su psicólogo, el Dr. Jerome Oziel (Dallas Roberts), y quiere su última cita del día.
Aunque Oziel le asegura que no lo está grabando, Erik le pide que salga a caminar. Fue allí donde Erik admite que él y Lyle mataron a sus padres. Oziel regresa a la oficina a toda prisa y le dice a Erik que repase todo el proceso de los acontecimientos, empezando por el momento en que se le ocurrió la idea mientras veía la película "Billionaire Boys Club". Cuando Oziel pregunta por qué se le ocurrió la idea de matar a sus padres, Erik habla de lo "dominante" que era su padre y de lo permisiva que era su madre. Como ella era "adicta" a su padre, sentían que su vida estaba vacía y decidieron que ella también necesitaba morir. Oziel se pone en contacto con Lyle y le dice que vaya a la oficina; también llama a su ex amante, Judalon Smyth (Leslie Grossman), para que vaya como "testigo" en caso de que ellos intenten matarlo. Lyle está furioso cuando llega y niega que lo que Erik dijo sea cierto.
El primer episodio muestra el momento en que los hermanos cometiendo el crimen, incluso cuando Lyle volvió a entrar para acabar con su madre después de recargar su arma. Luego intentan construir una coartada. Pero cuando regresan a la casa, se sorprenden al no ver a nadie allí; pensaron que los disparos de escopeta harían que alguien llamara al 911. Esta escena de muerte es quizás una de las más sangrientas que se han hecho en mucho tiempo.
Es interesante que Murphy y Brennan hayan decidido dramatizar el caso de Menéndez, dado que ya se había dramatizado de forma tan destacada hace siete años y se han hecho numerosos documentales y docuseries sobre el caso. En otras palabras, ¿hay algo más que decir sobre el caso? Aparentemente sí, porque la pareja, junto con Carl Franklin, el director del primer episodio, consiguen que un caso conocido vuelva a resultar fascinante.
Aunque el primer episodio no lo muestra, parece que el objetivo de Murphy y Brennan es centrar la narración en la vida familiar de los hermanos y en cómo José y Kitty hicieron que la vida de sus hijos fuera miserable. Cuando los chicos eran mayores, la mayor parte del abuso se produjo en forma de sermones verbales por parte de José y de algún tipo de permisividad por parte de Kitty bajo el efecto de las drogas; el incidente que llevó a Erik a urdir su plan implica que Kitty le arrancó la peluca secreta de la cabeza a Lyle.
En esta saga, todos son monstruos. Cooper Koch y Nicholas Alexander Chavez interpretan los papeles de Lyle, un personaje fácilmente alterable, y su hermano angustiado Erik, mientras que Javier Bardem y Chloë Sevigny interpretan a José y Kitty, dos personajes volátiles y desequilibrados. La serie muestra a la familia Menéndez a merced de un padre controlador, al tiempo que denigra a los hermanos. Nadie sale ileso, ya que Monster coloca los infames juicios bajo el microscopio para la diversión y el análisis de la audiencia de Netflix.
Pero también hubo acusaciones de abuso sexual por parte de José cuando los hermanos eran más jóvenes, algo que no muestran a detalles en flashbacks pero en una serie de narraciones que, gracias a las actuaciones de Koch y Chavez, logran trasladar a su público a las emociones que le provocaron esos hechos. De hecho, la estructura de la serie, donde los incidentes de abuso y negligencia emocional por parte de José y Kitty surjen durante el interrogatorio y el juicio de los hermanos, hace un buen trabajo al ir desgranando las capas del caso sin saltar de una a otra indiscriminadamente, y aunque por momentos se tornan repetitivas, esto se debe a que quieren que el discurso de tatue en la mente del espectador, con la idea de que "detrás de un crimen, hay causas que lo llevaron a ocurrir".
Koch y Chavez hacen un excelente trabajo como Erik y Lyle, mostrando las dos formas muy diferentes en que reaccionaron después de matar a sus padres. Por supuesto, también se tiene al impresionante de Bardem (uno de los productores ejecutivos del programa) y Sevingy como José y Kitty. En la medida que la serie avanza, se conoce a Nathan Lane como el periodista Dominick Dunne quien había sido víctima de un juicio que favoreció al asesino de su hija y por lo tanto estaba en contra de que los hermanos salieran libres, y a Ari Graynor como Leslie Abramson, la abogada de los hermanos quien ya había sido la defensa de otros casos de asesinatos y por lo tanto se sentía capaz de lograr la libertad de Erik y Lyle.
El año pasado, tanto Evan Peters como Niecy Nash deslumbraron en "Monster: The Jeffrey Dahmer Story", la primera entrega de la serie del asesino en serie que ganó elogios para los actores ya que ahondaba no solo en la vida del depravado Dahmer, sino en su sospechosa vecina, sus víctimas inocentes y la inepta aplicación de la ley que mantenía al maníaco en las calles. "Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story" ofrece una mirada similar a las sombrías vidas de los hermanos, ya que la serie explora la dinámica de la familia disfuncional, así como de los amigos, asociados y sus círculos sociales. Casi cuatro décadas después de los asesinatos, la serie de Netflix explora las afirmaciones de defensa propia de los hermanos Menéndez según lo declarado por su equipo de defensa, quienes afirmaron que sus padres abusaron verbal, física y sexualmente de ellos.
Al igual que su predecesora, Monsters trata sobre la creación de los monstruos urbanos y los estragos que causan. Pero Monsters también examina cómo estos personajes fueron moldeados no solo por sus circunstancias, sino por la era en la que vivieron. Más que una serie de época, Monsters se ve impulsada tanto por las actuaciones como por las referencias a los años 80 en la que habita, desde las canciones de Milli Vanilli hasta cada cuello levantado meticulosamente.
Pero más allá de los detalles meticulosos, la historia en sí es desigual a su predecesora. Si bien Monsters es directa con sus villanos, hay una clara falta de protagonistas, ya que la serie crea un mundo poblado por personas que carecen incluso de una pizca de empatía. En consecuencia, "Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story" crea una dramatización fascinante gracias a las actuaciones exageradas de su elenco, pero no logra alcanzar el nivel establecido por Dahmer.