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lunes, 30 de diciembre de 2024

Crítica Cinéfila: Conclave

Tras la inesperada muerte del Sumo Pontífice, el cardenal Lawrence es designado como responsable para liderar uno de los rituales más secretos y antiguos del mundo: la elección de un nuevo Papa. Cuando los líderes más poderosos de la Iglesia Católica se reúnen en los salones del Vaticano, Lawrence se ve atrapado dentro de una compleja conspiración a la vez que descubre un secreto que podría sacudir los cimientos de la Iglesia.



El director Edward Berger, que hizo una de las mejores películas de 2022 con una vívida adaptación de "All Quiet on the Western Front", cambia de marcha de forma gratificante con una película ambientada casi en su totalidad en el Vaticano. "Conclave", adaptada de la popular novela de Robert Harris, demuestra la versatilidad de Berger y también ofrece uno de los mejores papeles de su carrera a Ralph Fiennes, que cuenta con el apoyo de un elenco impresionante.

La reciente película nominada al Oscar "The Two Popes" también nos llevó al Vaticano para examinar la verdadera historia de la ascensión del papa Francisco (interpretado por Jonathan Pryce). En aquel entonces era esencialmente un docudrama, mientras que esta película es pura especulación ficticia sobre las maquinaciones detrás de escena involucradas en la elección de un nuevo papa después de la muerte del pontífice anterior. Fiennes interpreta al decano del Colegio de Cardenales, quien está a cargo de supervisar la elección.

El guionista Peter Straughan ("Tinker Tailor Soldier Spy") mantiene la historia en movimiento. Una colección de personajes intrigantes respalda al cardenal Lawrence de Fiennes. Siente un vínculo estrecho con un cardenal estadounidense, interpretado encantadoramente por Stanley Tucci. Ambos hombres sospechan del cardenal canadiense interpretado por John Lithgow, quien está haciendo una campaña febril para ser el próximo Papa, pero que parece motivado más por la ambición personal que por cualquier impulso humanitario o espiritual.

Un candidato sorprendente es un cardenal de Nigeria, interpretado por Lucian Msamati, y muchos en el Vaticano ven posibilidades en la elección del primer papa africano. Pero hay otros cardenales más conservadores, como el candidato italiano, interpretado por Sergio Castellito, que harían casi cualquier cosa para impedir que este advenedizo desmantele la jerarquía europea. Y luego aparece un misterioso recién llegado de Kabul, interpretado por Carlos Diehz. Ninguno de los cardenales sabía siquiera de la existencia de este sacerdote, que aparentemente fue invitado a Roma por el ex Papa antes de su muerte. Y muchos de ellos desconfían de un sacerdote católico procedente de una parte del mundo predominantemente musulmana. Los viejos prejuicios son difíciles de eliminar.

A medida que los juegos de poder se vuelven más intensos, una monja interpretada por Isabella Rossellini resulta tener un papel importante en el desafío a la jerarquía masculina de la Iglesia Católica. La película plantea cuestiones actuales sobre los prejuicios sexuales y racistas dentro de la religión organizada, al tiempo que reconoce los escándalos sexuales que han sacudido a la Iglesia en los últimos años.

Fiennes ofrece una magnífica interpretación de un hombre que empieza a tener dudas sobre su fe como resultado de todos estos escándalos, y cuando es nombrado como uno de los principales candidatos para ser nombrado Papa, su crisis de conciencia se intensifica. Podemos ver que puede ser el candidato más calificado, en parte como resultado de estas dudas cuidadosamente articuladas, pero puede que no tenga el estómago para el trabajo.

Berger hace un buen trabajo controlando todas estas actuaciones, y también crea una atmósfera rica para la producción. La Capilla Sixtina y otras partes del Vaticano fueron reconstruidas en los Estudios Cinecitta, y fueron traídas a la vida por el director de fotografía Stephane Fontaine y la diseñadora de producción Suzie Davies. Aunque el mundo elegante y enclaustrado del Vaticano es capturado de manera atractiva, un mundo más violento se entromete cuando un atentado terrorista en Roma se acerca demasiado para la comodidad. El editor Nick Emerson mantiene la acción a toda velocidad, mientras que el compositor Volker Bertelmann, quien ganó un Oscar por su banda sonora en "All Quiet on the Western Front", demuestra su experiencia, así como su versatilidad con su trabajo aquí.

Incluso los espectadores que quieran adivinar la identidad del próximo Papa se sorprenderán con el giro final, que está en consonancia con la ambición de la película de trasladar las certezas del pasado a un futuro nuevo, impredecible, vertiginoso, pero esencial.


martes, 29 de noviembre de 2022

Crítica Cinéfila: The Menu

Una joven pareja viaja a uno de los destinos más exclusivos del mundo para cenar en un restaurante que ofrece una experiencia culinaria única. Sin embargo, el chef ha preparado un ingrediente secreto que tendrá un resultado sorprendente en los dos enamorados.



Un restaurante de cinco estrellas llamado Hawthorne, ubicado en una isla alejada de toda civilización, está creando un menú especial para algunos invitados de alto perfil: una famosa crítica gastronómica, una estrella de "cine", algunos amigos de las finanzas, parejas acomodadas y fanáticos de su chef Slowik (interpretado por Ralph Fiennes). Recibieron invitaciones y se presentan con sus egos, arrogancia y dinero. La atípica, Margot Mills (Taylor-Joy), es la cita de Tyler (Nicolas Hoult) que no estaba en la lista de invitados. La fachada no impresiona a Mills. Ella sabe que algo está mal en la atmósfera tan pronto cuando llega a la isla. Elsa (Hong Chau) es la segunda al mando de Slowik y ayuda a que el lugar funcione sin problemas, pero rápidamente nota la extrañeza (o impertinencia) de Margot, y no deja de fijarse en ella.

La cocina de Hawthorne está dirigida como los militares. Llevan la comida a los asientos de sus invitados, responden a las órdenes al unísono y solo hablan cuando se les habla. Nadie piensa que esto es raro excepto Margot. El chef mira a su invitado con desdén. ¿Quizás un indicio de lo que vendrá? Elabora sus platos basándose en su vida y en la vida de sus invitados. Parece conocer información secreta sobre todos ellos y revela estos hechos aprendidos a través de varias comidas. Estas personas están destinadas a estar en Hawthorne, y todos menos Margot se merecen lo que les espera.

"The Menu" proporciona comentarios satíricos desconcertantes sobre la división de clases y cómo los ricos son un pozo sin fondo de necesidad que nunca será satisfecho. Slowik se da cuenta de que Margot no viene de dinero; que en realidad es una trabajadora sexual. Interactuar con los ricos es una experiencia sin alma que elimina toda la diversión y el amor de cualquier arte. En un momento, Margot habla de disfrutar de su línea de trabajo hasta interactuar con hombres ricos arrogantes. Esencialmente, Hawthorne es el pobre levantándose y usando la comida como presagio de la muerte. Los trabajadores del servicio de alimentos y del sexo se destacan aquí porque la sociedad menosprecia las profesiones. Es un recordatorio de que merecen respeto. 

El elenco estelar de "The Menu" está al unísono. Judith Light, John Leguizamo, Chau, Fiennes, Taylor-Joy, Hoult, Janet McTeer y muchos otros creyeron lo suficiente en el guión inteligentemente escrito de Reiss y Tracy como para ser parte de él. Hay química por todas partes, con los actores jugando entre sí y apoyándose en las acciones de los demás a medida que avanza la película. Importante destacar a Chau, que la viene arrasando últimamente. Ella se compromete completamente con cada papel y se puede estimar alguna nominación o incluso reconocimiento en esta próxima temporada de premios.

El diseño de sonido y la partitura de Collin Stetson es una orquesta degustante que hace rejuego con la cinematografía casi publicitaria, en el buen sentido. La película no sería tan agradable sin ella. El sonido atraviesa tu cuerpo como un cuchillo de cortar carnes. Cada chillido, aplauso y ruido metálico del cristal es limpio y preciso. Mylod entreteje estos elementos en su estilo cinematográfico deliberadamente incómodo con destellos de la estética de Ari Aster. El director guía a la audiencia por un camino sinuoso que los desorientará, por lo que nunca verán lo que se avecina.

Una de las escenas más discutidas de 2021 se lee como una precuela no planificada en este thriller cómico negro y sangriento. En Pig, de Michael Sarnoski, el chef convertido en un recluso del bosque, Rob, destripa suavemente al chef de un lujoso restaurante de alta cocina, que también es uno de los ex empleados de Rob. Desde el punto de vista de Rob, el otro chef se traicionó a sí mismo cuando abandonó su sueño de ser dueño de un pub íntimo y cómodo, a favor de servir comida elaboradamente deconstruida a snobs que en su mayoría se preocupan por cuánto cuestan. “Todos los días, te despiertas y eres menos”, le dice Rob al chef, quien se ve devastado, pero no como si estuviera en desacuerdo. “Vives tu vida por ellos, y ni siquiera te ven. Ni siquiera te ves a ti mismo”.

"The Menu" se siente como el siguiente paso en esa historia, si el desafortunado chef de alto nivel hubiera decidido convertir la revelación de Rob en contra de su clientela en lugar de hacerlo hacia adentro. La película burla el tipo de gente que comería en ese restaurante que el chef Rob desprecia, con sus “vieiras emulsionadas” y “espuma de arándano forrajera, bañada en el humo de las piñas de abeto de Douglas”. Pero también encuentra un poco de humanidad en ellos. Una de las cosas más intrigantes de la película es la forma en que los cineastas encuentran espacio para ensartar cada objetivo a la vista.

Anya Taylor-Joy interpreta a Margot, una cita de última hora para Tyler (Nicholas Hoult), un obsesivo amante de la alta cocina, que se aseguró un asiento en un restaurante exclusivo en una isla privada, encabezado por el renombrado Chef Slowik (Ralph Fiennes). A Margot no le importa el tipo de comida que sirve el chef Slowik, como unas pocas manchas de salsa ingeniosamente espaciadas en un plato, anunciadas como un descarado "plato de pan sin pan". Pero Tyler está obsesionado con el trabajo del chef Slowik y la posibilidad de ganarse su atención e interés. Son una pareja extraña desde el principio, con una extraña tensión entre ellos que sugiere secretos que esperan ser revelados.

No son los únicos que tienen secretos. Los otros comensales en esta noche en particular incluyen a una crítica gastronómica petulante (Janet McTeer) y su editor adulador (Paul Adelstein), una estrella de cine tipo B (John Leguizamo) y su asistente (Aimee Carrero), un trío de ruidosos tacaños tecnológicos que inician la noche alardeando de gastar su cena de manera fraudulenta, y una pareja mayor que siente que podría reconocer a Margot. Luego está el chef Slowik, que ha planeado un "menú" peligroso para la noche diseñado para sacar a la luz los secretos de sus clientes.

Hasta dónde está dispuesto a llegar el chef Slowik y lo que está pasando con Margot, constituyen la mayoría de las complicaciones en esta trama. De lo contrario, podría convertirse en un thriller de venganza bastante sombrío y familiar dirigido a algunos objetivos fáciles: personas ricas, con derecho, groseras y engreídas. Si no hubiera más cosas debajo de la superficie, "The Menu" correría el riesgo de parecer una versión elegante de uno de esos slashers adolescentes que se trata más de ver a jóvenes simbólicamente odiosos y superficiales siendo asesinados por un asesino.

En cambio, el guión de Seth Reiss y Will Tracy reparte las revelaciones con un cuidadoso sentido de ritmo y escalada, manteniendo un equilibrio de simpatías entre las víctimas y el autor intelectual. Claramente, no esperan que la audiencia se sume por completo a la gente que paga $1,250 cada uno por una cena minimalista, principalmente por presumir de la experiencia. Tampoco dejan a sus víctimas como cifras. Margot, naturalmente, ocupa el centro del escenario, y Taylor-Joy le da una energía feroz y quebradiza que la convierte en una protagonista convincente. Hoult ofrece una actuación igualmente fuerte como un hombre que se ve obligado a aceptar sus propias pretensiones de una manera particularmente dolorosa. Pero cada personaje a su vez tiene un poco de tiempo en el escenario, incluida la dedicada asistente del chef Slowik, Elsa.

Y el mismo Fiennes es un activo considerable, como de costumbre. Dirige la acción en su restaurante como un líder de culto, pone una cara cálida y benévola cuando se adapta a la historia, y luego trae una forma despiadada de psicopatía fría a la mesa para otras escenas. Tratar de adivinar qué hay debajo de su superficie es uno de los mayores desafíos de la película y una de sus mayores alegrías, principalmente porque está escrito e interpretado como un villano con algunas arrugas simpáticas, un hombre que corteja la empatía y evoca horror al mismo tiempo.

"The Menu" a menudo se lee como una versión expansiva de una obra de teatro de un solo set, donde un grupo de personas obligadas a estar muy cerca se quiebra gradualmente bajo la presión y revela cosas nuevas sobre sí mismos. Mucho de lo que lo mantiene en marcha no es esa energía escénica, sino la puesta en escena en sí misma. El diseñador de producción Ethan Tobman se inspiró en todo, desde en referencias gastronómicas del cine de autor, hasta en la arquitectura expresionista alemana. Él y el director de fotografía Peter Deming le dan a la película una frialdad áspera y punitiva que enfatiza tanto la falta de comodidad o calidez en la alta cocina como el estado de ánimo del chef Slowik. Es una película apropiadamente suntuosa e impulsada por los sentidos, con algo sorprendente para mirar en cada encuadre.

Hay una extraña falta de voluntad para comprometerse con el potencial de Grand Guignol de la película, probablemente por el deseo de mantener al elenco para el acto final. Hay una desconexión entre el odio del Chef Slowik hacia sus invitados que cuando llega se siente un poco tardío y el nivel de sus crímenes comparativos, algunos de los cuales son mucho más personales y significativos que otros. El desprecio de la película por la arrogancia y los derechos es sencillo y satisfactorio, pero cuando otros motivos comienzan a impulsar la historia, como los celos de Elsa por Margot o la ira del chef Slowik hacia un cliente recurrente por no recordar cada uno de sus platos, la historia de venganza se cuaja un poco.

Aún así, la voluntad de Reiss y Tracy de implicar al chef Slowik junto con su plan vanidoso y obsesionado con la superficie le da a esta película una intriga sorprendente. Slowik diseñó su propia caída y su propio tormento, y "The Menu" no lo deja libre al jugar como un cuento moral de cómo contraatacar a los ricos. El humor en esta película es mayormente sutil (particularmente en los títulos de los platos hilarantemente irónicos que aparecen en la pantalla), pero en última instancia es también un híbrido de thriller y terror. Hay cierta tensión mientras los espectadores esperan para ver cómo se desarrollará todo, pero Mylod y los escritores también sugieren que vale la pena reírse un poco de todos los involucrados, ya sea que estén ofreciendo versiones elegantes del caos o simplemente pagando por su propia aniquilación.


martes, 11 de enero de 2022

Crítica Cinéfila: The King's Man

Cuando un grupo formado por los tiranos y las mentes criminales más malvadas de la historia se une para desencadenar una guerra que matará a millones de personas, un hombre tendrá que luchar a contrarreloj para detenerlos. 



Es difícil abandonar la serie "Kingsman", aunque aparentemente eso es lo que quieren.

La primera película de 2015, "El servicio secreto", fue una comedia de acción casi perfecta que revitalizó el género de la parodia de espías. Divertido, lleno de suspenso y sexy, convirtió a Taron Egerton en una estrella, quien luego, de manera inesperada, pasó a cantar "Tiny Dancer" como Elton John en "Rocketman". Luego vino la segunda entrada mediocre, "El círculo dorado", que se apoderó del humor y lo amplificó hasta un nivel ridículo. Un ejemplo de la locura sin límites: Julianne Moore interpretó a una narcotraficante internacional llamada Poppy, quien, casualmente, tomó a Elton John como su prisionero. Y ahora aquí hay una precuela aburrida, "The King's Man", que carece totalmente de humor, de un protagonista carismático y está inundada en la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial.

El guionista y director Matthew Vaughn, que ha dirigido las tres, necesita dejarlo todo o pasarle las riendas a alguien con cierto autocontrol. Y aunque el formidable talento de Ralph Fiennes pudiese mejorar un poco su película, no se puede hacer magia con un pésimo guión.

La premisa de la precuela fue establecida por Colin Firth en la primera película, cuando describió a Kingsman como una agencia de espionaje independiente creada por aristócratas durante la guerra que desconfiaban del liderazgo del Reino Unido. 

Así que "The King's Man" funciona tanto como la historia de cómo se construyó la organización falsa como la historia revisionista sobre cómo comenzó la Primera Guerra Mundial. El duque de Oxford (Fiennes) y su hijo Conrad (Harris Dickinson) están sentados en el carruaje de Sarajevo del archiduque Franz Ferdinand cuando le disparan, lo que desencadena el conflicto. 

El tirador, Gavrilo Princip (Joel Basman), es parte de un grupo de figuras sombrías que se sientan alrededor de una mesa larga en la cima de una montaña como Spectre en James Bond y planean la destrucción global. También incluyen a Rasputín (Rhys Ifans) y Vladimir Lenin (August Diehl). 

¿Por qué su jefe, un malvado escocés anónimo (la revelación final es floja), quiere incitar una calamidad internacional? Para vengarse de la monarquía británica por lo que le han hecho a Escocia durante siglos. Ese es un motivo difícil de aceptar en una comedia, y su risa malévola con sus las maquinaciones recorren una línea extraña entre Monty Python y la seriedad legítima. 

Mientras Oxford, su sirviente Shola (Djimon Hounsou) y el tutor de Conrad, Polly (Gemma Arterton), intentan evitar que la Primera Guerra Mundial se salga de control, Conrad se va a las trincheras. Esas secciones del campo de batalla son la cara B de “1917”.

La escena más divertida es con Rasputín, a quien Ifans interpreta como repugnante y mágico, y también un hábil bailarín y espadachín que disfruta de la compañía de hombres más jóvenes. En un momento profundamente incómodo, lame febrilmente la herida de bala de Oxford para curarla. Muy extraño, sin embargo, es la parte más animada de una película demasiado larga y fúnebre.

Al final, estás absolutamente seguro: la salsa secreta de "Kingsman" es Egerton.


lunes, 3 de enero de 2022

Crítica Cinéfila: Harry Potter 20th Anniversary - Return to Hogwarts

Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson se unen al cineasta Chris Columbus y a otros queridos miembros del reparto de las ocho películas de Harry Potter en su viaje de regreso a Hogwarts por primera vez para celebrar el aniversario de la primera película de la franquicia, Harry Potter y la piedra filosofal, que se estrenó hace 20 años.



20 años: para los que no son tan fanáticos dirán que ya ha pasado mucho tiempo, pero para los que todavía escuchamos el tema de Hedwig y se nos encoge la piel de nostalgia se siente como que fue ayer. Es tan solo una reiteración nostálgica de la aventura increíble que comenzó con el logo de Warner Bros en un cielo nublado y la curiosidad de un niño huérfano que sobrevivió lo imposible y creció para convertirse en un héroe inigualable. ¿Cómo es posible que ya ha pasado 20 años del nacimiento de una de las sagas más populares del mundo del cine, la cual recaudó 1,405 millones de dólares en taquillas y ocupa el 3er lugar de series cinematográficas con las mayores recaudaciones del mundo? Pero dejando a un lado la parte mercadológica, ¿cómo es cierto que ya ha pasado todo ese tiempo desde la primera vez que escuchamos por primera vez el nombre Harry Potter en la pantalla grande?

La reunión del cast de Harry Potter por Vigésimo aniversario desde el estreno de La Piedra Filosofal, titulado "Harry Potter 20th Anniversary - Return to Hogwarts" es esto mismo: un retorno a estar en contacto con la magia, desde la mirada de aquellos que la hicieron posible para los que seguimos esta franquicia con tanta devoción. 

La reunión inicia con una pequeña secuencia donde los actores y actrices que le dieron vida a los personajes de J.K. Rowling se encuentran en el Britain's Leavesden Studios, ahora convertido en un museo donde los fanáticos visitan los sets originales donde se grabaron las películas de Harry Potter. Y aunque supuestamente no existe la magia, ver a estas estrellas reunirse otra vez después de tantos años sin verlos juntos frente a una cámara, se acerca bastante a ser un momento mágico. En un espíritu navideño, se observan estos rostros conocidos abrazarse con regocijo mientras una secuencia de baile inspirada en el ball de El Caliz de Fuego ocurre a su alrededor.

De ahí, la reunión se convirtió en puro llanto, provocadas por entrevistas individuales a todos los actores, conversaciones entre los directores y las estrellas, encuentros "íntimos" entre nuestros mejores amigos favoritos y más momentos que solo reiteran que tan especial es esta saga.

Obviamente, no puede llamarse una reunión de Harry Potter sin la presencia de Emma Watson (Hermione Granger), Rupert Grint (Ron Weasley) y Daniel Radcliffe (Harry Potter), el trío principal de esta saga, y quienes relatan cómo fue su primera lectura de química, cómo fue su crecimiento entre cada película, interactuar con actores considerados ya de alto calibre, como Alan Rickman (Severus Snape), Maggie Smith (Minerva McGonagall), Ralph Fiennes (Lord Voldemort), Helena Bonham Carter (Bellatrix Lestrange) y Gary Oldman (Sirius Black), y cómo, a pesar de que sabían que eso venía, el cierre estuvo cargado de lágrimas por ser la despedida a 10 años de familia en un set.

Warner Bros y la productora ejecutiva Casey Patterson realizan este documental dividiendo el camino a través de las ocho películas de la saga por capítulos, dónde de una manera inteligente relacionan las producciones a las particularidades emocionales que fueron viviendo los actores y actrices mientras crecían junto a la franquicia. Uno de los detalles más enriquecedores de la reunión fueron las entrevistas a cada director que formó parte de esta aventura, y cómo fueron seleccionados para cada determinada película de acuerdo al estilo tan específico que cada uno ya había llevado al set en proyectos anteriores. Otro aún más enriquecedor fue escuchar los secretos detrás de escena, como el hecho de que Richard Harris (quien interpretó a Dumbledore en las dos primeras películas) creyó que el ave Fénix de su oficina era un ave real entrenada, que en realidad sí se utilizaron velas reales en la secuencia de entrada de los estudiantes de nuevo ingreso en el Gran Comedor (La Piedra Filosofal) o que el beso de Hermione y Ron fue una de las escenas más complicadas de grabar.

Todos los involucrados en Harry Potter se interesaron en ser parte de la misma manera: ese primer acercamiento con los libros; y aunque J.K. Rowling (por razones obvias) solo tuvo participación con imágenes de archivo de una entrevista realizada para el tour de Warner Bros Inglaterra, es importante recalcar que ella es la responsable de que todos hayan podido experimentar un poco de magia en las cuatro paredes de nuestro hogar, gracias al universo tan complejo y completo que creó a través de sus libros de Harry Potter. Y así como ella, algunos otros queridos actores no estuvieron presentes, mientras que a otros que fallecieron hace poco se les hizo un homenaje, entre ellos destacándose Alan Rickman, quien falleció de cancer de pancreas en el 2016. "Se sintió como haber perdido a un familiar", dijo Emma Watson en un momento, y es que la saga de Harry Potter se siente tal cual: cómo esa familia de seres especiales donde todos aquellos que socialmente hablando parecen no tener un lugar, aquí son recibidos.

Volver a revisar los detalles cinematográficos de esta franquicia y acercarse otra vez al final de las Reliquias de la Muerte parte 2 se sintió cómo abrir nuevamente aquella herida que cerramos hace años. Fue cerrar una vez más una etapa que marcó la vida de tantas personas de una generación, y sin duda, una despedida en llanto para aquellos que iniciaron sus carreras profesionales bajo nombres que se han convertido en parte de su esencia como personas. 

Todos los amantes del cine tienen una película que es la que los marca de por vida y le da introducción a esa gran pasión que llamamos cinefilia. En mi caso, mi obsesión por el cine, tanto por verlo como por ser parte de este, inició con Harry Potter y la Piedra Filosofal. Tenía apenas 7 años cuando ya había reconocido a lo que me quería dedicar toda mi vida. Y a partir de ese momento, Harry Potter fue una compañía inigualable, desde los libros y las películas hasta las mercancías coleccionables, y en la cual todavía puedo confiar que al proyectar una de sus películas, sus personajes y su universo me podrán seguir dando ese toque de magia, como lo logró en aquel entonces cuando tuve mi primera cita en el cine con mi mago favorito. El documental solo fue un dulce recordatorio, repleto de lágrimas, confirmaciones de datos curiosos y reencuentros nostálgicos que reiteran mi devoción a la saga.


viernes, 8 de octubre de 2021

Crítica Cinéfila: No Time to Die

Bond ha dejado el servicio secreto y está disfrutando de una vida tranquila en Jamaica. Pero su calma no va a durar mucho tiempo. Su amigo de la CIA, Felix Leiter, aparece para pedirle ayuda. La misión de rescatar a un científico secuestrado resulta ser mucho más arriesgada de lo esperado, y lleva a Bond tras la pista de un misterioso villano armado con una nueva y peligrosa tecnología.



Es difícil hacer una película de Bond. Sobretodo en estos tiempos donde la actitud del personaje y sus decisiones chocan con los nuevos pensamientos de la sociedad. Pero la película número 25 de la serie parece el viaje más difícil hasta el momento: sobrevivir de alguna manera a un director que se marcha (Danny Boyle , debido a las temidas "diferencias creativas", reemplazado por Cary Fukunaga), un retraso de dos años provocado por la pandemia, y la salida de Daniel Craig, un 007 que previamente afirmó que prefería “cortarse las muñecas" a interpretar Bond otra vez. Ha sido un trecho muy difícil de alcanzar; por eso con su llegada se siente casi como un llamado misericordioso.

Y como dice Bond en esta película, "tenemos todo el tiempo del mundo antes de morir". A pesar de las grandes referencias que existen aquí en cuanto a sus antecesoras y de depender en gran medida de arquetipos que se sienten no solo familiares sino reconfortantes, son las cosas desconocidas que hacen de esta una entrada tan emocionante.

Nos encontramos con Bond en modo jubilación. Para la primera mitad de la película, le dio la espalda al MI6, y hay muchas referencias a cómo ha pasado su mejor momento en una isla paradisiaca, un “viejo desastre” como él mismo se llama. Craig todavía puede usar un esmoquin, pero tiene algunos años más en la cara que en el Casino Royale de 2006. Su actuación, que siempre ha estado llena de contradicciones, la sonrisa de playboy contrastada con una estoica confusión interior, es la más interesante que jamás haya sido en esta saga. Este Bond es más apasionado, más impulsivo, más sensible y, nos atrevemos a decir, más romántico, y le da nuevas y notables dimensiones a un personaje de décadas.

Sin embargo, no es menos despiadado, y aunque las películas anteriores de Craig mostraron la influencia de la valentía de Jason Bourne, la acción de Fukunaga parece imitar en parte a John Wick, con un énfasis en los tiroteos salvajes y las secuencias de persecución intensas. El elenco de apoyo ofrece grandes asistencias: Ana De Armas en una pequeña pero impresionante secuencia de pelea para volver a mostrar su química en escena con Craig; Lashanna Lynch como una agente rival de 00 con su propia marca de arrogancia, pero tiene una base sólida y musculatura, con destellos de un thriller de conspiración paranoico.

Lo que no quiere decir que la inteligencia artificial de Bond no se vea. Se mencionan ojos biónicos, nanobots e imanes. Como el nuevo villano Safin, Malek tiene un acento vagamente del este de Europa, y su principal motivación para la destrucción del mundo parece ser solo una venganza personal y una pasión por la jardinería. Solo podemos especular sobre a qué ascendieron las contribuciones de Phoebe Waller-Bridge al "pulido de guiones" (Bond, por desgracia, no mira hacia abajo para ofrecernos confesionarios sardónicos como lo hubiese hecho Fleabag), pero el guión ofrece al menos una frase para todas las épocas. Lo que sí se agradece es que da un tono diferente al que presentaba el agente 007 en ocasiones anteriores.

Fukunaga, al parecer, fue una elección ideal de director, equilibrando hábilmente las contradicciones del personaje y la franquicia, y aunque no escapa del todo a las trampas habituales, un tercio medio empatado por la trama y la exposición no justifica ese alboroto del tiempo: siempre ha sido un cineasta intuitivo, profundamente interesado en la humanidad de sus personajes. De alguna manera encuentra vulnerabilidad en el más invulnerable de los héroes, con un final sorprendente que le da a Craig la despedida que se merece. Cuando una fórmula es tan dura y rápida, incluso los ajustes más mínimos se sienten emocionantes. Pero el aspecto más impresionante de todos en esta entrega #25 es el giro de 180º que le dan al Agente 007, con la posibilidad literal y metafórica de pasar esta identificación a un rol femenino.

Esta es una película de Bond que cumple con todos los requisitos, pero brillantemente, a menudo no se siente como una película de Bond en absoluto. Para un 007 que se esforzó por llevar la humanidad a un héroe más grande que la vida, es un final apropiado para la Era Craig.


lunes, 8 de febrero de 2021

Crítica Cinéfila: The Dig

Crónica de la relación entre la terrateniente Edith Pretty y Basil Brown, el arqueólogo que impulsó la excavación de Sutton Hoo en 1938, cuando el mundo se preparaba para la guerra. 



La idea melancólica que se expresa de manera poética en la adaptación de The Dig del director Simon Stone sufre de un conflicto congestionado. Los temas de este drama de época son tesoros enterrados y anhelos reprimidos, cosas efímeras que se desmoronan cuando se exponen al aire libre.

La película está basada en la novela de 2007 de John Preston, que dramatizó la excavación en 1939 de un entierro de un barco anglosajón del siglo VI cerca del enclave rural inglés de Woodbridge. Como cabría esperar de esa rápida sucesión de fechas, el tiempo y la naturaleza fugaz de la existencia humana son temas importantes. Y, francamente, con una metáfora evocadora allí mismo en el centro de la historia, una estructura que alguna vez fue imponente comprimida por siglos bajo tierra, sería un tonto no correr con él. De hecho, cada personaje de la película, que conserva un alcance novelístico, lleva su propio memento personal en su cetrino cofre británico. Pero si el tiempo vuela y la vida es corta, ¿por qué gastar tanto tiempo simplemente dando vueltas?

Inertia define The Dig, que tiene un estilo visual seguro y un enfoque frustrantemente vacilante de la narración. Al principio, parece que nos espera una historia de amor. La imagen de la fragilidad femenina, la Sra. Pretty (Carey Mulligan) sufre de una dolencia cardíaca que hace de su estilo de vida relajado una necesidad médica, así como un lujo aristocrático. La terrateniente viuda pasa sus tardes vistiéndose para la cena con la esperanza de que Basil Brown (Ralph Fiennes), el arqueólogo rudo y de clase trabajadora que ha contratado para excavar un misterioso montículo en su propiedad, se una a ella. Él nunca lo hace, aunque la esposa de Basil, May (Monica Dolan), advierte conscientemente el cariño de Basil por la dueña inválida de la mansión y su hijo precoz, Robert (Archie Barnes).

El trasfondo sutil, casi imperceptible del erotismo en la dinámica de Pretty and Brown finalmente se desvanece, lo cual es igualmente bueno dado que la química de Mulligan y Fiennes realmente solo funciona en los escasos momentos de crisis de la película. Aún así, Mulligan se sienta al margen, su paleta emocional diluida en expresiones dibujadas en elegantes abrigos de lana. Cualquier asertividad que su personaje pueda reunir, nace de su estatus de clase alta, y el espectador debe decidir por sí mismo si afirmar el privilegio de una mujer como terrateniente puede también contar como empoderamiento femenino. Pero el derecho de Pretty se vuelve invaluable cuando The Dig cambia a una versión gentil de una película de fraternidad de los años 80, mientras una banda condescendiente de doctores en Filosofía del Museo Británico amenaza con separar a Brown de su amada afición.

Por desgracia, por mucho que el Museo Británico merezca ser derribado, ese conflicto tampoco va a ninguna parte. Pero introduce un puñado de nuevos personajes que se convertirán en parte integral de la trama. La principal de ellas es Lily James como Peggy Piggott, la esposa abandonada del arqueólogo Stuart Piggott (Ben Chaplin). Al igual que la Sra. Pretty, Peggy está consumida por un dolor emocional que no puede articular del todo. A medida que se desarrolla la excavación, los nuevos descubrimientos en el sitio dan a todos una oportunidad intelectual en el brazo y, de hecho, estas son algunas de las escenas más estimulantes de la película. En el medio, todo el mundo espera: que cese la lluvia, que se emita un veredicto sobre quién es el propietario de estos tesoros recién desenterrados, que el distante trueno de la guerra estalle sobre sus cabezas, lo que finalmente sucederá, con pocas consecuencias duraderas.

A medida que estos modestos marcadores narrativos avanzan lentamente, Stone y el director de fotografía Mike Eley pasan el tiempo con elegantes composiciones y técnicas de filmación estilizadas que crean contraste con la configuración del período. El esquema de color envejecido y polvoriento transmite elocuentemente lo primero, dándole a The Dig esa calidad de fotografía anticuada. Mientras tanto, el dispositivo de mano de gran ángulo en las primeras escenas parece prometer un revisionismo visual agresivo al estilo de The Favourite o Jackie. Pero este también es un tren que nunca llega. Y así, para cuando las historias se entrelazan en una declaración sobre la humanidad como hojas flotando en la corriente de la historia, el efecto es menos arrebatador y más un satisfacción de que llegamos al final. A pesar de todas las ideas románticas y arrolladoras de la película, la experiencia real de ver The Dig es muy incompleta en todos sus aspectos, hasta en la idea de comprender el verdadero significado de la historia.