sábado, 25 de junio de 2022

Crítica Cinéfila: Lightyear

La historia del origen de Buzz Lightyear, el héroe que inspiró el juguete, y que nos da a conocer al legendario Guardián Espacial que acabaría contando con generaciones de fans.




Pixar ha hecho que su audiencia se enamore de juguetes, animar a los insectos y registrar incontrolablemente a un amigo imaginario. Así que tal vez no debería ser sorprendente que el último lanzamiento del estudio de animación sea más efectivo cuando se centra en un gato robot de apoyo emocional llamado Sox.

Específicamente, Sox es un gatito de apoyo emocional para Buzz, el guardabosques espacial en el centro de Lightyear. La película comienza con una tarjeta de título que informa que Buzz de Toy Story se vendió en 1995 para promocionar la película favorita de Andy: "esta es esa película". Y advierte que, si Lightyear se hubiera estrenado en 1995, habría sido la película favorita de todos. La animación es impecable, como siempre, a veces tan realista y sobretodo innovadora.

El equipo de Pixar eligió los juguetes como temas de su primer largometraje porque aún no habían descubierto cómo hacer que los humanos parecieran realistas (un problema que han resuelto muy claramente a lo largo de los años). Sin embargo, la habitación de Andy albergaba a toda una comunidad de juguetes de plástico complicados y matizados, con la excepción de Buzz Lightyear de Tim Allen, que aún no había aceptado que era un juguete y no un guardabosques espacial en una misión singular: derrotar al emperador Zurg. Allen fue un codirector, pero realmente un personaje secundario de Woody, un vaquero egoísta cuya compleja relación con ser el "favorito" de Andy estaba en el corazón de una historia muy humana.

En Lightyear, Buzz ocupa el centro del escenario. Después de que la nave de su gran tripulación sea abandonada en un planeta extraño, se encarga de jugar al héroe, a pesar de ser el que los abarrocó en primer lugar. Cuando los robots se apoderan del planeta, trabaja a regañadientes con una banda de guardabosques voluntarios para salvar la colonia.

Este Buzz (Chris Evans) no es un juguete, pero todavía tiene el objetivo singular de derrotar a Zurg. Y lo va a hacer solo, porque este Buzz no necesita la ayuda de nadie, ya que se recuerda a los que le rodean (y al público) en numerosas ocasiones durante toda la película. El director Angus MacLane (Finding Dory) y su coguionista Jason Headley (Onward) rodean a su personaje principal con voluntarios extravagantes (con la deliciosa voz de Dale Soules, Taika Waititi, Keke Palmer y más), pero Buzz no se molesta en aprender la mayoría de sus nombres, así que uno tampoco.

El guardabosques espacial establece una estrecha conexión con Sox, un compañero robot de ojos de cierva claramente incluido para derretir los corazones de la audiencia. El vínculo de Buzz con su gatito robot (Peter Sohn) se convierte en el centro emocional de la película. Sox es una de las pocas cosas más allá de la misión que nuestro héroe se preocupa durante el tiempo de la audiencia con él. Cuando el felino está en peligro, o usando una de sus habilidades aparentemente infinitas (y más allá) para salvar el día, la película crepita con esa magia de Pixar que hemos llegado a esperar en el último cuarto de siglo. 

La conexión de Buzz con los demás de la colonia rivaliza únicamente por su vínculo con el único guardabosques espacial que consideró su semejante, Alisha (Uzo Aduba). Buzz y Alisha comienzan la película lado a lado, pero, debido a un giro de trama oportuno y astuto que conduce a romper canones sin límites, Alisha sigue viviendo una vida plena mientras Buzz no envejece, física o emocionalmente.

El público, como Buzz, verá los hitos de su amigo a través de viñetas similares a la apertura universalmente elogiada de Up: Alisha conoce al amor de su vida, comienza una familia con su esposa, se convierte en madre y abuela, y celebra su 40 aniversario de boda. Gracias a las habilidades de telecomunicaciones de Sox, Buzz disfruta de un último momento con su amiga en un momento crucial de la película. En medio de lo que es esencialmente una película de acción, es una respiración profundamente conmovedora, una que hubiese sido bueno tener varias veces durante toda la película, en términos de tono, pero que a lo mejor no fue muy necesario porque le dio oportunidad al tema desarollarse en toda su totalidad, hasta incluir el gran significado de la famosa frase "al infinito y más allá".


Crítica Cinéfila: Keep Sweet - Pray and Obey

Analiza el ascenso de Warren Jeffs dentro de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y el proceso penal contra él.



Mientras que a las personas les aterran los demonios y criaturas místicas, a mi me aterran los cultos de religiosos radicales, pues muestran un rostro de realidades que coexisten con todas las sociedades, mientras mantienen unas reglas tan extremas que parecen convertirse en barreras morales divisoras; no solo impiden a cualquier persona externa de este religión conocer de ellas, sino también se destacan por una serie de principios que pudiesen hasta violar la integridad, libertad e individualidad de sus integrantes. Keep Sweet: Pray and Obey, una reciente y escalofriante docuserie de Netflix, que explora un culto polígamo secreto en los Estados Unidos, es sin duda un gran ejemplo de este tipo de religiones que todavía se mantiene presente y fuerte entre las sociedades.

Dirigido por la cineasta ganadora de los premios Emmy y Peabody, Rachel Dretzin, esta serie documental de cuatro episodios ofrece a los espectadores una visión en profundidad del culto radical liderado por uno de los líderes más peligrosos de los tiempos modernos, Warren Jeffs. En 2008, en el estado de Texas, los agentes federales encargados allanaron el Rancho de Zion descubriendo relatos repugnantes, impactantes y reveladores que resultaron en que más de 400 niños fueran rescatados del rancho, lo que lo convierte en el caso de custodia de los hijos más grande de la historia de los Estados Unidos.

Con el uso de imágenes y audio nunca antes vistos, nos emprenden el viaje del ascenso y la eventual caída de Warren Jeffs, escuchando relatos detallados y verdaderos de las víctimas, tanto de los buenos como de los malos, del culto, relatos de niñas menores de edad obligadas a casarse con hombres mayores en el estado de Nevada, e historias de mujeres que se vieron obligadas a casarse con familiares a los 14 años. La cantidad de imágenes de bodas presentadas se asemejaban por la presencia de una joven de veinte años casándose con el hombre mayor de 80 años. 

También retrata cómo Warren, después de la muerte de su padre, asumió el control y el poder de religión, y manipuló a sus propios miembros, especialmente a las mujeres en el culto, prohibiéndoles usar vestimentas que no fuesen vestidos y solo permitiéndoles tener el pelo trenzado. Este poder claramente se le subió a la cabeza y todos estaban tan manipulados que incluso tenía el poder desde la cárcel.

Unas de las cosas más horrible es que a estas mujeres, incluso a la edad de 20 años, no se les enseñó qué era el sexo, y no se les enseñó lo que se necesita para procrear, y luego están casadas con hombres que esencialmente las están violando. Este culto estaba llevando a cabo y tolerando el abuso infantil, el tráfico de personas, la poligamia ilegal, en nombre de la religión. Este documental es otra larga lista que demuestra cómo los hombres hacen todo lo posible para usar y abusar de las personas, y de la mayoría de las mujeres. Se puede maquillar con la religión y las ideologías, pero se trata de hombres que controlan a las mujeres y su sexualidad, así como de su educación desde una edad temprana.

Profundizar en la religión es fascinante en este documental. Los mormones fundamentalistas todavía creen que tener varias esposas les garantiza el paraíso, y en esta serie, se da a entender que hay muchas iglesias de ellas en todo el mundo, pero ninguna fue tan extrema como el FLDS. Jeffs utilizó sus creencias mormonas para tener múltiples relaciones con varias mujeres, lo que le llevó a tener un gran número de hijos. A través del control y la manipulación, Jeffs tenía 78 esposas, 24 de las cuales eran menores de edad de consentimiento. 

Aunque la poligamia es ilegal, el gobierno de los Estados Unidos la ve más como una vergüenza que como un delito, por no querer "destrozar familias". En esta serie, no es la poligamia la que se hace responsable, sino la agresión sexual de menores/matrimonios de menores de edad. Se trataba de los periodistas que forzaron por sacar a la luz esta historia y concienciar a la gente, obligando a la policía a involucrarse. Es importante saber que lograron encontrar registros y grabaciones de Warren violando a niñas de 12 años, y ahora está cumpliendo cadena perpetua por agredir sexualmente a dos menores que había tomado como novias polígamas. Es al menos algo sabiendo que vivirá el resto de su vida en prisión, después de todo el dolor y el trauma que ha causado. Pero da miedo pensar que hay gente que todavía cree en Warren y lo sigue, desde la cárcel.

En general, esta es una obra serial destacable. Es apasionante, intensa y profundamente triste. El episodio final posee un contenido intenso que nadie debería perderse. Documentales como este son importantes, ya que educan e informan a las masas y, lo que es más importante, dan voz a las víctimas, con la espera de que pueda darle algún cierre al contar sus historias y liberarse de los traumas que una religión les dio.


viernes, 17 de junio de 2022

Crítica Cinéfila: Hustle

Stanley Superman es un cazatalentos de baloncestistas en horas bajas que, estando en el extranjero, descubre un jugador con enorme talento pero con un pasado difícil. Sin la aprobación de su equipo, decide llevarse el fenómeno con él, dándoles a ambos una última oportunidad para demostrar que son dignos de la NBA.



Años antes de "Uncut Gems", se podía ver que Adam Sandler era un buen actor de drama. Había dado un con "The Wedding Singer" (1998) y "Punch-Drunk Love" (2002), y ya estaba mostrando el deseo de añadir un toque de matiz del mundo real a sus travesuras cómicas. Y tratando de no ser pesimistas sobre el género de comedia: no es como si Sandler, a su manera, no diera una actuación impresionante en "The Waterboy" o "Click". Dicho esto, su actuación en "Uncut Gems" como un arquetipo confuso y autodestructivo que se sintió cortado de una joya diferente. Fue una de las mejores actuaciones del 2019, y a partir de ese momento se había convertido en un gran actor.

"Hustle", un drama de baloncesto de corazón, presenta la primera gran actuación de Sandler desde "Uncut Gems". Dado el extraordinario trabajo de esa película de los hermanos Safdie, la nueva puede sonar como un retorno puntual a lo más tradicional de Sandler. Y en muchos sentidos lo es; es una película deportiva convencionalmente edificante y familiar. Sin embargo, incluso en una película como esta, el Sandler que vemos es un actor transformado con más que un rastro de su estilo "cómico". 

"Hustle" es ficción, pero a menudo se siente como un drama de la vida real (gracias, en parte, a la extraordinaria lista de jugadores y asociados de la NBA que aparecen como ellos mismos), y eso encaja con la nueva autenticidad de Adam Sandler, que ha aprendido a invertir cada pedacito de sí mismo en un papel. Envuelto en una barba oscura y húmeda que resalta la ascoria de su sonrisa, interpreta a Stanley Sugerman, un veterano explorador de los Philadelphia 76ers que todavía ama el deporte, pero está literalmente cansado de su vida en la carretera, dando vueltas por todo el mundo para buscar la próxima estrella del equipo. Stanley se aloja en hoteles de cinco estrellas, pero todos se mezclan, y sea cual sea el país en el que esté se alimenta de la comida chatarra estadounidense. Es un viajero de negocios curioso, que explora obedientemente los juegos y las técnicas, pero por lo demás mata el tiempo, pasando más semanas y meses de los que le gustaría lejos de su esposa, Teresa (Reina Latifah) y su hija.

Una noche en España, deambula por un patio callejero repleto de espectadores. La mayoría de ellos están allí para ver a Bo Cruz (Juancho Hernangómez), un trabajador de la construcción que juega para matar el tiempo y ganar unos cuantos euros en apuestas. En cuestión de minutos, Stanley sabe que ha encontrado una superestrella en bruto. Pero, ¿puede convencer a su jefe (Ben Foster), el imbécil propietario corporativo de los 76ers, que acaba de apoderarse del equipo tras la muerte de su padre (Robert Duvall), quien fue el mentor de Stanley? ¿Y puede Bo, un talento sin pulir congénito, sin entrenamiento formal de baloncesto y una condena por asalto en su historial, encontrar las técnicas adecuadas, y la frescura mental, para enfrentarse a jugadores experimentados de la NBA? Todo eso puede ser más fácil decirlo que hacerlo.

"Hustle" es un drama bromance construido en torno al vínculo de crecimiento lento entre Stanley y Bo. En diferentes puntos, puede recordarte a películas deportivas, como "Million Dollar Arm", "Jerry Maguire" y hasta a The Blind Side. Cuando Stanley entrena a Bo haciéndole trotar, día tras día, por una colina residencial en Filadelfia, la película incluso hace referencia a "Rocky". Sin embargo, "Hustle" tiene su propia textura directamente satisfactoria y, por momentos, fascinante. 

Hay mucho baloncesto, pero no hay un gran partido y, de hecho, ningún juego de equipo contra equipo: todo son entrenamientos, pruebas y el decatlón de baloncesto de escaparate conocido como NBA Draft Combine, que el director, Jeremiah Zagar, dispara con habilidad. "Hustle" no reescribe ninguna regla, pero la seducción saludable de la película es hace que se crea lo que se está viendo, en parte debido a la presencia de jugadores de la leyenda envejecida Dr. J a Trae Young a Kyle Lowry y varias docenas más. Pero también por el Stanley de Adam Sandler, con una tristeza interior, una mezcla de cansancio y resistencia, y una fe obstinada en el juego que deja a cualquiera conmovido, emocionado y completamente convencido. Esta crítica tuvo que investigar incluso para comprobar que tan real era, solo para darse cuenta que se había encontrado con una historia llena de empatía y realismo sobre este mundo deportivo.


Crítica Cinéfila: Jurassic World Dominion

Cuatro años después de la destrucción de Isla Nublar, los dinosaurios ahora viven y cazan junto a los humanos en todo el mundo. Este frágil equilibrio remodelará el futuro y determinará, de una vez por todas, si los seres humanos seguirán siendo los depredadores máximos en un planeta que ahora comparten con las criaturas más temibles de la historia.



Jurassic World Dominion es una secuela que lanza momentos nostálgicos referenciales al thriller de Steven Spielberg de 1993 donde inició la franquicia de dinosaurios, sin embargo, pierde completamente de vista el corazón y la humanidad de su original, y el asombro entusiasta que la hizo tan inolvidable. Sea lo que sea que se planteara el director Colin Trevorrow con la interesante secuela de 2015, Jurassic World, aquí se convierte en un caos exagerado, logrando de alguna manera reunir a los personajes de las trilogías nuevas y originales, así como a las criaturas prehistóricas a las que se enfrentan, en un desafío rutinario de "la evolución ha pasado por alto a este monstruo". Lo peor de todo es que se siente como la misma historia contada por tercera vez.

La sexta entrega de Universal sin dudas tiene record en taquillas; los adictos a la franquicia desde hace mucho tiempo ciertamente no están buscando reseñas para obtener orientación. Pero se merecen algo mejor; al menos un mínimo de respeto por parte de los cineastas convencidos de que todos los que ven tienen la capacidad de atención de un mosquito atrapado en un ámbar. El arquetipo establecido por Steven Spielberg de construir pacientemente el suspenso al mantener a las criaturas mortales fuera de la vista durante el mayor tiempo posible (lo inició con Jaws) ha caído en el olvido con esta película. No hay misterio ni temor, solo una sucesión de destrucción desenfrenada provocado por el aparentemente inevitable deseo de hacer mal las cosas.

En un momento temprano, Maisie Lockwood (Isabella Sermon), que fue revelada en "Jurassic World: Fallen Kingdom" como un clon genético, da a un grupo de madereros de las Montañas de Nevada un consejo para atraer a un par de braquiosaurios fuera de su lugar de trabajo. El asombro en los rostros humanos mientras estos majestuosos gigantes se lanzan en su camino recuerda el poder poético del original de Spielberg. Pero la nueva película está diseñada en otros lugares para apenas dejar respirar a su audiencia.

Como uno de los peligrosos experimentos que inclue la modificación genética del científico Dr. Henry Wu (BD Wong), el guion de Emily Carmichael y Trevorrow une el ADN de diferentes películas, pero resulta una mezcla de género sin identidad propia. Además de los elementos centrales del Parque Jurásico, los escritores dejan caer los arquetipos de las series Indiana Jones, Bourne y Alien, y en su lugar atraen referencias fuera del híbrido aventura-terror como el mercado negro maltés directamente de la cantina de Star Wars o la plaga de langostas mutantes.

Esas langostas mestizas comienzan a diezmar los cultivos en todo el corazón de Estados Unidos, multiplicándose rápidamente hasta el punto de que el Dr. Wu, que desarrolló la especie, advierte de una inminente escasez de alimentos. Pero para Lewis Dodgson (Campbell Scott), su peculiar jefe en el conglomerado tecnológico Biosyn, la hambruna global es solo un efecto secundario desafortunado. Los cultivos a partir de semillas de Biosyn no son tocados por las langostas, como estaba previsto, allanando el camino para que la empresa controle el suministro mundial de alimentos.

Ellie Sattler (Laura Dern), vista por última vez en el Jurassic World III de 2001, aprende del fenómeno de la langosta mientras estudia la ciencia del suelo y la agricultura sostenible. Cuando rastrea los genes de los insectos hasta el período cretácico, se vuelve a conectar con su antiguo interés romántico, el paleontólogo Alan Grant (Sam Neill), y vuelan a la sede de Biosyn en las montañas Dolomitas de Italia. Su antiguo asociado, Ian Malcolm (Jeff Goldblum), está trabajando como consultor allí,  con una serie de conferencias para los jóvenes científicos de la empresa. Pero también ha estado deslizándole información  sobre la amenaza de la escasez de alimentos a Ellie.


Junto con las gigantescas instalaciones de laboratorio, el complejo Biosyn incluye un vasto santuario, un valle de exuberante vegetación rodeado de montañas nevadas, donde los gobiernos internacionales han acordado reubicar las innumerables especies prehistóricas que se han estado reproduciendo como conejos desde que fueron liberadas de la mansión Lockwood al final de Fallen Kingdom. Exactamente cómo esos dinosaurios se han multiplicado y extendido por todo el planeta en cuatro años sigue siendo un detalle brumoso, aunque el velociraptor superviviente conocido como Blue se ha reproducido sin pareja gracias a su hebra de ADN de lagarto monitor.

Es a través del bebé de Blue, llamado Beta, y Maisie que entra en juego la segunda historia. Ambos son secuestrados cerca de la cabaña donde Maisie ha estado viviendo bajo la tutela de la ex gerente del parque Jurassic World, Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) y el domador de velociraptors, Owen Grady (Chris Pratt).

Antes de que toda la pandilla se reúna en los laberínticos túneles y bosques del santuario Biosyn, hay una serie de preámbulos argumentales mínimamente atractivos que involucran la necesidad rebelde de libertad de la adolescente Maisie, hasta que esta es secuestrada y trasladada a Malta para luego dirigirse al santuario de Biosyn.

Al mismo tiempo, el mercado mundial de cazadores furtivos de especies exóticas prehistóricas, de las cuales ahora parece haber docenas. Eso requiere un desvío a Malta para Owen y Claire, donde entran en modo héroe de acción defendiéndose de los ataques de depredadores humanos y animales, incluido una contrabandista despiadada llamada Santos (Dichen Lachman), confusamente vestido con atuendo de cóctel mientras ella está marcando con láser a la gente de izquierda a derecha para convertirlos en objetivos de los raptors. El decorado más grande de la película es una doble persecución por las antiguas calles de la capital maltesa Valeta, con Claire en la parte trasera de una camioneta y Owen en una motocicleta.

Hay cierta emoción mordaz en la voluntad, ellos o no lo harán, escena en la que corren para abordar un avión de carga con destino a los Dolomitas, capitaneado por la piloto de alquiler Kayla Watts (DeWanda Wise). Los escritores cuentan con un afecto preexistente por los personajes secundarios, en lugar de darles algo interesante que hacer. Eso permite a los carismáticos recién llegados Wise y Mamoudou Athie como el inteligente jefe de comunicaciones de Dodgson, Ramsay Cole, se vaya con la película, simplemente en virtud de traer algo diferente a la mesa.

Francamente, aparte del humor gracioso que Goldblum trae al hábil y descaradamente vanidoso Dr. Malcolm, podría haber abandonado a la antigua tripulación y haber tomado todo un spin-off . El otro recién llegado, Dodgson de Scott, es un villano pálido que hemos visto con demasiada frecuencia últimamente, el CEO socialmente rígido y egoísta en el molde de Bill Gates/Jeff Bezos/Elon Musk, que medio se convence de que la capacidad de descubrimiento científico y médico en su trabajo justifica la codicia y el complejo de Dios.

Las historias son memorizadas, tanto por separado como cuando convergen; ya sean Ellie, Alan y Maisie en una mina de ámbar abandonada u Owen, Claire y Kayla en el santuario salvaje, son situaciones que se han visto antes. Trevorrow sigue lanzando diferentes dinosaurios, incluidos algunos viejos favoritos que no se han visto desde la primera película, y nuevas entradas como el temible giganotosaurus, que tiene la distinción de ser el carnívoro terrestre más grande de la historia. En el salón de la fama de los depredadores terrestre, podría ser más grande y mezquino, pero no termina siendo más aterrador que el viejo T-Rex. Esto se debe a que la narración carece de imaginación. Escena tras escena sigue una plantilla familiar de escape estrecho, sin que la amenaza persista más de unos minutos.

A pesar de todo el pánico sin aliento, la mayoría de las soluciones parecen demasiado fáciles, como Claire mirando a un banco de monitores de ordenador y exclamando convenientemente que es el mismo sistema del parque Jurásico.  Los dinosaurios son ciertamente variados en tipo y el trabajo de CGI es lo suficientemente sólido en su mayor parte, aunque algunas de las especies más pequeñas y lindas como los nasutoceratops bebés parecen más juguetes para el marketing que a criaturas reales. Había un ingenio en todo esto cuando Spielberg lo hizo, con una tecnología mucho menos avanzada. Ahora todo parece pintura digital. No hay magia.

El editor Mark Sanger y el compositor Michael Giacchino mantienen la historia arrasándose, posiblemente con la esperanza de que si se mueve lo suficientemente rápido, a nadie le importe la trama colosalmente tonta. Al menos hay una delicada distracción cuando el tema musical original de John Williams se canaliza sobre la detenida reconexión romántica de Ellie y Alan, que sirve como recordatorio de una película real. En cuanto a este, la extinción se oficializa.


domingo, 12 de junio de 2022

Crítica Cinéfila: Rafaela

Rafaela es una joven del barrio Capotillo de Santo Domingo. Viene de una familia disfuncional y sueña con mudarse a otro lugar junto a su madre. Al crecer, Rafaela se convierte en la líder de una pandilla que comete delitos menores, y el capo del barrio conocido como Mario el Mago quiere forzar a trabajar para él. Rafaela es constantemente amedrentada por ser una mujer que los demás ven como transgénero y no logran descifrar. Y dentro de un mundo cada vez más violento, ella lucha por encontrar su identidad.



Cada mundo ordinario tiene una capacidad cultural trascendental de esconder historias y personajes que pueden llegar a ser más interesantes que los que se crean para las películas de ficción. Y aún no fuesen reales, son inspiraciones que presentan un trasfondo y complejidad tridimensional que provocan en una audiencia buscarlos en la realidad, y más si estos son parte de los países tercermundistas. Películas como Amores Perros, Y tu mamá también, Ema y Ciudad de Dios tienen una particularidad que las convierten en historias memorables: protagonistas antiheróicos con un fuerte deseo de salir de su situación y/o entorno. Rafaela, una historia creada por la talentosa Judith Rodríguez, se suma a esta lista cinematográfica y de paso retoma el diálogo de la importancia que representan las tramas sociales de barrios para el cine latinoaméricano.

Rafaela ha crecido con un estilo de vida deplorable: tener que sufrir abuso infantil por la pareja de su madre drogadicta, trabajar desde niña para llevar dinero a la casa, escasear de una educación decente, y de paso salir de casa para poder sobrevivir aunque eso significase convertirse en la jefa de una pandilla de delincuentes. En medio de su niñez se encontró con un arte que decía "parque encantado", y aunque algunos le dijeron que ella no es de ahí, ese se convirtió en un impulso emocional para salir adelante en medio de las precariedades. Pero en el momento en que esas limitantes la llevan a envolverse con otro jefe de pandilla, su vida y la de sus compañeros se ve ahogada en un constante temor de muerte, negocios ilícitos y atracos motorizados regulares, a un punto que harán que cualquier miembro de la audiencia se vuelva aún más temeroso de su seguridad al salir a la calle.

Dirigida por Tito Rodríguez, Rafaela es por muchas razones la película dominicana más destacable en lo que va del año. Primero cuenta con una trama que, aunque muchos conocen por la situación social que afronta nuestro país hoy más que nunca, se convierte en una exploración compleja de las posibles causas por las cuales una persona termina cometiendo actos delictivos callejeros como los atracos motorizados. La historia explora los diferentes ámbitos: carteristas, ladrones de joyas, atracadores y mulas de calle, y motoristas que transportan a estos delincuentes. Pero los motivos que los llevan a estas situaciones no solo incluyen la dificultad de conseguir un empleo estable, la economía difícil actual o la escasa educación básica o profesional, su mayor denominador es el reincidencia a confrontar violencia doméstica o venir de familias disfuncionales/problemáticas que involucran drogas, abuso de alcohol o antecedentes delictivos.

La segunda, quizás la más importante, es la interpretación de una variedad de personas que retratan con complejidad e interioridad a arquetipos de un estrato muy acentuado en la sociedad dominicana, encabezados por una actuación magistral de la siempre impecable Judith Rodríguez, quien parece una persona completamente irreconocible si se comparase a sus personajes anteriores. Como Rafaela, Judith cuenta la historia de una mujer que por su comportamiento es difícil conocer su sexualidad, que constantemente confunde a su propio círculo, pero que en realidad ni ella misma entiende por la manera cómo creció y las personas que le rodearon desde su niñez, obligada a actuar de tal manera para simplemente no dejarse "coger de pendeja"; a su vez, cuenta la subtrama de una hija que vio a su madre Adelaida manipulada por un hombre que solo quería quitarle lo poco que ella tenía, y a pesar del poco (casi nulo) amor que su madre le mostró desde bien joven, Rafaela siempre se preocupó por su madre. Su personalidad, su postura y hasta su habla son una demostración de cómo Judith es definitivamente una de las mejores actrices dominicanas de su generación. 

Ella es complementada por un grupo de personajes masculinos, destacando el trabajo de su trío de compañeros: Anderson Mojica, Luinis Olaverria y Esmailyn Morel, actores originarios del teatro y que están dejando una huella prominente en la pantalla grande con interpretaciones que se particularizan entre ellas y representan voces importantes alrededor de la vida de Rafaela. Ya las interpretaciones más adultas de Manuel Raposo como Mario el Mago, Hony Estrella como la amante, y Gerardo Mercedes como la pareja de la mamá de Rafaela son tres inolvidables que representan roles antagónicos contra ella de manera muy individual pero también se destacan por interiorizar una única realidad desde tres perspectivas diferentes.

Por su parte técnica, el ambiente se siente muy cercano, tanto a nivel de diseño con un retrato natural de las calles y casas empobrecidas del barrio Capotillo como a nivel cinematográfico con una cámara en mano que se adentra con facilidad a las emociones y vivencias de cada trama. A principio el guión se apoya de estas dos técnicas visuales, pero en el momento en que el conflicto de Rafaela toma fuerza, la dirección de arte y cámara pasan a un segundo plano y la audiencia se deja llevar por un conjunto de situaciones que empujan a la historia a su pico de crisis humanas agudas, y en el momento en que caen por la gran cantidad de problemáticas acumuladas, parecería que la audiencia cae con Rafaela, envueltos todos en los sentimientos más duros, sobretodo por la empatía que genera esta mujer que solo lucha por una pronta salida de este infierno.

A nivel general, Rafaela se trata de mostrar la dolorosa realidad con la que luchan miles de jóvenes dominicanos de clase social baja en su diario vivir. Mientras algunos tratan de tener una mejor vida con las limitantes de sus ingresos, otros deciden cometer actos delictivos sin ningún temor a la policía porque igual la pueden comprar fácil con los recursos idóneos. Es un golpe duro de la realidad que se vive en las calles, del temor continuo que muchas personas sienten al escuchar a un motociclista o entrar a un negocio en cualquier hora, pero a su vez, es una carta de misericordia hacia estos jóvenes que crecen en estas condiciones deplorables, y que merecen una mejor vida, una que la sociedad y el sistema se niegan a darle.


jueves, 9 de junio de 2022

Crítica Cinéfila: Stranger Things, 4ta Temporada (Parte 1)

La historia se retoma seis meses después de la batalla en el centro comercial Starcourt, que trajo terror y destrucción a Hawkins. Luchando contra las secuelas, nuestro grupo de amigos está separado por primera vez y tiene que afrontar las complejidades del instituto, lo que no les pone las cosas nada fáciles. En este momento, el más vulnerable de todos, surge una nueva y terrorífica amenaza sobrenatural que representa un nuevo y horrible misterio que, si consiguen resolver, podría poner fin a los horrores del Upside Down.



ADVERTENCIA: ESTA CRÍTICA TIENE SPOILERS

Durante el tercer episodio de la cuarta temporada de Stranger Things, mientras los protagonistas adolescentes intentan resolver el misterio de este ciclo narrativo que arropa su pequeña ciudad de Indiana, Max (Sadie Sink) hace una observación solemne: “todo lo que sabemos es que esto es algo diferente”, dice ella. "Algo nuevo." Para crédito de Max, tiene razón.

Sí, por primera vez desde su revolucionaria temporada inaugural, Stranger Things realiza grandes cambios en su fórmula. El programa expande su historia a varios lugares fuera de Hawkins y reúne a los personajes en grupos que permanecen separados entre sí durante todos sus episodios de esta primera parte. También aumenta los elementos más basados ​​en el horror de la serie, dándonos un antagonista central que está más cerca de Freddy Krueger que de los monstruos bestiales de las temporadas anteriores. Stranger Things 4 en realidad se siente como una secuela real y no solo como una versión ligeramente remezclada de las temporadas anteriores.

Sin embargo, la nueva entrega tal vez no sea tan diferente como Max o los Duffer Brothers probablemente nos harían creer, pues todavía sabe equilibrar tramas espectaculares relacionadas a fantasmas y seres sobrenaturales, y mezclarla con las temáticas de amor adolescente, resiliencia y fortaleza personal, y por la experiencia la fórmula se ha mejorado a sí misma de una manera sorprendente. Todavía presenta escenas en las que los personajes dibujan imágenes toscas de una visión de pesadilla que tuvieron y luego reorganizan esas imágenes en forma de rompecabezas, y finalmente revelan una pista vital que podría salvar no solo a Hawkins, si no al mundo. Los Duffer no han descubierto algo nuevo; simplemente lo han hecho un poco más aterrador, mucho más grande y narrativamente mucho más complejo. Y eso es en más de un sentido. Los episodios son casi películas por su longitud y carga narrativa. La temporada 4 es definitivamente lo mejor que ha tenido la serie.

En caso de que lo hayas olvidado, la temporada 3 terminó con el mal derrotado y el portal del Upside Down cerrado. El jefe de policía Jim Hopper (David Harbour) aparentemente había muerto en una explosión en un laboratorio subterráneo, aunque un aguijón posterior a los créditos insinuó que de alguna manera sobrevivió y fue encarcelado en Rusia. Una vez más sin una figura paterna, la ahora impotente superheroína psíquica Eleven (Millie Bobby Brown) se unió a la familia Byers: la madre Joyce (Winona Ryder), el perpetuamente desafortunado hermano menor Will (Noah Schnapp) y el sobreprotector hermano mayor, Jonathan (Charlie Heaton), todos mudándose a California.

Los Duffer Brothers son lo suficientemente sabios como para saber que no podrían juntar a todos de inmediato sin que se sintiera como una trampa, por lo que, en cambio, dividen el espectáculo más que nunca este año. A lo largo de la mayoría de estos siete episodios, sigue tres historias distintas. Mike (Finn Wolfhard) visita a Eleven y a los hermanos Byers en California, mientras todos lidian con traumas pasados, las luchas de la adolescencia y, más tarde, agentes del gobierno turbios que buscan a El. Mientras tanto, Joyce y el investigador obsesionado con las conspiraciones Murray (Brett Gelman) están ocupados tratando de averiguar si Hopper aún vive y, de ser así, qué le sucedió exactamente. Los fanáticos de Murray estarán encantados de saber que el tiempo de pantalla de Gelman aumentó considerablemente esta temporada. Eventualmente, Eleven se divide en su propio arco, ya que es llevada a otra nueva ubicación para enfrentar eventos impactantes de su pasado que ha encerrado dentro de su propia mente y así poder retomar sus poderes psíquicos.

De estas tramas, es el grupo de Hawkins el que es más divertido de ver, en gran parte porque presenta a los personajes más entretenidos. Steve (Joe Keery) sigue siendo tan entrañable como siempre: un noble estúpido con un corazón de oro. Maya Hawke, quien en su mayoría se robó el espectáculo como Robin en la temporada 3, da otra actuación encantadora como la mejor amiga de Steve, una chica que puede pasar de quejarse de lo difícil que es encontrar una cita a debatir asuntos de vida o muerte, todo sin perder el ritmo o tomando un respiro, y haciéndola equipo con la más reservada Nancy (Natalia Dyer) que durante períodos de tiempo demuestra ser una decisión inteligente. Completando el equipo está Max, quien es más importante que nunca para la narrativa de esta temporada; Lucas (Caleb McLaughlin), cuya creciente popularidad crea fricciones con sus amigos nerds; y Dustin (Gaten Matarazzo), cuya relación de "hermano pequeño/hermano mayor" con Steve sigue siendo una fuente de diversión sin fin.

Son los niños de Hawkins quienes tienen la tarea de enfrentarse a Vecna (como ellos lo han nombrado), el principal antagonista de Stranger Things 4. Vecna ​​le debe mucho al Sr. Krueger y a otros íconos del slasher de la década de 1980. Es un humanoide demoníaco de aspecto retorcido, que está apuntando a estudiantes de secundaria en Hawkins. Vecna ​​rastrea a adolescentes con problemas, los pone en un estado de trance de ensueño y luego los asesina de una manera nivel posesiones demoníacas. Es mucho más aterrador que los Demogorgons y el Mind Flayers de temporadas pasadas y, a medida que avanza la temporada, mucho más interesante en sus aspectos antagónicos. El problema de nuestros héroes es que nadie puede averiguar por qué o cómo está aquí. Nuevamente, la puerta al Upside Down está cerrada, y nuestros héroes rastrean la presencia de Vecna ​​desde 1959, mucho antes de que Eleven la abriera accidentalmente por primera vez. Es un misterio más convincente que lo que ofreció la serie en la temporada 3 y anuncia la llegada de una versión de Stranger Things que es más madura y más escalofriante.

El mayor punto desafiante es la historia de Hopper, que con demasiada frecuencia se siente como un cuento de aventuras mundano de una serie completamente diferente. Y no es hasta el episodio 5 que el personaje comienza a adquirir fuerza narrativa y diálogos decentes. Hay otros personajes a los que tampoco les va tan bien esta temporada: Jonathan se reduce a ser un adicto de la marihuana que ocasionalmente se preocupa por retener a Nancy si permanecen juntos. Mike y Will tienen muy poco que hacer en general. Se agregaron un montón de caras nuevas esta temporada, algo en lo que la serie suele sobresalir, pero solo una o dos logran sobresalir, sobre todo Eddie Munson (Joseph Quinn), un dios de Dungeons & Dragons de cabello largo y chaqueta de batalla que toma a Mike y compañía bajo su protección.

A pesar de esto, toda la trama está tan bien elaborada como siempre. De una manera tan sutil y emocionante a la vez, le recuerda a la audiencia por qué Stranger Things sigue siendo una de las series más satisfactorias y populares. La temporada 4 entreteje hábilmente imágenes de las temporadas anteriores, destacando cuán agradables son sus jóvenes personajes y cuánto han pasado desde que los conocimos por primera vez como precoces estudiantes de secundaria. El ambiente de la década de 1980 que siempre ha sido una parte tan importante del espectáculo todavía está presente, lo que permite a los personajes recuperar su ventaja sobre el escenario, acompañada de una banda sonora que generará nostalgia y melancolía a los boomers.

Todo esto se suma a una temporada que, gracias a los grandes cambios que requiere, le dan una ventaja sobre la temporada 3 y lo ponen en un camino más seguro mientras se dirige hacia su última parte. Eso es especialmente cierto cuando consideras las impactantes revelaciones del séptimo episodio, "La masacre en el laboratorio de Hawkins", una entrega épica y llena de giros que revela cómo el gran misterio de la temporada, que al principio se siente como un asunto independiente, se relaciona con la mitología general de la serie. Las respuestas son inmensamente satisfactorias y preparan el escenario para un enfrentamiento que debería ser el más grande y apasionante que Stranger Things no ha tenido todavía. "Parece que va a depender de nosotros otra vez", dice Mike en un momento de la temporada. Will simplemente responde: "Siempre lo es, ¿no es así?" El niño tiene un punto. Y aunque los espectadores ocasionales pueden sentirse desanimados por las inmersiones profundas en la historia de la serie y los tiempos de ejecución de los episodios que no son exactamente aptos para verlos en un solo día, los fanáticos que han amado Stranger Things todo el tiempo se sentirán fascinados por el giro más electrizante y complejo. 

Esperar hasta julio para que caigan esos dos últimos episodios será difícil. Y asumir que el final oficial se acerca será aún más.


miércoles, 8 de junio de 2022

Crítica Cinéfila: Top Gun - Maverick

Después de más de 30 años de servicio como uno de los mejores aviadores de la Armada, Pete "Mavericks" Mitchel (Tom Cruise) se encuentra donde siempre quiso estar, superando los límites como un valiente piloto de pruebas y esquivando el ascenso de rango, que no le dejaría volar emplazándolo en tierra. Cuando se encuentra entrenando a un grupo de graduados de Top Gun para una misión especializada, Maverick se encuentra allí con el teniente Bradley Bradshaw (Miles Teller), el hijo de su difunto amigo "Goose".



Era 1986, el actor Ronald Reagan era el presidente de los Estados Unidos, Platoon hace su debut desafiante en contra de todo lo que se había hecho en el cine bélico militar americano y Top Gun de Tony Scott lideraba las taquillas. Esta película, vendió una idea emocionante aunque fantasiosa del estadounidense sensasionalista: G.I. Joe era élite y el bromance entre machos era básico. Y finalmente, Tom Cruise se catalogó como el piloto más rápido de los Top Guns. No solo es lo mejor de lo mejor, sino también el más viejo de los viejos, Pete 'Maverick' Mitchell de Tom Cruise está de vuelta en la cabina en un seguimiento que emocionará a todos los fanáticos de Top Gun y añadirá a nuevos a la lista de seguidores. Así como los mismos personajes batallan por conseguir oxígeno en momentos claves de alta velocidad y altura, así mismo la audiencia se sentirá. La película se dispara completamente: un recordatorio de lo bueno que puede ser Hollywood en el entretenimiento comercial cuando se lo propone, y Tom Cruise está involucrado.  

Se podría argumentar que nuestro nuevo mundo posterior a la Guerra Fría no necesitaba una secuela de "Top Gun". Pero si se compara aquella película de los 80 con esta nueva entrega, es fácil retractarse. La nueva película merece con creces su existencia, reflejando al personaje de Cruise, Pete "Maverick" Mitchell, a impulsar los límites de lo que la tecnología podría hacer; en este caso, la tecnología es el cine, que se eleva a los cielos como ninguna secuela ha logrado hacer antes.

Maverick es tres décadas mayor desde la última vez que lo vimos y se parece a uno de los más jóvenes en actitud y alma, pero a pesar de toda su apariencia juvenil y su sonrisa perlada, ahora es una reliquia de un piloto de pruebas que está a punto de ser desfachado de volar por el contralmirante defensor de la IA de Ed Harris, también conocido como 'el Drone Ranger', y antes de, deciden darle una última misión arriesgada. Pero ¿qué es eso? ¿Hay una planta ilegal de procesamiento de uranio en un estado canalla sin nombre y una misión de bombardeo imposible de llevar a cabo? Pronto, Mav es enviado de mala gana a la Academia Top Gun para entrenar a un nuevo lote de jóvenes pilotos de F-18. Ni siquiera para que él mismo lo piloteé.

Solo la apertura, una misión de prueba que rompe las reglas a Mach 10, es increíblemente emocionante: un homenaje a películas de acción que encuentran un alma inesperada en el borde del espacio. A partir de ese momento, los ritmos son muy familiares: hay un oficial de alto rango testarudo y contrariado a Mav (Jon Hamm) ansioso por despedirlo; un piloto de armas sin sentido del trabajo en equipo (Glen Powell); y muchas disputas sobre cubiertas duras. Incluso hay escenas retrospectivas de la primera película, un canto en un bar, algunos juegos en equipo en la playa y una explosión de Kenny Loggins para los viejos de la multitud.

Pero después de aproximadamente media hora de reorientación amigable para los fanáticos, comienza a abrir nuevos caminos. Un guión inteligente, coescrito por Christopher McQuarrie, trae frescura a través de la relación de Maverick con el amargado Bradley 'Rooster' Bradshaw de Miles Teller, el hijo de su antiguo copiloto Goose, y una dulce historia de amor con la madre soltera propietaria de un bar de Jennifer Connelly. Lo caducado nunca se siente lejano para este héroe que envejece, incluso si todavía tiene los reflejos de un joven de 21 años.

Sobre todo, Top Gun: Maverick funciona porque, con su increíble fotografía aérea en primer plano, y el vanguardista director de Oblivion, Joseph Kosinski, una elección inteligente detrás de la cámara, nunca deja de lado ese simple amor por volar que hombres y mujeres sienten, a parte de que pone a prueba el estrés y ansiedad de la audiencia en todo momento que los personajes están en el aire. La misión fue un momento de hundirse en el sillón del cine, esperando siempre lo inesperado.

Todo esto ayuda a evitar la sensación de que se trata de otro anuncio de reclutamiento multimillonario para el ejército estadounidense. La misión es más como McGuffin lo expone: una incursión en las trincheras de la Estrella de la Muerte para que los personajes demuestren su temple, mientras que la irritable relación de Maverick y Rooster genera tensión adicional. Es escapismo puro y el lado correcto del entusiasmo, incluso en el momento geopolítico actual.

Es una pena que, por la razón que sea, los personajes femeninos de Top Gun de 1986 no se vean por ninguna parte: la instructora de vuelo de Kelly McGillis, Charlie, optó claramente por una despedida definitiva, y Meg Ryan como la madre de Rooster parece que murió en esos 30 años de ausencia cinematográfica, especialmente con tal esfuerzo hecho para ubicar a Val Kilmer en la historia para un conmovedor bromance con Maverick. Sin embargo, nada de esto le afecta a una historia que logra lo que pocos reinicios de Hollywood pueden presumir: una mezcla de nostalgia, frescura y adrenalina. 


miércoles, 1 de junio de 2022

Crítica Cinéfila: Everything Everywhere All At Once

Cuando una ruptura interdimensional altera la realidad, Evelyn (Michelle Yeoh), una inmigrante china en Estados Unidos, se ve envuelta en una aventura salvaje en la que solo ella puede salvar el mundo. Perdida en los mundos infinitos del multiverso, esta heroína inesperada debe canalizar sus nuevos poderes para luchar contra los extraños y desconcertantes peligros del multiverso mientras el destino del mundo pende de un hilo.



Parece que esta es la década de los multiversos. No es una sorpresa de que los géneros cinematográficos se sientan atraídos por un concepto (científico) que ha deambulado en la mente de muchos pero que no se experimenta por la ambigüedad del mismo. Ahora, las propuestas se multiplican, desde la existencia de una vida paralela de acuerdo al universo (Spiderverse y Doctor Strange) hasta criaturas de acuerdo al multiverso (Monsters Inc. y Coraline). Por supuesto, cuando la realidad es con tanta frecuencia sombría, tener la oportunidad de escapar de ella y echar un vistazo a un universo diferente es un concepto atractivo. Pero esta quasi cultura pop es inigualable cómo se presenta en Everything Everywhere all at once. En esta película de los directores Daniel Kwan y Daniel Scheinert, el multiverso encuentra suelo fresco para plantar una semilla compleja, una nueva versión de la tendencia que es verdaderamente extraña, terrorífica y sincera desde una perspectiva más psicológica. Esta es una obra de arte sobre mirar al abismo en medio de situaciones de salud mental, hacer un balance de la oscuridad que nos rodea y elegir la bondad sobre la desesperación. 

La escena de apertura presenta a los Wang como una familia feliz chino-estadounidense a través de un espejo, justo antes de saltar dentro de dicho espejo y revelar una familia profundamente insatisfecha y rota del otro lado. Evelyn (Michelle Yeoh) está en un matrimonio infeliz con un obstinado e inocente esposo, Waymond (Ke Huy Quan), quien frustrantemente ve el lado positivo de cada situación y la convenció de mudarse a California y encontrar una vida mejor dejando atrás en China a su autoritario e intimidante padre. Gong Gong (James Hong), prohibió su matrimonio y la repudió. Sin que Evelyn lo sepa, Waymond tampoco está tan feliz, ya que esconde los papeles del divorcio para dárselos a su esposa. Por último, pero no menos importante, la hija de Evelyn, Joy (Stephanie Hsu), es muy infeliz por el constante rechazo que ha recibido de su madre hacia sus preferencias profesionales y personales, lo cual ha hecho que se aleje más y más de su familia. 

Para complicar más la situación, la lavandería de Evelyn está siendo auditada por el IRS y la versión humana de Roz de Monsters, Inc. (Jamie Lee Curtis) es la supervisora del caso. Pero la auditoría se ve interrumpida por una súplica de emergencia para que Evelyn salve a todo el multiverso de la aniquilación aprovechando las habilidades de sus yo alternativos más exitosos. ¿Por qué es esta Evelyn la que los salva a todos? Porque ella es, literalmente, una mujer que ha fracasado en todos los pasatiempos, sueños y metas que ha intentado.

Yeoh ofrece lo que bien podría ser la mejor actuación de su carrera hasta el momento como un personaje que atraviesa una profunda crisis de la mediana edad. Yeoh no solo hace un excelente trabajo al retratar el vacío de la vida de Evelyn, sino que hace que cada uno de sus yo alternativos se sientan únicos y reconocibles. Everything Everywhere All at Once reconoce firmemente que una vez que se comienza a pensar en los caminos que no se tomaron en la vida y se asimila todo lo que sí, donde sea que uno vaya, todo a la vez, no hay más remedio que darle cuenta de lo inútil que es todo y aceptar lo que sí llegó. Esta es una película que se siente hecha de manera única por millennials que ven el mundo a su alrededor desmoronarse: una ironía dolorosa que salga a la luz no solo en medio de una pandemia, sino a medida que se intensifica la lucha política mundial. 

Coincidentemente, es apropiado para el período de tiempo específico en el que uno se encuentra, incluso si los cineastas se toparon con esto por accidente: se trata de pensar que las cosas pueden cambiar para mejor, mientras se dan cuenta de que tratar de cambiar el futuro sombrío y sin esperanza que se tiene por delante es infructuoso. Por supuesto, esta es una película de los Daniels, un dúo de directores que hizo su debut cinematográfico con una película sobre un cadáver tirándose gases y su genital servía como brújula ; simplemente no había forma de que decepcionaran. En cambio, Everything Everywhere All at Once también es absolutamente emocionante y bizarra, y está lleno de acción increíble. Los Daniels son expertos en usar el humor bizarro para transmitir ideas profundas y complejas, y esta película está llena de ellas. Esta es una película donde el edificio del IRS está lleno de trofeos en forma de dildos que entregan a sus empleados, las bromas sobre Ratatouille de Disney pueden impulsar la trama y un universo donde las personas que tienen salchichas en lugar de dedos pueden conducir a uno de las escenas más conmovedoras y románticas nunca antes vistas en una película de acción/ciencia ficción.

Y sí, esta es una de las mejores películas de acción en años. A pesar de durar más de dos horas, siempre está activa. Al aprovechar sus yo alternativos, Evelyn no solo está luchando con cómo resultó su vida, sino que también está obteniendo una visión de su vida como la de una Actriz del Milenio en capítulos de "qué pasaría si" que celebran la increíble carrera de Yeoh. La acción nunca es aburrida o repetitiva, ya que pasamos de una versión de Evelyn, que es una experta en artes marciales, a una cantante de ópera, una chef e incluso una giradora de letreros, con los Daniels encontrando situaciones únicas para poner cada extraña habilidad en un uso letal.

Everything Everywhere All at Once también sirve como una celebración del cine asiático en general, con impresionantes homenajes a todos, desde Wong Kar-Wai hasta Stephen Chow y Jackie Chan. El resultado, una película que realmente se siente como si abarcara todo, en todas partes, todo a la vez. Es similar a cuando The Matrix tomó todos los miedos e ideas de su tiempo y los convirtió en una elegante película de acción con grandes pensamientos.

Que Everything Everywhere All at Once es producido por los pilares anteriores de Marvel, los hermanos Russo, y que sale mientras Doctor Strange in the Multiverse of Madness todavía está en los cines, es irónico, porque con una fracción de su presupuesto, esta película es una producción infinitamente mejor que cualquier película de superhéroes que se haya hecho, sobretodo mejor que la que se ha hecho mención. Si bien la idea de un multiverso es emocionante, sin duda, la televisión y el cine hasta ahora se han centrado principalmente en sus posibilidades salvajes a gran escala. Pero los Daniels logran explorar las implicaciones más grandes del cerebro galáctico de este concepto, al mismo tiempo que cuentan una historia bastante íntima de sentir que la vida no lleva a ninguna parte y que el mundo se está yendo a un vacío existencial, mientras deciden abrazar los pequeños momentos de alegría y ser más amables con los que rodean a uno. Esta es una película que solo se podría hacer ahora, una película que lo abarca todo, pero que se puede apreciar y entender en todas partes.

Everything Everywhere All at Once es una película compleja que abarca una variedad de temas, pero hace justicia a cada uno de ellos con un guión cuidadosamente escrito, actuaciones maravillosas y una buena dosis de humor extraño para contrarrestar su sombría historia. Michelle Yeoh, en particular, brinda una actuación poderosa en una historia que le da un giro fresco y bienvenido a la idea del multiverso.