jueves, 31 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: Jojo Rabbit

Jojo "Rabbit" Betzler (Roman Griffin Davis) es un joven y solitario niño alemán perteneciente a las Juventudes Hitlerianas que ve su mundo puesto patas arriba cuando descubre que su joven madre Rosie (Scarlett Johansson) esconde en su ático a un niña judía (Thomasin McKenzie). Con la única ayuda de su mejor amigo imaginario, Jojo deberá enfrentarse a su ciego nacionalismo.



¿Cuántas películas sobre nazis y judíos habrán en el mundo? Este es un tema que ha sido literalmente explotado en la pantalla grande. Sin embargo, hablar de estos temas en una tonalidad satírica ha resultado difícil, acabando con críticas que han destruído la total intención de sus autores. Por eso Taika Waititi nos trae una versión bien pensada, con uno de los guiones seleccionados por el BlackList del 2012, Jojo Rabbit.

Escrita y dirigida por Waititi, esta es la historia de Jojo Betzler, un niño alemán de 10 años que ha crecido siendo fanático empedernido del movimiento nazi. Con la ausencia de su padre quien está luchando en la II Guerra Mundial, Jojo vive con su madre Rosie en un humilde hogar, justo durante la época caliente de los campos de concentración judía. Jojo odia a los judíos porque así lo establece el Estado, pero es un niño muy inseguro que se acurruca de su amigo imaginario, Adolf, quien en realidad es una imagen caricaturesca de Adolf Hitler. 

Durante el verano, Jojo asiste a un campamento para la juventud Hitleriana, que prepara a los jóvenes para la guerra y cualquier batalla que se aproxime. Un día, descansando después de un accidente donde termina con cicatrices en el rostro, Jojo descubre que su madre esconde a una joven judía entre las paredes de una de las habitaciones. Al principio el niño considera delatarla, pero reconociendo el peligro que su madre correría, prefiere guardar el secreto y comenzar a escribir un libro sobre "los secretos de los judíos", sin esperar que poco a poco se irá enamorando de la judía refugiada.


Waititi ha hecho un poco de todo en el cine, pero lo más increíble es como todas sus películas mantienen un mismo estilo: él ha logrado establecer su marca, y con Jojo Rabbit la fortalece aún más. Al ser un guión escrito por él mismo, ya está claro que no solo se trata de traer risas y momentos bien satíricos a escena, sino también mostrar el lado humano de la comedia. En vez de irse por la típica sátira de sangre esparcida innecesariamente, el énfasis de la tonalidad está en el punto de vista de Jojo, interpretado adorablemente por Roman Griffin Davis, quien hace su debut como actor con esta película, pero la manera cómo lo hace es lo que nos roba el corazón. Este joven talento adquiere acento y personalidad, complementados por unas miradas tan inocentes que no solo se robarán el corazón de la audiencia, sino también demostrará lo manipulados que eran estos niños durante la era Nazi.

Además de Roman, es importante resaltar a Scarlett Johansson y Sam Rockwell, un par de americanos a quienes el acento alemán los transforma en personajes completamente distintos a los que ya habíamos visto, tanto en un estilo europeo de la época, como con el toque humanitario escondido tras cada una de sus acciones, también dando a entender que no todo alemán era malo. Pero el que realmente se roba la cámara es el mismo Waititi, quien interpreta al Hitler imaginario de Jojo, dándole consejos que en primer instancia parecerían crueles, pero que en algunas ocasiones resultan necesarios para que el personaje tome una decisión correcta. Por supuesto, al final del día él es el verdadero villano de la película, pero entre momentos y ofertas de cigarrillos, va llenando la historia de mucha gracia.


Así muchos otros actores que se van robando nuestro corazón, como Thomasin McKenzie en la piel de la judía Elsa, y Archie Yates como Yorki (el mejor amigo de Jojo), también hay muchos otros que hacen énfasis en no olvidar la frialdad e inhumanidad de la época. A través de la fotografía de  Mihai Mălaimare Jr., el lente hace un enfoque muy inteligente de la visión de Jojo, que entre escenas de plano abierto y secuencias de seguimiento solo se convierte en una visualización de su imaginación y sus aventuras, pero a su vez, hace un gran enfoque a detalles que en los momentos más oscuros de la película serán lo que expondrán cosas que afectarán al personaje, pero lo hacen de una manera tan inteligente que cuando llegan, lo hacen con la intención de no alejarse mucho de la tonalidad de la historia.

Aunque la resolución de esta crisis es predecible, el humanista en Waititi aporta intimidad y pasión indeleble a cada paso en el viaje del niño hacia la empatía. La película, que se vuelve menos cómica y más delicada a medida que avanza hacia su conclusión inevitable, alcanza la grandeza necesaria en un terreno bien explorado en cuanto a contenido, pero muy nuevo en cuanto a tonalidad, la cual es complementada exitosamente por el compositor Michael Giacchino.

Es en los pequeños momentos que Jojo Rabbit logra su mayor impacto. La fe de Waititi en la idea de que un niño nos sacará de la ignorancia puede ser ingenua. Te reirás, llorarás, y quizás ambas al mismo tiempo. Pero la verdad es que es una película casi imposible de olvidar.


Crítica Cinéfila: Zombieland Double Tap

En esta secuela y empleando el característico sentido del humor del que hizo gala "Zombieland", el grupo de protagonistas tendrá que viajar desde la Casa Blanca hasta el corazón de los Estados Unidos, sobreviviendo a nuevas clases de muertos vivientes que han evolucionado desde lo sucedido hace algunos años, así como a algunos supervivientes humanos rezagados. Pero, por encima de todo, tendrán que tratar de soportar los inconvenientes de convivir entre ellos. 



Cuando la infección de los zombies se desató, la mayoría eran demasiado tontos para reaccionar a tiempo, dejando solo a cuatro personas sin infectar: ​​un neurótico ansioso (Jesse Eisenberg) cuya larga lista de reglas excesivamente cautelosas lo había mantenido vivo, un super-entusiasta agresivo de la Segunda Enmienda (Woody Harrelson) francamente ansioso por reventar a los devoradores de cerebros y a dos hermanas ingeniosas ( Emma Stone y Abigail Breslin) que lograron seguir su propia filosofía. En lugar de apegarse, la pandilla se refirió entre sí por sus pueblos natales (Columbus, Tallahassee, Wichita y Little Rock, respectivamente) y terminaron formando una especie de familia.

Avanzó una década, y Wichita es un ganador del Oscar, Columbus se atribuyó el invento de Facebook y los creadores Rhett Reese y Paul Wernick continuaron deconstruyendo la película de superhéroes a lo grande, escribiendo ambas entregas de la franquicia "Deadpool", mientras que Ruben Fleischer falló al alza, dirigiendo "30 minutes or less" y "Gangster Squad" antes de "Venom". Eso significa que los cheques de pago se han incrementado para casi todo el mundo, incluso si el rodaje en sí todavía se realiza con un presupuesto reducido.

En el universo de "Zombieland", el mundo no ha cambiado mucho. Los cuatro principales todavía están juntos, esta familia virtual se vuelve más disfuncional cada día. Mientras tanto, una cierta variedad de zombies se están volviendo más inteligentes. Algunos son prácticamente imposibles de matar. "T-800", los llama Columbus, después del androide imparable en Terminator. Eso significa que, después de años de burlar fácilmente a sus agresivos, estos personajes necesitan ajustar sus métodos y encontrar una nueva forma de luchar. los de los no muertos que simplemente se niegan a morir.


Ahora, si la premisa de la primera película era que este cuarteto era especialmente adecuado para la supervivencia, "Zombieland: Double Tap" sugiere que los humanos mucho menos inteligentes que estos cuatro podrían de alguna manera sobrevivir. Primero, los hombres conocen a Madison (Zoey Deutch), el estereotipo de chica rubia pero tonta que es una maravilla que no se haya suicidado por accidente. Mientras el mundo se volvía loco a su alrededor, ella se refugió en el centro comercial, encerrándose en un congelador de Pinkberry cada vez que se acercaba el peligro. Luego está Berkeley (Avan Jogia), un pacifista que de alguna manera ha logrado una estrategia para evitar conflictos.

Resulta que hay toda una comunidad de pacifistas de ideas afines que mantienen un estado de felicidad postapocalíptica en un lugar llamado Babilonia, donde el enfrentamiento final entre los zombies y los cerebros en peligro disminuye. Pero antes de que pueda ocurrir esa confrontación épica, la pandilla, que fluctúa en número, pero que básicamente involucra a un escuadrón de rescate para Little Rock, debe viajar desde la Casa Blanca (donde se había refugiado temporalmente) hasta lo que queda de la finca de Elvis Presley en Graceland.

En el camino, Tallahassee y Columbus descubren que cualquier dinámica especial que pensaron que tenían es compartida por otra pareja: el macho alfa Albuquerque (Luke Wilson) mata a los zombies con su camión monstruoso, mientras que el inquieto Flagstaff (Thomas Middleditch) juega a wingman. Es una variación de la mordaza de "Shaun of the Dead", donde una pequeña pandilla de sobrevivientes se topa con una banda de personajes comunes mientras se escabullen por los callejones, solo aquí, en lugar de ir por caminos separados, los dos pares de personajes terminan luchando por sus vidas. Mientras los muchachos luchan con sus doppelgängers, Nevada (Rosario Dawson), de mentalidad independiente, se ve como una especie de árbitro despiadado. Ella es la adición más bienvenida, incluso si, como con todos sus personajes femeninos, la película parece más centrada en su atractivo sexual que en su personalidad.


Los zombies han evolucionado en Zombieland; la comedia no tanto. Pero está bien, porque el éxito de Fleischer de 2009, que se embolsilló $75.6 millones en un género que se acerca rápidamente a su punto de saturación de la cultura pop, ya está a su punto de comodidad: su cuarteto sabía que vivían en un película de muertos vivientes y, por lo tanto, estaban armados para defenderse de una raza de malos terroristas modernos, incluyendo las críticas.

Incluso el clásico de Zom-com "Shaun of the Dead" recicló la rutina prolongada en la que los personajes tardan mucho en darse cuenta del hecho de que un ser querido infectado también se está transformando en un devorador de carne. "Zombieland", por el contrario, fue afortunadamente meta, francamente irreverente al respecto, y tuvo lugar en un mundo donde la idea de los zombis ya estaba muy extendida, dando a su conjunto una ventaja a la hora de sobrevivir a la terminación de la especie.

En ese sentido, la secuela de "Zombieland" (coescrita por Dave Callaham, el escriba de "The Expendables", que comparte crédito con Reese y Wernick) vuelve a caer en los defectos del original. Algunas líneas cuasi potenciadas pronunciadas por las mujeres no excusan que estos personajes existan principalmente como intereses amorosos para sus co-estrellas hormonales masculinas. Peor aún, la violencia una vez más funciona como una especie de broma, ya que los "buenos" de la película ejecutan alegremente legiones de ex humanos anónimos, lo que hace que John Wick parezca una especie de peso ligero en comparación.

A riesgo de sonar cuadrada, este tipo de asesinato en masa alegre es un subproducto escalofriante del género, como "The Walking Dead" estableció su tono despiadado directamente cuando Rick Grimes le disparó a una niña zombie en el piloto, así Zombieland se burla en la cara de su audiencia con los bofetones sangrientos a sus muertos vivientes. Aquí, el humor convierte cada asesinato en una frase enfermiza, y mientras los escritores hacen un buen trabajo para hacerlos divertidos, como dibujos animados macabros en los que Wile E. Coyote puede recuperarse de lesiones impensables, el tono de la película niega un respeto fundamental por la vida humana. Será solo una película, pero al igual que los videojuegos de disparos en primera persona que hacen referencia al título "Double Tap" de la película, la sociedad no puede simplemente sentarse pasivamente y aceptar una actitud que se burla del pacifismo y saca a la luz esa violencia extrema. O de lo contrario somos los zombies, y la broma es sobre nosotros.

Desde los primeros días de George A. Romero, se han hecho muchas películas de zombies por prácticamente ningún dinero, mientras que Fleischer trabaja lo más esbelto posible sin comprometer el resultado. Pero de una cosa está seguro: quiere garantizar mucha sangre a poca lógica de personajes que sobreviven y emociones exageradas. Seguro los amantes superficiales de zombies la adorarán.


Crónicas de California: Crew solo de mujeres



Hay cierta satisfacción de trabajar solo con mujeres. Muchos dirán que es donde hay más drama, pero hay que aclarar algo: entre mujeres, no hay que levantar tanto la voz para poder hacerse escuchar, ni mucho menos para respetar los roles.

Yo he tenido muchas mentoras a lo largo de los años, algunas que sin conocerlas han servido de modelo a seguir para convertirme en lo que soy y lo que quiero llegar a ser. Mientras que otras son unas luchadoras que me enseñaron en diferentes etapas de mi vida, que lo importante no es solo llegar a la meta, sino todo el proceso de por medio. Y aunque no todas están relacionadas a mi vida en el cine, sus consejos siempre me servirán en mi vida profesional.

Cuando escogí estudiar cine, esta era todavía una industria de "machos". Ser mujer en el cine significaba tres tipos de roles: maquillista, encargada de vestuario o supervisora de guión. El simple hecho de acercarse a la cámara requería pasar por encima de un tumulto de hombres que se hacían llamar los mejores a costa de hacer enemigos entre rodajes. Yo misma sufrí esto en mis inicios dentro de rodajes. Escuchaba las eternas discusiones entre director y director de fotografía, y cuando alguno de los dos era mujer, no importaba si ella era la directora, al final del día, el hombre creía siempre tener la razón.

No estoy tratando de crucificar a todos los hombres, pues siempre hay sus buenos samaritanos que respetan, pero, como le explicaba a una personas hace unos días, atento a que los hombres fundaron esta industria, ellos creen que son los únicos "mejores". Y lamentablemente para ellos, ya no es así.

El día en que decidí comenzar la preproducción de Exorcism 101, me prometí que mi rodaje no iba a pasar por el mismo machismo que ya he visto desde hace mucho tiempo: el crew tenía que ser mayoritariamente mujeres, y sino completamente mujeres. Algunas personas lo creían poco creíble. Roles como electricista, iluminista y grip son mayoritariamente masculinos por requerir "cierta fuerza bruta que algunos creen imposibles para las mujeres", pero yo quería callarle la boca a muchos, así que me encontré con mujeres maravillosas que demostraron ser tan capaces de levantar un dolly con sus propias manos. 

La preproducción pasó tal cual esperaba, pero mi mayor sorpresa fue el rodaje: no había competencía de quién sabe más, no había drama, no había egocentrismo. Cada quién hacía lo que tenía que hacer, respetando los roles de los demás. Los únicos dos hombres del crew estaban por debajo de dos mujeres increíbles, y nunca hubo un mal gesto ni incomodidad, muy por el contrario hacían todo tal cual se les pedía.

Hicimos cada shot que tenía en mente, hasta fotografías para los posters, y esto no fue impedimento para que al final del día termináramos temprano, a tiempo de limpiar y dejar esa iglesia tal como la entregaron. Y así también fluyó el día de devolver los equipos, los cuales se imaginarán volvieron a tocarme a mí, más mi mano derecha Anna Vialova quien siempre estuvo conmigo desde aquel agosto que le contaba sobre mi plan de traer a la vida esta idea que se ha convertido en mi hija.

Quisiera aprovechar este momento para agradecer a mi crew completo de mujeres: Andi Mendez, Anna Vialova, Rebekah Shuniak, Jade Yusi, Megan Ressa, Farren Bordon, Duygu Gunesli, Isabella Hawthorn, Dinda Febriqa, Lethabo Mokgatle, Maria García, Tori Wada, Natália Sabino, Kaylie Moore, Cesia Cano, Houry Magarian, Federica Carlino y Lotta Lemetti, por cada segundo de dedicación y haber hecho posible este rodaje. Gracias a ustedes, este fue el mejor rodaje que he tenido en el año. Y no puedo dejar de mencionar a Gabriele Fabbro y João Vítor Rosas, quienes se comportaron como dos caballeros y se envolvieron en el rodaje sin mucho pensarlo; son los mejores.

Después de una experiencia como esta, de ahora en adelante prefiero siempre trabajar con mujeres. Hay que seguir demostrando que ya no hay nadie mejor que nadie, sino que somos tan (y a veces hasta más) capaces de hacer magia en el cine.

viernes, 25 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: The Addams Family

La historia seguirá a la familia Addams en su enfrentamiento contra una astuta y retorcida presentadora de un reality show después de que su hija se haga muy amiga de Wednesday y ambas compartan ideas y gustos. 



Vuelve la peculiar familia Addams. Un clan liderado por Morticia, diabólicamente devota de su esposo e hijos, y Gómez, un elegante y siniestro padre, apasionadamente enamorado de su esposa. Sus hijos son Wednesday, una brillante y siniestra adolescente con mucho ingenio, y Pugsley, un amenazador niño de 10 años al que le encanta cualquier tipo de maldad que pueda encontrar. Además, la familia se completa con el alegre y caótico tío Fétido y la abuela Addams, a la que le encanta que sus nietos disfrutan de sus galletas en forma de murciélagos y calaveras.

Los Addams son, sin duda, la familia más especial de la zona en la que viven. Su casa está en la cima de una colina cubierta por la niebla y viven felizmente infelices acomodados en su peculiar rutina.

Detalles levemente divertidos se encuentran dispersos por todas partes, por ejemplo la urna llena de cremaines que la futura Sra. Morticia Addams (Charlize Theron) usa como sombra de ojos, o la codificación de color Barbie del villano de la película, la presentadora de programas de remodelación de televisión Margaux Needler (Allison Janney). Sin embargo, no hay suficientes para hacer que la película sea animada. Tampoco tienen el impacto suficiente para sostener al espectador a través del tedioso negocio de crear conflictos e impartir lecciones. Al menos la historia de origen, que ve a Gómez Addams (Oscar Isaac) y su nueva novia expulsada del "viejo país" por los aldeanos que empuñan antorchas el día de su boda, solo dura hasta los créditos iniciales.


A partir de ahí, se avanza rápidamente 13 años hasta que Gómez prepara a su hijo mayor, Pugsley (Finn Wolfhard), para su "mazurca", la ceremonia de baile de la espada que sirve como el equivalente específico de Addams de un bar mitzvah. Toda la familia extendida se escabulle de sus guaridas para asistir a las festividades, lo que pone a los Addams en conflicto directo con Needler y su equipo mientras se preparan para presentar su nuevo desarrollo de viviendas, la mencionada Asimilación, en el futuro. Para complicar aún más el plan de fiesta de Gómez y Morticia está su hija menor, Wednesday (Chloë Grace Moretz), cuya curiosidad por la vida fuera de la decrépita mansión de la familia ya no puede ser contenida. Incluso va tan lejos como para ir al centro comercial y comprar una pinza de pelo de unicornio rosa, que le otorga una conexión a tierra indefinida tan pronto como llega a casa.

La moraleja de esta historia: ¿Qué es normal, de todos modos? Se hace evidente al principio, y recuerda las de las películas de la familia Addams producidas a principios de los 90. (También recuerda a esas películas el rap temático de la familia Addams sobre los créditos finales, este realizado por Migos, Karol G, Rock Mafia y Snoop Dogg).

Las personalidades de los miembros de la familia también han permanecido consistentes con los dibujos originales de Charles Addams a través de sus diversas adaptaciones televisivas y cinematográficas, con una pasión ardiente entre Gómez y Morticia, frases descabelladas del Wednesday y algunas bromas un poco nerviosas sobre cómo el tío Fester (Nick Kroll) es probablemente un delincuente sexual. Sin embargo, no terminan de aterrizar, pues al ser una película animada, se concentra más en lo que respetará a la audiencia, y no en lo que realmente se veía en el live-action. Ahora, el jefe de la casa parece ser Morticia, quien su personaje se tambalea entre su familia actual y la que dejó hace unos años por ir tras de Gomez. Mientras que Wednesday se muestra con su par de muestras de afecto, lo cual está bien para el personaje, pero lo hace de una manera totalmente inesperada. Lo más maquiavelo y acorde a la temática de la historia es la antagonista, quien no solo irrespeta a los Addams, también a todos los que viven en el pueblo.


La película animada sirve para revivir unos viejos chistes que los jóvenes de ahora no entienden, así como para volver a reencontrarnos con personajes clásicos de los Addams y algunos nuevos. También para explorar habitaciones nunca antes vista de la mansión, en momentos casi salidas de los límites físicos del planeta. El diseño animado se mantiene para apreciarse desde la visión de los Addams, por lo que las formas desproporcionadas y los gestos exagerados le dan un gran añadido a las locuras de hasta los más cuerdos.

El guión tiene sus momentos agradables, crueles, moraléjicos y hasta morbosos. Pero por cada momento morboso, hay un número igual de juegos de palabras que solo un niño de 6 años podría amar, como la "bodega de quejas" en el sótano. Mientras que el final parece simple y sencillamente complaciente, dándole una lección a medias a la antagonista para al final que encontrase amor, mientras que Wednesday parece no haber aprendido ninguna lección y vuelve a ser la niña cruel del principio.

Tiene sentido que The Addams Family se cierra con la versión animada del tema original. Pero a quien si recordaremos será al Mayordomo Frankenstein, con sus distintas interacciones para romper el hielo en medio de la película. Mientras tanto, The Addams Family tiene muy poca energía para ser una película animada, y tiene mucha fantasía que la hace completamente incomparable a las versiones reales. Quizás está muy cercana al punto de vista de estos locos.



jueves, 24 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: Maleficent, Mistress of Evil

Tiene lugar varios años después de los acontecimientos narrados en la primera película, y explora la relación entre Maléfica y Aurora y las alianzas que se forman para sobrevivir a las amenazas del mágico mundo en el que habitan. 



Erase una vez, en un reino salido de un cuento de hadas, había una princesa que reinaba a todas las criaturas mágicas en las Ciénegas. Su nombre era Aurora, y después de haber roto la maldición de Maléfica, en algún momento desconocido para la audiencia se ha enamorado del Príncipe del reinado justo al lado de las Ciénegas. Para Maléfica estas son malas noticias, porque así como los humanos ven a las criaturas como enemigos, así ellos ven a los humanos como malignos. 

Al principio, muy poco se sabe de la futura familia de Maléfica: geográficamente, están ubicados a pocos kilómetros de donde estaba el castillo de los padres de Aurora. El Príncipe Phillip es hijo único del Rey John y la Reina Ingrith; pero diferente de sospechar del Rey, es la Reina que de entrada se anuncia como la más mala de la historia, hasta con algún plan en contra de las hadas, y por supuesto de Maléfica (quizás por los aires de poder que no quieren que le roben). Cuando la boda se anuncia entre los jóvenes, Maléfica debe afrontar la realidad que algún día se veía venir y asistir a una cena organizada por los reyes, sin siquiera esperar que este es un plan para desaparecerla del reino, matarla si es posible. Lo que no se esperara la Reina ni Maléfica es de los que realmente terminarían salvándola. 

Angelina Jolie y Elle Fanning se vuelven a poner los vestuarios medievales para encarnar los famosos personajes de Disney. Hace cinco años, trajeron a la pantalla una adaptación del cuento de los hermanos Grimm, pero diferente a la película animada de 1959 sobre la Bella Durmiente, la película de 2014 se enfocaba en la bruja que maldijo a la princesa, en su razón por causar dicha maldición y cómo, con los años, ella misma fue la que logró romperla. Aunque la crítica estuvo bien dividida, la fórmula funcionó para mí, al punto que la consideré una de las mejores películas de fantasía de aquel año. Y la idea de una segunda oportunidad para volver a ver a Maléfica no parecía tan grave... hasta que te das cuenta lo que harían con el guión.


El problema de esta película es la lógica que le hace falta. A pesar de tomar lugar en un tiempo y lugar ficticio, la continuidad con la película anterior no hace sentido. El reino nuevo ha salido de la nada, y los humanos parecen haberse acoplado a su existencia y sus reglas, olvidándose de que alguna vez ya habían aceptado a las hadas y las criaturas. Se desconoce si ambos reinos estaban tan cerca uno del otro en la primera película, aunque en una imagen aérea enseñan el castillo destruido de los padres de Aurora. 

El Príncipe Phillip es supuestamente el mismo que se enamoró de Aurora en la primera película (aunque es un actor diferente), y con quien en la última escena habían concluido la historia como un "final feliz" para ambos reinos (de humanos y mágicos) unificados, mientras que aquí, el odio y el miedo mutuo se mantiene, y no hay puente que los una. A pesar de las buenas intenciones de volver a traer muchos de los personajes que ya conocía la audiencia, ha terminado siendo un cocido de ideas sin cocinar apropiadamente. 

Mientras tanto, los personajes parecen haber sido cortados estrictamente de una manera: son buenos o son malos. Maléfica, una vez más interpretada por Jolie, mantiene la misma crueldad de antes pero es la única que lo hace por razones bien específicas; sin embargo, en más del 50% de la película está muy pasiva y ausente, y aunque sabemos que eventualmente explotará y causará destrucción, no se siente como el personaje principal. Mientras que Aurora, en el cuerpo de Elle Fanning, es extremadamente inocente para lo que ya vivieron en la primera historia, dejándose manipular de quien quiera controlarla; casi como si no se hubiese aprendido nada de las moralejas de la primera película y aquí estuvieran en un borrón y cuenta nueva. Por otro lado, la Reina Ingrith, interpretada por Michelle Pfeiffer, es innecesariamente cruel desde el principio. No le dan ni un ápice de humanidad, lo cual la empeora a la hora de sentir "compasión" con su historia de por qué no le gustan las criaturas mágicas.


Hubo muy pocos elementos de sorpresa: la trama fue predecible y la guerra parecía un intento de Game of Thrones versión Disney, mientras que el final se siente repetitivo en función a la primera entrega; no obstante, no se le puede quitar mérito a los trabajos de producción de diseño a nivel general para crear diversos paisajes, sobretodo el espacio de las cavernas subterráneas y el valle de las flores mágicas. Otra gran sorpresa fueron nuevas criaturas mágicas y otros personajes que serán un nuevo atractivo para la audiencia, sin importar la edad.

Lamentablemente, no fue lo que hubiese querido. La historia se siente innecesaria de haberse contado y el guión parece haberse dividido entre seis personas para poder concluirse. La trama parece un intento de suspenso de adultos con terror/comedia para niños y al final se convierte en una pelicula canzona, en la que solo se espera que anuncien "The End" para salir de la sala. 

Si "Maléfica" dio un golpe valiente para el feminismo múltiple, su victoria en la taquilla fue mucho más decisiva. Como la mayoría de las secuelas que existen por razones principalmente comerciales, "Maléfica: Mistress of Evil" no es una gran película; con su diálogo plano, batallas exageradas y criaturas CGI empalagosas, ni siquiera es particularmente bueno. En cierto punto, sus excesos visuales y narrativos podrían recordarle los restos de la franquicia de fantasía de "The Huntsman: Winter's War", o tal vez un episodio inusualmente sangriento de "Game of Thrones".


sábado, 19 de octubre de 2019

Crónicas de California: 8 meses después


Muchas personas me han escrito en estos últimos días. Me han dicho que me he distanciado, y que ya no les hablo con tanta frecuencia. Que extrañan nuestros "cotilleos", que necesitan más tiempo de mi y que me tome un descanso. Que trabajo mucho y que descanso poco. En fin, me han dicho que me coja un break.

Cuando me lo dijeron solo pensé, "estoy mal". Es verdad que estoy ocupada, pero no hay que llegar a extremos. Y después le seguí dando mente y por eso decidí hacer esta publicación. Creo que no muchos lo entenderán, porque solo el que ha trabajado o trabaja en esta industria podría ponerse en mis zapatos, pero aquí viene mi desahogo.

Hace ocho meses me gradué de la maestría, lo cual ha sido uno de mis mayores logros. Obtuve no solo lo que mis padres me motivaban a concluir, sino lo que soñaba desde que vi Harry Potter por primera vez. El cine ya no era un hobby, era mi profesión. Y cuando me gradué, obtuve la oportunidad de alargar mi estadía y trabajar en pasantías y oportunidades de rodaje. Pero cuando me dieron ese título, también me dieron consejos y mensajes que nunca se me olvidarán: esta carrera es solo para sus verdaderos amantes, él que no pueda con la presión artística y los meses pasivos, no la aguantará nunca. Y estos últimos ocho meses, han sido el mayor reto de mi vida.

Justo antes de graduarme, ya tenía opciones de pasantía, trabajos en rodaje, y muchas otras actividades que con seguridad sabía que me mantendrían distraída, pues siéndoles honesta, no sé descansar (no me gusta descansar), y cuando digo que quiero descansar, a las pocas horas mi mente comienza a torturarme. 

Pues marzo fue un mes de mucho ajetreo. Estuve en cinco sets diferentes, dos de ellos producidos por mí, y en el resto trabajaba como Supervisora de Guión. Ya cuando abril se asomó, vino uno mayor: una película. No, no fue un rodaje en un set de Warner Bros o cualquiera de esos estudios grandes, pero era una película, de la cual estaba muy emocionada de participar, porque una película es una película y punto. Trabajaría como supervisora de guión que significaba un crédito significativo. Y de repente no solo tenía esa película, sino también otra película (que por razones que no están en mi control, todavía no ha podido rodarse, pero tengo fe de que ese rodaje viene y pronto).

Les explico cómo eran mis días de semana: de lunes a miércoles trabajaba de asistente para la productora, revisando páginas de guión y manejando el calendario de producción, mientras que de jueves a domingo estaba en sets de rodajes, a veces de día completo, y otras veces de media noche.  Y mientras esto pasaba, era parte del staff de una serie web, escribiendo guiones y teniendo reuniones de producción cada vez que tenía una noche libre. Me la pasé así hasta junio, donde se acababa ese rodaje y comenzaban otros más pequeños pero casi igual de intensos. No supe lo que era tomarme un fin de semana libre hasta mediados de junio, cuando la temporada de rodajes se apagó, y algunos se dejaron para después de la temporada de verano.

Luego pasó algo que no esperaba: gané un premio con uno de mis guiones, y no cualquier guión, sino mi último hijo y al que amo con una intensidad que nadie entenderá hasta que escriba un guión así de apasionado. "Exorcism 101", el cual fue mi proyecto de tesis de la maestría, ganó Mejor Guión en el Etheria Film Festival, otorgándole un premio monetario que me daría la oportunidad de grabar un teaser del guión. 

Tuve mis primeras vacaciones del 2019 entre junio y julio, y fueron esporádicas: me fui a Las Vegas y aproveché a hacer un pequeño turismo interno con mi amiga Anastasia, luego fui a Puerto Rico con Andi y después visité RD por unos días para celebrar la graduación de mi hermana. Pero como se imaginarán, me fui mentalizada de que cuando regresara a Los Angeles, iba a tener el doble de trabajo. No bien pisé tierra gringa, ya tenía un rodaje ese fin de semana, y un corto en producción para grabar en agosto. De ese rodaje, salieron dos oportunidades de trabajo adicionales para agosto. 

Septiembre fue un mes interesante: pues además de trabajar en dos sets grandes, también trabajé en una obra teatral, en una presentación de baile como productora de piso, y comencé a tomar riendas del teaser de Exorcism 101. Y así octubre llegó el doble de complicado, con más trabajos, proyectos, una tercera película, un guión en proceso, y con muchas fechas límites. Mi calendario de trabajo no da para una agenda, y mis horarios son tan locos que solo yo puedo entenderlos. 

No ha llegado noviembre y ya tengo tres rodajes. ¿Qué estoy hablando...? No ha llegado el próximo año, y ya tengo tres rodajes pendientes.

En ocho meses he vivido mucho. He crecido como profesional y he aprendido lecciones importantes de vida. He sabido manejarme económicamente, y entender qué son gustos y qué son necesidades. Me he hecho amiga de personas increíbles con quienes he creado proyectos bien interesantes. He presentado cinco cortometrajes en Warner Bros en los que trabajé como productora o guionista. Y he conocido personalidades del mundo de la televisión y el cine, con los que algún día me gustaría trabajar.

Me he distanciado, pero no porque lo haya provocado, sino porque mi profesión me lo exige. No es excusa, lo sé. Intentaré escribirles más a menudo, pero también entiendan que esto no es solo mi profesión, es uno de mis grandes amores, a los que le he dedicado mi corazón y mi alma para llegar a metas importantes. Y seguro vendrán meses pasivos o bien problemáticos a nivel financiero, en los que yo tendré que crear proyectos para que no sean tan desesperantes, y buscármela por otras tres vías para tener una vida decente, pero no importa nada. Esta es la vida que elegí.

¡Estamos bien!


viernes, 18 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: Gemini Man

Un asesino a sueldo, demasiado mayor, decide retirarse. Pero esto no le va a resultar tan fácil, pues tendrá que enfrentarse a un clon suyo, mucho más joven.



No es sorpresa ver a Will Smith en la pantalla grande con un personaje "de un pasado oscuro". Entre algunas de sus mejores interpretaciones es necesario destacar a Robert Neville (en I am Legend), la cual hasta le otorgó un par de galardones. Antes, durante y después de este gran título, muchos otros han pasado, quizás no con la misma suerte, pero que han demostrado el interés del actor por personajes como este. Ahora no sorprende verlo en un personaje donde se deba enfrentar a su clon más joven; lo que sí sorprende es cómo ni él pudo haber salvado algunos errores bien obvios.

Smith interpreta a Henry Brogan un ex tirador de operaciones especiales y asesino del gobierno, el mejor de Bourne que haya existido, con talentos casi inhumanos, que quiere retirarse después de 72 exitosos asesinatos. Sin embargo, un viaje al yate de su amigo revela que sus jefes lo han engañado y que su último objetivo realmente no merecía morir. Esto se debe a que en realidad esta persona iba a filtrar informaciones delicadas sobre el gobierno de Estados Unidos y casos de clonación de un programa genético dirigido por Clay Verris, quien ha dedicado su vida profesional a replicar los talentos de Smith en un clon sin ninguna de las emociones humanas asociadas. Ahora Henry, en compañía de una ex-agente de la DIA deberán correr por sus vidas de Junior o contarle la verdad antes de que este acabe con sus vidas.

La acción espectacular de Ang Lee en Gemini Man demostró ser un reloj compulsivo: no por los ingredientes habituales del cine de Hollywood que no puede dejar de mirar, como la actuación (Will Smith tiene un doble papel) o la trama, los cuales cayeron de manera bien precaria y parecían casi deliberadamente genéricos. Sin embargo, como experiencia visual, esta imagen se presenta como un prototipo de futuras películas de acción, lleno de magia cinematográfica. Pero nada mágico: Gemini Man podría ser un evento revolucionario para la industria, aunque es poco probable que cause una impresión por temas de contexto y narrativa.


Ang Lee, que ha estado jugando con velocidades de proyección y 3D desde hace algún tiempo, abre la pantalla hacia un lado y hacia atrás con asombrosa profundidad de campo desorientadora. Enfrenta a Will Smith, de 51 años, con su yo totalmente digitalizado de 23 años, sin problemas. Este logro hiperrealista, diseñado por Weta Studios, es, como todas las proyecciones de cuadros altos, duro para la vista, hasta que la acción comienza y luego no puedes mirar hacia otro lado.

Los buscadores de emociones después de un golpe increíblemente realista harían mejor en ver esta película locamente ambiciosa, que fue filmada en tres continentes, en la pantalla grande como se esperaba. Es probable que la visualización regular en el hogar con pantalla plana sea aún más decepcionante que el argumento plano en el que se cuelga esta película. Y a propósito de eso: que gran decepción. No es que mis expectativas estaban en los cielos, pero dado el argumento de la historia, no esperaba que mataran la emoción con la cantidad de exposición en diálogos, personajes sin sentido, establecimientos forzosos y decisiones esperadas. Los personajes están cortados a una precisión que ven la vida en blanco o negro. Si debes ser malo, botas maldad hasta por los poros, pero si eres bueno, eres el ser más bondadoso de la Tierra. Ni en un mundo más realista se lo creo.

Pero volviendo a los efectos visuales, este nivel de delicadeza técnica pone a todos los departamentos bajo un inmenso estrés. Con un escrutinio pixelado tan intenso, los actores luchan por transmitir el naturalismo en una película que quiere enfatizar el realismo. Si bien el logro cinematográfico de Dion Beebe nunca es menos que impresionante, también está allí para ser admirado en sí mismo, en lugar de servir principalmente a la historia. Los colores, en particular los verdes naturales, son demasiado duros para la vista. Y el diseño de producción es extremadamente desafiante para llevar a cabo el trabajo de estudio con cualquier grado de credibilidad. Algunas secuencias terminadas imitan la experiencia de estar de pie en un escenario sonoro. La continuidad está expuesta, especialmente con los actores: líneas de cabello, color de cabello, 'lesiones'.


Lo que obtienes a cambio es una sensación del futuro: trabajar con espejos, secuencias de persecución y acción subacuática que sin duda elevan el listón para la industria en su conjunto. Si bien la trama de Gemini Man es poco más que una variación de la de Misión Imposible o Bourne, la película en sí misma significa que este subgénero no se puede hacer como se ha hecho antes. La cámara de mano en medio de secuencias de persecución con un nivel de realismo que no se había logrado previamente, no hay desenfoque facial, arroja dudas sobre el futuro de CGI tal como lo conocemos. El trasfondo y el primer plano de personajes y extras es fascinante de una manera que se siente extraña y a menudo fea, pero también es técnicamente realista. Sin embargo, todo teóricamente es mucho más interesante que el drama en pantalla, por lo que Gemini Man es esencialmente un prototipo, como uno de sus antagonistas.

A pesar de que Ang Lee está intentando técnicamente cosas enormes, esta película en sí misma no tiene el carácter suficiente para llevarlas. A veces, se eleva a niveles sin precedentes, cuando las versiones más jóvenes y antiguas de Smith bailan a través de escenas de lucha o, en un caso, sobre los tejados. El hecho de que Will Smith pueda recrearse por completo de manera tan exitosa obviamente es un cambio de juego para el Screen Actor's Guild: la destreza de Lee hace los primeros intentos en esto, cuando Oliver Reed murió durante la fabricación de Gladiator, incluso las reencarnaciones de Carrie Fisher y Peter Cushing en Star Wars, parece viejo y desvanecido.

Pero Gemini Man también es una prueba de que, aunque algunas cosas cambian, otras permanecen obstinadamente igual. El Screen Writer's Guild puede retirarse: todavía no hay forma de diseñar un atajo en torno a un buen guión.


Crítica Cinéfila: Judy

Durante el invierno de 1968, treinta años después del estreno de 'El mago de Oz', la leyenda Judy Garland llega a Londres para dar una serie de conciertos. Las entradas se agotan en cuestión de días a pesar de haber visto su voz y su fuerza mermadas. Mientras Judy se prepara para subir al escenario vuelven a ella los fantasmas que la atormentaron durante su juventud en Hollywood. A sus 47 años, se enfrenta en este viaje a las inseguridades que la acompañaron desde su debut, pero esta vez vislumbra una meta firme: regresar a casa con su familia para encontrar el equilibrio.




El cine siempre ha tenido su lista de las mejores actrices por generación, pero a pesar de todas las mujeres talentosas que cada década se agregan a la lista, hay algunas que siempre estarán en el top. Y una de esas es Judy Garland. La talentosa actriz que interpretó a Dorothy en El Mago de Oz, recibió un Academy Award, un Golden Globe Award y un Special Tony Award. También recibió un Grammy Award a Mejor Album del año, convirtiéndose en la primera mujer en ganar en esa categoría. Es considerada una de las actrices más atractivas de todos los tiempos, y una de las más talentosas, por lo que llenar sus zapatos, incluso si solo es un biopic de sus últimos meses de vida, puede resultar una tarea difícil, para no decir muy complicada. Y quizás por eso Liza Minnelli no aprueba la elección de esta ocasión, pero yo considero Renée Zellweger ha hecho un excelente trabajo.

En Judy, Renée interpreta a la icónica actriz y cantante a sus 47 años de edad, pasando por dificultades financieras. Mientras sufre de una insomnia que la ha acosado desde sus años de juventud y primeras experiencias en Hollywood, y sin hogar estable donde vivir, se la pasa dando pequeños conciertos que les permitan seguir manteniendo a sus hijos. Cuando pierden el único hospedaje seguro que antes tenían, y deben recurrir a uno de sus tantos ex-esposos, Judy se obliga a sí misma a tener que hacer una serie de conciertos en Londres, para así volver a tener la custodia total de sus hijos y poder pagar sus deudas. 

Pero una vez llega a Londres, vuelve la insomnia y la inseguridad, y los fantasmas de su pasado comienza a acosarle otra vez, revelando muchos de los problemas que sufrió en su joven fama, como el acoso sexual, la anorexia provocada y la adicción a medicamentos que le evitaran poder dormir.


Renée es reconocida por su forma tan versátil de traer a la luz a personajes increíbles. Ya ha sido nominada en más de una ocasión a los Academy Awards, una de esas veces por mi favorita Bridget Jones, pero debo confesarles que Judy me dejó con las lágrimas derramadas. A pesar de desconocer en su totalidad la historia de esta reconocida actriz, es necesario destacar como Renée trae con mucha altura la imagen de Judy Garland, no solo para mostrar sus grandes debilidades e inseguridades, sino también para mostrar sus grandes virtudes y su devoción por sus hijos. Si hay algo que quiso resaltar la película fue la lealtad y amor materno que sintió Judy hacia cada uno de sus hijos hasta sus últimos días. La preparación física y emocional de Renée para encarnar a este personaje son bien obvias, pero lo que no deja de impresionarme son las interpretaciones de las canciones más icónicas. 

Zellweger ofrece una actuación de la estrella mientras canta, baila y colapsa en su punto más bajo físico y psicológico: es un trabajo valiente en el que no se puede dejar de mirar, pero podría no cautivar a aquellos que evalúan los giros biográficos como olímpicas hazañas de mimetismo técnico. Con la ayuda de algunos expertos en maquillaje, peinado y vestimenta, su encarnación de Garland es persuasiva sin ser exhaustiva; es una hazaña muy diferente de la canalización misteriosa y brillante que Judy Davis logró con un efecto ganador del Emmy en la miniserie de 2003 "Life With Judy Garland: Me and My Shadows".


Eso no es malo. Aquí casi ni se siente la presencia de Zellweger, más bien las expresiones y gestos distintivos y entrañables de Garland, y es porque Judy parece buscar la autenticidad a través de la empatía en lugar de la simple imitación. Tres años después de que "Bridget Jones 'Baby" le diera una pausa de seis años en la carrera actoral de Zellweger, Judy la vuelve a traer a la pantalla grande con grandes posibilidades de nominaciones importantes. Y aunque la película de Goold es un vehículo estrella de la variedad más devota y generosa, el guión lúcido y reflexivo del escritor Tom Edge sostiene su parte del trato. Alejándose del espeluznante cliché de los ángeles caídos, recontextualiza la historia de Garland para una audiencia posterior a #MeToo, consciente de las mujeres abusadas y desautorizadas por la industria. Pero a pesar de los múltiples antagonistas que la historia quiere presentar, el principal es Judy misma, quien sabe clavarse el cuchillo sin necesidad de la ayuda de otro participante.

El aclamado director, que se ajusta mucho mejor trabajo del que hizo con su debut de 2015 "True Story", también garantiza destellos de celebración y deslumbramiento teatral. Hay números sostenidos donde la presencia escénica de Garland se incendia repentinamente a través de una síntesis brillante del lente de Bratt Birkeland, el vestuario de Jany Temime y, por supuesto, la actuación pura y desafiante de Zellweger. No es necesario decir que la estrella no es rival para Garland; sin embargo, ninguno de los dos era Garland al final de la línea, y los interludios más conmovedores de "Judy" la ven tratando de encontrar otras formas de compensar la diferencia y conectarse con su público.

Ha sido casi imposible imaginar a la actriz en este papel. Casi dos décadas después, el reparto tiene un sentido agridulce: una antigua novia estadounidense que renunció al pesado título interpreta a Garland, con un afecto y un sentimiento palpables, como una que ha pasado por encima del arcoíris y ha vuelto.


viernes, 11 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: Lucy in the Sky

Lucy Cola (Natalie Portman) es una astronauta que regresa a la Tierra tras una experiencia trascendental durante una misión en el espacio, y que comienza a perder su conexión con la realidad en un mundo que de pronto se le hace pequeño.



Hollywood siempre ha encontrado la manera de reinventarse con los géneros y temáticas, sobretodo cuando recibe ayuda de novelas y libros literarios famosos que pueden inspirar y ser adaptadas a la pantalla grande. El subgénero de ciencia ficción de astronautas siempre ha sido uno bien visitado, en especial cuando se enfocan en retratar y/o recrear las sensaciones que se sienten en el espacio, desde la falta de oxígeno y control, hasta los silencios casi insoportables. Pero mostrarlo desde el punto de vista de una persona que se enamora del espacio a un nivel que la Tierra parece diminuta frente a lo que ya vivió, suena a un concepto que, si es bien ejecutado, resulta una película buena. Sin embargo, este no es el caso de Lucy in the Sky.

Evidentemente ambientada en algún momento de la década de 1990,  Lucy Cola (Natalie Portman) como una joven transformada por su experiencia de estar atada al espacio fuera de un transbordador espacial durante una misión. "Solo unos minutos más", suplica cuando es hora de regresar a bordo, y a su regreso a casa, todo lo que quiere es regresar allí. 

Aunque Lucy tiene una familia ultra solidaria esperándola, una vida simple y normal no parece que vaya a hacerlo por ella por más tiempo. Lo primero que hace es inscribirse como candidata para un viaje de regreso, posiblemente en tres años como mínimo. E instantáneamente al darse cuenta de que su dulce, devotamente religioso y generoso esposo Drew (Dan Stevens) ya no le llama tanto, lo segundo que hace es lanzarse a una aventura amorosa con el astronauta Mark (Jon Hamm), quien adula ella adivinando que "apuesto a que nunca llegaste en segundo lugar en nada". Pero su enfoque es y siempre será el espacio. Su mente, cuerpo y perspectiva se han graduado a un nivel superior. Ella proclama que "nunca se sintió tan viva", y es fácil ver por qué.


El guión de Hawley, Brian C. Brown y Elliott DiGuiseppi presenta prometedoramente a la astronauta, inspirándose del caso de la astronauta Lisa Nowak. Lo que diferencia su historia de la de Lucy es que de seguro la astronauta tenía un enfoque verdadero en su vida y una razón de sus acciones. Por más lineal que se haya planteado esta película, llega a un punto en que se vuelve confusa y que es difícil entender por qué la protagonista se clavaría a sí misma un cuchillo tan grueso que no solo afectaría a su familia, sino también a su carrera. Es muy episódica y parece que estuviese narrando brevemente lo que ocurrió en diferentes capítulos, por lo que por momentos se siente como que se han saltado alguna página importante del guión. Está claro que Natalie Portman puede lograr cualquier rol que se le cruce por el camino, pues ningún acento o nivel psicológico es su límite; sin embargo, el tratamiento del personaje no la ayudó. De repente la vemos deambulando en la carretera sin ningún objetivo, y cuando ella finalmente llega a su meta, la única pregunta que le hacemos es ¿por qué?

Drew se presenta como un alma tan decente, cuadrada y afable que odias verlo a un lado tan fácilmente, pero la necesidad de Lucy de seguir adelante es manifiesta. Mark es un tipo tan guapo que parece ser capaz de elegir a cualquiera, y no pasa mucho tiempo hasta que Lucy, la fantasía nacida en el espacio de sí misma como una especie de supermujer, vuelve a la Tierra. Luego parece que la película se dirige al territorio de venganza de Fatal Attraction, con Lucy enfurecida e intentando algún tipo de retribución drástica a la manera de la verdadera astronauta de la NASA, Lisa Nowak. Este tipo de escenario no funcionaría demasiado bien para el público en el clima político actual, historia real o no, y afortunadamente, la imagen va en una dirección algo diferente al final.

Mucho antes de este punto, queda claro que las ambiciones más elevadas de la película, literal y figurativamente, están disminuyendo significativamente en medio de todo el melodrama. Una película que inicialmente parecía apuntar en la dirección de una pieza acompañante femenina al Ad Astra que  llega actualmente, en cambio, se contenta con vivir en el mundo normal de los celos sexuales y la venganza. Es decepcionante después de todos los primeros indicios de que podría tener algo más en mente.


Pero lo más notable es su frecuente alteración de las relaciones de aspecto en función de lo que está tratando de lograr en una escena determinada. Cuando el mundo parece abrirse a Lucy, todo se expande a la pantalla panorámica. Pero cuando las cosas se vuelven íntimas y / o problemáticas, Hawley reduce los procedimientos a lo que parece ser una relación de aspecto de 1.37x1. Esta alternancia puede ocurrir dentro de un minuto o dos. Cuando las proporciones cambian repetida y rápidamente, la maniobra atrae tanta atención sobre sí misma que anula el supuesto propósito. Sin embargo, cuando los cambios se producen de manera más adecuada y con menos frecuencia, se puede decir que su función se siente aún más.

Desde un punto de vista visual, Hawley parece decidido a probar un montón de ideas y ver qué queda. Al principio, sus esfuerzos por enfatizar el aspecto que cambia la vida de la experiencia de Lucy son razonablemente exitosos. Los momentos en los que Lucy parece estar orbitando en la Tierra, casi regresándose al espacio están visualmente ricos y tiene un par de momentos en los que el tiempo parece ir a una velocidad distinta que a la perspectiva en la que se mueve Lucy, muy bien logrados, destacándose como lo más memorable de la historia.

Esta es una película extraña que comienza cósmicamente grande y gradualmente se vuelve más estrecha y más convencional a medida que avanza. Este primer largometraje de Noah Hawley, creador de la serie de televisión Fargo, rebosa de historias originales e ideas visuales que inicialmente se combinan en un efecto silencioso y atractivo, pero el tramo final estalla en un melodrama exagerado que se siente discordante después de todo lo anterior, quedándose como una curiosa pieza "inspirada en hechos reales" que se encuentra entre las grietas de un estudio de carácter distintivo y un ramificado hilo de celos sexuales en el ejército. Parece ser un vuelo corto comercialmente.



jueves, 10 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: Abominable

Yi es una adolescente más en la enorme ciudad de Shanghai. Un día, se encuentra a un joven yeti en la azotea de su edificio. La supuestamente “abominable” criatura, que se ha escapado del laboratorio donde estaba encerrado, está siendo buscada por toda la ciudad. Junto con sus ingeniosos amigos Jin y Peng, Yi decide ayudarle a huir, le bautizan como “Everest” y los cuatro se embarcan en una épica aventura para reunir a la mítica criatura con su familia en el pico más alto del mundo. 



Con el pasar de los años, el subgénero animado de monstruos mitológicos se hace más fuerte con el pasar de los años. Y mientras más desconocidos sean para el ojo humano, más interés tienen las productoras y estudios de traerlo con un punto de vista más inocente. Ahora Dreamworks trae Abominable, una historia que encuentra a un grupo de niños enfocados en llevar a un yeti bebé a su hogar en el Everest.

Diferente a Missing Link, que se enfoca en el cambio climático y cómo el ser humano se ha convertido en su principal antagonista, Abominable retrata una dinámica reconocible de películas familiares sobre villanos codiciosos que quieren explotar la naturaleza con fines de lucro y los niños inocentes que quieren preservarla y protegerla. En Abominable, esos niños son Yi, Jin y Peng, amigos y vecinos de toda la vida que viven en el mismo edificio de apartamentos de Shanghai.

El padre de Yi murió poco antes de que comenzara la película, y la pérdida la alejó de sus amigos y familiares. En lugar de sentarse a cenar con su madre y su abuela, Yi pasa más tiempo en un santuario improvisado a su padre en el techo del edificio de apartamentos en el que está llena de fotos de todos los lugares a los que irían en un viaje por China. Y durante el día, se la pasa haciendo trabajos informales de todo tipo para así poder algún día visitar cada uno de estos lugares.


Una noche, encuentra a un visitante inesperado en el santuario: un joven yeti, a quien Yi nombra Everest después de que reconoce la gran montaña del Himalaya en una cartelera de Shanghai. Yi pronto se da cuenta de que Everest ha sido separado de sus padres, por una oscura fuerza de policía secreta cuyos jefes realmente son científicos y cazadores furtivos. Yi decide escoltar a Everest de vuelta a casa en un camino muy parecido al que su padre quería mostrarle, pero de esto no se percata hasta más adelante en la trama.

Jill Culton, quien ha tenido un historial cinematográfico que carga grandes obras, como Toy Story y Monsters' Inc, Shrek y A Bug's Life, trae la fórmula perfecta de Pixar al guión de Abominable, pero en lugar de sentirse como el mismo estilo aplicado, crea una narrativa diferente, donde el antagonista no es quien uno cree que es, y los personajes crecen de manera aún más orgánica. Con 97 minutos, hace que cada elemento de la historia se comporte coherentemente a lo largo de la película, dándole un viaje a la audiencia no solo alrededor del trayecto interno de la protagonista, pero también hacia los puntos más visualmente impresionantes de China.

Y a pesar de que la audiencia hace una mayor inversión emocional junto al arco de Yi y Everest, la guionista nos da la oportunidad de también conocer la historia y los conflictos de los demás personajes, y permitirnos sentirnos involucrados en sus propios decisiones y su trayectoria emocional. Esto va de la mano con entender las pasiones de cada uno y como se unen en un todo.

A pesar del título de la película, Everest es cualquier cosa menos abominable. Sale como una mezcla de un oso de peluche y un mono juguetón, pero lo más divertido de él podrían ser sus habilidades mágicas. Uno de los aspectos más destacados de la película es cuando Everest y los niños deambulan por el bosque, desesperadamente hambrientos. Everest comienza a canalizar energía mágica que hace que los arándanos broten en los arbustos cercanos, lo que resuelve el problema del hambre, al menos hasta que la espiral mágica se descontrola, los arándanos siguen creciendo y los niños corren por el bosque tratando desesperadamente de esquivar la fruta gigantesca, lloviendo sobre ellos desde el cielo, rociándolos con jugo morado.


Por otro lado, la química de Yi y Everest va más allá del vínculo de amistad o incluso romance. Ambos crean una empatía mutua tras seguir casi el mismo conflicto emocional; ambos amantes de la música, que no solo emocionan con su sintonía, sino que también crean (literalmente) lo que ha muerto en la naturaleza; ambos buscan el mismo sentido de familiaridad, desde perspectivas distintas: mientras Everest se quiere reencontrar con sus padres, Ji quiere llegar a los lugares que alguna vez prometió a su padre visitar junto a él.

La animación que se muestra aquí no rompe moldes, pero hace un trabajo hermoso al resaltar el paisaje natural de China mientras los niños viajan a su destino montañoso. Los dos temas principales de la animación de Abominable son naturaleza y magia, las cuales se unen en una hermosa escena hacia el final de la película, ambientada en la magnífica estatua del Buda Gigante de Leshan.

Los temas y el arco de Abominable son películas familiares para niños, con solo un giro real de la trama. Pero su actitud reverente hacia la naturaleza y la maravilla es una adición bienvenida al canon de dibujos animados.



viernes, 4 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: Ad Astra

El astronauta Roy McBride (Brad Pitt) viaja a los límites exteriores del sistema solar para encontrar a su padre perdido y desentrañar un misterio que amenaza la supervivencia de nuestro planeta. Su viaje desvelará secretos que desafían la naturaleza de la existencia humana y nuestro lugar en el cosmos.



¿Qué hay ahí afuera? Ad Astra, la esperada aventura de ciencia ficción de James Gray, plantea una ideología de lo que podría pasar después, pero no tanto enfocada en la vida inteligente extraterrestre, sino en los conflictos internos que causaría entre los humanos. Esta vez, Gray nos lleva al espacio profundo en un viaje con un astronauta llamado Roy McBride, interpretado por Brad Pitt, ambientado en el futuro cercano cuando ya se ha colonizado la Luna y Marte, pero recién comenzando a llegar a los bordes del propio sistema solar. McBride es enviado en una misión para encontrar a su padre desaparecido, con la esperanza de descubrir qué está causando tormentas eléctricas que causan estragos en la Tierra, pero lo que realmente encuentra es un hombre, afectado por la soledad, con el que tiene mucho en común.

McBride ha sido reclutado para una misión de alto secreto para viajar hasta Neptuno para encontrarse con un buque de investigación enviado tan lejos con la esperanza de controlar el campo magnético de nuestro sol y la búsqueda de vida en el universo. Es un astronauta cuya mayor habilidad es nunca dejar que su ritmo cardíaco supere los 80. Es tranquilo, sereno, siempre capaz para evitar entrar en pánico. Y mientras su aventura continúa, va desahogándose con un terapeuta robot al que debe hablarle de alguna experiencia fuera de la nave espacial, pero mientras habla de la misión, se envuelve con sucesos de su pasado, que claramente han afectado su futuro con la gente que le rodea y consigo mismo. 

James Gray ha sabido envolver a su audiencia, haciéndole creer que la película que está por ver es una llena de acción, ciencia ficción y ruidos espaciales al nivel de muchas otras que entran en el subgénero. Sin embargo, al momento que inicia solo se aprecia el silencio del espacio, la gran soledad que se siente y la relación entre la persona, su traje espacial y la inmensidad galáctica que le rodea.


La historia gira en torno a un conflicto externo, pero en realidad se enfoca de manera directa en los problemas internos del personaje de Brad Pitt, a quién cada momento en el espacio le refresca con facilidad la memoria de un padre ausente. Y con cada escena que pasa, más nos da a entender cómo esta es la historia de un hombre que lo ha sacrificado todo por alguien que ya no está, y que una vez se entera de que podría estar en algún lugar, trata de encontrarlo, con el fin de decir que lo perdona pero que también lo necesita. Es realmente la historia de un hombre solitario, afectado por esa ausencia, y cómo debe aprender a soltar para poder seguir adelante, sin importar si esto significa dejar ir todos los sentimientos que podría sentir por su padre.

A diferencia de muchas otras películas que siempre requieren que el protagonista tenga un compañero de aventuras, Brad Pitt en su soledad es uno de los mejores aspectos del guión, estableciendo sus lados vulnerables y mostrándolo en una calma constante que llega a su declive cuando confronta su pasado. McBride es claramente un hombre entrenado para lo que sea, al igual que Brad quien en este mismo año nos ha otorgado un personaje igual de solo aunque muy distinto, mientras que aquí llega al otro extremo y nos enseña la otra cara de su moneda profesional. 

El ritmo de la película es lento. Se mueve sin problemas de un momento a otro, permitiendo que los dramáticos momentos del viaje espacial se desarrollen mientras nos rodea con esa soledad del espacio. No reinventa el género, pero no necesita hacerlo de todos modos. Y no nos lleva "más lejos de lo que hemos estado antes", pero sigue siendo una experiencia de ciencia ficción muy íntima y bien lograda. La atención al detalle en todos los aspectos del viaje espacial es perfecta.


Hay mucha grandeza en las imágenes, y es lo que más se espera después de la ciencia ficción moderna de Gravity e Interestelar, pero Gray todavía nos brinda imágenes visuales de viajes espaciales realmente impresionantes que le ha llevado años perfeccionar al punto exacto. Es un viaje impresionante, meditativo y contemplativo al espacio profundo. Lo mejor es cómo se mueve tan suavemente, sin perder tiempo en llevarnos de planeta en planeta, sumergiéndonos aún más en el gran vacío del espacio. En última instancia, se trata de la soledad y aprender sobre lo que más importa. Muchas películas espaciales se ocupan de esto, pero Gray pone un fuerte énfasis en esa gran soledad y deja que Pitt cargue todo el peso. De hecho, ni siquiera se trata realmente del espacio.

James Gray ha hecho una película de ciencia ficción para abordar la condición humana en la Tierra. \Al llevarnos en un viaje a través de nuestro sistema solar, Ad Astra trata temas de amor y pérdida, Con esta película, el amor es lo más importante y tenemos que resolver nuestros propios problemas. Está repleto de muchas referencias de ciencia ficción y hermosas escenas para ver una y otra vez. 

El viaje no estaría completo sin la impresionante partitura de Max Richter, que complementa todas las magníficas tomas del director de fotografía Hoyte Van Hoytema. No se trata solo de la ubicación de la cámara, se trata de hacer que todo se vea y se sienta auténtico, como si Pitt estuviera realmente en este viaje, con el sol iluminando las estrellas, mirándonos y reflejándose en cada superficie. Hay algunos aspectos sutiles de la configuración del futuro cercano que también agregan un poco de profundidad adicional. Gray es conocido por la exactitud de sus cuadros, y aunque la voz en off es estable y confiable, el resto es una experiencia inolvidable.


jueves, 3 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: Joker

Arthur Fleck (Phoenix) es un hombre ignorado por la sociedad, cuya motivación en la vida es hacer reír. Pero una serie de trágicos acontecimientos le llevarán a ver el mundo de otra forma. 



Años 70. Todavía Gotham es una ciudad decente, sin tanto caos en la calle. Los padres de Bruce Wayne aún están vivos. El detective Gordon aún no es conocido en la policía local. Y un hombre  trata de llevar una vida normal. Este es Arthur Peck, un payaso de profesión y aspirante a comediante, que desde muy jóven soñaba con hacer reír a la gente con su risa tan particular. Ahora ya adulto, se dedica al entretenimiento callejero vestido y maquillado como payaso, mientras los habitantes de Gotham, particularmente los más jóvenes, abusan de él, atacándole por tener un "oficio de bajo mundo". 

Pero los moretones no son suficiente para apagar su energía. Mientras cuida de su enferma madre y ve capítulos de su presentador favorito, Murray Franklin, sueña con algún día asistir a su programa y estar lado a lado con uno de sus ídolos. Pero entre sus necesidades psiquiatras para poder desahogar sus penas con alguien, el constante abuso que recibe de sus propios compañeros de trabajo y todos los que le pasen por el lado en las calles, la locura de Arthur va aumentando día tras día, solo soñando con días felices y cero pensamientos negativos.

Todd Phillips se ha dedicado a dirigir y escribir comedias de desastre, películas para hacer reír a carcajadas. Sus títulos más famosos son la trilogía de Hangover y ahí sabemos cómo le fue. Por eso resulta irónico el cambio que decide hacer a un personaje que quiere hacer reír a la gente. Pero a diferencia de sus reconocidas películas, Joker no logra hacer reír a nadie. Muy por el contrario, es un personaje que, con su melancolía y su soledad, lo que provoca es una extrema depresión y la pregunta constante de cuándo exactamente explotará. Este personaje (que no se hace llamar Joker hasta el climax de la historia) es vulnerable pero no delicado. Es un ser que llega para provocar sentimientos negativos en su audiencia, pero a la vez lograr una empatía con lo que le sucede y hacer que nos visualicemos en su lugar, sin necesidad de salir a la calle y matar a todo el que se nos cruce por el camino.


El guión contiene una de las fórmulas más básicas del cine; sin embargo, es una trama que ha sido bien pensada en su totalidad. Cada detalle de la historia es un giro que eventualmente obtendrá su redención, desde las relaciones con ciertos personajes hasta la capacidad de tolerancia del protagonista. Aquí el verdadero antagonista no tiene nombre ni apellido, pues la ciudad es la villana de la historia, y Arthur evita convertirse en su víctima por más pruebas que le ponga en cada camino. Aunque la película posee un sinnúmero de subtramas a las que hay que prestar delicada atención para entender los obstáculos del protagonista, todas siguen el mismo objetivo: llevar a Arthur a su límite, provocarlo a convertirse en la personalidad que desatara lo que Gotham debe ser.

Joaquín Phoenix es un experto para generar empatía por cada personaje que hace. No es de dudar que su actuación en la piel de Arthur sea tan exquisita y estremecedora. Lo que los medios quieren ver como "una mala influencia en la sociedad", es en realidad un grito de auxilio antes de que se desatara la locura total. Desde sus movimientos corporales, su sonrisa sarcástica más el estallido de esa risa excéntrica, es notorio lo bien envuelto que estuvo con este reconocido personaje, pero aún más impresionante es cómo logró mantener todo esto hasta que pasase "de bueno a malo". La transformación física y psicológica del actor es otro de esos aspectos que dejarán a muchos boquiabiertos.

Sin querer balancearse mucho en los parametros que los comics y las películas del universo de DC han establecido, Joker se comporta como una historia en solitario, con una trama íntima, única y exclusiva para su protagonista. A pesar de los pequeños cameos que tiene un joven Bruce Wayne y su padre Thomas, la historia es completamente vista desde la perspectiva de Arthur, antagonizando muchas personas que durante años los comics quisieron pintar como un héroe. Aquí el verdadero héroe es el antagonista favorito de DC.


El otro reconocimiento se lo lleva la producción de diseño, el cual gracias a la fotografía de Lawrence Sher (la franquicia de Hangover, Godzilla: King of Monsters, War Dogs), se muestra como una aterrizada Gotham, viendo todo desde una perspectiva más humana, y con un ensombrecimiento enfocado en los sentimientos del personaje. El contraste se logra a través de su comportamiento con su mundo ordinario y una musicalización vintage que va casi coreografiada con cada una de sus acciones, gracias al montaje bien coordinado de Jeff Groth.

Protagonista o antagonista, Joker siempre será el bueno de la película. Es un rito de paso a través de lo que desató al reconocido antihéroe, y aunque la actuación de Joaquín Phoenix no es lo único que merece ser premiada, es la razón principal para tirarse las dos horas de película. Es magnifica en su soledad, sin necesidad de secuelas o razones para volver a traerlo a la pantalla en esta piel, pues lo que sigue ya nos lo sabemos. Lo que sí es necesario repetir tantas veces se pueda es que es un Joker que nunca se había visto, y cambia totalmente la perspectiva de muchos para decir cuál ha sido su mejor versión cinematográfica. La verdad es que no creo que ninguna de las anteriores tuviese una risa tan ansiosa y brutal que me pusiera la piel de gallina al momento que retumbara en mis oidos.