jueves, 31 de octubre de 2019

Crítica Cinéfila: Jojo Rabbit

Jojo "Rabbit" Betzler (Roman Griffin Davis) es un joven y solitario niño alemán perteneciente a las Juventudes Hitlerianas que ve su mundo puesto patas arriba cuando descubre que su joven madre Rosie (Scarlett Johansson) esconde en su ático a un niña judía (Thomasin McKenzie). Con la única ayuda de su mejor amigo imaginario, Jojo deberá enfrentarse a su ciego nacionalismo.



¿Cuántas películas sobre nazis y judíos habrán en el mundo? Este es un tema que ha sido literalmente explotado en la pantalla grande. Sin embargo, hablar de estos temas en una tonalidad satírica ha resultado difícil, acabando con críticas que han destruído la total intención de sus autores. Por eso Taika Waititi nos trae una versión bien pensada, con uno de los guiones seleccionados por el BlackList del 2012, Jojo Rabbit.

Escrita y dirigida por Waititi, esta es la historia de Jojo Betzler, un niño alemán de 10 años que ha crecido siendo fanático empedernido del movimiento nazi. Con la ausencia de su padre quien está luchando en la II Guerra Mundial, Jojo vive con su madre Rosie en un humilde hogar, justo durante la época caliente de los campos de concentración judía. Jojo odia a los judíos porque así lo establece el Estado, pero es un niño muy inseguro que se acurruca de su amigo imaginario, Adolf, quien en realidad es una imagen caricaturesca de Adolf Hitler. 

Durante el verano, Jojo asiste a un campamento para la juventud Hitleriana, que prepara a los jóvenes para la guerra y cualquier batalla que se aproxime. Un día, descansando después de un accidente donde termina con cicatrices en el rostro, Jojo descubre que su madre esconde a una joven judía entre las paredes de una de las habitaciones. Al principio el niño considera delatarla, pero reconociendo el peligro que su madre correría, prefiere guardar el secreto y comenzar a escribir un libro sobre "los secretos de los judíos", sin esperar que poco a poco se irá enamorando de la judía refugiada.


Waititi ha hecho un poco de todo en el cine, pero lo más increíble es como todas sus películas mantienen un mismo estilo: él ha logrado establecer su marca, y con Jojo Rabbit la fortalece aún más. Al ser un guión escrito por él mismo, ya está claro que no solo se trata de traer risas y momentos bien satíricos a escena, sino también mostrar el lado humano de la comedia. En vez de irse por la típica sátira de sangre esparcida innecesariamente, el énfasis de la tonalidad está en el punto de vista de Jojo, interpretado adorablemente por Roman Griffin Davis, quien hace su debut como actor con esta película, pero la manera cómo lo hace es lo que nos roba el corazón. Este joven talento adquiere acento y personalidad, complementados por unas miradas tan inocentes que no solo se robarán el corazón de la audiencia, sino también demostrará lo manipulados que eran estos niños durante la era Nazi.

Además de Roman, es importante resaltar a Scarlett Johansson y Sam Rockwell, un par de americanos a quienes el acento alemán los transforma en personajes completamente distintos a los que ya habíamos visto, tanto en un estilo europeo de la época, como con el toque humanitario escondido tras cada una de sus acciones, también dando a entender que no todo alemán era malo. Pero el que realmente se roba la cámara es el mismo Waititi, quien interpreta al Hitler imaginario de Jojo, dándole consejos que en primer instancia parecerían crueles, pero que en algunas ocasiones resultan necesarios para que el personaje tome una decisión correcta. Por supuesto, al final del día él es el verdadero villano de la película, pero entre momentos y ofertas de cigarrillos, va llenando la historia de mucha gracia.


Así muchos otros actores que se van robando nuestro corazón, como Thomasin McKenzie en la piel de la judía Elsa, y Archie Yates como Yorki (el mejor amigo de Jojo), también hay muchos otros que hacen énfasis en no olvidar la frialdad e inhumanidad de la época. A través de la fotografía de  Mihai Mălaimare Jr., el lente hace un enfoque muy inteligente de la visión de Jojo, que entre escenas de plano abierto y secuencias de seguimiento solo se convierte en una visualización de su imaginación y sus aventuras, pero a su vez, hace un gran enfoque a detalles que en los momentos más oscuros de la película serán lo que expondrán cosas que afectarán al personaje, pero lo hacen de una manera tan inteligente que cuando llegan, lo hacen con la intención de no alejarse mucho de la tonalidad de la historia.

Aunque la resolución de esta crisis es predecible, el humanista en Waititi aporta intimidad y pasión indeleble a cada paso en el viaje del niño hacia la empatía. La película, que se vuelve menos cómica y más delicada a medida que avanza hacia su conclusión inevitable, alcanza la grandeza necesaria en un terreno bien explorado en cuanto a contenido, pero muy nuevo en cuanto a tonalidad, la cual es complementada exitosamente por el compositor Michael Giacchino.

Es en los pequeños momentos que Jojo Rabbit logra su mayor impacto. La fe de Waititi en la idea de que un niño nos sacará de la ignorancia puede ser ingenua. Te reirás, llorarás, y quizás ambas al mismo tiempo. Pero la verdad es que es una película casi imposible de olvidar.



Jojo Rabbit

Ficha técnica

Dirección: Taika Waititi
Producción: Carthew Neal, Taika Waititi, Chelsea Winstanley
Guion: Taika Waititi
Basada en Caging Skies de Christine Leunens
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Mihai Mălaimare Jr.
Montaje: Tom Eagles
Reparto: Roman Griffin Davis, Thomasin McKenzie, Taika Waititi, Rebel Wilson, Stephen Merchant, Alfie Allen, Sam Rockwell, Scarlett Johansson

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