lunes, 9 de diciembre de 2024

Crítica Cinéfila: Como Agua para Chocolate, 1ra temporada

Tita de la Garza y Pedro Muzquiz, son dos almas enamoradas que no pueden estar juntas debido a las arraigadas costumbres familiares, la cuales obligarán a nuestra protagonista a navegar con tintes y sabores mágicos entre el destino dictaminado por su familia y la lucha por su amor mientras la acompañamos en su mayor refugio: la cocina.



Al igual que un buen mole, el realismo mágico requiere una complejidad increíble para que el resultado se perciba como bastante simple. Cincuenta tipos diferentes de chiles se convierten en algo que se describe en términos generales como una salsa de chocolate. El sentimiento, la extravagancia, el romance, lo sobrenatural y una cierta dosis de fundamento se combinan en una mezcla que simplemente funciona. Y dos personas que perciben una mezcla idéntica de elementos pueden responder a los perfiles de sabor de maneras completamente diferentes.

La adaptación de Alfonso Arau de "Como agua para chocolate", de Laura Esquivel, que en 1992 ya fue un éxito de taquilla en su época y que desde entonces parece que ha crecido, es simplemente imposible de criticar, tanto en el compromiso tonal de Arau o la suntuosa fotografía de Steven Bernstein. Pero al inclinar su realismo mágico tan firmemente hacia lo “mágico”, se convierte en una historia de amor sin personajes desarrollados ni mucha química, especialmente en la destrozada versión estadounidense. A lo largo de los episodios, la nueva adaptación de HBO/ HBO Latino /Max es una versión de la historia que funciona mejor porque le da aire a todos esos sabores de los que no degustó su primera adaptación.

Sin abandonar por completo la magia, el drama aprovecha su duración de seis episodios para desarrollar mejor sus aspectos realistas. La contextualización de los personajes y las bases de clase en un contexto específico de la Revolución Mexicana enfatiza los temas de la narrativa de una manera que hace mucho más fácil involucrarse en el romance, anclado por la encantadora protagonista Azul Guaita.

La serie, adaptada por el guionista principal Francisco Javier Royo Fernández (acreditado como “Curro Royo”), comienza de manera muy similar a las iteraciones anteriores. Empieza en el estado mexicano de Coahuila con Elena (Irene Azuela) dando a luz a Tita en un diluvio de lágrimas, provocadas por cebollas y por una miseria que no se explicará por un tiempo. Dieciséis años después, Tita (Guaita) pasa la mayor parte de su tiempo en la cocina, aprendiendo bajo la supervisión de la cariñosa cocinera de la familia, Nacha (Ángeles Cruz). Tita siente que Elena tiene menos afecto por ella que por sus hermanas mayores, Rosaura (Ana Valeria Becerril), que es un poco simple y amargada, y Gertrudis (Andrea Chaparro), que es una activista en ciernes.

La frialdad de Elena llega a su punto más elevado cuando Tita recibe una propuesta de matrimonio de Pedro (Andrés Baida), un vecino heredero de una estancia que está enamorado de ella desde la infancia, y Elena le deja claro que esa unión está fuera de cuestión. En la película y en el libro se establece de inmediato que existe una tradición familiar en la que la hija menor no puede casarse y debe dedicar su vida a su madre. Aquí, sin embargo, se presenta inicialmente como una mezquindad más maternal. Entonces Pedro toma una decisión: se casará con Rosaura, porque es la única manera de seguir cerca de Tita.

Por su parte, Tita sigue perfeccionando sus habilidades culinarias, con un pequeño detalle: comer la comida de Tita es sentir lo que ella siente. Literalmente, no en sentido figurado; en el sentido de que eso es cierto para la comida de cualquier chef. “Ya fuera alegría o tristeza, todo estaba impregnado de ella. Era como si Tita fuera un ingrediente más”, explica una voz en off. 

Aunque no alcanza el nivel de impecabilidad de Lubezki, como lo fue la película visualmente deslumbrante de Arau, "Como agua para chocolate" es bastante hermosa. La serie obtiene un gran valor de sus locaciones de la época mexicana, y ciertas secuencias son realmente impresionantes. La gramática de la pornografía culinaria ha evolucionado drásticamente en la última década, y la influencia del estilo de presentación es evidente en toda la serie, hasta en la cuidadosa identificación en pantalla de los platos fundamentales en su forma final.

En torno a la comida, se hace un esfuerzo por reconstruir el mundo del México de la década de 1910, incluidos los enfrentamientos entre los terratenientes y sus siervos indígenas, la creciente frustración pública con la administración del general Porfirio Díaz y la creciente corriente subyacente de varias fuerzas revolucionarias convergentes. Todo esto está en el trasfondo del libro, y puede que también esté en la versión completa del director de la película de Arau. 

El hecho de que Pedro sea un progresista en ciernes y partidario de Francisco Madero le da un detalle secundario además de su amor por Tita, y como resultado, toda la serie es más interesante. Se puede ver cómo su interés en romper con los constructos sociales basados ​​en la clase complementa lo que Tita está haciendo en términos de constructos basados ​​en el género. Le da a su conexión una profundidad que va más allá del hecho básico de que ambos son lindos, que es todo lo que Pedro y Tita realmente tienen a su favor en la película.

Ayuda que Guaita surja rápidamente como el tipo de actriz que probablemente tendría química con cualquier persona. Como corresponde a un personaje que llega al mundo en un mar de lágrimas, Guaita es especialmente hábil para dejar que cualquier extremo de emoción salga a la superficie. Al igual que Tita con sus recetas, infunde alegría, tristeza o añoranza en cada escena, pero no en el estilo casi de pantomima que la mayoría de los actores utilizaron en la película de Arau. 

Aunque Elena y Rosaura son presentadas como madre y hermana malvadas en una historia que tiene mucho de Cenicienta, tanto Azuela como Becerril encuentran suficiente fragilidad en sus actuaciones para evitar que los personajes actúen como una mera oposición a la bondad general de Tita. Y el arco de Gertrudis va surgiendo en la medida que avanza la temporada, Chaparro sembrando una energía que da frutos sorprendentes.

Este es un buen ejemplo de una narrativa mejorada al expandir el tiempo en pantalla. Los personajes ya son más complejos y el mundo ya está más plenamente desarrollado. Cuando se trata de "Como agua para chocolate", ¿quieres que tenga sentido lógico o simplemente quieres que se sienta bien? Creo que esta versión hace lo suficiente de cada cosa para hacer que valga la pena volver a contar una historia familiar, concluyendo en una escena de cliffhanger que solo se le permitiría al realismo mágico.


Como agua para chocolate

Ficha técnica

Dirección: Julián de Tavira y Ana Lorena Pérez Ríos
Producción: Eugenio Caracoche, Gabriel Egea, Lisa Fahrenholt, Nicole Ficher, Siobhan Flynn, Salma Hayek, Sharon Levy, Clara Machado, Flavio Morales, Alejandro Rincon, Jerry Rodriguez Burckle
Basado en Como agua para chocolate de Laura Esquivel
Música: Dario Valderrama
Cinematografía: Ximena Amann, Diego Tenorio
Montaje: Luciana Jauffred Gorostiza, Gabriel Diazmercado, Martha Poly Vil
Reparto:  Irene Azuela, Azul Guaita, Ana Valeria Becerril, Andrea Chaparro, Andres Baida, Ángeles Cruz
No. de episodios: 6
Género: Drama de época, Romance, Realismo mágico

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