Hace unos meses le comentaba a una amiga que me regreso a República Dominicana muy pronto. Ya ahora es dentro de unas semanas, lo cual me llena de muchos sentimientos mezclados, pero a la vez un paso más hacia el inicio de grandes proyectos. Pero mi amiga no estaba tan emocionada como yo, porque ella dice (y la cito con todo el respeto y amor que le tengo), que "volver a República Dominicana sería un atraso". Me sentí bien mal cuando dijo esto por la sencilla razón de que, independientemente de los líos que hayan en el país, es MI país. Todo el que me conoce, aquí, allá y en cualquier parte del mundo, sabe que me desvivo hablando cursilerías de mi amada isla. Y mi gran sueño, antes de ser una gran artista en cualquier otro lugar, es poder darme grande allá, en mi propio patio.
Lo que más me molesta de todo esto es que ella no es la única que me ha expresado su descontento por el país. Muchas personas me insisten en que no tengo que volver, que "¿para qué? Si la situación está malísima". O mi favorita: que al contrario, me irá mejor si me quedo en Los Angeles. Así que decidí hacerles esta bonita publicación a todos mis amados seguidores, que tanto les gusta que les hable de esta interesante ciudad. De nada.
Primero que todo quiero que sepan que, desde el primer momento en que llegué a Los Angeles sabía que me iba a enamorar de esta ciudad. Son muchas las razones por la que una persona de mi carrera, con mis pasiones y con mis habilidades (entiendo que las tengo), se quedaría aquí teniendo la posibilidad. Mi jefe, un productor ya establecido en esta ciudad, me insiste que con él siempre tendría trabajo si desearía quedarme o si decido volver. Y si a eso vamos, él mismo me ha dicho que podría ayudarme con el proceso de la visa de trabajo, si deseara hacerlo. Lo que más le sorprende es cada vez que le digo que, aunque le agradezco la oferta, necesito regresar a mi país, por lo menos por un tiempo. Pues así como hay muchas razones por las que me quedaría, así también hay muchas por las que decido irme.
Una de ellas es el costo de vida. Como le comenté a alguien justamente hoy: el que vive aquí, a menos que tenga un sueldo de por lo menos US$100,000 al año, está sobreviviendo, no viviendo. California es una minipotencia dentro de este país, al punto en que si decidiese convertirse en un país, sería una potencia mundial, ya teniendo establecida sus propias reglas y sus propias condiciones para poder vivir aquí. Pero así como tiene sus puntos maravillosos, Los Angeles es una de las ciudades más costosas de Estados Unidos. El salario a la hora es alto en comparación a otras ciudades, pero es porque la renta, la comida, el transporte y hasta el agua es mucho más costoso aquí. Entonces, como yo sé que no estoy ganando ese salario y que no lo ganaría por, por lo menos, 4 años más y quien sabe si más, decido irme a donde la renta no me va a costar más de US$500 y puedo comer lo que más me gusta.
La otra razón es relacionada a mi carrera. ¡Ya sé que dirán! "Pero si allá es que tu carrera se da mejor". Se da porque es la capital del cine, Hollywood. Pero ¿por cuántos años más debo estar aquí para finalmente tener mi propia serie de televisión, o mi propio estudio, o poder hacer una película como yo la quiera hacer? Señores, si no lo sabían a estas alturas, yo soy una persona ambiciosa y exigente, y aquí nada de eso es tan fácil de tener, a menos de que tengas los contactos. ¿Adivinen dónde sí los tengo?
Mi última razón, y esta es bien personal, es que quiero dar clases de cine. Vengo de una larga familia de profesores, comenzando por mis padres. Aunque educar no es mi prioridad principal para regresar, sí quiero convertirme en docente y enseñarle a los jóvenes talentos del cine lo que aprendí de Hollywood y los errores que esta industria comete a diario para que los eviten. No soy una experta, solo tengo algunas 20 producciones y 20 guiones escritos... (¿lloverán insultos por esto?), pero en mis pocos años dedicada al cine, he aprendido tanto que quiero compartirlo con más personas que le vayan a sacar provecho a esto. Si algo también puedo reconocer de mí misma, que no sé si es bueno o una condena para otros, es que me encanta hablar de lo que sé. Y que mejor manera de hacer esto que en mi propio país, donde el cine está creciendo bastante y que debe seguir haciéndolo, en todos los ámbitos de la industria.
Ay Los Angeles... Si te hubiesen dicho que no me iba a quedar para siempre, creo que nunca te lo hubieses imaginado. Pero la verdad es que lloraré más por el hecho de no estar con mis amigos -Andi evita el tema, por si se lo preguntaban-, que por el hecho de no estar aquí.
Y está no es mi carta de adiós (eso es una publicación separada con sentimentalismo y todo), porque Los Angeles ha sido más que un hogar por tres años. Se ha convertido en una de las experiencias más importantes de mi vida. Ha sido un honor ser parte de esta ciudad y esta comunidad, al punto de que dejo atrás una familia a la que puedo regresar en cualquier momento en que me necesiten, y ellos saben que se pueden tomar esto bien literal.
Pero ya es hora, ya le puse fecha de ida al calendario y no hay vuelta atrás... por ahora. Me esperan grandes proyectos en mi isla, así como muchos me esperan allá, o por lo menos eso es lo que yo quiero creer.
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