jueves, 28 de mayo de 2020

Crítica Cinéfila: Capone

Tras pasar 10 años en prisión, el gánster Al Capone, de 47 años, comienza a sufrir de demencia y su mente comienza a ser acosada por los recuerdos de su violento pasado.



Todos los villanos tienen un punto débil o un desenlace que los humaniza. En el caso de Al Capone, un famoso gángster estadounidense entre los años 20 y 30, su caída fue rápida y sin previo aviso. Pasó de una mente calculadora a estar postrado por demencia desarrollada por una sífilis sin tratar. De Alcatraz fue enviado a su casa de Miami, y allí duró poco hasta que la muerte le llegó, pero antes de eso, su consciencia le torturaba con lo que había hecho, lo que aún persistía y lo que nunca pudo terminar de hacer. En todo eso se enfoca Capone, protagonizada por Tom Hardy, en busca de un lado más empático hacia una de las figuras criminales más importantes de Brooklyn, aún con todos los crímenes cometidos años antes.

La historia inicia con un Capone (Tom Hardy) debilitado por el más reciente infarto, pero aún ágil de perseguir a todos los niños de la familia en un juego de escondite. Sus riquezas han bajado y para evitar perder el único hogar donde puede compartir con sus seres queridos, se decide que venderán algunas de las escúlturas de Capone. Este cambio llega con alucinaciones de un niño con un globo dorado y de un amigo que ya no está presente. Pero en medio de los delirios, Capone está consciente de que ha dejado una gran riqueza escondida en algún lugar; el gran misterio es dónde podría estar. 

Martin Scorsese no es el único director que recientemente exploró temas de arrepentimiento al final de una vida de crimen, pero la elegante moderación de "The Irishman" de Scorsese no se encuentra en ninguna parte en "Capone" de Josh Trank. En cambio, el director se recuperó de un punto bajo en su carrera ("Fantastic Four" de 2015) al preparar una recreación sangrienta y alocada del último año de Al Capone, presentando otra actuación en la que Tom Hardy se ríe ante las nociones convencionales del bien vs. mala.


Tom Hardy interpreta al antihéroe con una encarnación casi contraria a todos sus personajes anteriores. Si alguna vez Capone tuvo un paso y velocidad fuerte, aquí Hardy mostró que la enfermedad es engañosa, y que se convierte en un veneno para el alma y para todos los que habitan en el exterior de su organismo. Aunque reconocible por momentos, Hardy tiene una transformación física increible y grotesca en ocasiones. Su Capone es un hombre con ojos poseídos, voz confusa y un tabaco eterno en su boca hasta sin fumarlo. Su acento italiano es cuestionable, pero sí causa impresión al darle credibilidad en sus elocuencias. 

Pero es necesario desligar la intensidad de cualquier biopic anterior de Capone en cuanto a este. Por más tiros y cuchillazos que ocurrieron en su vida activa, Capone se enfoca en la caída del criminal, y cómo su salud y su imagen de poder fue deplorando en sus últimos meses. Este es un drama de suspenso que solo busca una mirada empática a su persona que va al mismo paso que su protagonista, lenta y confundida, con una visión borrosa de lo que es real y lo que es solo producto de todos sus crímenes físicos y psicológicos. 

Hardy es acompañado por una Linda Cardellini como Mae Capone, una vez más reencarnando la esposa de un italoamericano (anteriormente la vimos en Green Book), pero a diferencia de roles anteriores, su personaje es justo con lo que la marea le trae. Se reviste de paciencia cuando Capone hace sus regueros pero no le falta impulso de pegarle una bofetada cuando se lo merece. Es justa y benévola, que aunque reconoce el pasado de su marido, otorga el perdón aún en aspectos como la existencia de amantes e hijos bastardos. Así mismo, Matt Dillon interpreta a Johnny, uno de los amigos cercanos de Capone y al único que le confiesa la existencia del dinero en algún lugar. Es una pena que estos dos personajes pasan a un plano por debajo de lo secundario, dándole mayor importancia al pasado de Capone y no a lo seguro en su futuro.


Uno de los aspectos más interesantes de la historia es la intensidad de las alucinaciones y el cuestionamiento eterno de lo que es real y lo que no. Las secuencias más intensas y sangrientas son más tarde reveladas, pero siempre dejando un rastro de que tiene ciertos puntos de veracidad. La gran cuestionante que se queda es de parte de quién seguimos las alucinaciones; la respuesta obvia parecerá ser Capone, sin embargo existen momentos muy confusos en la trama que buscan establecer una realidad para resultar mentiras que el guionista le está brindando a la audiencia. La subtrama de los agentes federales que investigan a Capone para recuperar los US$10MM que esconde en algún punto de Estados Unidos resulta interesante en concepto pero pobre en ejecución. Si se entrelaza con la demencia de Capone, quien piensa que está alucinando la presencia de estos espías, pero no obtiene suficiente material narrativo para seguirle un hilo lógico, y su conclusión resulta olvidable con facilidad.

Capone es un drama lento que se sale de las tradicionales historias de gangsters vinculadas al nombre, y solo refleja la caída de su legado y cómo este se consumía en sus desafíos físicos y mentales. Hardy se sale de los arquetipos que ha seguido por años y se aumenta su edad con un carácter de locura y enfadado. No se puede ignorar esos momentos blandos en los que la empatía se convertía en odio precipitado, pero eso era rescatado por otros más activos que juegan con la mente de hasta de sus demás personajes. Aún con algunos chistes innecesarios y los momentos apagados, su cinematografía es imposible de ignorar manteniendo el ritmo de la historia, su sintonía con una banda sonora de suspenso solo anticipa lo poco predecible, y sus momentos rescatables son importante de reconocer.



Capone

Ficha técnica

Dirección: Josh Trank
Producción: Russell Ackerman, Lawrence Bender, Aaron L. Gilbert, John Schoenfelder
Guion: Josh Trank
Música: El-P
Cinematografía: Peter Deming
Montaje: Josh Trank
Reparto: Tom Hardy, Linda Cardellini, Jack Lowden, Matt Dillon, Kyle MacLachlan, Kathrine Narducci

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