domingo, 4 de octubre de 2015

Maze Runner: Prueba de Fuego


A veces, para entender algunas películas, es mejor leer sus libros y analizar por qué esas escenas fueron las que el guionista, productor y/o director eligió como las más adecuadas, las más llamativas. Las sagas, por otro lado, siempre tienen detalles de sobra, que pueden ser espectaculares visualmente, pero imposibles en términos de producción...
No obstante, y esta siempre ha sido mi crítica a las sagas, hay detalles que, por más complicados que suenen, no deben omitirse, o no deberían...
Todavía estoy leyendo el primer libro de la saga de Maze Runner que, desde la primera película, me había llamado la atención por ser una película futurística con un sentido distinto. Si Armando Almánzar o Mario Núñez Muñoz leen esto me dirán que estoy equivocada, que todas son las mismas bobadas; en cierto sentido sentido, tienen razón, pero todavía continuaba siendo distinta para mí... hasta que vi la "Prueba de Fuego". En ese preciso momento, Maze Runner cayó en los clichés de todas las demás películas futurísticas: el héroe que salvará a todos. 
El hecho de que la sangre de Thomas sea la sangre bendita, la salvadora de toda la raza humana infectada por una enfermedad que al parecer los convierte en una especie de zombies, hacen que mis sentimientos de afecto a esta saga disminuyan. No hay nadie tan perfecto como para salvar a toda la humanidad, ni nacera... lo dudo. Es una película, es cierto, todo es posible; no obstante, es una historia de humanos... yo soy humana, no me lo creo. Me disculpa James Dashner, pero si por ahí van los libros, no me convence para nada.
A pesar de su excelente fotografía, un ambiente bastante interesante y las sorpresas de que los buenos están del lado de los malos, insisto: la primera es mucho mejor. 
Deberé terminar de leer los libros para entender por qué Thomas es Jesús.
Inesita

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