sábado, 24 de febrero de 2018

Crónicas de California: 5 cosas que extraño de República Dominicana



Cada vez que me preguntan que haré después de terminar la mestría, respondo lo mismo: "voy a hacer el OPT y luego me regreso para la isla". Lo que más me gusta es que no les deja de sorprender, y los entiendo. ¿Quién viene a Los Angeles y se quiere ir? En realidad, estoy bien consciente de que no soy la única que piensa así, pero me gusta saber que tengo mis razones y que cada día mis planes se inclinan más hacia contar historias de mi país. No sé me ocurre una cultura más divertida y rica que la dominicana. Y sí, soy orgullosamente dominicana, al punto de que cuando me preguntan de donde soy, lo primero que hago es sonreir, porque el monólogo que le sigue es intenso y publicitario. Ya he convencido media promoción de que tienen que visitar República Dominicana.

Siete meses después, todavía viviendo en Los Angeles, y no puedo dejar de pensar en tantas cosas de mi país que me hacen falta y que quisiera que me las mandaran por avión, pero en realidad es que son mejor allá. 

En honor al próximo aniversario de la Independencia de mi país, aquí les comparto cinco cosas que extraño con locura de mi RD:

La comida


Me excusan los que insisten que en otros países se come mejor, pero no hay mejor banquete que el que hacen en República Dominicana. No importa si es un sancocho porque esta lloviendo, un asopao porque no hay tiempo para sancocho, un arroz con habichuela y concon, o un locrio con aguacate por el borde (les juro que la boca se me hizo agua escribiendo esto), TODO lo que hacen en República Dominicana es para chuparse los dedos. Y ni hablemos de la cantidad inmensa de productos que solo se hacen allá, como el queso de hoja, el pan de agua, el dulce de coco, el chicharrón, el pastel en hoja, los pastelitos... ¡los platanos verdes! A mis amigos les encanta ir conmigo al supermercado, solo para ver mi emoción cuando encuentro platano verde, y la verdad es que no puedo ocultarla, porque es como montarse en el avión de regreso por 5 segundos.


El tráfico


Los tapones de RD no son nada en comparación a las hileras que se arman en esta ciudad. Y gracias a Dios que no tengo carro, porque creo que la paciencia se me hubiese agotado en la primera semana. Lo difícil es cuando quiero ir a Hollywood o Downtown y sé que tengo que tomar taxi, porque el autobús hará 25 paradas, pero el taxi se va a demorar, por lo menos, 10 minutos más de lo que dice, porque el tráfico no le permitirá llegar a la hora que debes llegar. Después de tener que aguantarla la primera vez, ya me hacía falta el tapón de la Kennedy a las 5PM.


La simpaticura de la gente


Sonará extraño, pero a veces me siento que vivo en un planeta a parte, porque los vecinos no te hablan a menos de que sea extremadamente necesario, solo te sonríen los empleados de la tienda, el supermercado o el restaurante, y si estás pidiendo indicaciones, te ayudan con la odiosidad más impresionante del mundo. Me hace falta la "sabrosura" de la gente de mi país, que te conozcan o no, te tratan como si te conocieran desde hace tiempo. Cuando me encuentro con dominicanos aquí, duramos hasta media hora hablando como si fuésemos amigos de hace mucho tiempo, pero es por la familiaridad con la que nos tratamos.

La "bulla"


Yo no soy tan amante de la tranquilidad. Incluso, cuando voy a escribir, pongo una película o música para ayudarme a la inspiración y a concentrarme. Esto también aplica a cuando no estoy haciendo tarea. Me gusta escuchar el ruido de la ciudad y todo lo que la complementa. A veces me encuentro esta ciudad tan CALLADA para mi gusto, en comparación a cómo es el vecindario donde vive mi familia. Y en muchas ocasiones preferiría vivir en Hollywood, porque es más activa y "ruidosa".

La vista


Cuando llegué a Los Ángeles, lo único que quería hacer era visitar lugares. Y es verdad que hay cientos de lugares que conocer y disfrutar... pero nada como la belleza natural de un espacio, y es algo que siempre voy a admirar de mi país. Encuentras tantos destinos turísticos y no-turísticos que simplemente dan esa necesidad de hacerse una foto ahí o admirarlo por horas. Lo mejor de RD es que es un país pequeño; puedes visitar la isla completa en dos meses de turismo interno, algo que nunca se podría hacer en Los Angeles que es (por lo menos) 2 veces más grande que República Dominicana. 

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Nunca me cansaré de decirlo: por más defectos que los dominicanos le encuentren a RD, es un país maravilloso y no me imagino dedicando mi carrera a otro país que no sea allí. No quiere decir que desaprovecharía alguna oportunidad aquí (si la tuviese), pero les aseguro que si llega esa oportunidad será principalmente porque mis historias se inclinan más a contar historias desde el punto de vista cultural de una dominicana y eso significa "historias de dominicanos".

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