Año 2000. Estaba tan obsesionada (como ahora) con series anime como Digimon, Dragon Ball Z y Sailor Moon. Pero una se robó mi atención por su honestidad y sencillez: Sakura Cardcaptor. Yo agradezco no haberla tenido en Netflix u otra plataforma de streaming en aquellos tiempos, porque creo que no hubiese parado de verla aún si eso significase volver a iniciarla después de ver los 70 episodios. Como dice el buen dominicano: la serie da seguidilla.
Sakura es una niña de cuarto grado que descubre que tiene poderes mágicos cuando accidentalmente libera un set de cartas que pertenecían a un poderoso mago llamado Clow Reed y que habían sido selladas hace muchos años. Con ayuda de Kero, el guardian protector de las cartas Clow, y su amiga Tomoyo, Sakura comienza a recolectar las cartas mientras se desatan poco a poco en su ciudad. En su aventura conoce a Syaoran Li, un niño chino que llega de intercambio para recolectar las cartas Clow ya que es descendente del mago; aunque al principio se comporta como un rival pues tiene la misma meta de Sakura, con el tiempo se desarrolla una amistad entre ellos, convirtiéndose en un romance. Así también, la historia se mezcla con la familia de Sakura, sus amigos, profesores y demás personas que viven en la ciudad.
Esta es una serie enfocada a una audiencia relativamente joven, con un discurso aclarativo constante, recordándonos aspectos de la historia, de los personajes, los cambios en su vida y el lugar dónde se encuentran. Desde un punto de vista crítico, las aclaraciones llegan a ser innecesarias en algunas ocasiones, pero reconociendo que la serie está dirigida para niños y niñas menores de 10 años, tiene sentido que a veces quiera recordarnos por qué están ocurriendo ciertas situaciones. Ahora... para ser de ese tipo de audiencia, hay subtramas, relaciones e incluso temáticas que se sienten como pensamientos muy modernos para la época y el lugar donde surge esta serie.
Han existido múltiples críticas hacia el anime, sobretodo en las características principales de la protagonista Sakura, al punto de eliminar ciertos aspectos de la historia cuando esta fue presentada a la audiencia occidental. La serie comenzó como un manga y fue adaptada en una serie de televisión de anime de 70 episodios por Madhouse, transmitida en Japón desde 1998 hasta 2000. Durante este período, la animación japonesa estaba comenzando a entrar en el mercado estadounidense y la serie de aventuras dirigida a los niños era más popular.
En lugar de ajustarse al estereotipo en muchos espectáculos contemporáneos que requieren que las heroínas adopten rasgos masculinos para lograr sus objetivos, Sakura mantiene una personalidad convencionalmente femenina. Su poder proviene del amor y la pureza de corazón, complementado siempre por los atuendos llamativos que le realiza su amiga Tomoyo. Aunque muchos de los vestuarios podrían caer en el exhibicionismo, si se comparan a los típicos trajes de superhéroes y superheroínas que existen hoy en día, estos tienen un mensaje más cercano a la seguridad y cualidad del personaje de Sakura, siempre recordando que, al final del día, sigue siendo una niña de 4to grado. Así mismo, al llegar al doblaje inglés, las cortesías de los personajes fueron eliminadas para darles un lenguaje más plano y similar al occidental, algo que también hace un choque de culturas por cómo actúan y son los japoneses.
El anime también explora las complejidades del amor, tanto platónico como romántico, algo que, para aquel entonces, no era tan común en las series para jóvenes. Sakura tuvo un amor platónico durante toda la serie por Yukito, el mejor amigo de su hermano Toya; más adelante en la segunda temporada, cuando ella le revela sus sentimientos hacia él, se da cuenta de que este amor que siente es más un amor paternal. Sin embargo, en el caso de Syaoran, el amor que Sakura siente hacia él no se desarrolla verdaderamente a lo romántico hasta el último episodio de la 2da temporada y la secuela de Clear Cards, dejando que su relación fuese más de amistad y cariño relativamente infantil para las edades de los personajes.
El tema del amor platónico y romanticismo se amplia cuando toca áreas "inimaginables" para ese momento, como las relaciones profesor-estudiante (como es el caso de Toya y Miss Mitzuki), el bromance (Toya y Yukito), el matrimonio en la adolescencia (como es el caso de los padres de Sakura, sobretodo resaltando las diferencias de edades y otra vez relación de profesor-estudiante), y los enamoramientos entre amigos (como Tomoyo hacia Sakura, que aunque no cayese en el romanticismo, siempre resaltaba el amor fraternal que sentía hacia su amiga). Así mismo, se tocan las atracciones hacia el mismo sexo, la pansexualidad y los romances triangulares, que en las producciones manga no es algo sorprendente, pero para la comunidad asiática es aún parte de los "temas delicados".
De modo que, a pesar del discurso aclaratorio del anime, Sakura Cardcaptor siempre estuvo moderno para la época. Estaba abierto a temas diferentes y considerados complicados, lo cual para algún niño o niña que lo veía en el inicio de los 2000, quizás no tenía el mismo significado, pero le permitían reconocer la diversificación de las relaciones interpersonales y amorosas, así como la apreciación hacia las familias distintas (sin el considerado típico nucleo familiar).
Sakura abre los ojos a un universo emocional distinto. Ser testigo una vez más del anime me recordó momentos de mi niñez que pensé nunca podría volver a experimentar. Me hizo volver a valorar las historias que, aún teniendo fantasía de por medio, se sienten reales, vivas y cercanas a mi corazón. Es increíble cómo uno puede seguir disfrutando los recuerdos animados de nuestra infancia.
P.s.: ¿sabían de la secuela de Clear Cards? ¿Cómo es posible que me acabo de enterar?
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