lunes, 27 de marzo de 2017

1er Congreso Nacional de Cine


Desde que tengo memoria, el cine dominicano ha recibido las críticas más destructivas que se puedan imaginar. "Clavo", "disparate", "copia barata" y todo tipo de apodos despectivos han pasado por su historia, y muchos dirán que hay más burradas que éxitos con la etiqueta de "Made in Dominican Republic". Hasta yo he llegado a pensar eso, y en más de una ocasión. Incluso, estoy tan prejuiciada con cierto director local que no entra en mi reino (algunos sabrán el nombre).

Sin embargo, el 23 de marzo, a las 9 de la mañana, decenas de personas demostraron que el cine dominicano tiene su público. El Ministerio de Relaciones Exteriores se convirtió ese día en el escenario del 1er Congreso Nacional de Cine que se realiza en la República Dominicana.

Todos parecíamos una gran familia feliz, y no por el simple hecho de estar unidos por el mismo interés. Hasta el calor desapareció durante esos dos días. Cineastas locales, productores, agentes de ventas, cinéfilos y estudiantes de cine dijeron presente una hora antes de que abrieran las puertas al público, donde todo se trataba de entender y adentrarse a la industria cinematográfica dominicana.

Minutos antes de que comenzara el primer conversatorio del día, stands de universidades, productoras, entidades y empresas relacionadas al cine daban a conocer sus productos y servicios. Por un momento deseé regresar a mi alma mater e inscribirme en el nuevo pensum de Comunicación Audiovisual y Artes Cinematográficas, hasta envidia sentí. Pero aunque no lo retome, espero que sus estudiantes sí le saquen provecho a las nuevas materias que se integran a esa concentración. Mucho hubiera deseado por cursar crítica cinematográfica o cine animado.

Justo cuando las palomitas de maiz se agotaron (para mi mala suerte), los paneles daban inicio, y para mi gran sorpresa me sentí como si hubiese regresado a la universidad o estuviera tomando un curso sobre cine dominicano. Leyes, concursos, registros y estadísticas: creo que es la primera vez que presto tanta atención en este tipo de data. Pero claro, tratándose de cine (y a ese precio), mi atención fue fija, pues aunque ya había leído la ley de cine dominicana, nadie me había explicado cómo esta funcionaba, las oportunidades que tengo como creativa y lo que debo cumplir para que estos incentivos puedan continuar y se les pueda sacar más provecho. Incluso, es un tema que deberían incluirlo en las aulas de clase, para que los estudiantes entiendan lo aventajados que están frente a los cineastas que tienen años trabajando en esta industria.

Los demás paneles estuvieron igual de intereresantes. Entre mis favoritos estuvieron los de cine documental contemporaneo, cine infantil, la creación de marca país en el cine dominicano y cine comercial vs. cine de autor. Ahora, debo resaltar el tema de como crear una marca distintiva de nuestra cultura en la industria cinematográfica dominicana para hacer más atractiva nuestras producciones a diferentes públicos. Considero que hay pocas producciones (verdaderas producciones) que resalten nuestras costumbres y forma de ser. Y las que existen son las que más resaltan del resto.

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Hay tantas maneras de explotar nuestra cinematografía: contando la identidad dominicana a través de sus historias, expandiendo nuestras fronteras a salas internacionales, participando y creando festivales de cine. Pero también, incentivando al desarrollo de nuestra ley de cine y promoviendo todos los aportes que nos dan a los cineastas y al público a nivel general.

Espero que este tipo de eventos se repitan: que me cuenten que las películas dominicanas siguen dominando las taquillas locales y que nuestra industria se ha expandido más allá del horizonte.

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1 comentario:

  1. Muy bueno! ¿Pudieras hacer un post de cómo fuciona la ley de cine y las oportunidades qué tengo cómo estudiante de cine actualmente?

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