La diversidad se siente presente en estos días. No solo por las tantas marchas que hacen casi a diario, ni por los innumerables mensajes de igualdad que suben los famosos, sino porque la industria del cine está dando más oportunidades. En mi caso puedo decir que muchas puertas se me han abierto por ser mujer afrohispana. No he sentido rechazo por ser Dominicana, y mucho menos he sentido rechazo por ser mujer (quizás en algunos momentos he sentido "demasiada atención"). Y cuando se trata de reunirme con personas que, a lo mejor no serán de mi misma cultura, pero sí de la misma comunidad y con los que puedo hablar un idioma que muchos americanos encuentran complicado, eso es una dicha y un orgullo en esta ciudad.
Ayer el cine hispanoamericano celebraba el Latinx & Hispanic Cinema Film Festival en el Samuel Goldwyn Theater (el teatro donde se anuncian los nominados a la Academia cada año); imagino el honor de todos los cineastas que presentaron cortos en este teatro, sobretodo si dos grandes estatuas de la Academia centran la pantalla y le hacen sentir a cualquiera como si estos cortos fueron verdaderamente nominados para la estatuilla más deseada de la industria.
A pesar de que mi trabajo era dar cobertura de redes sociales para NYFA y hacer fotos, esto no significó que no tuve la oportunidad de hablar con personas de la industria, ¡y cuanto hablamos los latinos! No importaba si éramos del mismo país, la misma región o el mismo color de piel, era como cuando una familia dura meses sin reunirse y tienen tantas cosas que contarse. Era un momento en que el cine nos unía y la etnia creaba empatía. Así entre tacos y mojitos conocíamos de identidad, de estilo y de forma de expresarse.
Viajé a Argentina, Perú, México, Colombia y Brasil en tan solo unas pocas horas, con historias que hablan sobre su sociedad, sus complejos y sus conflictos. Y a pesar de que España no es un país de Latinoamérica, dijo presente con temas que parecerían demasiados cercanos a esta región del mundo. Pero esto no le quitó la oportunidad a otros países como Estados Unidos y Reino Unido para también unirse al grupo y mostrar su talento, con tramas de una realidad que duele y grita sangre, como la inmigración y la denigración.
Así también tuve el tremendo honor de conocer líderes hispanas del mundo del entretenimiento, que se encargan arduamente de que las mujeres y sobretodo las mujeres hispanas siempre tengan un espacio de trabajo y un autoparlante para alzar su voz. Entre Hebe Tabachnik (Programadora del Seattle International Film Festival) y Edith González (Vicepresidenta de CBS, Comedy Development) me sentía a salvo, pues sus palabras se resumían a: "las hispanas se merecen una brecha de oportunidad y aquí se las facilito".
Por otro lado, puedo confirmarles que la selección de cortos fue muy interesante. Muy variada, tanto en colores como en temáticas. Pero a la vez muy específica y única en su estilo. Sí, tengo mi lista de cortos favoritos, y si llegan a encontrar en internet algunos como "To Infinity", "Monopolio de una Estupidez" y "Bailaora", veanlos no solo con el pensamiento artístico sino también con el pensamiento humanitario. Pero cada uno de ellos merecía estar en esa pantalla y ser aplaudido hasta el final de sus créditos.
Una vez más, el cine me demuestra ser vida en imágenes, y una manera de expresar lo que el corazón quiere gritar. ¡Y pensar que esta es mi carrera!
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