Un día, cuando Light termina las clases, un cuaderno negro le cae del cielo, llamado «Death Note», un cuaderno sobrenatural que es capaz de matar personas si se escriben los nombres en él y si el portador visualiza mentalmente la cara de quien quiere asesinar. (FILMAFFINITY)
Una vez más, Netflix advierte y el público se amotina. Apuesto que a estas alturas, la gran mayoría ya vio Death Note, pues no solo se convirtió en "la sensación del bloque" cuando salió el famoso trailer, prometió ser el regreso de un clásico manga aparentemente intocable. La historia de este anime, de un joven que encuentra una libreta capaz de asesinar a toda persona cuyo nombre estuviese en ella, fue un éxito en su época (y según lo que he escuchado, lo sigue siendo). Pero a pesar de las expectativas, la película no me emocionó tanto como pensé.
Comenzando por el dato de que esta adaptación ni siquiera utiliza actores japoneses, la historia cambia muchos detalles de la versión original, desde la forma en que Light encuentra la libreta hasta sus primeros asesinatos y el encuentro con Ryuk, el ángel de la muerte. El guionista decidió readaptar los personajes y el contenido del Death Note al nuevo contexto y el ambiente en que se desarrollaría.
Comenzando por el dato de que esta adaptación ni siquiera utiliza actores japoneses, la historia cambia muchos detalles de la versión original, desde la forma en que Light encuentra la libreta hasta sus primeros asesinatos y el encuentro con Ryuk, el ángel de la muerte. El guionista decidió readaptar los personajes y el contenido del Death Note al nuevo contexto y el ambiente en que se desarrollaría.
El personaje de Light se ve muy caricaturizado: sus emociones son poco realistas y su interpretación es confusa. En vez de proyectar la idea de "querer utilizar la libreta para salvar al mundo de los malos", su comportamiento diría como que quiere matar a todo el mundo, porque está cansado de la vida. Del mismo modo, sus compañeros de reparto se ven exagerados y poco desarrollados durante todo su trayecto en esta película, principalmente los personajes de Mia y L. El único que sí sale a flote y logra distinguirse de los demás es Ryuk (interpretado por Willem Dafoe), quien con tan solo aparecer podía darle un sentido totalmente diferente a la escena, a parte de la apariencia física del personaje.
Por otro lado, el desarrollo de la historia se limita a los aspectos básicos de este drama y deja a un lado los detalles moralistas que fueron parte fundamental del anime, la lucha intensa entre Light y L, y la verdadera intención de Death Note. Lo poco llamativo es la colorización y la fotografía empleada en las escenas que, si hubiesen mantenido tal cual como la narraba la versión original, hubiese sido bastante interesante.
Diálogos poco cautivadores, personajes vacíos y la ausencia de los sentimientos adecuados para esta historia hacen de esta película una adaptación más que nunca le ganará a la original y desconoce totalmente la esencia del anime.
Death Note
Por otro lado, el desarrollo de la historia se limita a los aspectos básicos de este drama y deja a un lado los detalles moralistas que fueron parte fundamental del anime, la lucha intensa entre Light y L, y la verdadera intención de Death Note. Lo poco llamativo es la colorización y la fotografía empleada en las escenas que, si hubiesen mantenido tal cual como la narraba la versión original, hubiese sido bastante interesante.
Diálogos poco cautivadores, personajes vacíos y la ausencia de los sentimientos adecuados para esta historia hacen de esta película una adaptación más que nunca le ganará a la original y desconoce totalmente la esencia del anime.
Death Note
Ficha técnica
Dirección: Adam Wingard
Producción: Roy Lee, Dan Lin, Masi Oka, Jason Hoffs y Ted Sarandos
Guión: Charles Parlapanides, Vlas Parlapanides y Jeremy Slater
Basado en Death Note de Tsugumi Ohba (historia) y Takeshi Obata (personajes)
Música: Atticus Ross y Leopold Ross
Fotografía: David Tattersall
Montaje: Louis Cioffi
Reparto: Nat Wolff, Lakeith Stanfield, Margaret Qualley, Shea Whigham, Paul Nakauchi, Jason Liles y Willem Dafoe
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