miércoles, 17 de julio de 2024

Crítica Cinéfila: Thelma

Thelma Post, una abuela de 90 años, es engañada por un estafador telefónico que se hace pasar por su nieto y emprende una búsqueda para recuperar lo que le fue arrebatado.



Josh Margolin se inspiró en un intento de estafa en el que un interlocutor que se hacía pasar por él casi logró estafar a su abuela, cuyo nombre da título a la entretenida ópera prima del guionista y director, Thelma. A diferencia de la situación de la vida real, el personaje de 93 años interpretado con calidez, humor y formidable tenacidad por la maravillosa June Squibb cae en la trampa y le estafan 10,000 dólares antes de tener tiempo siquiera de pensarlo. Pero Thelma no es el tipo de mujer que se encoge de hombros ante el desagradable incidente, por mucho que su familia la subestime.

Ese escenario genera una comedia agradable y discreta con elementos de acción y suspenso, que se desarrolla como una travesura incluso si la anciana que desafía las expectativas persiguiendo criminales está del lado de la justicia. Ella solo quiere que la gente sea buena y haga lo correcto. La película reflexiona sobre cuestiones de envejecimiento y autonomía con un toque mayormente ligero, y su protagonista defiende con fuerza el espíritu perdurable de las personas mayores, a las que con demasiada frecuencia la sociedad y sus seres queridos infantilizan.

Uno de los actores clave de este atractivo reparto, junto a Squibb, es Fred Hechinger, que estuvo fantástico en la primera temporada de The White Lotus. Hechinger interpreta a Daniel, el nieto adorado de Thelma, a quien se presenta ayudándola pacientemente a abrirse paso a través de una maraña de correos electrónicos en una escena de apertura que establece los límites de su alfabetización informática.

Daniel está estancado, desempleado y sin rumbo, con su autoestima por los suelos desde que su novia (Coral Peña) puso en pausa su relación: "No estoy muy seguro de cuáles son mis puntos fuertes en este momento". Sin embargo, se toma en serio su papel no oficial como el "ángel guardián" de su abuela, y sus sentimientos de fracaso se profundizan cuando ella es víctima de una estafa telefónica y luego desaparece mientras él la vigila. Eso envía a sus inquietos padres, Gail (Parker Posey) y Alan (Clark Gregg), a una espiral de ansiedad, tan preocupados por la salud mental de su hijo como por la seguridad de la madre de Gail.

Pero aunque Thelma se tambalea y vive con miedo a caerse, no está indefensa. En un momento está haciendo punto de cruz mientras ve la televisión, admirando la forma atlética del sprint característico de Tom Cruise en "Misión: Imposible", y al siguiente está saliendo a toda velocidad de la residencia de ancianos donde vive Ben (Richard Roundtree), el amigo de su difunto marido, intentando huir con su scooter de movilidad. Ben la atrapa justo a tiempo y, como es demasiado caballero para dejarla enfrentarse sola al peligro, insiste en acompañarla a través de Los Ángeles hasta la dirección del apartado postal donde envió el dinero.

Gran parte del encanto de la película reside en el elemento de comedia de amigos que narra las desventuras de Thelma y Ben en la carretera. Thelma se enorgullece obstinadamente de seguir siendo independiente; echa de menos a su marido, pero al mismo tiempo disfruta de la experiencia de estar sola por primera vez en su vida. Ben, en cambio, reconoce de buen grado que ambos son viejos y están disminuidos: "No somos lo que éramos". Está agradecido por la seguridad que le proporciona la residencia de ancianos y las actividades que allí se ofrecen para alejar la soledad.

A veces, la escritura de Margolin se vuelve demasiado tierna, pero más a menudo resulta genuinamente conmovedora, fortalecida por la relajada relación entre Squibb y Roundtree y las alegres peleas entre sus personajes. La irritabilidad de Thelma y el brillo travieso en sus ojos se compensan muy bien con la amabilidad de Ben, en particular cuando sufre un problema físico.

Su odisea en busca del dinero de Thelma cobra vitalidad gracias a una potente banda sonora con aires retro de Nick Chuba, que hace un sutil guiño al tema clásico de "Misión: Imposible" de Lalo Schifrin y, en lo que parece un homenaje a la historia de Roundtree en las películas originales de "Shaft", tiene un aire de blaxploitation de los años 70. Ben es un papel encantador de despedida para el veterano actor, que murió el pasado octubre. Malcolm McDowell también aparece al final de la acción como una figura sombría que, no obstante, sirve para señalar un aspecto diferente de la lucha contra el envejecimiento.

A pesar de proporcionarle a Thelma una pistola y su propia versión de un dispositivo de espionaje en una aplicación de teléfono con audífonos, Margolin mantiene los paralelismos con Ethan Hunt más o menos dentro de los límites de lo realista. Incluso una descarada referencia al conocido arquetipo de los héroes de acción que se alejan de una explosión parece más arraigada en el personaje que en el género. La película hace del coraje natural de Thelma su arma más poderosa, lo que le permite estar un paso por delante de los aterrorizados Gail y Alan, enfrentar los problemas con la cabeza fría y pedir la ayuda de Daniel solo cuando es necesario.

La confianza mutua que se intercambian en la relación abuela-nieto está muy bien sutilizada por Squibb y Eichinger, lo que le da a la modesta película un verdadero sentimiento. "Thelma" es dulce y conmovedora, sentimental sin caer en la cursilería. El solo hecho de que le dé a Squibb el primer papel protagonista en la pantalla de sus siete décadas de carrera hace que sea una película satisfactoria.


Thelma

Ficha técnica

Dirección: Josh Margolin
Producción: Karl Spoerri, Zoë Worth, Chris Kaye, Nicholas Weinstock, Benjamin Simpson, Viviana Vezzani
Guion: Josh Margolin
Música: Nick Chuba
Cinematografía: David Bolen
Montaje: Josh Margolin
Reparto: June Squibb, Fred Hechinger, Richard Roundtree, Parker Posey, Clark Gregg, Malcolm McDowell

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