Año 1864. Durante la guerra civil norteamericana, la tranquilidad de una escuela femenina de Virginia donde sólo viven mujeres se ve alterada con la llegada de un apuesto soldado confederado herido... Remake de "El seductor", dirigida por Don Siegel y protagonizada por Clint Eastwood. (FILMAFFINITY)
Sofia Coppola regresa al puesto de directora con este remake de The Beguiled (1971) y unos cambios bastante notorios en el argumento de la historia.
Cerca de un internado para niñas en el Sur de Virginia, una estudiante encuentra al cabo yankee ,John McBurney (interpretado por Colin Farrell) malherido y decide llevarlo a la escuela para que se recupere allí. Al principio, ninguna de sus demás compañeras o sus maestras desean tenerlo dentro de la casa, pues representa un peligro para ellas. Pero su superior, la señorita Martha Farnsworth (interpretada por Nicole Kidman), decide curarle la herida y dejarlo preso dentro del salón de música, con la precaución de que este no vaya a hacerle algún daño.
Los momentos de tensión se fueron apaciguando entre cada uno de sus personajes y, por otro lado, crecía una tensión sentimental entre las estudiantes y el cabo, dejando al aire la gran interrogante de qué pretendía él con todas ellas, con quién se quedaría al final y cómo ellas tomarían su decisión. Los errores se pagaron con sangre y tomando la vida de uno de sus personajes, para poder darle paz al resto del grupo.
Coppola (Lost in translation, Marie Antoinette, The Bling Ring) se enfoca principalmente en los personajes de esta historia y logra que cada uno pueda ser distinguido de acuerdo a la personalidad que encarnan y los sentimientos que provocan. No hay manera de identificar cuál es más importante que el otro, pues todos son importantes para que la trama fluya y llegue a su final de manera ágil.
A pesar de que no cuenta exactamente el punto fuerte de la película del 1971, esta versión se enfoca más en las debilidades y el pasado doloroso que cada uno de sus mujeres cuentan, y cómo la presencia de este hombre les afecta y provoca deseos que van en contra de lo que la sociedad (incluso la de estos tiempos) establece como lo adecuado para una "dama". Pero aquí no sabemos quién es el más débil en realidad: si este hombre en manos de todas las mujeres, o ellas que, a consecuencia de las tentaciones que el mundo les prohíbe, terminan desquitandose con él.
La fotografía de los filmes de Coppola son distintivos por su detallismo en los aspectos que complementan a los personajes; no obstante, aquí se basa más en mostrarnos este escenario de mediados de 1800, alejado pero a la vez bien cerca de la guerra, y cómo sus protagonistas tienen que tratar de ignorar este factor para seguir adelante con sus vidas.
La directora nos otorga una puesta en escena con sutileza, elegancia y belleza lírica, complementados por un elenco bien acertado y una fuerza visual que llama al espectador a dejarse llevar por la historia y a admitir que los tiempos no han cambiado: las mujeres seguimos siendo reprimidas del mundo en distintas circunstancias, cuando en realidad somos capaces de tomar al enemigo por donde más le duele y acabar con él, aunque esto nos afecte emocional o físicamente.
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