Ralph y Vanellope tendrán que jugárselo todo viajando por las redes en busca de una pieza de repuesto que salve Sugar Rush, el videojuego de Vanellope. Y para complicar más las cosas, Ralph y Vanellope dependen de los ciudadanos de Internet, los llamados ‘ciudanets’ para que les ayuden a desenvolverse en ese peligroso mundo.
La fórmula secreta de Disney es un toque de humanidad y dos cucharadas de madurez, porque por más que digan que sus películas son para niños, siempre habrá algo que me recuerde por qué, a la edad que tengo, todavía las estoy viendo. Después de pasar de villano a héroe durante su primera aparición, Ralph sube de nivel de manera espectacular con "Ralph Breaks the Internet", una ambiciosa y completa secuela de la casa de Walt Disney Animation; es una película conmovedora y sincera en todos los lugares correctos. Si bien el proyecto de 2012 fue un ejemplo inspirado de construcción mundial fácilmente expandible, esta secuela omite el paso obvio de explorar los otros juegos que comparten la misma regleta de energía, y se propone a conquistar la vastedad relativa del ciberespacio.
Después de ganarse la amistad de Vanellope, Ralph decide complacer a su mejor amiga creando una pista dentro del juego que termina alterando el juego y provocando que el jugador lo rompa. Al ver que el dueño del Arcade no planea comprar la pieza rota, Ralph y Vanellope se proponen a encontrar la pieza antes de el dueño se deshaga del juego, integrándose al mundo del internet. Pero para su gran sorpresa, el ciberespacio parece ser la transición de "vivir en pueblo a mudarse a la ciudad": es un mundo en que hay que tener mucho cuidado con las personas que brindan ayuda, porque podrían terminar llevándote a la destrucción. Para la mala suerte de Ralph, Vanellope encuentra nuevas amistades que le proponen una nueva experiencia, y le ayudan a entenderse a sí misma. Ahora Ralph debe decidir si salvar el juego de su mejor amiga y forzarla a regresar, o dejarla ser feliz y ambos tomar diferentes caminos.
Después de ganarse la amistad de Vanellope, Ralph decide complacer a su mejor amiga creando una pista dentro del juego que termina alterando el juego y provocando que el jugador lo rompa. Al ver que el dueño del Arcade no planea comprar la pieza rota, Ralph y Vanellope se proponen a encontrar la pieza antes de el dueño se deshaga del juego, integrándose al mundo del internet. Pero para su gran sorpresa, el ciberespacio parece ser la transición de "vivir en pueblo a mudarse a la ciudad": es un mundo en que hay que tener mucho cuidado con las personas que brindan ayuda, porque podrían terminar llevándote a la destrucción. Para la mala suerte de Ralph, Vanellope encuentra nuevas amistades que le proponen una nueva experiencia, y le ayudan a entenderse a sí misma. Ahora Ralph debe decidir si salvar el juego de su mejor amiga y forzarla a regresar, o dejarla ser feliz y ambos tomar diferentes caminos.
Esta película es un buen ejemplo de que los guiones no tienen una estructura ni parametros específicos, comenzando porque el villano de esta película es el mismo protagonista. Mientras Ralph quiere lo mejor para su amiga Vanellope, a la vez se comporta de manera egoista hacia ella, lo cual puede caer facílmente en la categoría de machismo y sexismo. Vanellope no es la protagonista, a pesar de que tiene un rol importante en la historia, pero si se comporta como el contraste de Ralph, enseñando que uno depende mucho del otro. Y esto ocurre con casi todos los personajes de esta película, donde se complementan y responden a las necesidades de otros mientras que sus propias debilidades dependen de sus compañeros y hasta posibles extraños.
Uno de los mejores momentos de la película fue la habitación de las princesas de Disney, donde la audiencia se da cuenta del común denominador de esos clásicos y cómo ahora esas situaciones/historias pueden ser consideradas erroneas. Pero lo que termina siendo aún más interesante es el arco de todos estos personajes que comienzan esterotipados y terminan siendo únicos en sus características y personalidades.
Y a propósito de referencias, esta película está llena de ellas, desde importantes redes sociales como reconocidas marcas/tiendas de compra online y servicios de entretenimiento. A su vez, la historia tiene significantes referencias a otros personajes del universo de Disney y otras compañías de cine. Este elemento sirvió de inspiración suficiente para crear un mundo del internet de una manera única, dando una perspectiva distinta de cómo funciona el internet, por ejemplo cómo es que los videos se hacen virales, cómo es que realmente se hacen compras por internet, hasta cómo funcionan aplicaciones y websites; pero también, enseña lo "doble cara" que pueden ser las personas que están en internet.
Pero dejando a un lado la narrativa de la historia, esta es una película que entretiene con facilidad gracias a la calidad visual de cada una de sus escenas, pintadas con una increíble creatividad a la hora de darle vida virtual a todas las referencias cibernéticas que utilizó. Uno de los aspectos más impresionantes es el mundo del internet, el detallismo en sus imágenes con una mezcla de color que define cada espacio/página web/aplicación, inspirada en sus originales, pero adaptada a las capacidades tecnológicas de la historia. Esto complementa la musicalización, la cual en algunos momentos hizo parodia de algunos clásicos cinematográficos de las películas de Disney, mientras también crear una imagen bien moderna de cómo se comporta el internet por dentro.
Una vez más, Disney se sale con la suya al traer una película que se va más allá de entretener a su audiencia. Ralph breaks the Internet reflexiona sobre los niveles posesivos que puede tomar una amistad y cómo una persona debe saber mantener sus limites con un supuesto mejor amigo, no importa cuanto una decisión pueda afectarle o no. Es divertida y a la vez melancólica, recordando lo rápido que avanzan las nuevas tecnologías, pero a la vez como debemos apreciar lo que tenemos y cómo dejarlo ir cuando es necesario. Esta es aún más emotiva que su antecesora.
Pero dejando a un lado la narrativa de la historia, esta es una película que entretiene con facilidad gracias a la calidad visual de cada una de sus escenas, pintadas con una increíble creatividad a la hora de darle vida virtual a todas las referencias cibernéticas que utilizó. Uno de los aspectos más impresionantes es el mundo del internet, el detallismo en sus imágenes con una mezcla de color que define cada espacio/página web/aplicación, inspirada en sus originales, pero adaptada a las capacidades tecnológicas de la historia. Esto complementa la musicalización, la cual en algunos momentos hizo parodia de algunos clásicos cinematográficos de las películas de Disney, mientras también crear una imagen bien moderna de cómo se comporta el internet por dentro.
Una vez más, Disney se sale con la suya al traer una película que se va más allá de entretener a su audiencia. Ralph breaks the Internet reflexiona sobre los niveles posesivos que puede tomar una amistad y cómo una persona debe saber mantener sus limites con un supuesto mejor amigo, no importa cuanto una decisión pueda afectarle o no. Es divertida y a la vez melancólica, recordando lo rápido que avanzan las nuevas tecnologías, pero a la vez como debemos apreciar lo que tenemos y cómo dejarlo ir cuando es necesario. Esta es aún más emotiva que su antecesora.
Título en español: Ralph rompe el internet
Ficha técnica
Dirección: Rich Moore y Phil Johnston
Producción: Clark Spencer
Guion: Phil Johnston y Pamela Ribon
Música: Henry Jackman
Fotografía: Nathan Warner
Protagonistas: John C. Reilly, Sarah Silverman, T. J. Miller, James Corden, Jack McBrayer, Jane Lynch, Taraji P. Henson
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