sábado, 19 de septiembre de 2020

Crítica Cinéfila: Cuties

Amy tiene 11 años y se queda alucinada con un grupo de baile de chicas. Para unirse a ellas, empieza a explorar su feminidad, desafiando las tradiciones de su familia musulmana.



Las niñas de 11 años en Cuties, una película francesa de Netflix que se estrenó en el Festival de Cine de Sundance a principios de año, tienen una comprensión tentativa del concepto de sexo. Teorizan sobre el sexo oral, el cuerpo de un hombre y saben que los condones tienen algo que ver con el SIDA, pero no están muy seguras de qué exactamente. Lo que sí saben con certeza es que la sexualidad es la clave de la atención y el poder de atracción femenina. Y saben que el poder es algo que quieren.

De la escritora y directora francesa Maïmouna Doucouré, cuyo cortometraje, Maman(s), fue nombrado mejor cortometraje en Sundance, Toronto y en los Césars en 2017, Cuties (titulado Mignonnes en francés) es una película sobre la fantasiosa adultez temprana que muchas niñas anhelan y creen tener cuando no son ni siquiera adolescentes. Sin embargo, al mismo tiempo, esta historia se siente mucho más específica y personal. La temática parece revista, pero la manera en que Doucouré la presenta aquí es muy particular y angustiosa.

Nuestra protagonista es Amy (Fathia Youssouf), una niña de 11 años que vive con su madre (Maïmouna Gueye) y sus dos hermanos menores en un pequeño apartamento en París. La familia está esperando que el padre de Amy regrese de Senegal, donde se ha comprometido con otra mujer. Tomar una segunda (o tercera o cuarta) esposa es una práctica matrimonial musulmana tradicional, sin embargo, los movimientos por los derechos de las mujeres han presionado para que se restrinjan la poligamia y algunos países, incluyendo Estados Unidos, la han prohibido. La madre de Amy insiste en que está feliz por su marido, pero Amy es testigo en secreto de que su madre llora y hasta se autolesiona en un momento privado.

Para distraerse de los problemas de su familia, Amy conoce a Angelica (Médina El Aidi-Azouni). Angélica y Amy tienen la misma edad y son compañeras de clase, pero Angélica usa pantalones de cuero, blusas cortas y se peina el cabello con una plancha. Ella es una chica "genial" desde el punto de vista de Amy. Angélica es "amable" con Amy, en el sentido de que cuando su pandilla acosa a Amy en el patio de la escuela, ella les dice que se detengan. A pesar de su crueldad, Amy quiere desesperadamente unirse a su grupo, que se hace llamar "Cuties". La clave, ella sabe, es a través de la rutina de baile sensual que las chicas están practicando para una próxima competencia de baile. Desafortunadamente, sus blusas y sus sensuales movimientos de baile van en contra de todo lo que representa la familia religiosa musulmana de Amy.

Pero Amy encuentra formas. Toma prestada la camisa de su hermano menor para hacerla lucir como un top corto. Roba el teléfono de su vecino y dinero del monedero de su madre para comprar ropa, y en secreto se da lecciones de baile a través de videos musicales de YouTube. Cuando una de las Cuties es expulsada del grupo por traicionar a Angélica, Amy los impresiona con una audición. Ella tiene un arma secreta: un movimiento de baile particularmente atrevido que implica "twerkear" en la pista. Ni siquiera las Cuties se habían atrevido a ser tan sexual antes.

Para el público estadounidense, Cuties es una historia internacional sobre un subconjunto específico de París que rara vez se ve en la pantalla: una familia de clase trabajadora, musulmana y senegalesa. Pero también es una historia universal sobre la niñez. El guión de Doucouré captura a la perfección esa desesperación preadolescente por encajar, que muchas chicas entienden lo visualizan como "ser sexy". Con la cantidad acumulada y constante de mujeres hipersexualizadas en los medios, ¿cómo se les puede culpar? El objetivo de Amy no es tener relaciones sexuales con hombres; de nuevo, apenas comprende la mecánica del sexo. Lo único que realmente quiere es ganarse la aprobación de sus compañeros de clase, aunque esto signifique fotos de sus partes subida a las redes, cambio totalmente de look y bailar mordiéndose el labio o el dedo. A esto hay que agregarle la incomodidad creciente que genera cada una de las decisiones que toman estas niñas, no solo desde un punto de vista paterno y protector, sino también cuestionando nuestras propias decisiones pasadas cuando uno pasó por esa misma edad, con la clara promesa de evitar que una hiaj propia cometa las atrocidades que se ven en las diferentes escenas.

Gueye es la maravillosa madre cálida y sorprendentemente indulgente de Amy, y Youssouf es fenomenal como la propia Amy. Todas las emociones de Amy brotan de sus ojos, y es claramente una estrella en ascenso. Los otros niños actores no están del todo a su nivel, pero en realidad no necesitan estarlo pues denotan esa ingenuidad que la misma historia resalta. La lección desgarradora que Amy finalmente aprende es que existe una línea invisible entre "sexy" y "puta". Una palabra te permitirá sentarte con los niños geniales, la otra te persiguirá para toda la vida. Es una lección que la mayoría de las mujeres aprenden, y para cada generación que pasa, es una lección que parece llegar cada vez más pronto.


Cuties
Título original: Mignonnes

Ficha técnica

Dirección: Maïmouna Doucouré
Producción: Sylvain de Zangroniz
Guion: Maïmouna Doucouré
Música: Nicolas Nocchi
Cinematografía: Yann Maritaud
Montaje: Mathilde Van de Moortel
Reparto: Fathia Youssouf, Médina El Aidi-Azouni, Esther Gohourou, Ilanah Cami-Goursolas, Maïmouna Gueye

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