domingo, 3 de octubre de 2021

Crítica Cinéfila: Liborio

La vida de Liborio, personaje histórico de influencia social y religiosa en la zona de San Juan de la Maguana. 



Oliborio Mateo, o mejor conocido como Papá Liborio, fue un curandero, ocultista, líder mesiánico y revolucionario que luchó durante la invasión estadounidense entre los años 1916 y 1922, enfrentándose en 16 ocasiones a las fuerzas de ocupación que controlaban el poder en el país. Liborio fue un guerrillero que utilizaba sus conocimientos de santería tanto para mantener atemorizados a los invasores como para crear una comunidad que se mantuviese luchando contra las fuerzas opresoras. Esa era la historia que quería ver desarrollada en Liborio.

En cambio me dieron la historia de cuatro personajes alrededor de la vida de Liborio, que aunque mostraron sus virtudes, defectos y acciones, no nos permitieron la experiencia completa de adentrarse a sus sueños, temores y vivencias personales. Al principio, se siente así, un momento íntimo con él, esperando a que la tormenta cese para seguir su jornada espiritual. Desaparece y va al cielo, y luego la tormenta termina, y Liborio vuelve de la muerte después de conocer el cielo en una misión. La ópera prima del cineasta dominicano Nino Martínez Sosa comienza como la jornada espiritual de Liborio después de la muerte. Pero a medida que avanza, la historia es otra. 

Papá Liborio se convirtió en un símbolo de esperanza y libertad para República Dominicana durante la ocupación estadounidense. La película se centra en esta figura interpretada de manera magistral por Vicente Santos; sin embargo, el filme es narrado de manera coral por varios personajes que por momentos, asumen el protagonismo: su hijo, su esposa, un capataz nuevo en el terreno, y una nueva creyente que acaba de perder un hijo y le suplica a Liborio que se lo regrese a la vida. 

Pero sus historias de vida no las conocemos, solo se sabe que son personas que habitan en el ambiente donde él habita y que cantan villancicos sobre sus creencias santeras. Mientras avanza la trama, se conocen sus miedos y sus necesidades carnales, pero no más allá. Parecería que simplemente la audiencia los acompañan en su estilo de vida, y no en encontrar un conflicto y alcanzar objetivos particulares. Al final, la historia de Liborio está escrita y es conocida, por lo que no es sorpresa lo que ocurre, en cambio estos personajes se sienten como ovejas que son domadas y guiadas a un camino hasta donde el pastor los puede llevar.

Contada en capítulos como si se tratara de un libro sagrado o de un retablo, Liborio recuerda al tipo de cuentos que se relatan alrededor de un fuego. Es un cine diferente y estéticamente encantador, que permite mirar a través de los ojos de los que creen, y coloca a la audiencia en los pies de las personas que caminan junto al profeta y en los sueños que se mezclan con lo real. La película captura en la mirada y en el gesto la invisibilidad de la fe, esa que no se advierte a simple vista pero que se percibe, como el sabor del azúcar en el agua. 

En sus silencios, se apodera del alma de la audiencia, y en su partitura nos levanta del asiento y nos adentra a una vida más espiritual, pero estos aspectos visuales y sonoros no hace justicia a la ausencia narrativa de la que sufre esta historia. Al final, no conocemos el lado guerrillero de Liborio: parece una figura tan similar a Jesús de Nazaret que se siente más como un Mesías que como una persona que luchó por la libertad nacional. Nino Martínez ha hecho un impresionante trabajo y Vicente tiene una presencia incomparable, pero yo me quedé deseando más.


Liborio

Ficha técnica

Dirección: Nino Martínez Sosa
Producción: Nino Martínez Sosa, Maite Rivera Carbonell, Fernando Santos Diaz
Guion: Pablo Arellano, Nino Martínez Sosa
Cinematografía: Óscar Durán
Reparto: Vicente Santos, Karina Valdez, Ramón Emilio Candelario, Fidia Peralta, Fausto Rojas, Freddy Ginebra, Jeffrey Holsman, Gabriel Medina, Iván Mejia, Anderson Mojica

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