El legendario explorador Jacques Cousteau y su hijo Philippe, que mantienen una relación distante, se embarcan en su mayor aventura. A bordo del Calypso, se reencontrarán el uno al otro, antes de que la tragedia les golpee. (FILMAFFINITY)
Mientras veía La Odisea, no quería que se acabara, porque no me había dado motivos suficientes para desear su final. Tiene la combinación perfecta entre la delicadeza en la fotografía de detalle con la intensidad de un drama basado en hechos reales. De principio a fin es el producto de una respetable obra.
En vez de actos, la trama está dividida por géneros, donde da saltos y regresadas entre el drama, la aventura y el biopic, todo esto para conocer a Jacques-Yves Cousteau (Lambert Wilson), el capitán del Calypso y una de las personas más importantes del siglo XX. Ahí nos da un acercamiento al explorador, creador, marinero, cineasta, padre, esposo y todas las demás etiquetas que se le fueron sumando con el paso de los años; sus éxitos en la carrera cinematográfica con sus documentales marítimos, sus infidelidades mientras estaba casado con Simone (Audrey Tautou), su indiferencia hacia su hijo mayor Jean-Michel (Benjamin Lavernhe), y lo más importante, su relación con su hijo menor Philippe (Pierre Niney), el otro protagonista de la película y el lado opuesto de su padre. Mientras Jacques era observador, paciente y calculador, Philippe era el arriesgado y lanzado de la familia. Pero lo que los unió fue esa pasión por mostrar y contar lo que iban descubriendo mientras atravesaban el Mediterraneo, Sudáfrica y Antártida.
Uno de los mejores aspectos de la película fueron sus personajes, porque cada uno tiene una personalidad muy bien definida que complementa los demás. Por supuesto, los que más resaltan son Lambert Wilson y Pierre Niney, pero no solo por el hecho de ser los protagonistas, sino también por la química que ambos actores desarrollaron en cada una de sus escenas.
A pesar de no haber sido tan sobresaliente (por enfocarse principalmente en contar la historia del personaje), la película tiene una fotografía visualmente artística, atractiva gracias a sus detalles tanto en los escenarios que rodeaban a los personajes, como en las ambientaciones bajo el mar, con una tonalidad caliente adaptada a la época en que se narra. Del mismo modo, otro de sus grandes atractivos es la banda sonora, la cual transmite los sentimientos que la trama buscaba en sí. Creo que si esta película hubiese sido muda y utilizara la misma música, la hubiese entendido tal cual la capté con sus diálogos y narraciones de fondo.
Al final de la película (por cierto, muy adecuado el final, pues engloba la esencia de la historia), La Odisea solo busca destacar dos aspectos: el sufrimiento ante la contaminación que está afectando a nuestro planeta, específicamente el medio ambiente marino, y la relación entre padre e hijo y lo que los une aún en sus diferencias más rotundas.
¿Que le haya hecho el honor suficiente o no a Cousteau? Realmente no es lo que más me importa, sino el simple hecho de presentar la historia de este personaje que quizás mucho desconocíamos; el punto clave de esta película fue en dar a conocer sus acciones, creaciones, frustraciones y decisión de mostrarle al ser humano las profundidades de un mundo con una belleza digna de apreciar.
Título original: L'Odyssée
Dirección: Jérôme Salle
Producción: Marc Missonnier, Olivier Delbosc, Nathalie Gastaldo, Philippe Godeau y Eric Vidart Loeb
Guion: Jérôme Salle y Laurent Turner
Basado en Capitaine de La Calypso por Albert Falco y Jean-Michel Cousteau
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Matias Boucard
Montaje: Stan Collet
Protagonistas: Lambert Wilson, Pierre Niney y Audrey Tautou
caca
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