viernes, 26 de julio de 2019

Crítica Cinéfila: The Lion King

Tras el asesinato de su padre, Simba abandona su reino para descubrir el auténtico significado de la responsabilidad y de la valentía. Remake de "El Rey León" (1994).



Sin importar a qué generación perteneces, seguro has visto en más de una ocasión la película El Rey León (1994), una de los clásicos de Disney, no solo por sus memorables canciones, sino por su temática y sus personajes tan específicos. Año tras año ha seguido uniendo más familias a su fanaticada que se extiende desde los más pequeños hasta los más adultos que vivieron su estreno. Pero en esta época de los avances de CGI y adaptaciones de clásicos, el director Jon Favreau, quien también adaptó The Jungle Book en 2016, trae a Mufasa y toda la manada en una nueva versión casi sacada de Discovery Channel.

Tal y como su versión original, el pequeño Simba (JD McCrary) es el hijo de Mufasa (James Earl Jones) y heredero a ser el rey de la sabana donde ellos habitan junto a sus súbditos. Mientras más crece el pequeño león, más se emociona de la idea de llegar a ser como su padre, quien a diario le enseña el significado del círculo de la vida; sin embargo, los celos de Scar (Chiwetel Ejiofor), el hermano de Mufasa, se mantienen latentes con la idea de llegar al trono, y cuando ve la posibilidad de ser el siguiente en la línea para gobernar, decide asesinar a Mufasa y culpar a Simba del hecho. Simba escapa, y termina en tierras desconocidas donde conoce a Timón (Billy Eichner) y Pumba (Seth Rogen), quienes le dan un nuevo estilo de vida, enseñándole el significado de la frase Hakuna Matata.


Años después, Nala (Beyonce) decide salir de la sabana, ahora completamente destruida por los ataques constantes de las hienas. Su plan es conseguir ayuda y lo que menos se espera es que se reencontraría con Simba (Donald Glover) quien está feliz de ver a su mejor amiga, pero se niega a volver a dar la cara, todavía lleno de culpa por la muerte de su padre; sin embargo, esta no es su decisión, pues tal como le enseñó su padre, el círculo de la vida se enfoca a seguir adelante y lograr nuestros objetivos, sin importar cuantos obstáculos hayan de por medio.

Jon Favreau ha sido un reconocido director, actor y productor, quien ha demostrado su don tanto fuera como dentro de la pantalla grande. Después de su trabajo en The Jungle Book, no cabía duda de que The Lion King sería revivir la original; sin embargo, su plan no era mejorar la versión, pues siendo honestos, eso es misión imposible. Su verdadero objetivo era dar una visión realista a este clásico, con la ayuda de las nuevas tecnologías que han logrado revivir otras películas. En esta ocasión, el CGI parece más bien escenas de un documental de Discovery Channel: la interacción de los animales e incluso sus actuaciones parecen más bien una recolección de escenas realizados a la fauna de Africa. 

Técnicamente hablando, la película es una maravilla. Posee todos los detalles inmersivos y la inmediatez táctil de un documental de naturaleza inusualmente bueno. Nos transporta a sentir el pelaje de estos animales, y queremos alejarnos de sus atronadores talones mientras la cámara se acerca hacia cada uno de los escenarios de la selva y el desierto. Es difícil imaginar que todo esto se haya creado en un estudio y que casi nada de eso sea real. Sería un gran momento para cuestionar cómo lo hicieron, excepto que lo hicieron tan bien que no queremos la explicación. Y esa es la buena noticia. 


La mala noticia es que, después de haber entrado en el reino fotorrealista, el estado de ánimo del Rey León también ha cambiado. De repente, esa icónica escena de apertura, con todos los animales reunidos para inclinarse ante el recién nacido cachorro Simba, sostenido como una especie de cetro de poder absoluto, no se siente triunfante o conmovedor, como lo hizo en su fantástico entorno animado. Pero, por supuesto, los cineastas lo reconocen. Así que ahora, cuando el viejo rey Mufasa lle muestra al joven Simba el alcance de su dominio, ahora tenemos un diálogo adicional sobre cómo no es realmente el suyo: "No le pertenece a nadie, pero será tuyo para protegerlo". 

Pero, en general, este nuevo Rey León se asemeja bastante al Rey León animado, a veces incluso replicando las mismas tomas y parámetros de edición que el original, haciendo una recreación de escena por escena, pero utilizando imágenes de animales de la vida real. No ayuda que los personajes en algunos casos hayan sido representados con tal realismo que hayan perdido toda expresión humana en sus rostros. A menos que no se siga el sentimiento en las voces de sus actores, es difícil seguir las reacciones y expresiones de los animales, que en escenas emblemáticas, como la muerte de Mufasa, no demuestran la tristeza y melancolía que amerita. Tal vez esa sea la idea: permanecer enraizados en la autenticidad zoológica sin querer dar sentimientos humanos. Pero todavía están hablando y cantando, solo que ahora sus caras son inexpresivas; es una extraña desconexión.

Eso crea una jerarquía desafortunada entre los actores, permitiendo que algunos brillen mientras que otros se desvíen. Como Scar, el tío intrigante y amargado que mata a Mufasa y reclama el trono para sí mismo, Chiwetel Ejiofor trae el tipo de energía aullante y gruñona que esperarías de un verdadero Shakespeare; se conecta a las furiosas pasiones de la historia. Cada vez que está "en pantalla", la película tiene un poder genuino.


Como el adulto Simba, Donald Glover se mantiene demasiado por encima de la refriega. Normalmente es un buen actor, pero aquí sentimos una distancia entre su personaje y su voz. Como Nala, Beyoncé sufre un destino similar. El león que habla puede parecer realista, pero cuando escuchamos su diálogo, todo lo que vemos es a Beyoncé en una cabina de grabación, leyendo líneas. Pero esto no ocurre con Seth Rogen y Billy Eichner, quienes son encantadores como el jabalí Pumba y el suricato Timón, robándose casi toda la magia de la película.

El nuevo remake de acción en vivo de Disney de Favreau, The Jungle Book, era una obra maestra. Cada vez que El Rey León se apega a ese enfoque, funciona de maravilla. Cuando Simba da su último paseo solitario para aceptar su destino real, su supuesto momento de triunfo, podemos sentir su vacilación. Del mismo modo, la actuación nocturna de Scar de "Be Prepared" hace un eco burlón de la escena de apertura del "Círculo de la Vida": en lugar de hacer que toda la sabana se doblegue ante su heredero a la luz de la mañana, Scar reúne su fantasmal reunión de carroñeros, mientras salta burlonamente y cantando, furioso, despectivo y orgulloso.

Mientras que números como "Be Prepared" y la interpretación de Timon y Pumba de "Hakuna Matata" conservan su encanto, las canciones también son desiguales en este nuevo Rey León . El dueto de Glover y Beyoncé de "Can You Feel the Love Tonight" es, como una pieza de audio, absolutamente glorioso, y sin embargo tiene poco impacto en la pantalla, porque ni Simba ni Nala han aparecido como personajes intrigantes. Las dos nuevas piezas que se han agregado también parecen estar fuera de lugar, pero eso podría deberse a que las viejas canciones son muy familiares en este momento. 

The Lion King es un recordatorio conmovedor de lo que se puede lograr con todo el talento y dinero en el mundo, así como una historia de advertencia de lo que puede suceder cuando no hay una visión para unirlo todo. Sin embargo, no deja de ser impresionante y hermosamente concebida en cada una de sus escenas.



The Lion King
Título en español: El Rey León

Ficha técnica
Dirección: Jon Favreau
Producción: Jon Favreau, Jeffrey Silver, Karen Gilchrist
Guion: Jeff Nathanson
Basada en El rey león de Rob Minkoff y Roger Allers
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Caleb Deschanel
Montaje: Mark Livolsi
Reparto: Donald Glover, James Earl Jones, John Oliver, Seth Rogen, Billy Eichner, JD McCrary, Beyoncé, John Kani, Eric André, Keegan-Michael Key, Florence Kasumba, Amy Sedaris, Chiwetel Ejiofor, Shahadi Wright Joseph, Jean Reno, Bilal Hassani

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