miércoles, 24 de mayo de 2023

Crítica Cinéfila: Pies en la arena

Una dominicana y un cubano, ambos inmigrantes ilegales, intentan rehacer sus vidas en Puerto Rico.



Desde el inicio de la historia dominicana como país soberano e independiente, la sociedad dominicana ha inmigrado. Y Puerto Rico, a pesar de ser una isla con tantas o más dificultades que nuestro país, se mantiene como uno de los principales destinos de inmigración para el dominicano. Pero las razones ya no se limitan a la búsqueda del sueño americano o de una mejor economía. Ahora, "Pies en la arena" trae otras visiones a nuestra ideología, donde los caminos de dos inmigrantes ilegales se cruzan en un momento crítico para ambos.

Toña es una mujer dominicana que escapa de su país y de una relación de maltrato. Al llegar a Puerto Rico indocumentada, inicia una nueva vida, encaminándose a un inicio de "borrón y cuenta nueva". Un día decide salir a celebrar su aproximidad a la tarjeta verde y allí conoce a Gregorio, un médico cubano exiliado que se queda atrapado en Puerto Rico sin opciones legales para regular su status migratorio. Un accidente provocará una relación de la que ambos dependen mutuamente para salir adelante.

Cada inmigrante tiene su propia versión de salida de su país, pero "Pies en la arena" toca una muy cercana a la modernidad. Se aleja de los estereotipos de críticas negativas hacia los países de orígenes de inmigrantes, incluso reiterando que los países a los que se llegan también tienen sus fallas. Un momento muy irónico en la trama de los dos personajes ocurre justo en medio del conflicto cuando ambos visitan una casa de playa y la luz se va; ambos sacan en cara que así son sus países solo recordándose mutuamente que los problemas supuestamente particulares de cada país tercermundista tiene una gran probabilidad de ser un común denominador entre todos. A pesar de algunos huecos narrativos muy convenientes para la historia, el guión de Xenia Rivery se enfoca en las grandes dificultades de ser inmigrante, y va dejando huellas de las razones que motivaron a nuestros protagonistas a abandonar sus países, explotándolas en el momento exacto donde ambos estaban listos para sacarlo a la luz.

Sin embargo, más allá de la trama con una temática presente, las actuaciones y la química de Judith Rodríguez y Eduardo Martínez como Toña y Gregorio son el gran punto a favor de esta historia, que la empujan con un sufrimiento necesario que casi protege y justifica sus decisiones a lo largo de esta corta pero puntual película. Judith nunca decepciona en sus representaciones, siempre personalizándolas de acuerdo a la carga dramática que lleva su Toña, pero su acompañamiento con el Gregorio de Eduardo hace un balance perfecto de dos situaciones diferentes pero que se conectan con sentimientos muy específicos.

Otra riqueza para la historia fue su escenografía. Las calles de Puerto Rico facilmente se confunden con las de Santo Domingo por barrios claves, con sus cableados enredados, paredes con restros de humedad por el clima y el formato de organización de sus calles. Esto es un aspecto que, más allá de dar un establecimiento de dónde ocurre, también se mantiene junto al mensaje de su historia sobre el gran parecido existente tropical entre los países del Caribe, desde en su idiosincrasia como en su estructura. Asimismo, los decorados del apartamento de Toña mantienen esa esencia dominicana, recordando que, sea aquí o en cualquier parte del mundo, uno siempre tendrá ese detallito que le recordará la media isla.

El sonido de los coquís entonándose con la música salsera que resuena en el fondo de las calles boricuas de esta película hacen un eco de lamento con los caminos abandonados y los sueños tronchados de Toña y Gregorio, posiblemente ocultándonos más verdades dejadas atrás que no queremos saber. Por más apegado al sueño americano que uno esté, siempre habrán otras realidades por la cual uno decide irse, y a su vez se preservará el constante recuerdo de que uno siempre será inmigrante de los problemas, no de su cultura.
Pies en la arena

Ficha técnica

Dirección: Gustavo Ramos Perales
Producción: Edna Lerebours, Annabelle Mullen
Guión: Xenia Rivery
Música: Eduardo Reyes Napoles
Cinematografía: Willie Berrios
Montaje: Juanjo Cid
Reparto: Judith Rodríguez, Larissa Dones, Modesto Lacen, Eduardo Martínez, Nancy Millan

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