viernes, 10 de mayo de 2019

Crítica Cinéfila: Pokémon Detective Pikachu

Cuando el gran detective privado Harry Goodman desaparece misteriosamente; Tim, su hijo de 21 años, debe averiguar qué sucedió. En la investigación lo ayuda el antiguo compañero Pokémon de Harry, el Detective Pikachu: un super detective adorable y ocurrente que se asombra incluso a sí mismo.



Mi generación creció con una de mejores franquicias creadas: los pokémon, criaturas ficticias que, dependiendo de la especie o el tipo, pueden tener rasgos físicos parecidos a animales, plantas, rocas, fantasmas, o incluso humanos; poseen poderes fantásticos que pueden utilizar para atacar, defenderse o cumplir sus necesidades. Yo crecí siguiendo la serie, viendo la película animada, jugando el videojuego y coleccionando las cartas de ataque, una completa geek. Por eso, cuando anunciaron Detective Pikachu, mi reacción fue similar a cuando anunciaban un nuevo episodio de la serie: me emocioné con mucha honestidad. Pero mi emoción segó los indicios de que la película no sería tan maravillosa.

Detective Pikachu inicia con un accidente. Alguien ha sido atacado por Mewtwo, uno de los pokémones más poderosos, y el único creado por manipulación genética. La historia transiciona a enfocarse en Tim, un joven que nunca ha podido conectar con pokémones, a pesar de que cuando era niño soñaba con ser parte de los campeonatos. Pero la llamada sobre la muerte de su padre hace que Tim vaya a Ryme City, una metrópolis poblada entre los lazos de humanos y Pokémon por igual. Allí conoce a Pikachu, quién alguna vez perteneció a su padre, Harry Goodman, y puede comunicarse con Tim, a pesar de que los demás no entienden lo que dice el Pokemon. Pikachu insiste que Harry sigue vivo y deben encontrarlo. Pero para esto, deberán convertirse en detectives y rastrear los últimos pasos de Goodman antes de que fuese atacado.


Uno de los aspectos más interesantes de la franquicia de Pokemon es que educan a la audiencia sobre la conexión que existe entre un humano y un pokemon, quienes se pueden comunicar de manera particular mientras que los demás no entienden lo que estos dicen. En Detective Pikachu, la audiencia es testigo de cómo es posible esta comunicación. La forma en que Pikachu y Tim se comunican parecería como si dos humanos estuviesen hablando; sin embargo, queda la interrogante de que este pokemon ya está asociado a una persona por lo que resulta extraño que pueda entenderse con Tim (ya después se revela por qué Tim lo podía entender). 

Pero no es solo la comunicación entre Tim y Pikachu lo que ayuda a que su línea de la historia funcione; en realidad, la honesta química entre los personajes es lo que logra un mejor entendimiento de su relación y los diferentes obstáculos que pasarán entre ellos. Esto no ocurre con el resto de los personajes, quienes entre relaciones forzadas o vacías, parecen no aportar mucho a la historia. Si elimináramos al resto de los humanos, y solo dejáramos a los pokemon, Tim y Pikachu hubiesen resuelto el caso perfectamente. Del mismo modo, los personajes secundarios se sienten sobreactuados, con exageraciones inesperadas por querer demostrar la personalidad de cada uno.

La culpa la tiene el guión, que se enfocó en la desaparición de Harry, y se olvidó de las subtramas. Tim no habla de por qué no se convirtió en entrenador pokémon o por qué nunca trató de conectar con uno; Lucy nunca explica cómo comenzó su propia investigación; ya se sabía quien era el antagonista, a pesar de sus muchos intentos de enfocarse en otra persona. Y así mismo, algunas secuencias se sentían apresuradas de manera innecesaria, los chistes no funcionaban, y las resoluciones son poco creíbles, y no le dan tiempo a la audiencia a digerir lo que acaba de pasar en el climax.


Pero hay un aspecto que verdaderamente no ayudó a la película: los efectos CGI. Aunque los pokémon se veían increíbles cuando estaban en pantalla de manera individual, cuando iban en manadas y hasta en dúos, era muy claro el uso de efectos especiales. La computación no ayudaba para nada y a pesar de lo bien diseñados que se veían cada una de las criaturas, era muy claro que solo fue un efecto de postproducción. El único que se ve increíblemente real es Pikachu, de quién seguramente muchas personas se enamorarán durante toda la película. 

Entre las nuevas habilidades que le han dado a Mewtwo, las "drogas" para que los pokémones puedan activar sus poderes rápidamente y la increíble ciudad Ryme donde los pokémones y humanos coexisten, Detective Pikachu es una historia estrictamente dirigida para los fanáticos de la saga. Es muy específica con lo que cuenta, no dan explicaciones del origen de los pokémones ni se molestan en explicar la diferencia entre uno y otro: lo dejan todo al entendimiento de la audiencia. La única gran sorpresa es Ryan Reynolds, quien aparece en la última escena para aclarar una de las principales dudas que genera la historia.

Detective Pikachu no es terrible, pero tampoco es una película aplaudible. Entretiene pero no tiene un valor narrativo como lo tenía la serie animada e incluso el video juego. Es simplemente otro elemento comercial para seguir expandiendo la franquicia.


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