viernes, 6 de diciembre de 2019

Crítica Cinéfila: The Irishman

Frank Sheeran fue un veterano de la Segunda Guerra Mundial, estafador y sicario que trabajó con algunas de las figuras más destacadas del siglo XX. 'El irlandés' es la crónica de uno de los grandes misterios sin resolver del país: la desaparición del legendario sindicalista Jimmy Hoffa. Un gran viaje por los turbios entresijos del crimen organizado; sus mecanismos internos, sus rivalidades y su conexión con la política.



La última película que vi de Martin Scorsese fue Silence, la cual a pesar de la longitud y algunos momentos de ausencia narrativa, fue solida e intensa; logra su cometido, y ese mérito no se le puede quitar a Scorsese. Es de esos cineastas que cuando hace una película, la masa lo alaba y lo pone en un pedestal, casi llamándole "el intocable".

Ya catalogada como una de las mejores películas del 2019, The Irishman es el 25vo filme de Martin Scorsese, hacia una zona de New York que ya el mismo director ha trasladado, pero desde los ojos del famoso Frank Sheeran. Basado en el libro "I Heard You Paint Houses", y después de 12 años de desarrollo, Martin Scorsese y Robert De Niro finalmente sacan a la luz este drama criminal sobre un sindicalista de los Estados Unidos, acusado de haber tenido enlaces con la familia Bufalino e involucrado en la desaparición de Jimmy Hoffa.

The Irishman se abre a principios de la década de 2000, cuando un anciano Frank comienza a contar, desde la silla de ruedas de su hogar de ancianos, la verdad tal como sucedió en todo lo que estuvo involucrado. Retrocede a mediados de la década de 1950, cuando, como conductor de un camión de reparto, conoce a un tipo que dará forma al curso de su vida: Russell Bufalino (Pesci), el jefe de un noreste, y de la familia del crimen de Pensilvania, una que es pequeña pero poderosa, con su arrugada frente y perpetuo ceño fruncido. Russell finalmente toma a Frank bajo su protección, encontrando trabajo para él que generalmente consiste en eliminar a problemas. Sheeran acepta estos trabajos con ecuanimidad: en un momento, observa una selección de armas de fuego colocadas en una cama y explica en voz alta qué tipos son mejores para cada trabajo. Para él, las armas son herramientas desechables, y después de que una ha cumplido su propósito, se arroja por el río, donde se deposita en el fondo como una bota vieja inútil, a menudo uniéndose a cientos de otras como esta.


En el curso de su trabajo, Frank se encuentra con docenas de personas coloridas y corruptas, y Scorsese y el guionista Steven Zaillian (junto con sus otros socios en el crimen, el cinematógrafo Rodrigo Prieto y la editora Thelma Schoonmaker) se deleitan en presentarlos, a menudo explicando, con subtítulos de estilo de tarjeta de memoria flash, cómo llegarán finalmente a su desaparición, debido a que estos tipos se basan en figuras delictivas de la vida real, la mayoría de ellos terminan siendo baleados en la cabeza, víctimas de golpes contundentes de la mafia. Harvey Keitel aparece en un pequeño papel como Angelo Bruno, el jefe de una familia criminal de Filadelfia quien a menudo se junta con Russell, aunque con su encanto áspero y susurrante, es mucho más atractivo. Y eventualmente, Frank se encontrará con Hoffa (Pacino), por turnos gárrulo e inescrutable, un líder de hombres que no siempre camina por el camino recto y estrecho.

Sheeran se convierte en el guardaespaldas no oficial de Hoffa y amigo cercano. Y aunque Hoffa deja en claro, en repetidas ocasiones, que no le gusta ni confía en nadie de la mafia, son un engranaje necesario del negocio en el que se encuentra. En un momento, justo después de haber cumplido una condena de prisión de cinco años por fraude, convoca a una reunión en un restaurante de Miami con el nuevo líder de New Jersey Teamster y el mafioso Anthony Provenzano (Stephen Graham). Provenzano enoja a Hoffa al llegar tarde más tarde, a partir de ahí desencadenando una serie de desafiantes escenas que guiarían hasta el supuesto final de Hoffa.

The Irishman está tan lleno de detalles y cambia con tanta gracia a través de un total de 5 decadas en la vida de Sheeran que es difícil descifrar una trama claramente definida. Aun así, la película está bellamente construida: sigues voluntariamente donde quiera que vaya. Los efectos especiales no son un factor decisivo en la historia, y al final probablemente se suman al ambiente mitológico de la película: la veracidad de la verdadera confesión de Sheeran importa menos que el hecho de que la versión de De Niro de Sheeran absolutamente, sin duda, apretó el gatillo. De Niro ofrece su mejor desempeño en años, sin asaltos ni fruncir el ceño: su Frank es un hombre de acción que está tan ocupado haciendo cosas malas que apenas tiene tiempo para pensar. Los últimos 30 minutos de la película muestran lo que sucede cuando lo hace, e incluso entonces, cualquier cálculo que haga está sucediendo detrás de sus ojos.


Pesci también es excelente, particularmente en un hilo que involucra a una de las hijas de Frank, Peggy (interpretada como una niña por Lucy Gallina y como una adulta por Anna Paquin, ambas son excelentes). Sin hijos propios, Russell anhela ganarse su afecto, pero cuando lo mira, su rostro no registra nada más que desconfianza y repulsión. Russell de Pesci muestra destellos de vulnerabilidad, antes de volver a su estado normal de intimidación. Su vida no tiene sentido a menos que tenga el control.

Juntos, Pesci y De Niro aparecieron, por supuesto, en otra película de la mafia de Scorsese, la Goodfellas de 1990 (una de mis películas favoritas de todos los tiempos), y esta película tiene algunas pequeñas similitudes con esa: en algunos lugares tiene la misma alegría desenfrenada, pero sin tanta arrogancia machista. The Irishmann es, entre otras cosas, una película sobre traición, arrepentimiento y pérdida, y se está moviendo de una manera que Goodfellas no pudo. Un viejo no podría haber hecho esa película, así como una más joven no podría haber hecho esta.

Y en ese espíritu, es seguro decir que un Pacino más joven no necesariamente habría sido un Hoffa mejor que el digitalmente envejecido. Él es fabuloso aquí, golpeando el punto dulce entre genial y desquisiado. (Ahora que lo pienso, eso siempre es Pacino en su mejor momento). Como Hoffa, se pavonea y farfulla e irradia un calor inesperado.


Mi mayor conflicto con esta película está una vez más en un lugar que los grandes fanáticos del cineasta quieren ignorar: la longitud de esta historia. Al estar basado en un libro y abarcar una cantidad extensiva de los años de Sheeran, tres horas y 35 minutos sonará como un tiempo ideal, pero esto lo es solo para géneros específicos y una audiencia que verdaderamente le gusta ver películas tan extensas, como lo eran los amantes del gangster y el noir. Sin embargo, la generación de ahora se desespera cuando le avisan que serán más de dos horas, al punto que solo cuestiona cuál es la necesidad para algo tan largo, algo que me ha pasado a mí.

Y además de este factor estructural, también está ese otro elemento en que uno solo se pregunta cuál es el verdadero objetivo de la película, porque aunque sea un biopic, siempre tiene una meta específica: aquí la historia se comporta como una serie de sucesos continuos que solo tienen en común al personaje principal y unos cuantos antagonistas, pero más enfocado en todas las desgracias de su vida y como esto le afectó su vida personal, sobretodo con sus hijas. Pero esa lección llega tarde, y cuando lo hace ya se ha invertido demasiado tiempo en la historia para realmente entender que se trata de eso. Y mientras la historia avanza, continúa deshilándose hacia pequeñas tramas, olvidando algunos personajes que parecían importantes al principio y enfocándose en otros que ya se saben sus finales y aún así los siguen, queriendo darles importancia.

A pesar de este inconveniente narrativo, es la película que muchos querían ver de Scorsese. Hace bien en regresar con sus escenas comparativas del "antes y después", con algunos de sus clásicos movimientos de cámara, estilo musical e indicación actoral a pesar de tratarse de veteranos del cine. Es una visión del mundo criminal que hace eco en algunas de sus películas anteriores sobre mafiosos, pero explorando a su vez nuevos rincones de la aristocracia italoamericana. Sin dejar a un lado la sangre y la cantidad de pistolas recicladas, es solida e inteligente en la manera que desarrolla algunos temas inusualmente profundos para los mafiosos. Parecería una versión envejecida de Goodfellas, pero definitivamente el director no ha envejecido junto a esta.



The Irishman

Ficha técnica

Dirección: Martin Scorsese
Producción: Martin Scorsese, Robert De Niro, Jane Rosenthal, Gastón Pavlovich, Emma Tillinger Koskoff
Guion: Steven Zaillian
Basada en I Heard You Paint Houses, de Charles Brandt
Música: Robbie Robertson
Fotografía: Rodrigo Prieto
Montaje: Thelma Schoonmaker
Protagonistas: Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci

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