4 episodios. Investigadores y testigos recuerdan los asesinatos del destripador de Yorkshire, que proyectó una oscura sombra en el norte de Inglaterra a finales de los años setenta.
Netflix se está haciendo famoso por muchas razones: las suscripciones masivas, comedias románticas con el mismo final y los reboots de nuestros shows favoritos de infancia. Pero quitando todo esto, todo fanático de series sobre asesinos seriales (como yo) sabrá siempre que podrá encontrar que ver en esta plataforma. Desde Mindhunters, I am the Killer y Don’t F**k with Cats, Netflix tiene una gran variedad para nuestros gustos quebrantados hacia una sociedad perjudicada por una persona en un tiempo específico. Allí es donde entra The Ripper.
Este docuserie trata sobre el Yorkshire Ripper, un misterioso asesino serial que aterrorizó distintas ciudades de Inglaterra por cinco años hasta que finalmente fue apresado. Todo inició en 1975 cuando el cuerpo de la supuesta prostituta Wilma McCann aparece a unas pocas cuadras de su casa donde la esperaban sus cuatro hijos. Su cuerpo apareció con fracturas de martillo y apuñalada varias veces en el area del pecho, abdomen y cuello. La especificidad del ataque es importante para los subsiguientes años cuando demás mujeres, aparentemente prostitutas o en libertinaje, continuaron siendo asesinadas bajo los mismos ataques. En un lapso de 5 años, el Yorkshire Ripper había matado públicamente 11 mujeres, apenas dejando rastros de sus neumáticos, enviando cartas y una grabación de audio a la Policía, y el gran misterio de por qué atacaba únicamente estas mujeres.
Entre 1975 y 1980, la serie de asesinatos y ataques a mujeres jóvenes aterrorizaron al norte de Inglaterra. Se pensó que los asesinatos se parecían a los de Jack el Destripador, el notorio caso sin resolver de 1888 del East End de Londres, y por eso la policía y los periódicos comenzaron a usar el nombre de el "Destripador de Yorkshire" para referirse al asesino en serie. Como muestra (o más bien implica) la serie documental, el uso de este apodo, sin embargo, hizo más daño a la investigación que ayudó a encontrar al perpetrador.
Dirigida por Jesse Vile y Ellena Wood, The Ripper inicialmente se llamó Érase una vez en Yorkshire. Las víctimas sobrevivientes y los familiares de las mujeres asesinadas por Peter Sutcliffe (como en realidad se llamaba el asesino serial) pudieron haber pensado que se centraría en las víctimas en lugar del asesino en serie. Sin embargo, es una historia más sobre decisiones de hombres. Es verdad que en esos cuatro episodios, The Ripper resume el caso de cinco años que afectó de manera traumática distintas comunidades inglesas: desde las familias de las víctimas (algunas de ellas ni siquiera relacionadas a esa vida de calle) hasta toda la sociedad femenina, obligada a tener toques de quedas o simplemente prohibidas de su libertad de salir en la noche a donde se les antojara por un hombre que las asechaba en las noches sin piedad.
Pero más que una vista a sus ataques y asesinatos, la serie le da un vistazo a los hombres detrás del caso y cómo tomaron decisiones que continuaron alargando la captura del villano principal, enfocándose en las autoridades que dieron la cara a los medios para las ruedas de prensa y supuestos jefes de investigación. En vez de sentar su vista en encontrarlo, victimizaron a las mujeres que podrían ser víctimas y tacharon a las que ya habían sido atacadas como prostitutas sin pruebas contundentes de que todas siguieran este oficio. No es hasta el último episodio cuando realmente se conoce el rostro detrás de los ataques y su motivo para cada asesinato. Está claro de que fue algo premeditado pero mientras esto se resolvía, todo lo anterior se convirtió en una crítica constante hacia el cuerpo policial y de investigación, y una mirada hacia la victimización de la mujer.
The Ripper se fundamente de imágenes de archivo, audios y publicaciones noticiosas, pero su verdadero fuerte son las entrevistas pasadas y a la fecha de personas que vivieron en carne viva ese caso: familiares de las víctimas y personas asociadas a la investigación, todo esto para conectar los puntos sueltos que el cuerpo policial no pudo lograr en cinco años que además de esto, visualiza cómo realmente existieron más víctimas de lo que públicamente se conocía y más ataques que no fueron incluidos porque no conectaban con el patrón original que las autoridades habían establecido. Entre las muchas entrevistas, una de las más interesantes se convierte en el diálogo con el padre del asesino Peter Sutcliffe, quien insiste una y otra vez cómo nunca podría haberse imaginado que todos esos asesinatos realmente eran responsabilidad de él. Pero el entretenimiento mayor no llega hasta el episodio final, cuando ya Sutcliffe ha sido atrapado pero la ironía les choca a los investigadores al percatarse que no solo habían visitado el trabajo de este señor sino que también lo habían conocido durante los meses de entrevistas a una larga lista de hombres.
La serie alterna entre entrevistas de archivo sobre los casos en los que el desprecio de las fuerzas del orden por las trabajadoras sexuales es evidente y entrevistas actuales con hombres como Whitehouse, cuyos comentarios todavía están teñidos de matices de burla. Mientras que los creadores de "El Destripador" querían que los espectadores salieran diciendo: "Vaya, eso es horrible, pero me alegro de que los tiempos hayan cambiado", no establecieron las opiniones dicotómicas que pretendían. No se cuestionan las formas en que la continua criminalización del trabajo sexual se mantiene. No es una gran sorpresa decir que las cosas no han cambiado.
The Ripper muestra metódicamente las formas en que la misoginia influyó en la respuesta a los asesinatos. Definitivamente, la serie no es una de un montón. Se distingue por su montaje tan preciso y rítmico (responsabilidad de Gideon Gold) que utiliza una y otra vez las grabaciones de las noticias anunciando los nombres de las víctimas como elemento dramático para insertarlo en la mente de su audiencia, pero su verdadero fuerte siempre será la narrativa, que si se parece o no a las distintas docuseries de asesinos seriales no importará pues el paso más difícil ya lo ha hecho y ha sido generar ese sentimiento de terror y desesperación que la población sintió desde una mañana de 1975 en Yorkshire.
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